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Channel: MEMORIAS DE GETXO
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EL SEGUNDO CABLE SUBMARINO

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El primer cable submarino de fabricación inglesa fue instalado el 17 de Octubre de 1851. Iba de Douvres a Calais. En nuestro Pueblo, ya hace 140 años que el “Cable Submarino” unió Getxo y Bilbao con Londres. Fue el primero, según relataba en mi entrada del 19 de octubre del 2012, “El Cable”, y dio sus primeros pasos en 1875 con su inauguración. Pero hace 90 años, se inauguraba el segundo “Cable Submarino” entre Getxo y Londres. Acto no exento de celebraciones alrededor de una buena mesa, de la que participaron personalidades de la provincia, entre ellas el Alcalde de Getxo, D. Luis Urresti.


Dicho cable, que unió nuestro municipio y Londres, enlazaba en el Reino Unido las ciudades de Bristol, Newcastle, Edinburgo y Glasgow. De la segunda partía hacia Suecia, Dinamarca y Noruega; desde Londres lo hacía para Francia, Belgica, Paises Bajos y Alemania. La longitud del nuevo cable era de unas 460 millas, aproximadamente igual al primero, que ya está funcionando. Iba tendido por el fondo del mar, siguiendo las sinuosidades del lecho marino. En algunos lugares la profundidad del cable era de 2.500 brazas. No fue el más grande, ni el que alcanzó mayor profundidad, ya que el tendido a través del Océano Pacífico, que unió el viejo con el nuevo mundo, tenía una longitud de 8.000 millas; ese cable encontró profundidades abisales que alcanzaban los 5 y 6.000 metros, verdaderos abismos.


No fue un trabajo fácil, a pesar del escaso tiempo empleado en su tendido, al ser su longitud demasiado grande, y tener que realizar diversos empalmes. Para ello tuvieron que señalar los extremo del cable desplegado por medio de una boya. Los trabajos habían comenzado el día 3 de septiembre, quedó tendido en dos días por el vapor inglés “Colonia” de la Compañía “Telegraph Constructión and Maintenance”. Este barco trajo el cable hasta treinta millas de la costa acercando el resto del estrinque hasta Getxo, un remolcador de la Casa Sota. El sistema utilizado fue el denominado “Creed”, creado por Frederick Creed de Nueva Scotia, que más tarde la compañía Creed Automatic Printing System, inventara y patentara para todo el mundo bajo el popular nombre de Teletipo. Tenía uniones con todas las partes del mundo. Los despachos que emitían se transmitían automáticamente. El funcionamiento del cable era doble, permitía expedir dos despachos en un sentido y otros dos en sentido contrario. La estación emisora en Bizkaia, Bilbao, contaba con cuarenta empleados.

CUADRO DE CABLES
(REGALO DE LA COMPAÑÍA A EVARISTO CHURRUCA)

Como decía al principio el superintendente del cable submarino Mr. Henwood, el día 6 de septiembre de 1925, organizo un acto inaugural, que tuvo lugar en el Club Marítimo del Abra (Areeta-Las Arenas) a las nueve de la noche. Acto al que asistieron diversas personalidades bilbaínas, del municipio, así como delegados del servicio del cable en Londres, Madrid y Barcelona. En total participaron 47 personas.


La presidencia del banquete la ocupó Mr. Morgan, secretario de la Sociedad “Direct Spanish Telegraph” en Londres, que teñía su derecha al gobernador civil de Bizkaia y a su izquierda al Alcalde de Getxo D. Luis Urresti y al secretario de la Comandancia de Marina. En otras mesas tomaron asiento el superintendente del Cable D. Juan H. Hewood, el presidente del Club Marítimo D. Rogelio Renovales, el representante de la Cámara de Comercio, el director de los ferrocarriles de Bilbao a Santander Sr. Churruca y el jefe de telégrafos Sr. Guarás. A los postres, tras los consabidos halagos mutuos y después de descorcharse el champan, mientras las luces del comedor cambiaban de colores, haciendo una combinación de tonos rojo, verde y grosella. 


El director de la compañía en Madrid Sr. Sabater, realizó un pequeño historial de dicha empresa explicando que: “...la Compañía llevaba 53 años de existencia y que actualmente se realizaba un despacho a razón de 240 palabras por minuto..., que se habían gastado 3.500.000 de pesetas en el tendido y fabricación del cable..., la Compañía tenía tendido por el mundo 1.500.000 millas de cable...” Citó como novedoso que: “...en la carrera, celebrada poco antes, del Derby, se habían transmitido despachos en 16 segundos a la India y El Cairo y en 30 segundos a Norteamérica...” El acto fue amenizado por un sexteto del Club Marítimo, dirigido por el director D. Luciano Romallí. A los postres debían estar muy contentos, pues le cantaron el “For he's a jolly good fellow” (es un muchacho excelente), a un personaje tan serio como el Gobernador Civil, y siguieron animándose, ya que entonaron el himno inglés y otras canciones de la época.

Hasta aquí un pequeño relato sobre el segundo cable submarino que unió Bilbao-Getxo con Londres en 1925.



EL FRONTÓN DE EGUIDAZU

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El frontón de Eguidazu. Areeta-Las Arenas ha tenido frontones y afición a la pelota. De uno de ellos ya hablé en mi entrada del 10 de mayo del 2012 “El frontón de la calle Mayor de Las Arenas”. Otro menos conocido, que nació en 1922 y desapareció en 1937, es el de la calle Gobela.

El día 15 de octubre de 1922 D. Domingo de Eguidazu se dirigía al consistorio solicitando: “...poder construir una vivienda con frontón en la parte zaguera de ésta...” en su propiedad de la calle Gobela. La autorización llegaba el 31 de octubre de aquel año. Esta edificación estaba situada, como se decía en el escrito: “...en la Calle Gobela, próximo a los kilómetros 14 y 15 del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas...” Actualmente podríamos situarlo a la altura de los números 29 y 31 de dicha calle.

La edificación, una vivienda de planta baja y tres pisos de dos manos por cada piso, disponía en su planta baja de dos salones, en uno de ellos seguramente estuvo el “Cine Popular”, del que hablaba el párroco de Las Arenas D. Félix Acha en su libro “Recuerdos de Las Arenas” (pagina 283). Por un lateral de dichos locales se accedía mediante una escalera a las gradas, situadas frente a la cancha del frontón, que abarcaba toda la longitud de la vivienda. Disponía de un acceso por la parte central de los salones mediante otra escalera, situada en el primer rellano, a otra de las gradas. Esta era longitudinal a la cancha y ocupaba todo el espacio de ambos salones. Disponía de una cubierta a dos aguas que cubría el frontón. Su frontis lateral daba a las vías del ferrocarril, lo que estuvo a punto de impedir su realización.


El 28 de febrero de 1923 el consistorio getxotarra enviaba una comunicación a Eguidazu en la que le decía: “...el emplazamiento de la pared del frontón, próxima a la curva que existe en la vía, antes de la estación de Las Arenas, por su mucha altura, acortara la visibilidad de los trenes de Bilbao en su entrada a la estación...” Lo que consideraban : “...una circunstancia importantísima que puede afectar a la seguridad teniendo en cuenta el intenso servicio de trenes y viajeros de dicha estación...” Domingo de Eguidazu solicitaba al Ayuntamiento que se tramitara aquel permiso ante la Jefatura de la División Técnica y Administrativa de los Ferrocarriles para que dictaminara si su solicitud podía suponer algún peligro.

El 9 de abril de 1923 la 1ª División de la Inspección Técnica de la Jefatura de los ferrocarriles daba el visto bueno para la ejecución del frontón siempre que la pared lateral del mismo distase 1,20 metros del la vía del ferrocarril. El permiso de habitabilidad llegaba el 20 de julio de 1923. El 21 de septiembre de 1923, el consistorio getxotarra, autorizaba la apertura del frontón. Algunos de los pelotaris juveniles que citaba el diario deportivo “Excelsius”, como Arregui y Lopez de las escuelas publicas de Las Arenas, que vencieron a Martin y Blanco de Barakaldo en el Frotón del Club Deportivo de Bilbao en los Campeonatos Infantiles de Bizkaia de 1923, entrenaron en aquel frontón, aunque eso de momento es algo que no he podido comprobar.


Durante el golpe de estado de 1936-1937 la zona que ocupaba el frontón fue bombardeada (ver fotografía superior), resultando gravemente dañado, por lo que finalmente hubo que derribar la instalación deportiva.


Los datos de la construcción de ese frontón aparecen recogidos en el expediente Código 2.5.3.5, Signatura 2333004, del Archivo Municipal de Getxo.

EL CUENTO DEL MES DE JULIO DE J.J. RAPHA

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SUENA EL TELÉFONO


Otra vez ha sonado el teléfono de J.J. Rapha Bilbao por la noche de rondón, nos llega con un nuevo cuento. Esta llamada trae agradables noticias. Se trata del cuento de todos los meses, el de julio. En él, con el gracejo sarcástico de sus cuentos, nos narra la batalla doméstica que en el campo de una veterana cama, un bien avenido y decano matrimonio, siente el inmisericorde sonido del teléfono a horas intempestivas de la noche. Mientras él, cabila aún dormido, sobre la metamorfosis del maravilloso petirrojo que fue su esposa en un buitre de afiladas uñas de sílex.





LAS PAELLAS DE AIXERROTA HASTA 1970

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El Concurso de Paellas de Getxo, tanto cuando se hacían en Azkorri como más tarde en Aixerrota, es la fiestas más concurrida de Uribe Kosta. Pocas fiestas atraen a tanto publico, en torno a un concurso gastronómico.

Desde las primeras, que se celebraron en julio de 1956, el número de asistentes fue in crescendo. Las de 1962atrajeron a las campas de Azkorri a 150 sukaldaris y cerca de 7.000 visitantes; año tras año iban incrementando el numero de adeptos al guiso de la paella. En 1963acudían 200 sukaldaris y 5.000 visitantes; en las de 1964, a pesar de que la prensa local no daba cifras, hablaba de: “...Un ejercito de paellas tomó las landas de Azkorri, con una concentración masiva de miles de personas...” Las de 1965ya hablaban de 239 paellas presentadas y una impresionante cifra de kilos de mecanotubo, 16 toneladas. 


En 1966seguíamos en las landas de Azkorri, esta vez con 300 paellas presentadas y más de 15.000 asistentes. En ella, “Los 13 de Algorta”, con una bella representación de una construcción de pinos y sobre ella una enorme paellera en medio de un mar de llamas, simuladas mediante telas rojas brillantes resultaban ganadores del concurso de txosnas.En 1966se celebraba el XII concurso de paellas, el aparcamiento previsto para 2.000 coches se veía desbordado, resultando ganadores del concurso de txosnas “Algortako Scouts”.

Las de 1968llevaban a las landas de Azkorri a 318 cazuelas y una cifra de asistentes que rompía todas las marcas, se hablaba de entre 20 y 25.000 visitantes. En 1969la cifra seguía aumentando, participaban 390 sukaldaris, ya se hablaba de “Concurso Internacional de Paellas”, con asistencia de representantes de Finlandia, Noruega, Dinamarca, Estados Unidos, Austria, Alemania y Francia; se hablaba de 22 toneladas de tubos y 3.000 metros cuadrados de toldos, 51.000 litros de agua y 4.000 kilos de leña.


En 1970le tomaban el relevo las landas de Aixerrota, que habían sido cedidas por los hijos de D. Angel Mugica; el numero de paellas presentadas era de 380, y las txosnas pasaban de 310; en cuanto a la asistencia se valoraba que sobrepasaba las 20.000 personas a la hora del medio día; el primer premio de txosnas recayó en “Euskal Erri´ko Lagunak”. Dejaremos las siguientes para otro año.

Este año nuevamente, el trabajo incansable de los chicos y chicas de Itxas Argia, prepara las landas de Aixerrota para la llegada de una legión de cocineros/as, dispuestos a pasar un gran día entre olores de marisco, caldos de pollo, buen vino, kalimotxo, sol y color.

NOS VEMOS EN AIXERROTA !ONDO PASA!


LA HIGUERA DE LOS BASTARDOS

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Es increíble cómo una película, un rodaje, en un día (¿quizá elegido a posta?), era un 18 de julio, puede convulsionar a todo un pueblo. Era uno de esos días horrorosos, tanto por el recuerdo como por el calor sofocante que reinaba en Algorta, de esos que se suele decir “tan intenso, que descansaban hasta los monjes”.


Y de repente, como si fuera una vuelta al sobrecogedor pasado, las callejuelas del Puerto se vieron tomadas por uniformados golpistas, clérigos y señoritos de sombrero. Resultaba curioso ver desfilar entre un mar de curiosos, cámaras, actores y extras, (algunos del Puerto), la procesión franquista que avanzaba por las pequeñas callejas de Ribera y Portuzarra.


Ver a conocidos actores, !Qué divertido resultaba ver a un Ramón Barea vestido de Obispo!, a Areces, Losada, Pepa Oniorte y otros, entre ellos David Pinilla, hijo pequeño del autor de la novela que da nombre a film, mientras los equipos de rodaje y auxiliares, a las ordenes de Ana Murugarren trataban de preparar los escenarios, colocando carteles fascistas y tapando los pocos vestigios de modernidad de esas calles. Las ordenes de la directora, "!traedme esa bandera!, !silencio!, !se rueda, acción!", eran una continua repetición de planos, hasta el esperado "!Vale, ha salido bien!", que los actores y figurantes respondían con un !Ufff...!, y no era para menos, con aquel maldito calor.


Al mediodía, los técnicos de la producción se afanaban en preparar el escenario, colocando estratégicamente un viejo sidecar y camiones de época, carteles facciosos y un sin fin de banderolas golpistas en San Nikolas. La gente, sobre todo la mayor, al pasar, exclamaban con una mezcla de preocupación y asombro "!Ha pasado algo!". Es que las balconadas del antiguo Ayuntamiento, llenas de gallardetes fascistas sobrecogían a los mayores, quizá porque recordaban aquellos infaustos días del terror. Algunos maduritos, socarronamente, comentaban “!Ya se ha formado el nuevo gobierno!”



Los lugares elegidos para filmar la película fueron Larrañazubi, Puerto Viejo, San Nikolas y la Avenida Basagoiti, algunas tomas de interiores se rodaron en Algorta, una de ellas en Iturrieta, en la casa de los Aldecoa, junto a la plaza de San Nikolas. Y era esa mima plaza la elegida para rodar por la tarde.


Hacia las cuatro, en medio de un calor asfixiante que daba valor a esa dura profesión de los actores, en medio de una canícula que parecía alquilada al propio régimen, los actores vestidos de época, con unas ropas que tenían que parecerles autenticas saunas, repetían las escenas. Algunas, nos retrotraían a situaciones ya vividas: un pequeño acompañado de sus padre realizaba el saludo fascista a unos camisas azules, a la vez que un militar golpista exigía a una mujer que le enseñara lo que llevaba en el bolso. En el frontón, uno de aquellos tenebrosos “camaradas” jugaba a pelota a mano con el capellán castrense del batallón.


En el balcón del Ayuntamiento, cuatro mujeres nacionalistas y/o republicanas, aparecían con sus cabezas rapadas, símbolo de la humillación que las mujeres no fascistas sufrieron durante el franquismo. Desde el frontón, la directora y su ayudante iban dando las últimas órdenes a los agobiados actores, mientras algunos, desde las escasas sombras de la plaza, soportaban estoicos el calor.


El pueblo, en general, aparecía sorprendido. Pero a medida que transcurría el día algunos comenzaron a hacer comentarios jocosos, cuando no airadas frases sobre el “acontecimiento” del verano: la película de Ana Murugarren “La Higuera de los Bastardos”, basada en la novela de Ramiro Pinilla “La Higuera” que narra la historia de un falangista llamado Rogelio y un niño de nombre Gabino. El primero queda atrapado en la mirada con odio del niño, hijo y hermano de dos inocentes que el falangista sacó de su casa y los asesinó a sangre fría. Esta producción comenzó a gestarse a principios del pasado año, coincidiendo con el décimo aniversario de la presentación en el 2006 de la novela en las librerías. Según la directora del film, la película estará en las pantallas el próximo año, allá por el otoño.


La película, cuyo protagonista es el conocido actor de “Gatzaga” Karra Elejalde, está basada en la novela “La higuera” de Ramiro Pinilla, uno de los escritores más prolíficos de Getxo, quien desde su buhardilla de “Walden”, en el barrio de Uri, nos ha legado entre otras novelas “Las ciegas hormigas”, Premio Nadal y de la Crítica; “Seno”, Finalista del Premio Planeta. La trilogía “Verdes valles colinas rojas”, compuesta por “La tierra convulsa”, premio Euskadi de Literatura en Castellano, “Los cuerpos desnudos” “Las cenizas del hierro”, Premio de la Crítica y Premio Nacional de Literatura. “Cadáveres en la playa” y un sin fin de creaciones publicadas a lo largo de su vida y traducidas a más de veinte idiomas. “Verdes Valles...”, también recibió el “Premio Euskadi” de 2012.

LOS CORROS, LOS ACORDEONISTAS Y LAS FIESTAS DE SAN IGNACIO

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Una breve entrada para echar una mirada retrospectiva de otras fiestas de San Ignacio. Eran los corros, los acordeonistas y los pianos de manubrio, animados por músicos ciegos, las figuras inseparables en las fiestas en el Siglo XIX y principios del XX. Tanto, que desde la capital del reino un diario madrileño decía: “...también acude en masa a la plaza del pueblo cuando se trata de celebrar con fiestas, algaradas y bailes...! Se ve que para algunos creadores de opinión, las fiestas de localidades de tamaño inferior al del Madrid de los Borbones, no merecían más epíteto que “algarada”. También en julio de 1901, la banda de música municipal de Algorta, los corros de ciegos y los tamborileros animaban el ambiente festivo.

Y en las fiestas de San Ignacio de 1925 la música era la reina de las fiestas. En una fotografía de la época se podía ver una plaza de San Nikolas (Algorta), frondosa de arbolado, en la que sobre el quiosco de la música tocaba la banda municipal, mientras que de pie sobre un entarimado, un acordeonista animaba a los romeros. El tinglado o quiosco de la música, que así se llamaba, estaba cercano a “Iturrieta” la casa de Patxikin Aldecoa, heredad de la que próximamente hablare.


La plaza de San Nikolas aparecía repleta de parejas bailando, se veía a muchos curiosos dando vueltas a su alrededor, deambulaban, seguramente, buscando pareja para el próximo baile. Las cabezas varoniles, la mayor parte, iban cubiertas con txapelas, solo unos pocos sombreros podían adivinarse entre la multitud.

También este día festivo estuvo animado desde primeras horas de la mañana por el “II Circuito de Getxo”, prueba ciclista organizada por el “Arenas Club”, que fue ganada por el Sopuertakoarra Francisco Cepeda. Le seguían Remigio Loroño, de Erandio y Jacinto Suarez, de Somorrostro. A continuación y por orden de llegada iban los corredores del Arenas: Salvador Artaza, Antonio Arandia, Vidaurrazaga, Ricardo Iturriaga, Alberto Izarra, Antonio Narvaiza, Enrique Soler y Martin Ojinaga. El equipo del Arenas resultó vencedor por equipos de la prueba. La meta estaba situada en el alto de la cuesta de San Ignacio. En un circuito de siete vueltas, con un total de 56 Kilómetros, que hacía el recorrido por Neguri, Algorta, Getxo, Berango, Neguri, de 8 kilómetros. El calor reinante resultó agotador para los ciclistas. A la carrera se habían apuntado 33 corredores, aunque en meta aparecieron 29 ciclistas.




Aquel día 31 de julio de 1925, festividad de San Ignacio, empezaba la mañana con un pasacalles en el que intervinieron la Banda Municipal y los Tamborileros de Getxo. Contó con una prohibición gubernativa para la celebración de festejos en carreteras y otras vías de comunicación, puesto que imposibilitaban el paso de carruajes.



NO es NO

LAS FIESTAS DE LOS ÁNGELES EN ROMO

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Las fiestas de “Los Ángeles” en Romo no se celebraron, con dicho nombre, hasta después del año 1935. Ya que en 1934, por iniciativa de Dn Manuel Eskauriaza, párroco de Las Arenas, el cual solicitó la ayuda de las “Hijas de la Unión Apostólica”, se edificó como Casa-convento y Capilla denominada “Nuestra Señora de los Ángeles” inaugurándose en 1935. Este pequeño convento dio nombre a dicha festividad, que se celebra el día 2 de agosto.

En el barrio, muchas han sido las celebraciones que han creado el ambiente festivo, que años más tarde darían lugar a las afamadas fiestas de Romo. De ellas la primera mención escrita, que se conserva en el Archivo Municipal de Getxo, es la que realizó el 23 de Junio de 1927 D. Celestino de Elorza y Olave (Maestro Albañil) con domicilio en la Vega de Santa Eugenia Nº 1, para celebrar las fiesta de San Juan.


Muchas de ellas se realizaron en la entonces llamada “Vega de Santa Eufemia”, en torno a la campa de las antiguas Escuelas de Romo. Durante muchos años de la mano de la “Sociedad Gobela”.

Y aunque ya lo he tratado en otras ocasiones, deseo volver a uno de los actos, para mi preferido, durante los años 60, el “Concurso de Tortillas de Romo”, cuya primera edición fue en 1964. Estuvo organizado por la “Sociedad Gobela de Romo”. Para muchos de los que participábamos, en aquellos años, suponía una prolongación del ambiente festivo y reivindicativo de otras celebraciones ya existentes: Paellas de Azkorri y la Bacalada de Berango.


Traigo a colación nuevamente esta fiesta aprovechando unas fotografía, que gracias a una vecina del barrio, Isabel Bilbao, hoy puedo compartir con todos vosotros. Pertenecen a uno de esos años en los que las txonas y la ambientación respecto de las vestimentas, eran uno de los atractivos de las “Tortillas de Romo”, cuando se celebraban en el antiguo golf, detrás del campo de Gobela. En ellas, un grupo de “antiguos scouts”, representaron una nave vikinga, sus indumentarias también estuvieron a tono con dicha pantomima. Eran chicos y chicas del barrio, algunos de ellos de la Prolongación Amaya (Gobelaurre), otros, de las casas baratas y también de otros enclaves de Romo. Juventud que ataviada con pieles como vestimenta, txapines hechos con tela de saco de patatas por calzado, cascos potentemente coronados y hachas en ristre, dieron colorido y humor a aquel acto festivo.


Este año volverán a celebrase, dentro de un más amplio programa festivo, que seguro incluirá el momento álgido del “Txupinazo” con nuestro histórico “Txutxo” y su inconfundible grito de “Romo, Romo, Romo....”; la comida de jubilados, el tradicional Railly del poteo, los efluvios del concurso de putxeras en Ganeta y como no, el Concurso de Tortillas, en las landas del antiguo golf de Artatza.



!Ondo pasa!

VACACIONES 2016

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Ya han transcurrido la mayor parte de las fiestas del Pueblo: Neguri Langile, Paellas, Santa Ana, San Ignacio y van a empezar las de Romo. Todavía quedan días de alegría y bullicio. Faltan por llegar las del Puerto, Andra Mari y Las Mercedes. Y como no, las Aste Nagusia Bilbainas.

Así que ya ha llegado el momento de coger las vacaciones y desearos a todos que disfrutéis de las vuestras, si la coyuntura lo permite. Yo como todos los años elegiré Getxo para disfrutarlas.

Con esta entrada doy paso a unos días de relajo, para volver con más fuerzas en septiembre. Pero no me resisto a terminar las entradas que dan paso al verano sin animar a quienes visitan estas páginas, a que os deis una vuelta por Getxo, cualquiera de sus rincones, sus barrios, sus fiestas, merecen la pena, no os decepcionará, y seguro que repetiréis.

VOLVERÉ CON NUEVOS TEMAS A PARTIR DEL DIA 5 DE SEPTIEMBRE DEL 2016.

!ONDO PASA!


EL CUENTO DE AGOSTO DE J.J. RAPHA BILBAO

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POR DELANTE Y POR DETRÁS

Por delante y por detrás”: Es el cuento que J.J. Rapha Bilbao nos regala este mes de agosto, estupendo mes de estío para leerlo debajo de un árbol o en las tórridas arenas de la playa. Una pareja todavía virgen de broncas que se emociona contemplando los guiños que hace la luna de los enamorados es el ojo bueno del cuento. Don Claudio Forrado es un jovenzuelo de ochenta años con ojos de niño trasto que pasea con su perrita Azucena y con su vara de avellano que usa de traspié para derribar a los niños al suelo. Un entretenimiento gozoso para un viejo malo.


LAS TEMPORADAS DEL ARRIAGA Y LOS VERANOS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

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Los veranos e inviernos de principios del Siglo XX tenían varios elementos que marcaban las formas de diversión, algunos dependiendo de las clases social a las que se perteneciera. La afición a la ópera y zarzuela, por parte de las clases altas de Getxo, parece que fue notoria a principios del XX. Esos espacios líricos, no eran concebidos solamente para la representación de operas y obras dramáticas. En ellos se interpretaban otros géneros, comedias, sainetes, vodeviles, óperas y zarzuelas. Eran por otra parte, lugares para la exhibición del nivel económico de las familias, y lugar de citas y negocios.


Eran también otros los lugares elegidos por los amantes del genero lírico, algunos de ellos enclavados en Bilbao (Teatro Arriaga y Teatro Campos Elíseos). Escenarios en los que cantaron algunas figuras locales como el tenor algorteño Cándido Menchaca y el recordado Florencio Constantino. Teatros a los que acudían las mejores compañías del momento. Voy a referirme al situado en el Arenal bilbaino el “Teatro de la Villa”, que en 1.890 era conocido popularmente como “Teatro Arriaga”.

Este lugar de culto para los amante de la ópera, sufrió un incendio en la madrugada del 22 de diciembre de 1914, quedando totalmente arrasado. A pesar de la pérdida de parte de la documentación de sus representaciones ha llegado a mis manos, gracias a mi buen amigo Javier Muro, algunos de los trípticos de las representaciones que se celebraron durante los años 1904 al 1908.


Entre las empresas teatrales, que acudían al Arriaga, destacaban la Compañía Dramática formada por el matrimonio Maria Guerrero y Fernando Diaz de Mendoza, que abrieron la temporada de verano de 1904, el 14 de agosto, representando las obras “El Vergonzoso en Palacio” de Tirso de Molina y la Comedia “A Cadena Perpetua”, bajo arreglo de José María García, por la tarde; y en su función de noche presentó “La Desequilibrada” de José Echegaray. Los precios de las localidades aparecen en la fotografía superior. La prensa local decía: “...El público en plateas, palcos y butacas no era numeroso, pero sí distinguido...” Otros de los lugares de representaciones teatrales fueron el “Campos Eliseos” y el “Circo del Ensanche”.


Mientras, otros vecinos elegían para su asueto otras formas de diversión. El diario “El Nervión” de los días 11 al 14 de agosto de 1904 informaba que los vecinos de Getxo disfrutaban de sus fiestas en la plaza de San Ignacio de Algorta con aurrekularis e inocentes juegos como el que llamaban “Blanco y Negro”. Y en la Plaza de las Escuelas de Las Arenas, en los salones de las mismas, se inauguraba una sesión de cinematógrafo, artilugio propiedad de monsieur Amadee Brisac; entretanto en la misma plazuela, que el diario llamaba de “Las Mercedes”, una ambulante compañía cómico-lírica conseguía hacer pasar un buen rato a los vecinos del barrio.

En los trípticos que se editaban sobre las representaciones teatrales aparecía impreso ya desde la temporada de verano de 1905 el siguiente mensaje dirigido a un público especial: “...todas las noches quince minutos después de terminada la función del Teatro Arriaga saldrá un tren de viajeros de la estación de Las Arenas...” Ya desde 1907 la “Compañía Vizcaína de Electricidad” establecía un servicio de tranvias que realizaba el recorrido entre Santurce y Las Arenas. En las funciones de teatro se remarcaba que: “...La empresa, atendiendo a indicaciones de personas habitualmente concurrentes a la localidad de butacas, se permite rogar a las señoras que concurran a esa misma localidad se abstengan de llevar sombrero...”.


Por el contrario, en Algorta se celebraban con gran boato las fiestas de “San Nicolas”. Por la mañana, tuvo lugar en la Casa Consistorial el acto de distribución de premios a los niños de las Escuelas Públicas y alumnos de las de Artes y Oficios y Solfeo, con Exposición de sus labores. A las cuatro, se celebro una romería en el paseo de la Avanzada, quemándose en el Puerto, a las diez de la noche, una vistosa colección de fuegos artificiales elaborados por la pirotécnica de Juan de Anta. Como asunto novedoso la prensa local comentaba que: “...En el banquete con que el Club Marítimo del Abra obsequió ayer al monarca, figuró entre los diversos licores que se sirvieron, el cognac del Marqués de Barambio...”


Las representaciones se sucedían en diferentes fechas y escenarios. Durante los apretados días del estío veraniego de 1906 se aprovechaban las suaves temperaturas nocturnas a la orilla del mar para representar trozos de afamadas obras en el entonces incomparable establecimiento, que había venido a suceder al Balneario de los Aguirre, el Club Marítimo del Abra.

El 13 de agosto de 1906, por la noche, en el concierto que se ofrecía a los socios de forma diaria, al finalizar el mismo, el director del sexteto actuante, a petición del auditorio, ofreció una sesión de gramófono, con la participación de los músicos de dicha agrupación en la que ofrecieron trozos de las operas: “Pagliacci”, “Iris”, “Cavallería Rusticana” y la “Mattinata”.


La “Compañía Cómico-Dramática del Teatro de la Comedia de Madrid”, presentaba en septiembre de 1906, las obras “El Alcalde de Zalamea” de Pedro Calderón de la Barca, la “Loca de la Casa” de Benito Pérez Galdós y “Las Cigarras Hormigas”, juguete cómico en tres actos, también de este último autor.
Mientras, en Las Arenas, uno de los lugares de reunión de la aristocracia de Neguri, el “Club Marítimo del Abra”, iluminaba con bombillas eléctricas la terraza que miraba al mar, y la que daba a la carretera de Las Arenas a Algorta. También decoraban con luminarias a la veneciana los jardincillos colindantes con la carretera, siendo todos los faroles de color blanco. Parece que este color se debía a un acuerdo del presidente de la Diputación y alcaldes de Portugalete, Getxo y Santurtzi.


En 1908 la “Compañía de Ópera Italiana” de Raffaele Bracale-Lorenzo Molajoli, abría la temporada de invierno con la obra “Hänsel e Gretel” del maestro Humperdinck, obra que se estreno en 1901 en el Teatro Real de Madrid.
Ese mismo verano, en la playa de Las Arenas, los visitantes, ansiosos de refrescar su atribulado cuerpo, nadaban en medio de una gran resaca que estuvo a punto de acabar con la vida del pelotari Aguirre. Para llamar la atención de los bañistas, se habían colocado en las últimas estacas de la playa, clavadas en la arena, desde la cuales partían las “maromas”, especie de cuerdas que constituían un medio de seguridad para los aficionados al agua de mar. Se avisaba a los bañistas mediante unos cartelones en los que con grandes letras se podía leer: “...Es muy peligroso ir más allá...”. Lo cual daba cancha para que algunos amantes de la moral y el recato dijeran: “...Acostumbran algunos a bañarse marchando en botes en los que se desnudan y desde los cuales se arrojan al agua, volviendo después a ellos para vestirse..., el espectáculo resulta perfectamente incompatible con la cultura y con la decencia... Contrastan estas libertades con el laudable celo que se observa en la playa de Algorta para obligar a los bañistas que, aún llevando como llevan traje de baño, recorran cubiertos con capas o sabanas la distancia que media entre el agua y las casetas...” Es muy probable que fuera más fruto de la calenturienta imaginación de los moralistas, lo que se pudiera divisar a esas distancias, que lo que realmente percibieran desde la playa.


Volviendo a la lírica, fueron muchas la obras representadas entre esos años:

En 1905,en la temporada de verano se representaban “La Dama Boba” de Lope de Vega, “Un Cuento Inmoral” de Jacinto Benavente y “Locura de Amor” de Manuel Tamayo.

En 1906se representaron comedias como “Las Urracas” de Ignacio Iglesias, “Buena Gente” de Santiago Ruiseñol y los dramas “La Retreta” con arreglos de Julio Brouta y Jiménez Quirós y “D. Pedro Caruso” con arreglos de Joaquín Arimón.

En 1907se representaban: “Mefistofele” de Arrigo Botio, actuando en el papel de Fausto el tenor bilbaino Eguileor. Además de obras de Ricardo Wagner como “El Buque Fantasma”, “Lohengrin”, “Tristan é Isolda”, “El Oro del Rhin”, “La Walkiria” y “Parsifal”.

Algunos de nuestros vecinos también visitaron en aquellos días las barracas que se instalaban en el Campo Volantín de Bilbao con atracciones de época, quincallería, mercería y juguetería, cuyos precios oscilaban entre quince céntimos y peseta la pieza. O acudían a ver los espectáculos del Teatro de Guiñol, donde se exhibía una cabra-ciervo; el Cinematógrafo de Sanchís o el Palacio de la Magia, donde la atracción era una ingeniosa transmutación mental del “Niño Dios”. Así transcurrían aquellos tiempos entre la lírica y el mar.


LAS DISPUTAS DE LOS ARENALES

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Los terrenos de los arenales, siempre codiciados por los primeros promotores del ensanche de Las Arenas, fue fuente de disputas entre el Ayuntamiento y la Familia de D. Máximo Aguirre.

Una de esas disputas fue la acontecida el 30 de enero de 1867, aunque la misma venía precedida por la llamada Ley Madoz de 1855, que en sus artículos 1º y 3º decía:

Artículo 1º: Se declaran en estado de venta con arreglo a las prescripciones de la presente ley y sin perjuicio de las cargas y servidumbres a que legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes: al Estado; al clero; a las órdenes militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de Jerusalén; a las cofradías, obras pías y santuarios; al secuestro del ex Infante D. Carlos; a los propios y comunes de los pueblos; a la beneficencia; a la instrucción pública. Y cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por leyes anteriores [...].

Artículo 3º: Se procederá a la enajenación de todos y cada uno de los bienes mandados vender por esta ley, sacando a pública licitación las fincas o sus suertes a medida que lo reclamen los compradores, y no habiendo reclamación, según lo disponga el Gobierno; verificándose las ventas con la mayor división posible las fincas, siempre que no perjudique a su valor [...].



Obviamente esta Ley calificada como “Ley de Desamortización”, benefició a la alta burguesía del estado, capaz de adquirir títulos de deuda pública. En nada se benefició a las restantes clases, empobreciendo, aún más si cabe, a las clases más bajas.



La disputa venía estimulada por un escrito del Administrador de propiedades y derechos del Estado, que había sido cursada el 29 del mismo mes. El consistorio getxotarra quería ser pido por el Gobernador de la provincia, ya que la esposa e hijos de D. Maximo Aguirre, pretendían fueran sacados a remate (subasta) los terrenos de los Arenales, que abarcaban la practica totalidad de la zona baja entre Algorta y la ría del Nervión. Se decía sobre sus lindes: “...sitos en los arenales de este pueblo, que por el Norte son con el píe de la colina del monte de Algorta, por el sur con los arenales del Sr, Urquizu, y su prolongación hasta el mar y el Gobela...” Lo que conformaba un espacio similar a un trapecio irregular dividido en dos porciones desiguales por la carretera de Algorta.

A la comunicación de los intereses del estado (los Aguirre), el consistorio respondía que: “...todo el terreno de que se trata ha sido y es de común de vecinos de esta Anteiglesia, por hallarse en quieta y pacifica posesión no interrumpida, desde tan antiguo, que su origen se pierde en la oscuridad de los tiempos...” Añadía que dicho terreno, se refería a la porción más pequeña: “...no debía ser vendido, ya que a la posición de la carretera de Algorta, aún llegaban en tiempos tempestuosos y mareas altas, como ocurrió hace poco, las aguas del mar...” Aducían dicha carretera era utilizada para labores de salvamento de naufragios y otros servicios públicos. Respecto del otro, el más grande, no se oponían a su venta, siempre que la indemnización fuera de acuerdo con la Ley de desamortización y: “...para el servicio de la carretera se dejara un ancho igual al ocupado por la finca del Sr. Urquizu, hasta la colina de Algorta, y unos cincuenta pies al este contados desde la margen derecha del rio Govelas, para servicio de dicho cauce, dejando cerrados todos los arenales, siendo conveniente que en dicho terreno se deje en dirección Este u Oeste dos espacios abiertos que sirvan de camino para comunicarse con el rio Govelas y la expresada carretera de Algorta...”. Copia de aquel escrito fue remitida al Administrador de propiedades y derechos del Estado.

En junio de 1867 se volvía sobre dicho tema, lo hacía el primer teniente de Alcalde D. Domingo de Arteta, exponiendo que en el año 1865 se habían vendido varios trozos de terreno, en los arenales del Pueblo, conforme a lo dispuesto en la “Ley de Desamortización”. Al anunciarse su venta acudió el Ayuntamiento ante la autoridad competente provincial, explicando, al igual que lo indicando con anterioridad: “...que se trataba de terrenos comunes de los vecinos de esta Anteiglesia...” Presentado poderosas razones y documentación que acreditaba su posesión, de otra presentada también, en el año 1863, en el Juzgado de primera Instancia de Bilbao, con intervención y audiencia del Ministerio Fiscal de la Hacienda en representación del Estado, en los que se exponía: “...que todos estos terrenos arenosos enagenados, eran propios de esta Anteiglesia y no del Estado..., documentación que debe de obrar en expedientes y dependencias del Gobierno Civil de esta provincia..., sin que a la fecha, el Ayuntamiento haya participado en resolución alguna...” A pesar de lo cual la subasta de los terrenos ya se había celebrado, hecho sobre el que el propio Ayuntamiento había elevado una protesta, ante el Juez de Primera Instancia de Bilbao. Por los que proponía: “...que el Ayuntamiento se persone, donde haya lugar, a fin de que se declare el producto de la subasta, de los terrenos enagenados, se adjudiquen al municipio...” Todos los munícipes se mostraron conformes con la propuesta solicitando: “...que esos bienes del Estado, en los Arenales de esta Anteiglesia, se adjudiquen en la forma establecida en la Ley de Desamortización, al municipio...” Facultaban al vecino de Bilbao D. Francisco de Basterra para representarles en las gestiones. Acordaban así mismo que las cantidades que se obtuvieran por otros terrenos arenosos: “...se dedicaran a establecer y sostener un Colegio de Náutica en este Pueblo...” Firmaban aquel acuerdo D. Agustín de Basáñez, D. Domingo de Arteta, D. José Julián de Mandalúniz, D. Juan Manuel de Ugarte, D. Angel de Zavala, D. Juan Bautista Elortegui, D. Juan Antonio de Uriarte, D. Jose Ramón de Uriarte, D. Juan Francisco de Sarria y D. José Antonio Abarrategui. En el mes de febrero de 1868 se cobraban en la depositaría doce mil reales en virtud de la facultad concedida por la corporación.


Existieron otros bienes comunales, montes argomales de uso libre y gratuito para todos los vecinos, pequeños terrenos y plazuelas, tabernas públicas, mataderos y otros depósitos municipales, algunos de ellos correrían la misma suerte.

Obviamente del resultado de aquella pelea amañada, todos sabemos el resultado: los grandes propietarios se hicieron dueños de los terrenos que hasta entonces habían pertenecido a la colectividad (Ayuntamiento), a beneficio propio. No tardando en impulsar sus proyectos urbanos, entre los años 1864 y 1876, que dieron, más tarde, lugar a llegada de un importante grupo de la burguesía bilbaína, que se asentó en el entorno del Balneario de los Aguirre, Zugatzarte y Atxekolandeta, donde fijaron sus segundas residencias estivales. Provocando la urbanización de amplias zonas del municipio, entre ellas la de Areeta (Las Arenas, Santa Ana y Romo).


Algunos de los datos aportados en esta entrada están extraídos del Libro de Decretos de 1.866-1.868 (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4653-3) del Archivo Municipal de Getxo.

ITURRIETA Y/O MANTEQUENA

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Iturrieta y/o Mantequena, ¿dos edificaciones de Algorta o un lugar del pueblo?. Lugares que los mayores de Algorta habrán oído pronunciar en algún momento. ¿Dónde estaban, qué eran, a quién pertenecieron, qué se decía de ellas? A todas esta preguntas trataré de responder a lo largo de esta entrada.

Ya desde antiguo, el 10 de agosto de 1828, se hablaba de ellas en el contexto del suministro de agua a la población de Algorta. Se trataba de la reparación de las fuentes de dicho barrio, entre ellas las de “Iturrieta”, que en la fotografía superior podemos ver, estaba situada frente a la Plaza de la Constitución (hoy San Nikolas). El Corregidor del “Noble Señorío de Vizcaya” daba a conocer una providencia por la que el Ayuntamiento había de reponer, entre las fuentes de “Iturrieta” y “Elorria”, la que se designara, se decía en aquel decreto, que siempre comenzaba con la frase protocolaria de: “...Trata en razón...” refiriéndose al acuerdo adoptado, que en este caso decía: “...con la calidad (condición) de los demás vecinos de aquellos barrios, no podrán de hacer uso mientras no acompañen a la contribución, a menos que no sean indigentes y transeúntes del camino...” Sin embargo aducía el consistorio: “...que la Comunidad no tiene fondos bastantes para reponer las fuentes actuales...” por ello establecían que fueran los propios vecinos que las demandaban quienes corrieran con los gastos. Se establecía que los afectados eran los de: “...la demarcación desde la ermita de San Martín hasta el termino de Gobelas repongan otras dos fuentes y las de Arrigunaga e Iturribarri...” Para lo cual establecieron una contribución proporcional a las propiedades de cada vecino.


Al parecer, de esa fuente derivó uno de los términos mencionados al principio de este escrito. Presumiblemente, el caserío que ocupó el espacio, de la que más tarde tomaría nombre la casa “Iturrieta”, fue una propiedad de Juan Bautista de Zalduondo Careaga.

El 12 de noviembre de1854 lo hacían sobre una edificación ya existente. Dicha edificación era un viejo caserío con cuadras para el ganado, que recibía el de nombre “Iturrieta”. Quien firmaba la solicitud para realizar las obras era su propietario Juan Bautista de Zalduondo. Aclaraba el consistorio getxotarra en su negativa a la autorización de las mismas, que la edificación daba: “...en su parte zaguera a la llamada Campa de Mugica...” Por lo que no autorizaban las obras, debido a que el Ayuntamiento proyectaba realizar en aquella zona obras, ya que al efectuar las mismas, la hoy llamada Plaza de San Nikolas, vería reducido su espacio: “...los feligreses de San Nicolas de Bari tratan de adquirir en compra parte de la heredad contigua a la mencionada campa para que la iglesia nueva en proyecto tenga la correspondiente capacidad y desahogo en su alrededor...” La zona mencionada daba a las actuales escalinatas de la plaza, y estaba situada entre las mismas y la posterior edificación de la actual casa de los Aldecoa, edificación que como veremos a continuación fue obra de otro Zalduondo.

En octubre de 1867 se acordaba la ejecución del camino que se dirigía desde: “...Mantequena hasta la ermita del Angel de Getxo, pasando frente a la campa de Mugica Aurrecoa, para seguir tras la iglesia por el antiguo camino de carros....”


Iturrieta” y “Mantequena” eran términos utilizados con frecuencia en los libros de decretos del consistorio getxotarra. En el primero de ellos existió una fuente que daba lugar a dicho nombre. El 20 de junio de 1870 se decía en las actas de la sesión ordinaria celebrada en dicha fecha: “...Se hizo presente que el camino peatil desde el termino llamado Iturrietas o Mantequena hasta la puerta del jardín de Telleche se halla en muy mal estado, desecho y descompuesto por completo, siendo dicho camino el del centro del pueblo..., que entronque con el que se dirige a la iglesia de Santa Maria...” Se referían a la calle Telletxe en la esquina de la casa jardín de D. Juan Antonio de Cortina. Las obras salían a remate en octubre de aquel año, y las realizó D. Martin de Berasaluze.

Los permisos para realizar esta edificación se solicitaron el 26 de septiembre de 1889, lo realizó, como decía anteriormente, Eustasio Zalduondo Zalduondo natural de Getxo, hijo de Juan Bautista Zalduondo Careaga y de Josefa Ramona Zalduondo Goicoechea . El escrito decía: “...propietario de un terreno que confina con la plaza en el punto denominado “Mantequena” del barrio de Algorta, deseando construir una casa de nueva planta...” El consistorio de Getxo respondía el 2 de octubre de 1889 concediendo el permiso de construcción, en el decía: “...se puede conceder a D. Eustasio Zalduondo lo que solicita para que pueda construir una casa..., en un terreno de su propiedad que confina con la plaza del barrio de Algorta denominado “Mantequena”...” Adjuntaba el plano que aparece en la fotografía superior. Eran los tiempos en que la Avenida Basagoiti se denominaba calle Mayor.

El mismo mes de septiembre de 1889 era D. Manuel Valle quien solicitaba permiso para levantar una casa en un terreno de su propiedad, esta vez se trataba de la conocida como “Iturrieta”, llamada más tarde como la casa de “Patxikin Aldecoa” En aquella solicitud se adjuntaba el plano de dicha casa, el cual se puede ver abajo de estas líneas.


Precisamente el 24 de septiembre de 1870 el consistorio de Getxo, bajo la presidencia de su segundo alcalde D. Domingo de Arteta, trataba asuntos relacionados con obras públicas en Algorta, entre las que se encontraba: “...el camino peatil de herradura desde “Iturrieta” hasta la puerta del jardín de “Telletxe”...” El anuncio para el remate de las mismas se realizaba efectuarlo para el día 6 de noviembre de dicho año. Que quedaba finalmente adjudicado a D. Martin de Berasaluze. Las casas “Iturrieta” y “Mantequena” estaban tan solo separadas por el huerto de Eustasio Zalduondo, que más tarde sería expropiado para dar paso a la bajada de Aretxondo.

En febrero de 1891 empezaba a urbanizarse,con aceras, la carretera que une el punto denominado “Mantequena” con la casa denominada “La Cadena”, en el antiguo cruce del paso a nivel de Algorta. Se decía en el escrito elaborado por D. Jose de Abarrategui secretario del Ayuntamiento Constitucional de Getxo”, del 15 de febrero de 1891 que: “...teniendo en cuenta el paso peatil intransitable que suele haber las veces que llueve en la carretera provincial que se dirige a Plencia, en el trayecto desde la revuelta del punto de Mantequena hasta cerca de la casa llamada La Cadena en Algorta, en cuyo trayecto se hallan bastantes casas habitadas..., acordó el arquitecto municipal D. Eladio Iturria, se forme un proyecto para la colocación de aceras de piedra dura en las dos orillas de la carretera...” Eran los tiempos de la alcaldía de D. Eladio Sustacha. La carretera iba desde la casa “Mantequena” hasta “La Cadena”, lugar en el que había proyectado la construcción de un hospital, ya que en el presupuesto de aquella obra, en su articulo Nº 1 se decía: “...para construir una acera de losa, en la carretera de Bilbao a Plencia en el trayecto comprendido entre el punto “Mantequena” y el solar destinado a la construcción del Hospital en el punto La Cadena...” Aquella obra supuso un coste de 1.319,08 pesetas para las arcas municipales y fueron ejecutadas por el contratista de obras D. Francisco Elorriaga, su terminación tuvo lugar el 3 de diciembre de 1891.


En agosto de 1908 Eustasio Zalduondo solicitaba del Ayuntamiento la autorización para edificar una casa de nueva planta sobre la de su propiedad “Mantequena”, planos de situación que podemos ver sobre estas líneas. Estaba dicha edificación en la ya, entonces Avenida Basagoiti, frente a la bajada de Aretxondo. Las casas “Iturrieta” y “Mantequena” estaban tan solo separadas por el huerto de Eustasio Zalduondo, que más tarde sería expropiado para dar paso a la bajada de Aretxondo.

Así que ya tenemos los dos términos, que no dejan de ser casi uno solo, “Iturrieta” (la casa) de Patxikin Aldecoa y “Mantequena”, también llamada “Iturriza-nueva”, conocida como la casa de los espejos, ambas se hallaban emplazadas en una zona conocida por el nombre “Mantequena”.


Todos los datos de esta entrada están sacados de los expedientes del Archivo Municipal de Getxo: Código 1.1.1.5Signatura 4657-8; Código 2.6.2.10Signatura 4582-6; Código 2.5.3.5Signatura 4545-28y del Libro de Decretos Código 2.2.2.10Signatura 4582-6.



LOS DEPORTES ACUÁTICOS EN EL ABRA

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A lo largo de las tres primeras décadas del Siglo XX, los deportes acuáticos fueron los reyes de la competición en unos veranos acompañados de velas, regatas y nadadores. Y fue en el Abra donde se realizó una de las primeras competiciones de vela, que la prensa de la época dio en llamar “El Desafío Náutico”, lugar donde se dio digno fin a las regatas de la Federación del Cantábrico que se celebraron a finales de julio de 1903. Aquel año, además de la “Copa Internacional” se corría la “Copa del Rey” para barcos sólo maniobrados y tripulado por aficionados y la famosa “Copa del Cantábrico”, que se corría por tercer año. Ya en 1902, el ¡Ay, Ay, Ay! de D. Enrique G. Careaga del R. S. C. de Bilbao, había ganado la Copa del Cantábrico.

Pero las competiciones más populares eran las travesías a nado, saltos y waterpolo, actividades que se realizaban en Getxo, fundamentalmente en la ria, Las Arenas (playa y embarcadero) y Algorta (Arriluze y Ereaga). En ellas compitieron tritones humanos que dejaron huella para futuras generaciones.

Muchos pertenecían a Clubs de raigambre en la época: “Arenas Club de Guecho”, “Sociedad Deportiva Remo del Embarcadero” “Real Sporting Club”, “Club Deportivo de Bilbao”, “Athletic Club de Bilbao”, “Portugalete F.C.” y “Sociedad Deportiva Indauchu”. Pero también de otros menos. conocidos como el: “Gazte Barakaldoko”, “Federación Cultural Deportiva de Euzkadi”, “Unión Deportiva Amaya”, “Euzko Gastedi Kirotzaleak” de San Sebastian, “Lagun Beti”, “Umore Ona”, “Club Deportivo Basconia”, “Club Deportivo Begoñes” y “Erandio F.B.C.”.


Una de las primeras incursiones en la prensa local, a propósito de la fotografía de esa fecha, que incluyo sobre estas líneas, se produjo el día 22 de septiembre de 1912. Dicho día se celebró una excursión al Abra, organizada por el Club Deportivo de Bilbao, que a bordo del remolcador “Andrés”, partieron desde la villa de Don Diego rumbo al Abra. El remolcador caprichosamente engalanado, llegó al contramuelle de Algorta donde desembarcaron cerca de cuarenta deportistas. Dentro del rompeolas organizaron un concurso de natación en el que tomaron parte veinte nadadores. El recorrido era de 300 yardas resultando vencedores los nadadores de dicho Club 1º Antonio Gonzalez, 2º Benito Fernandez y 3º Ramón Azpeitia. Precisamente en la fotografía que citaba anteriormente se puede ver nadando en cabeza al primer clasificado. A continuación se jugó un partido de “water-polo”, una de las modalidades estrella en los siguientes años.


Competiciones como la celebrada el 13 de julio de 1914 en el Abra, cuyos resultados en el concurso de natación organizado por el Club Deportivo, solamente socios, dio el siguiente resultado:

Velocidad, 100 metros:

1º D. Antonio González. 2º Manuel Ducoloner. 3º Benito Fernández.

Resistencia 500 metros:

1º Joaquín Arellano. 2º Apolo Cela. 3º Cruz Sáez.

Saltos ó cabizbajos:

1º Felipe Abrisketa. 2º Manuel Piquero. 3º Apolo Cela.


En aquel concurso de saltos, los más esperados, pero que no siempre llegaban, eran los de la “garrocha” y el del “pasiego”, saltos que a pesar de no existir referencias escritas, debían de tener relación con algún tipo de pértiga o listón. Como solía ser habitual aquellas competiciones terminaban con la suelta de gansos, a quien el vulgo llamaba patos, que los expertos nadadores no tardaban en atrapar !no hacían si no tocar el agua cuando ya eran hechos presos! decía la prensa local.

LA ADVOCACIÓN DE SAN ROQUE EN GETXO

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San Roque, santo de culto cristiano relacionado con la intermediación de todo tipo de enfermedades nació en Montpellier (Francia) a finales del Siglo XIII, dicen que en sus años mozos estudio medicina. Tras quedar huérfano y heredar una considerable fortuna la distribuyó entre los pobres, emprendiendo una vida de peregrino. Desde finales del siglo XIV, San Roque se convirtió en uno de los santos más populares, abogado por excelencia contra la peste y todo tipo de epidemias, ya que una epidemia de peste en la ciudad que afectaba a varios Obispos conciliares dice que se extinguió con la intercesión del santo de Montpellier. El Papa Gregorio XIII lo declaró santo en el siglo XVI y en muchos pueblos y ciudades lo veneraban.

Su relación con las epidemias comienza durante la extensión de la peste por Italia, época en la que recorre sus pueblos aliviando a los enfermos y curando a muchos de los infectados por esta terrible plaga. Tras ser contagiado, se retira a una cueva en un bosque. La leyenda popular dice que: “...allí recibía todos los días la visita de un perro con un pan en la boca, que le lamía sus heridas, y tras beber agua de una fuente, se curó...” Esto le convirtió en el abogado por excelencia contra la peste y todo tipo de epidemias.

En Euskal Herria: “...la peste azotó de modo despiadado a la sociedad a finales del siglo XVI. Algunas poblaciones vascas llegaron a perder la tercera parte de sus habitantes. Los pobres y las mujeres sin recursos fueron los sectores más castigados, mientras que los ricos, valiéndose de sus grandes medios, huían en busca de refugios no contaminados...” San Roque, como santo protector para quedar a salvo de la peste, dará lugar a tallas, retablos y ermitas donde rendirle culto, solicitando su intermediación.

Ya en 1744 aparecía una referencia al santo en Getxo, en las cuentas de dicho año se pagaron 513 reales por las vidrieras de las dos ventanas del presbiterio y de la capilla del altar de San Roque.

Esta festividad se celebraba en Andra Mari de Getxo, ya desde antiguo, y era mencionada en el libro del Corregidor de 1757, en relación a algunos incidentes acaecidos durante las fiestas de la advocación de dicho santo en nuestro barrio. Hechos que tuvieron como protagonista a Miguel de Zabala, maestre de lancha, vecino de Getxo, que actuaba en representación de la “Cofradía de Mareantes” del Puerto de Algorta.


En los programas festivos del barrio de Andra Mari empieza a aparecer como festividad en 1883, lo cual no significa que esta fiesta no se celebrara ya antes. Entre las actividades festivas se incluían la suelta de un toro embolado, seguido de romería en la campa de la iglesia, que era amenizada por la banda municipal y los tamborileros. Y que como decía la comisión municipal, en aquel mes de julio, servirían: “...para hacer más grata la estancia de cuantas personas vinieren a este pueblo, a fortificar la salud y a descansar de sus habituales tareas...” Y que al año siguiente ya contó con unos vistoso fuegos de artificio “volanderas”, como las llamaban entonces.

A lo largo del Siglo XX, se seguirá venerando y celebrando en Getxo la festividad dedicada a San Roque.

En el año 1903 en el barrio de Andra Mari, se celebraban las festividades de la Virgen y San Roque, los días 15 y 16 de agosto, con concurso de bertsolaris. Había arrastre de piedra en la campa cercana a la Iglesia y baile ambas noches. Fiesta, en la que el día de San Roque, se tuvo por costumbre, según el libro de Juan Bautista Merino “Apuntes para la Historia de Getxo” que: “...se solía celebrar un banquete de muchos platos, por los señores del pueblo, en el lugar denominado Sarricobaso, cerca de los encinos, entonces poblado de árboles frondosos, y hoy granja avícola de Olaso, terminado el banquete monstruo, los referidos señores, formando cadena, es decir, dándose la mano uno a otro, se encaminaban desde dicho lugar hasta la campa de Guecho, junto a la iglesia, donde se bailaba un aurresku, también de honor, ante el Sr. Alcalde y Concejales, sentados en un banco y flanqueados por dos alguaciles que les daban escolta con sendas lanzas que clavaban en el suelo mientras duraba el baile...”

En 1918 en el programa de fiestas en honor al santo contaba con un concurso de Arrekularis y la actuación de los bertsolaris Enbeita y Larrabeiti. Al año siguiente se vería ampliado con carreras pedestres y otras a lomos de jumentos. Viendo aparecer su primer boceto impreso, que se conserva en el Archivo Municipal de Getxo, en un programa de 1925.

En el de 1931, el día 16 de agosto, se recogía: A las 11 de la mañana, concurso de aurreskularis y bailes jotas por parejas. Por la tarde, concurso de bertsolaris y exhibición de aurreskularis y jotalaris que hubieran obtenido los primeros premios y segundos premios en el concurso. A continuación baile hasta las ocho de la noche, verbena que continuaba por la noche desde las 20 horas hasta las 24. En el intermedio se lanzaron fuegos de artificio.

En el de 1932se definía a Getxo como: “...el gran santuario veraniego de Vizcaya...”, durante el día de San Roque tuvieron como actos festivos una exhibición de albokaris de Zeanuri, concurso de arreskularis. Entre los que habían obtenido los primeros premios del concurso de aurresku, por la tarde, ofrecieron una exhibición. Siguió el día con bailes hasta las doce de la noche y en el intermedio se disparó una bonita colección de fuegos de artificio. Al año siguiente se repetía casi el programa, solo que por la tarde eran los bertsolaris quienes deleitaban a un entregado público, con la novedad de que a las diez de la noche ofreció un concierto el Coro de la Juventud Vasca de Bilbao.

En 1935, el Día 16 de agosto, festividad de San Roque, en la campa de Santa María, hubo arrastre de piedra por bueyes, dantzaris, arrastre de piedra por hombres en el que tomaron parte un grupo de seis hombres, y una gran romería amenizada por las Bandas Municipales de música y tamborileros.

En 1945 aparecía recogida dicha festividad en el programa de fiestas, con romerías amenizadas por la Banda de Música Municipal y verbena popular que se celebraba en la Campa de Santa María y era ambientada por medio de altavoces.


De la advocación a este santo, ya perdida como festividad local, se conserva una imagen renacentista romanista. Es la talla, situada en el encabezamiento de este articulo, en ella se puede apreciar a San Roque vestido de peregrino, levantando su hábito para dejar a la vista la llaga fruto de la peste, junto a el se sitúa el ángel, que otras versiones dicen, le sanó. Al otro lado, a sus pies, el perrito que le llevaba pan al santo. De esta imagen, probablemente perteneciente al Siglo XVII, se puede decir, por las anatomías generosas, las caras un poco planas y esas narices miguelangelescas, que parece ser una pieza romanista, pero sus vestidos que ya empiezan a plegarse con quiebros, nos asoman al clasicismo. También existía un relicario de San Roque del Siglo XIX, en la parroquia de “La Asunción de Nuestra Señora” (Andra Mari), en el que se puede leer “S. Rochi C.” (ver fotografía superior).


LA FESTIVIDAD DE LAS MERCEDES

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Desde que en 1860 se prepararan los primeros planes de urbanización de la entonces llamada “Nueva Población de Baños de Lamiaco”, que abarcaba las que iban a ser más tarde las zonas residenciales de Lamiaco y Las Arenas, no es descartable que a medida que el barrio comenzó a crecer en 1868, y más tarde a consecuencia del crecimiento que entre 1880 y 1890 se produjo en aquel que iba a ser núcleo residencial de la burguesía bilbaina, proliferando servicios de ocio, balnearios, cafés, casino, hoteles y la creación de la iglesia de “Las Mercedes” en julio de 1887, se celebrara el día de la Patrona con animadas fiestas.

El día 24 de septiembre de 1903transcurrió con diversos espectáculos; mientras que en la Plaza del Mercado se realizaba el juego de “Los Ciegos Inteligentes” dotado con 15 premios de 2 pesetas, a la vez se realizaba un concurso de dantzas vascas por parejas; un poco más tarde le llegaba el turno a los “Barrenadores” de piedra. Las barrenas eran de 20milímetros de boca; por la tarde, a las 16 horas, daba inicio la romería, y de 21 a 23 horas le tocaba el turno al baile. Todos los festejos fueron celebrados con la alegría de la banda de música los gaiteros de Etxarri Aranaz y los tamborileros.

De forma oficial lo harán en un programa de fiestas impreso en 1907en el se recogían unas humildes fiestas, ya que las mismas solamente contaron con la consabida misa mayor en la iglesia de Las Mercedes, precedida de un pasacalles de los tamborileros, seguidos de juegos para los más pequeños, finalizando con romería y baile en la Plaza del Puente.


Pero no serán recogidas por la prensa bilbaina hasta el domingo 25 de septiembre de 1910.El Noticiero Bilbaino”, en la columna “De Bilbao al Abra”. Como escribía la prensa las fiestas se celebran con una“Normalidad vigilada” traslas luchas mantenidas entre los obreros, mineros y los patronos. Se acababan de: “...restablecen las garantías constitucionales en Vizcaya, suspendidas el día primero del corriente mes. La suspensión ha durado veintidós días...” Y lo hacían con la Inauguración del órgano de la iglesia según testifica la prensa: “...En la iglesia de las Mercedes, de Las Arenas, se inauguró ayer con motivo de la festividad del día, un órgano recientemente instalado, costeado por varias familias del populoso barrio...” A la función religiosa acudió el Ayuntamiento en Corporación, precedido de la Banda municipal, en el que intervino un coro de 40 voces de los orfeones de Bilbao, cantó la Misa de Franck y el Credo de Gounod, estuvieron dirigidos por el maestro Ansón y acompañados al órgano porel Sr. Anúcita.

En 1925volvían a aparecer las fiestas en un programa de Getxo, comenzando el jueves día 24 de septiembre (Las Mercedes) con la consabida misa mayor con asistencia del pleno municipal, seguida de un campeonato ciclista organizado por el “Arenas Club”. Completaban los actos festivos del día con festejos populares y el concierto ofrecido por la banda municipal y tamborileros en la “Plazuela” (Plaza del Puente), que por la tarde noche amenizaban la romería. El domingo día 27 era la repetición de la festividad, con un programa que contenía cucaña, fuga de patos, romería al igual que el día anterior, pero lo que movió a muchísimos bilbaínos hacía nuestro pueblo fueron las regatas que se celebraban en la ría, entre Las Arenas y Portugalete, regata no exenta de polémica por la rivalidad entre los pueblos participantes, que acabó con la victoria de la tripulación de Ondarroa, seguidos de Sestao y Santoña .


Volverán a aparecer en anunciadas, por el mismo diario, el 25 de septiembre de 1926. Dentro del programa festivo se incluía: El día 24, festividad de Las Mercedes, por la mañana con un concierto ofrecido por la Banda Municipal en la Plaza del Puente y por la tarde con romerías que se celebraron de 16 a 20 horas, y desde las 22 hasta la una de la madrugada. En ellas intervinieron la Banda Municipal, tamborileros y pianos de manubrio. Siguieron al día siguiente con romerías por la noche. Repitiéndose la celebración el día 26 con un partido de “Foot-ball” en el campo de Ibaiondo, que enfrento al Real Unión de Irún con el Arenas Club. Le siguieron unas regatas de Yolas en las que tomaron parte el Club Náutico do San Sebastián, el Athletic de Bilbao y el Real Sporting Club, finalizando por la noche con la quema de fuegos de artificio.

En 1928volvían al papel prensa las fiestas de “Las Mercedes”, y lo hacían como fiesta local, ya que el propio Ayuntamiento cerraba por ese día sus puertas. Se iniciaban con la consabida misa mayor y continuaban en la “Plazuela” de Las Arenas (Puente), para entonces ya rebautizada como “Plaza Alfonso XIII”, y por la calle Mayor, con diversos juegos infantiles. Al mediodía intervenía la Banda Municipal en la mencionada plaza; por la tarde le llegaba el turno a la romería, que era amenizada por lo Banda, txistutaris y organillos. En aquellas fiestas no podían faltar los amigos de los ajeno a quien la policía local puso a buen recaudo.


En 1930,como preludio de las fiestas, el párroco de la iglesia de Las Mercedes del barrio de Las Arenas Sr. Escauriaza, visitaba al alcalde en funciones Sr. Eguía la víspera, para invitar al Ayuntamiento a la celebración parroquial el miércoles día 24 de septiembre. Decía el diario “Euzkadi” del 25 de septiembre: “...La celebración corrió a cargo del titular parroquial Dn. Manuel de Eskauriaza, asistido de Dn. José de Eskauriaza diácono y de Dn. Ricardo de Ibarra subdiácono...”A continuación, en la plazoleta que se extendía ante la iglesia, actuó el grupo de dantzaris de Las Arenas. A mediodía, la Banda municipal, dio un concierto en la plaza de “Alfonso XIII”, por la tarde y por la noche se celebró en el mismo punto la tradicional romería de Las Mercedes. Mientras desde el Arenal bilbaino salían remolcadores de la casa Sota y Aznar para presenciar las regatas, el precio del pasaje era: el billete de puente 3,50 pesetas y el de cubierta 2.50 pesetas. Entre tanto se aprovechaba la festividad para dar inicio a la inauguración de la temporada artística de la “Casa Social” y se celebraba en Igeretxe (Algorta), una verbena benéfica a beneficio de “Santo Hospital Asilo” de Getxo, pero esto es cosa de otra entrada.

En 1931se repetían las romerías y fiestas, solamente que la plaza había sido rebautizada. Ahora se llamaba “Plaza de Sabino Arana” y las oficinas municipales volvían a cerrar sus puertas. Solo 45 años ante la Compañía del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas había terminado de montar en sus almacenes de Axpe tres hermosas locomotoras que llevarían los nombres de “Aurrera”, “Luchana” y “Arenas”.


Este año nuevamente, con esta “Comisión de Fiestas” !que tan bien los sabe hacer!, disfrutaremos nuevamente de las actuaciones de “Berantzagi”; los peques se deleitarán en la Plaza de las Escuelas con el “Mago Oliver” y otras atracciones, que a lo largo de la calle Mayor, harán las delicias de esos pequeños revoltosos !Quién no lo fue!. Volveremos a ver caras amigas en el ya clásico “Concurso Gastronómico de Caracoles”, entre las calles Amistad y Maria Cristina, con sukaldaris como “Txato” Sellan, Jesús Muro, Txori Albizu, Javi Larra y tantos otros a quienes no quiero olvidar, pero cuyos nombres ahora no llegan a mi memoria, !Zorionak! a todos! por ser capaces de convertir un molusco de pie carnosomoqueante en una delicia gastronómica. Lo que me lleva a la conclusión de que !Getxo es increíblemente divertido! y merece ser visitado ! No os lo perdáis!.



MURALES EN LAS CALLES DE GETXO

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En Getxo existen algunos murales que adornan plazas, edificios y muelles. Alguno de ellos data de hace 83 años, los otros, aunque más modernos, no son de menor interés. A continuación iremos viéndolos por orden de antigüedad.

PARQUE DE USATEGI (ALGORTA):

Usategi, nombre que en 1630 aparecerá por primera vez bajo la denominación de Usoategi (Casa de palomas). Situado en un lugar privilegiado de nuestro litoral, está enclavado en la llamada “Campa del Castillo”, entre los acantilados de Kantarepe y el Puerto Viejo de Algorta. Terrenos que en el año 1898 el Estado incautó para emplazar una batería artillera, la “Bateria San Ignacio”.


Desde ese bello miradorse puede contemplar la soberbia bahía de “El Abra”, que serpentea desde la playa de Ereaga, y la entrada de La Ría, con sus contramuelles, divisando tambien los pueblos de Portugalete, Santurtzi hasta llegar a Zierbena, pueblos todos ellos encorsetados entre los muelles del Gran Puerto de Bilbao. Se puede disfrutar desde esa plataforma de vistas de toda la actividad marítima, los veleros del puerto deportivo y los grandes cruceros, así como bellos atardeceres y espectaculares tormentas marinas. Sobre esos acantilados de arenisca roja de Algorta, se encuentran los primeros murales.


Se puede acceder a ellos desde la llamada en 1932 plaza “Viategi”, era una plaza situada en la calle hoy “Gariñe”, al finalizar la “Gazteluzarra”; están situados nada más entrar en dicho parque, flanqueando las fincas que en su día fueron de Ricardo Arrue y Oriosolo (ver fotografía superior), a la izquierda mirando hacia el mar. En el muro que cerraba la finca de este último, situados sobre un banco corrido, existen dosmurales de azulejos pintados, decorados con personajes marinos, uno representa a dos arrantzales y el otro a una sardinera, ambos toman como fondo una vista del Puerto Viejo. Ambos datan de 1933y están firmados por Emiliano Amann, uno de nuestros más afamados arquitectos, autor en este municipio de la Iglesia del Carmen de Neguri y del viejo Club Marítimo del Abra. Fue otro arquitecto de Getxo, Ignacio Mª Smith quien nos dejó un plano de la mencionada bateria (ver fotografía inferior).


El deterioro que el paso del tiempo, pero sobre todo los grafitis, han hecho que su estado sea lamentable. Todavía en 1975, cuando el fotografo Pedro Zarrabeitia realizó las fotografías que acompañan a estos murales, su estado era óptimo. Entre esas fotografías y las que el mismo tomó en 2014 la mano del hombre ha hecho que el primero esté en mala situación y las sardinera no sea más que un borrón irreconocible.


Como escribía el propio fotografo: “...El valor y atractivo de estos murales se debe no solo a la figura de su autor y al colorido y simbología de la obra (no son “artetas” evidentemente, pero la pintura en soporte cerámico tiene su mérito), sino, también, a su valor histórico. En 1933 el Estatuto Vasco había sido aprobado recientemente por el gobierno republicano y un sentimiento de recuperación de las costumbres tradicionales vascas se extendía por toda la sociedad....”

CASA DE ALEJANDRO ZUBIZARRETA (AREETA-LAS ARENAS):

El segundo lugar en el que existen murales es la “Casa Zubizarreta”, esta vez es en la facha trasera de esa casa, que fue construida en 1948 para Alejandro Zubizarreta, quien fuera gerente y consejero de la “Naviera Vascongada. Casa edificada en el Muelle de Evaristo Churruca Nº 8 del muelle de Areeta-Las Arenas. Fue obra de los arquitectos Manuel Smith Ibarra y Juan Carlos Smith Prado, quienes el 28 de octubre de 1948 solicitaban el permiso de construcción de la misma. Y que lo hacían para edificarla en: “...el solar sito entre la Plaza de Churruca, Muelle Viejo y calle Urquijo de Las Arenas...”


Era la esquina del la calle Muelle de Las Arenas (Areetako Kaia) y la denominada entonces Muelle Viejo (Evaristo Churruca Kaia). Lugar, curiosamente destinado años antes a un proyecto de reforma de la playa de Las Arenas, recogido en una perspectiva de dicho punto, a ser ocupado por una plaza pública, en cuyo centro iba una pérgola o quiosco de música. Proyecto que no se llegó a desarrollar y que iba firmado por uno de los arquitectos anteriormente mencionados (Ver plano inferior). Edificación coronada por una torre de arboladura naútica, que tuvo que ser reducida, según un intercambio epistolar entre el consistorio getxotarra y el propietario. Las obras quedaban terminadas el 19 de julio de 1954, el permiso de habitabilidad lo hacía el 4 de agosto del mismo año.


En la facha trasera, actualmente un callejón cerrado, que va desde el paseo de Areetako Kaia a la calle Urkijo, ya desde el momento del diseño de la edificación aparecían los dos murales, que se encuentran situados a ambos lados de la casa, con motivos navieros.


Las dos fotografías que acompañan a este tema son obra del fotografo bilbaino Pedro Zarrabeitia, fundador y presidente del grupo fotográfico “Irudi Taldea”:

El primerocercano al paseo de Areetako Kaia es un buque trasatlantico, flanqueado por un velero y una sirena amazona, a lomos de Pegaso, caballo de Zeus, dios del Cielo y de la Tierra, en la mitología Griega.

El segundo, próximo a la calle Urkijo es una impresionate carabela, en cuyo palo mayor ondea la bandera de la compañía, la Cruz de San Andrés y en el de proa, la enseña de la compañía naviera; cercano a su popa se puede apreciar un bote de guardiamarinas y descansando sobre el muelle, una gran ancla.

En los planos de fechas realizados en 1948 por los mencionados arquitectos aparecían ya dibujados ambos murales, a pesar de que no coinciden con los que finalmente se realizaron, es de suponer que fueran encargados por dichos arquitectos a algún pintor.


En 1961, la casa contigua ala de Zubizarreta, de menor envergadura (ver fotografía inferior), permitía ver ambos murales, incluso fotografiarlos, ya que la distancia entre ambas era mayor que la actual. En la actualidad, ese pequeño callejón permanece tapiado por el lado del paseo de la playa y cerrado con una puerta metalica por la calle Urkijo. A pesar de lo cual, si alguien se acerca a dichas entradas, puede apreciarlos. Ambos conservan todavía los colores originales, aunque la influencia del paso del tiempo va haciendo mella en ellos.


CONTAMUELLE DE ARRILUZE (GRÚA TITÁN):

El último de estos murales es el situado en el contramuelle de Arriluze. Cuando se desguazó la Grúa Titán, la Junta de Obras del Puerto encargó esta obra a Gotzon Cañada. Se instaló al principio del contramuelle de Arriluze, en el espaldón que da a la carretera de acceso al puerto deportivo. Mural cerámico que recuerda a la Grúa Titán (1896-1972), auténtica joya de ingeniería, que permaneció sin funcionar, una vez realizado su cometido de transportar los pesados bloques del muro del contramuelle. Aunque sí es cierto que sus brazos se emplearon también para izar del puerto de Arriluze embarcaciones, que tras limpieza de bajos y pintado, los volvía a depositar en su lecho.


En la colección de revistas del “El Abra”, que editó la “Sociedad Cultural de Portugalete” desde 1968 a 1978, realizaron una entrevista al autor del mural Angel Cañada, cuando todavía tan solo era un proyecto. En ella, el autor, hablaba de cómo nació el mural, de sus dimensiones, los materiales, los colores, incluso del peso del mismo y otros aspectos de la obra. Decían en la presentación de la entrevista: “...Ha desaparecido la pintoresca figura de la grúa de Algorta...,lo hizo hace 10 meses..., pero los de Algorta no han querido que esta estructura que tanto tuvo que ver con la construcción de sus muelles no dejara huella de su existencia...” Según el autor, para poder realizar la obra, tuvo que presentar un boceto a escala, cuya aprobación llegó cinco meses después de presentada. La misma tenia unas dimensiones de 2,25 metros de ancho por 10 de largo y un peso de unas tres toneladas; para la realización utilizó refractario de alto fuego, tratado con esmaltes fundidos, todo ello pensado para preservarla del paso del tiempo. Respecto de la ejecución hablaba de que tenía dos fases: “...la primera consiste en buscar los relieves y formas, jugando con las luces (fase escultórica) y su posterior despiece para la primera cocción; la segunda es conseguir el juego de tonalidades (estudio de color)...” Sus colores consistieron en una gama de ocres y azules para destacar los rojos, azules, blancos y marrones del conjunto. Estimaba que iba a tardar cuatro meses en realizar la obra. Decía respecto a dicho mural: “...Representa la contraposición de la fuerza mecánica (la grúa) y la fuerza humana...” El mural lo realizaría en 1973 por encargo de la J.O.P.

Deseo expresar mi agradecimiento a Pedro Zarrabeitia y a José Luis Garaizábal por su ayuda para realizar este trabajo sobre los murales de Usategi y la casa de Zubizarreta, el primero, y de la Grúa Titán el segundo.


Hasta aquí un repaso sobre los murales, que a día de hoy, he podido localizar en Getxo. Alguno de los cuales, por su valor historico bien pudieran ser recuperados por los especialistas en restauración de la UPV.

CÓMO SE MALGASTA UNA VIDA

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Y después de un tiempo de espera, !por fin ya esta aquí!, un nuevo cuento de J.J. Rapha Bilbao. En esta ocasión nos regala otra de sus entretenidas narraciones. Afortunadamente, al revés que el sujeto del cuento, no hemos tenido que esperar hasta el hallazgo de un individuo, mal encarado, de rasgos gitanos. Los personajes brotan del lápiz de Rapha, con fluidez, saltando de su bloc de notas, a esas misteriosas paginas, de nueva tecnología, a las que se dice work, dando vida en las mismas a situaciones delirantes, en las que la ficción y la realidad, a veces, se entrecruzan.  


Para enlace ver:

NATACIÓN EN EL EMBARCADERO DE LAS ARENAS

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Desde que en 1894 se fundara en Bilbao la sociedad deportiva que tomó el nombre de “Sociedad Gimnástica Zamacois”, la natación empezó a aparecer en las páginas deportivas de la prensa bilbaína. Años más tarde, en 1912, se funda en Bilbao el “Club Deportivo”. Nacía de la confluencia de tres sociedades “La Gimnástica Zamacois”, la “Federación Atlética Vizcaína” y la “Educación Física”. El “Club Deportivo”, como decían en su proyecto para su nuevo domicilio, al referirse a una de sus instalaciones más señeras, la Piscina: “...será el puerto de abrigo y de refugio de nuestros nautas, en tanto las inclemencias del tiempo impidan gozar del mar...”

Ese fue el lugar que tierra adentro utilizarían durante los inviernos, pero su base de verano estuvo enclavada en nuestro municipio. Era un lugar donde se practicaban todos las disciplinas de competición, natación, salto de trampolín, waterpolo. Ese lugar fue el embarcadero de Areeta-Las Arenas “Una piscina ideal, al menos así lo definían el diario “La tarde” y el “Euzkadi” que decía: “...El embarcadero del Culb Marítimo es ideal. Por su disposición inmejorable, su aspecto, por sus dimensiones 250 por 150 metros, aproximadamente y muelle capaz para unos miles de espectadores, por lo que se convierte en una de las mejores piscinas...”, en septiembre de 1923.En él se desarrollaron los “Campeonatos de Natación del Club Deportivo” de Bilbao.


Durante la primera mitad del siglo XX, el Club Deportivoy el Arenas Clubfueron los dos grandes promotores de la natación de Bizkaia repartiéndose la organización de todas las pruebas de natación. El club bilbaíno impulsó aún más su actividad al inaugurar, en junio de 1924, su base naval en el Abra “La Chata”. Se trataba de una embarcación fondeada frente al Club Marítimo de Las Arenas, que facilitaba los entrenamientos a los socios. El “Arenas Club” tenía su base de operaciones en el embarcadero de Las Arenas. Fue esta una actividad que no tuvo interrupción hasta el golpe de estado de 1936.

Y aunque las referencias fotográficas vienen desde 1912, hoy veremos las relacionadas con los campeonatos, que en 1923, celebro el Club Deportivo en las aguas del embarcadero de Areeta-Las Arenas. La prensa bilbaina escribía exultante al referirse al Club bilbaino : “...cuenta con el grupo más numeroso y entusiasta de nadadores que pueda haber en parte alguna..., de una sola entidad seinscriben treinta y nueve nadadores...” El día amaneció en medio de una lluvia incesante, tal fue así que el jurado se dirigió al embarcadero de Areeta-Las Arenas con la intención de aplazar el campeonato. Jurado que estaba compuesto por los señores Bandrés, Milicua y Dapousa. Poco a poco fueron llegando los nadadores inscritos, hasta hacer un número de 25, y lejos de amilanarse decidieron seguir adelante con la competición, decía la prensa: “...dejando de lado la inclemencia del tiempo y la vanidad de ser contemplados por un numeroso público, se decidieron entablar la lucha...” La Comisión encargada de organizar el campeonato estaba formada por los señores Graefenhain, Gutiérrez y Moreno.


El Campeonato tuvo las especialidades de 400 metros, 100 metros, 50 metros neófitos, relevos de 5por 50 y saltos, especialidad a la que llamaban graciosamente “cabizbajos”.

En 100 metros: resultó primero José Valdés, de quien la prensa decía: “...Su crawl resulta excelente, mueve bien los brazos y emplea toda su energía, mas esta carrera es muy corta para él...”; segundo Ramón Zubiaga y tercero Manuel Suárez.

En 50 metros neófitos: se clasifican en la primera prueba los señores Antonio Ferrer y Jesús García; en la segunda los señores Luis Ormaechea y José María Picaza; en la tercera los señores Juan Moreno y Carlos Graefenhain. Celebrada la final, resultaron vencedores: Primero, Luis Ormaechea, segundo Antonio Ferrer y tercero José María Picaza.


En 400 metros: primero José Valdés, segundo Alfredo Tourquist y tercero, Manuel Suárez.

En Relevos de 5por 50 algunos equipos dejaron de presentarse, entre ellos los equipos “Carramarro” y “Schutangas”, por lo que correspondió la victoria al único equipo que se presentó a la competición, el alpino “Askarras”, que llevaba por distintivo una sogalinda, y que estaba integrado por los señores Eusebio Benaola, Enrique Pineda, Vicente Echevarría, Luis Laca y José Maria Laka.


Quizá la especialidad más esperada por su espectacularidad fue la de Saltos o cabizbajos: en ella resultaron clasificados, primero, Antonio Ferrer, segundo Pedro CabezueIo y tercero Manuel Suárez. La prensa mencionaba especialmente al nadador José Valdés a quien apodaban “Pepito Valdés”, por su magnifico estilo y facultades portentosas. Para el fueron las copas “Lequerica” y “Moreno”, nombres de sus maestros, ya difuntos.


Muchos de aquellos nadadores, como AntonioFerrer, nacido en Areeta-Las Arenas, pionero del montañismo, primer periodista alpino del País Vasco o José Valdés, eran del “Arenas Club” de Getxo”.


CASETAS Y MAROMAS PARA BAÑOS DE MAR

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Algunas costumbres para los baños de mar se empezaron a fraguar allá por 1867. Hasta esas fechas el uso de espacios públicos en nuestras playas se podía considerar de libre albedrío. Los dueños de las casetas de baño que ya hacían su presencia en las playas de nuestro litoral, las instalaban sin ningún tipo de control y vigilancia. Ese motivo, además del de ordenar los puestos playeros, que presentaban una situación de desorden total donde cada propietario colocaba los mismos de forma descontrolada, fue uno de los ingredientes que llevó a la corporación municipal, presidida por el Alcalde D. Agustín Basáñez, a tomar la decisión de intervenir, estableciendo las que iban a ser las primeras normas para estas instalaciones veraniegas el 20 de febrero de 1867.

Aunque antes de seguir, se hace necesario conocer que los caminos de transito hacia las playas del municipio presentaban un lamentable estado. Caminos que se veían azotados por el transito de transeúntes y carretas tiradas por bueyes, que eran utilizadas para llevar las casetas de baños a la playas, como era el caso del camino de la Arena, que circulaba en paralelo a la playa de Las Arenas, del que se decía: “...se halla en bastante mal estado y necesitado de una buena reposición...” Se encargó un estudio para su reposición al síndico D. Ángel de Zabala y al regidor D. José Antonio de Uriarte.

Uno de los elementos que empezaban a ser imprescindibles en la época, para los baños de mar eran las casetas de baño, que eran utilizadas para vestirse los trajes de baño y guardar la ropa de calle. Respecto de ellas se decía: “...debido a la tolerancia de establecer casetas de baño durante la temporada estival, por quien guste y sin satisfacción de derecho alguno hasta el presente, en las playas de esta jurisdicción han ocurrido algunos desórdenes desagradables...” Achacaban los desórdenes al hecho de no poner, por falta de recursos municipales, una persona en funciones de policía de playa, con una retribución adecuada, que custodiase y controlara las instalaciones veraniegas.


En vista de aquel estado de cosas el Ayuntamiento de Getxo acordó establecer las siguientes normas:

En primer lugar:“...A partir de la siguiente temporada (Verano de 1868), y hasta que no se determine otra cosa mejor, por cada departamento de casetas de baño que se establezca en las playas de la jurisdicción de esta Anteiglesia, se exija a los respectivos dueños la módica retribución de treinta reales de vellón...”

En segundo lugar:“...Toda cantidad que se recaude por razón de dichas retribuciones, sea invertida exclusivamente en costear la vigilancia y policía que se requieren en las playas para mantener el debido respeto, sostener el orden, reparación y conservación de los caminos que se dirigen a las playas...”

En tercer lugar:“...Todo individuo que deseare casetas con destino a dichos baños, solicite por escrito en cada temporada el correspondiente permiso al Sr. Alcalde, y este, al concederlo, le exija los referidos 30 reales, por cada departamento...”


Se estableció que se enviara aquel acuerdo al Sr. Gobernador de la Provincia, ya que al parecer era preceptivo antes de ser puestos en marcha aquellos acuerdos, lo que definían como su “superior aprobación”. Acuerdo que fue ratificado el día 16 de marzo de 1867. La reposición del camino de la Arena fue realizada por D. Justo de Ugarte y fue ejecutado con piedra y tierra.

Las solicitudes no se hicieron de esperar. La primera fue presentada por D. Juan Luis Bonet vecino de Getxo, que solicitaba: “...construir una caseta de tablas, fija y estable, en el termino de Ereaga y local en la planicie baja entre el camino de descenso y llegada de las mareas más altas, con destino a baños templados...” El consistorio autoriza aquella construcción dejando claro que la misma no otorgaba; “...adquirir en ningún tiempo posesión de dicho terreno, debiendo quedar libre siempre que lo solicitara la autoridad municipal...” Durante el tiempo que duro la reposición del camino quedaba prohibido el paso de carros cargados y fijaba bandos recordando la prohibición.


Al año siguiente, el 30 de mayo de 1868, entre las medidas relativas al mejoramiento de las condiciones de baño y seguridad en las playas, se determinaba la instalación de “maromas y estacas” en la playa de Ereaga. “Maroma” se denominaba a una cuerda de esparto o cáñamo, que se fijaba en la playa por medio de postes de hierro o madera y que se adentraba en el mar sujetas en el otro extremo por una boya. De tal manera que los bañistas más inseguros o quienes no sabían nadar, permanecían bajo la atenta mirada del bañero.


Los criterios para su instalación eran, entre otros, su bajo coste y el auxilio para quien por debilidad o inseguridad se encontrara en peligro, se decía en aquel pleno: “...colóquense estacas y maromas en la playa de Ereaga con el fin de que sea más fácil, cómodo y menos peligroso el tomar baños en la playa, para que cualquier persona, por débil que se encuentre pueda asirse, evitando al mismo tiempo cualquier desgracia accidental...” Aquellas maromas fueron instaladas en la playa de Las Arenas, Ereaga y Arriguna.

DOS PELOTONES EN GETXO

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Para comprender los acontecimientos que iban a suceder, antes habría que situar el ambiente general en el Estado a finales del S.XVIII, con una monarquía casi en bancarrota que puso en venta tierras de la iglesia a cambio de bonos del Estado. Estas ventas fueron conocidas en conjunto como desamortizaciones. La época de la llamada “Insurrección del 68” o periodo de la “Guerra Grande” o “Guerra de los Diez Años”. Época en la que estalló la revolución liberal de septiembre de 1868. En en medio de la agitación que se vivía durante la última época del periodo isabelino que algunos llamaron “La última revolución liberal burguesa”; en Bizkaia, carlistas y liberales moderados mantuvieron bajo su control de forma casi permanente las instituciones forales vizcaínas: “...el día 30 de septiembre, se produjo una manifestación encabezada por una sección de carabineros. Los sublevados que daban vivas a la libertad y al ejército revolucionario y mueras a los gobiernos despóticos, recorrió desde el Arenal las calles de Bidebarrieta y Correo, para llegar a la Diputación y continuar hacia el Ayuntamiento y la Aduana, todo ello a los sones del Himno de Riego...” La diputación convertida en Junta se encargó del mantenimiento del orden de las instituciones provinciales.  

Era ese septiembre de 1868, cuando se estableció en Getxo que dos pelotones de hombres realizaran servicios de vigilancia por el Pueblo. El día 27 se celebró una sesión extraordinaria del pleno municipal, con objeto de establecer dicho servicio de vigilancia. Se decía en aquel pleno: “...en vista de los acontecimientos extraordinarios que atraviesa la Nación y en consideración de haber sido ausentados con dicho motivo, los carabineros de este pueblo, convendría adoptar alguna medida...” Según aquellos ediles se trataba de: “...asegurar la propiedad y establecer la tranquilidad de los vecinos...” Para lo que acordaron: “...establecer dos pelotones de tres (tres) individuos cada uno para la vigilancia nocturna de la población...” Para ellos se nombraron para el primer pelotón a los camineros D. Juan Antonio de Miragaray y D. Ángel de Egusquiza, a quienes acompañaba D. Vicente de Elosua. Eran sus funciones recorrer la población desde las ocho de la noche hasta el amanecer y el de los camineros hacerlo por la tarde en los caminos. Para el segundo fueron nombrados D. Manuel Iglesias, D. Simón de Zubiaga y D. José Manuel de Gorordo. Otras de sus funciones eran las de evitar que los pobres y mendigos foráneos se establecieran en caminos y población, siendo su trabajo conducirlos fuera del termino municipal de Getxo, así como de poner en conocimiento de las autoridades la presencia de cualquier persona sospechosa.



En agosto de 1870 se seguía insistiendo sobre las circunstancias excepcionales en que se encontraba el país. El día 27 del mismo mes el “Capitán General de las Provincias Vascongadas y Navarra” había publicado un bando dando a conocer a la población que se decretaba el estado de guerra en nuestro distrito. El vecindario había sido convocado en el salón de plenos la tarde del día anterior para darles a conocer las disposiciones decretadas: se establecía una vigilancia nocturna para “Asegurar la Propiedad” y mantener el “Orden Público”, mientras persistieran las circunstancias excepcionales. El servicio de vigilancia lo realizaron 10 hombres divididos en dos grupos, al frente de los cuales iba un cabo, dichos jefes de grupo eran D. José María de Larrazábal y D. Antonio María de Hormaechea, quienes recorrían durante la noche el pueblo, desde la Iglesia de Santa Maria hasta la casa de D. Jorge de Goya. Se habían asignado como jornal 10 reales por noche, que eran abonados con fondos municipales.

El 10 de septiembre el consistorio daba por finalizadas las circunstancias excepcionales, suprimiéndose el servicio de vigilancia nocturna. Una vez finalizados los enfrentamientos armados, el Gobernador Militar de la Provincia, daba orden de que se procediera a recoger las armas que se hubieran abandonado o permanecieran ocultas de las tropas Carlistas.




Mientras, el Pueblo volvía a las rutinas y debates, que ahora se referían a las listas electorales, las cuales eran cuestionadas por parte de algunos vecinos, llegándose al acuerdo en octubre de aquel año, de dividirlo en dos distritos electorales; a las obras del camino de Iturrieta a Telletxe y a todo lo relacionado con la Escuela de Náutica del Puerto Viejo.
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