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Channel: MEMORIAS DE GETXO
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UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -I-

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Cuantas veces habremos deseado poder pasear, aunque sea un momento, por aquel Getxo de la preguerra, visitar sus calles, ver a sus gentes, saber cuántos y cómo eran, cómo vivían, los flujos turísticos, las edificaciones, plazas, playas y atalayas, sus comercios y cómo celebraban sus fiestas. En definitiva saber cómo eran nuestros antepasados, qué les preocupaba y cómo se divertían.

He elegido el año 1932 por ser el año en que representantes municipales de Getxo, entre los que se encontraba D. José Antonio de Agirre y Lekube, entonces Alcalde de Getxo, y más tarde el Primer Lehendakari, negociaron en Madrid el “Estatuto de 1936”, que no fue aprobado hasta octubre de 1936, de ello hace ya 84 años.


Inicio ese recorrido apoyado en el programa de fiestas de 1932. En él todo eran alabanzas hacia Getxo, se decía en sus paginas: “...su privilegiada belleza se nos muestra como el magnífico solar donde ha de edificarse el gran santuario veraniego de Vizcaya...” No obstante pedían paciencia para realizar las obras que, según ellos, habían de conducir a aquella cima: “...No os apresuréis, decimos nosotros..., hemos de caminar con pie firme, seguros de que un día desde la cima de Satistegui hemos de admirar la magnitud de una gigantesca obra...” 

Y hacían un recorrido por los distintos barrios del municipio, ¿Qué fue Las Arenas?, decían con esaespectacular playa ¿Quién la recuerda hoy? !Extensísima, de suave declive, una de las mejores del litoral, tendida desde el Nervión hasta Arriluce, bajo la Punta de Begoña!:“...antiguamente una solitaria e inmensa playa, uno de esos arenales desiertos donde no había ni un solo edificio que interrumpiera su monotonía..., Al sacudir el polvo de los viejos libros de nuestros antepasados, no vemos siquiera mentar su nombre...” Para justificar esas aseveraciones citaban, no sin razón, el “Libro de Elecciones” de 1787, en él se decía: “...en sesión celebrada en el cementerio de Santa María, solo había dos parcialidades o distritos conocidos por las denominaciones de Parcialidad de Algorta y Santa Maria. Santa Maria era la capitalidad y en su cementerio y pórtico parroquial se celebraban los actos o congresos de la república...” Y seguían: “...ahora ese arenal donde el viento jugaba alzándose en tormentosos torbellinos..., yérguese, firme, bella, y graciosamente delineada una magnifica población, monumental barrio que con arrogancia juvenil, lanza su mirada de desafío a Algorta...”


Al referirse al barrio de Algorta decían: “...¿Qué fue Algorta?, si no un pueblecito de escasísima población, albergue de marinos e indianos retirados..., que en 1860 por acuerdo de la Junta Vecinal decidieron edificar en la Plaza de la Constitución una escuelas, cuyo salón superior se dedicó a la celebración de los plenos municipales...” Y seguían: “...Hoy Algorta es admirada por su elegante barriada de Neguri, sus magnificas playas, parques y atalayas, y las edificaciones de vizcaínos adinerados...” No les faltaban palabras de alanza hacia su Pueblo, máxime cuando se referían al servicio de aguas: “...Se ha dicho, con razón, que el servicio de aguas de nuestro pueblo constituye nuestro mayor timbre de gloria..., se han invertido grandes suma de dinero en procurarse tan elemental servicio...” También hablaban de sus redes de saneamiento, que decían llegaban hasta las más apartadas zonas de la población.




Respecto de la población y su división administrativa, en 1857tan solo contaba Getxo con dos barrios Santa Mariay Algorta, que tenían respectivamente 716 y 1.363 habitantes. En 1871 ya había pasado a tener tres barrios Santa Maria, Algorta y Las Arenas, que tenían respectivamente 770, 1.817 y 85 habitantes, de estos últimos tan solo 14 eran naturales de Getxo. El crecimiento experimentado a partir del año 1900 fue espectacular, ese año Getxo contaba con 5.411 habitantes, pasando en 1910 a 5.891 y en 1919 a 9.583 habitantes.

Logrando su mayor crecimiento en 1930 que según el padrón Getxo ya contaba con 17.144 habitantes, repartidos por barrios en:

Santa Maria(Andra Mari): 2.128 habitantes.
Algorta: 7.807 habitantes.
Las Arenas: 7.209 habitantes.


Otra de sus características en la época, fue la atracción del movimiento veraniego, que llegó a alcanzar una población de 25.000 habitantes, siendo de otras procedencias 8.000 de aquellos visitantes.

Alardeaban de sus atalayas “Numancia” (Miramar), “Plazuela de D. Florentino de Larrondo” (Maria Cristina) y “Satistegui”, además de miradores y parque y jardines como “Urkijo-baso”, “Jardin-gana” y en construcción el de la Vega de Algorta (Fadura) que reunía un total de 220 fincas.

En cuanto a sus comunicaciones disponía ya Getxo de cuatro estaciones enclavadas en Las Arenas, Neguri, Algorta y Getxo. Además de un servicio de tranvía que llegaba desde Bilbao a la playa de Ereaga. Contado con un servicio de autobuses y coches de alquiler que ponían en comunicación Bilbao con las playas y la Anteiglesia.

El comerciocobraba vida e importancia encontrándose entre aquellos:


En Algorta: “La Innovación” en la carretera de Algorta 43; la “Librería Papelería de Angel Cuartango”, la “Ferretería de Libano Hnos”, la fabrica de lunas de “Ramón Tejeiro”, la “Casa de las Medias”, ultramarinos finos “Casa Cristobal”, la mercería de “Mercedes Menchaca”y “Calzados Uribarri”, los ultramarinos finos de “Candido Rosaez”, el salón peluquería de “Pedro Benito”, el “Café Bar Casino Algorteño” de la Viuda de Landeta, la panadería de “Guinea Hermanas”, todos ellos en la Avenida Basagoiti o cercanías, el almacén de vinos de “Florencio Hormaza”, la ebanistería tapicería de “Anselmo Bidegorri” en Alango, el restaurante de “Nicolasa Larrauri” en la avenida, el “Igeretxe” con los baños de algas para reumáticos (Patente de Castañeda) y el “Bar Teresa,” en la playa de Ereaga. El “Bar Restaurante Geijo” en Andres Cortina.



En Las Arenas: El garage de “Marcos Zamacona”, el “Hotel Continental”, lanas y sedas “La Esmeralda” de Aurelio Pérez Hernando, la lecheria-mantequería “Zugatzarte” en la calle la Estación, la funeraria “Gutierrez” en la calle Mayor, materiales de construcción “Francisco Irusta e Hijos” en Kresaltzu, la ferretería “Las tres FFF” de Feliciano Fernandez en la calle amistad; la “Librería Católica” de Carmen Azkarreta, el “Café Cosmopolita” y la zapatería de la “Hija de Albeniz” en la calle la Estación; la panadería de “La Viuda de Aguirre” en la calle Amistad y Zubiaur (Maria Cristina), “Casa Aberasturi” en la calle mayor; la imprenta de “Luciano Suarez” y “Almacenes San Ignacio de Loyola” y “Tíntorería la Higiénica“ en Paulino Mendibil; la colchonería de “Juan Gortazar” en la calle Mayor, el garaje de “Prudencio Muguerza” en la Avenida de Las Arenas, “Electro Radio S.L.” (Radiola) y la “Academia de corte y Confección” de Juanita G. de Zabalo en la calle Amistad .

En Neguri: la “Droguería Vizcaina” de Larrea, Renovales y Elorduy.


Había muchos comercios más, pero de estos es de los que he encontrado anuncios.


En la próxima entrada comenzaremos un repaso por la vida del municipio a lo largo del año 1932; en ella veremos qué cosas eran las que afectaban a nuestros convecinos, cómo se divertían, sus fiestas, las obras que se realizaban en los pueblos, las actividades deportivas, en definitiva cómo era su vida en esos días.

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -II-

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Para dar este paseo por el Getxo de 1932 iremos viendo los sucesos que de alguna forma nos indican las cosas y hechos que preocupaban o alegraban a nuestros antepasados.

En primer lugar, los problemas laborales, que eran los que angustiaban a muchas familias de trabajadores y que generaban no pocos enfrentamientos sociales. Ya desde primeros de año, el paro acuciaba a las familias de los barrios más humildes. La asamblea de obreros parados acordaba que se promovieran cuantas obras fueran posible realizar, a fin de dar ocupación al mayor número posible de parados.

El Ayuntamiento de Getxo, el día 2 de enero, cursaba un oficio al cura párroco de Las Arenas Sr. Escauriaza, dando las gracias por el donativo de 100 vales para raciones, y al comerciante Sr. Rosáenz, por otro donativo de cuatro raciones para los menesterosos de la localidad.

Y en un día tan señalado para sus hijos, como el día de reyes, los obreros parados del municipio solicitaban realizar una reunión en las Escuelas de Las Arenas. Firmaba la solicitud el vecino de Neguri D. Vicente Sevilla. La pobreza en algunos sectores de la población era tal, que en el vecino barrio de Lamiako, una familia, cuyo padre había venido a trabajar en las obras de electrificación del ferrocarril de Las Arenas, se vio envuelta en un triste suceso. Al parecer en vísperas de Nochebuena, el propietario de la fábrica Delta, instalada en Lamiako D. Eduardo K . L . Earle, concedió una cantidad en metálico para socorrer a los pobres de la localidad y obreros parados para que estos pudieran pasar mejor los días de Navidad. El sacerdote de Lamiaco D. Bernardo Iza repartió los socorros a sus vecinos más necesitados, pero, al haber repartido todas las ayudas, no pudo atender los requerimientos de una familia. Y uno de sus hijos, disparó sobre él. Decían que la explicación dada ante el juez fue: “...la creencia de que así vengaba a su madre, por no haber sido socorrida...” El incidente parece que ocurrió en la estación de Lamiako. Así, mientras que las condiciones de los trabajadores eran extremas, el elitista “Club Marítimo del Abra” celebraba la festividad de Reyes con una fiesta y obsequios para todos los asistentes.


El día 11 de enero comenzaron a funcionar las Cantinas Escolares en los grupos de Las Arenas, San Ignacio, Juan Bautista Zabala y Santa María de Getxo, en las que se daba de comer a unos trescientos niños de uno y otro sexo. En general estaban mantenidas, económicamente, por familias de buena posición. La Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana invita a todos los obreros a los cursos sobre estudios sociales, que se iban a impartir en la “Casa Social” de Las Arenas. Los mismos iban tratar de las Doctrinas sociales del momento, Hechos sociales y Legislación y Código de Trabajo.

El día 13 de enero en representación de la “Asociación de los Obreros en Paro”, intervenía en el pleno D. Vicente Lavilla, proponiendo que se arbitrasen soluciones para combatir el paro existente. Proponían la constitución de una Comisión Gestora; que el Ayuntamiento asumiera la necesidad de colocar a todos los obreros en paro; que el consistorio obligara a todos los propietarios a blanquear en el plazo de 15 días todas las fachadas de las casas, y en caso de no hacerlo fuera el propio ayuntamiento el encargado de hacerlo; que corriera con los gastos de los alquileres de las viviendas de los parados y colocarlos en las obras adjudicadas por contrata. El concejal D. Ángel Sánchez apoyaba aquellas medidas por: “...las necesidades que afligen a los obreros sin trabajo..., creando a sus familias situaciones insostenibles...” El primer teniente de alcalde D. Pedro Larrondo se hacía solidario con los planteamientos del Sr. Sanchez, indicando que: “...es criterio del Ayuntamiento contribuir en la medida de sus fuerzas a la realización de las obras..., aún no pudiendo hacerlo en la cuantía que fuera su deseo..., dadas las dificultades del presupuesto...”

Las primeras obras verían pronto la luz. El 20 de enero se aprobaba el acta de subasta para la adjudicación de las obras de urbanización de la calle “Electra” y el relleno de “Kresaltzu”. Se proponía la construcción de aceras en la manzana comprendida entre la calle “Amistad” y “Las Mercedes”. Se arreglaban en Andra Mari y Algorta algunas calles como “Piñaga” y “San Martin”, además de las galerías que traían el agua desde Loiu. El saneamiento del barrio de Santa Maria fue otra de las obras.


A la vez se iniciaban movimientos de caridad para socorrer a las familias necesitadas. El “Cine Cervantes” de Algorta fue el marco elegido por la “Asociación Nuestra Señora de Begoña” para el reparto de juguetes entre los niños de la localidad: del Puerto Viejo acudieron una amplia representación de pequeños. El 23 de enero se celebraba una “Velada Benéfica” en el Gran Cinema de Algorta organizada por “Euzko Etxia” y el grupo “Emakume Abertzale Batza” de Algorta, a beneficio de la Junta de Socorro. Se estrenaron dos obras, una del escritor D. Isidro Parada titulada “Abendaren Abestijak” (Los cantos de la Raza) y la segunda de un joven de la localidad D. Ramón de Amezaga “Los perdularios”.

Las ayudas de las familias pudientes tenían a veces el pensamiento de que los asilados en el “Hospital Asilo” de Algorta, pudieran disfrutar de mejores comidas que las que se les ofrecían a diario. El día 24 de enero, con motivo de la boda de Sofía Ibarra MacMahon, tuvieron una comida extraordinaria, costeada por los contrayentes, compuesta por los siguientes platos: Paella, Gallina en salsa, Merluza, postres variados, café, copa y cigarro. A la comida asistieron 29 niñas, 25 niños, 23 ancianas y 16 ancianos, además de algunos parados y mendigos.

En febrero eran las “Agrupaciónes de Obreros Vascos” de Las Arenas, de la que era presidente D. Cándido Ispizua y de Algorta, de la que era presidente D. Valentín de Larrañaga, quienes solicitaban autorización para celebrar asambleas generales en sus domicilios sociales de la calle Mayor (Las Arenas) y Avenida Basagoiti (Algorta).


El consistorio de Getxo parece que tomó cartas en el asunto, ya que el día 2 de febrero, el diario bilbaino “La gaceta del Norte” decía en su espacio “Márgenes de la Ria”: “...El Ayuntamiento de Getxo lleva empleados más de 50 obreros, de los sin trabajo, en el arreglo de calles y caminos vecinales...” A pesar de ese esfuerzo municipal, en marzo, eran los maestros que regentaban las escuelas de los barrios de Algorta y Santa María quienes mostraban su solidaridad con los obreros de la localidad que se encontraban en paro forzoso, entregando en la Alcaldía la suma de 106 pesetas, producto de colectas realizadas en los centros docentes que dirigían.

Las organizaciones sociales desplegaban gran actividad. En junio se inauguraban los locales de “Solidaridad de Obreros Vascos” de Algorta, de la que era presidente el Sr. Lezamiz. Lo hacían con varios actos de carácter religioso, político y gastronómico. El primero en la iglesia de San Nicolas de Bari, el segundo en los terrenos de la Sociedad Euzko-Etxia, y el último en el Restaurante de Dña. Nicolasa Larrauri.

La vivienda era otro de los quebraderos de cabeza de los trabajadores, se puede decir que estas eran, en la mayor parte, casas de alquiler. Y lógicamente su mayor preocupación consistía en saber cómo iban a ser esos arrendamientos, máxime cuando ya desde el primer día del año aparecía en la prensa bilbaína noticias al respecto. Era la Asociación de Inquilinos de Getxo la que decía en aquellas paginas: “...La prórroga tan deseada del decreto referente a los alquileres ha sido firmada por el presidente de la República… Hoy, el inquilino, por medio de la prórroga que hemos conseguido, puede pedir la revisión de su renta a lo que fue el año 1914, con un aumento de 10 por 100 sobre la misma... Si tenemos presente el estado difícil de las cosas, ésta es una enorme ventaja obtenida en favor de la clase humilde y del empleado modesto que, percibiendo un sueldo reducido, se ve enfrentado con rentas exorbitantes que no puede pagar...”

Esa lucha se daba a lo largo de las márgenes del Nervión. Las exorbitantes rentas que se pagaban iban en aumento, viviendas que en el año 1916 estaban declaradas con un valor de 2.500 pesetas. Por un solo piso se pagaban 3.000 pesetas. Casas que antes rentaban la modesta suma de 65 pesetas, entonces, tras unas pequeñas reformas, pasaban a valer 250 pesetas. En marzo, La Asociación de Inquilinos, decía, refiriéndose a la actuación de los juzgados al aplicar la Ley de Arrendamientos: “...se regatea, cual si fuesen verduleras, gitanos o judíos para conseguir un indiscutible derecho, bien claro y bien definido, que marca la ley cual es la renta...” Para hacerse idea de de los que suponían estos costes, valga saber que el sueldo medio de un bracero en enero de 1932 era de 8,50 pesetas por día de trabajo, si tenemos en cuenta que solo se trabajaban una media de 26 días y no en todos los meses, el sueldo mensual era de 221 pesetas. La Cámara de la Propiedad Urbana de Getxo enviaba una comunicación el día 16 de enero, sobre la previsión de rentas, con motivo del decreto de inquilinato de 1932. Aquel decreto, según el criterio de la cámara, mantenía los aumentos de los precios de las rentas que los propietarios viniesen cobrando con anterioridad al 31 de diciembre de 1931.


En las mismas fechas se incendiaba el Nº 1 de la calle Kaletxu, un callejón ya desaparecido, entre las calles Mayor y Paulino Mendibil, en Las Arenas, que alojaba el taller de carpintería, de D. Francisco Gutiérrez, en el que se fabricaban muebles. El edificio era propiedad de D. Manuel Seco.


En la próxima entrada iremos viendo las tradicionales formas de mitigar aquellos desasosiegos, y algunos hechos históricos que acompañaron a nuestros vecinos.  

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -III-

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Como decía en mi anterior entrada, en ésta iremos viendo las tradicionales formas de mitigar aquellos desasosiegos y algunos hechos históricos que acompañaron a nuestros vecinos.

Al igual que en la actualidad los deportes eran una de las válvulas que permitían de alguna manera quitar presión a la precaria situación de muchos cabezas de familia. El día primero de enero, la Junta directiva del Arenas Club abrió una suscripción a favor de la viuda e hijos del que en vida fue directivo de dicho Club, Mariano Inchaurtieta. En el partido que se iba a jugar en Ibaiondo al día siguiente, se pusieron mesas petitorias.

El día 2 de enero, el diario bilbaino “Excelsius” anunciaba, que el partido de fútbol que iba a enfrentar al Arenas-Real Madrid: “...Mañana se piensan batir dos records en Vizcaya. El primero, el de venta de billetes, que se van a despachar en el “eléctrico” de Las Arenas, y segundo la entrada de Ibaiondo...” El partido terminó con un empate a dos, y eso que contó el equipo madrileño con la colaboración del árbitro, que anuló un gol al equipo de casa. En el aspecto deportivo cabe destacar que nuestro “Arenas Club” empataba el día 3 de enero, en un encuentro que el tiempo respetó. Amaneció un día espléndido, el campo de Ibaiondo llenó todas las localidades menos las de tribuna, la tarde convidaba a tomar el sol. La prensa decía: “...el juego del Arenas fue de dominio e intensidad, pero con demasiada precipitación...” El Arenas salió con: Zarraonandía; Arrieta, Llantada; Gerardo, Urresti y Cilaurren; Emilín, Menchaca, Calero, García y Saro.


Las competiciones deportivas eran las que más publico arrastraban en Getxo, tanto es así, que los de Gobelaurre iniciaron en febrero un torneo para equipos sin federar. Las inscripciones se recibían en los locales del Club, en la Vega de Santa Eugenia, en el “Restaurante Gobelas”.

Otra de las vías para “minimizar” aquel estado de pobreza, era todo aquello que permitía distraer la atención de los agobios diarios a los vecinos. El día 1 de enero, en sesiones de tarde y noche, quedaba inaugurado un aparato de cine sonoro en la “Casa Social Católica” de Las Arenas. La película puesta en la pantalla se tituló “Esclavas de la Moda”. La instalación sonora fue puesta en marcha por la casa “Casa Radio-Electricidad A. Cabezón”. El Ayuntamiento firmaba un contrato con una Banda particular de música para que actuara todas las tardes de domingo y festivos en la Plaza de Sabino Arana (Zubiko Enparantza) del barrio de Las Arenas.

Otro de los divertimentos en Las Arenas, al igual que en el resto de Getxo, era el cine. La “Casa Social Católica” de dicho barrio era uno de los lugares de encuentro de muchos aficionados al cine y el teatro. El día 1 de febrero se proyectaban en dicha sala, en doble sesión, las películas “El rey vagabundo” y “La Paloma”.



Otra de las diversiones que gustaban a los baserritarras eran las peleas de gallos. En febrero de 1932, las dos galleras que competían con mayor rivalidad eran “Ollarzale” e “Iturregui”, este último de Getxo. Y a pesar de que los gallos de Galdames tenían una fama bien merecida, los de Getxo ganaron en cuatro de las cinco peleas. Iturregui compitió con cuatro gallos llamados “Colorado tuerto”, “Ganancioso”, “Cenizo derecho” y “Retinto”.

Sin embargo, algunos de los elementos más significativos de diversión en las fiestas veían peligrar su continuidad por aquella crisis. Era el caso de los puestos de “Corros de Acordeón”, que hasta el 10 de febrero venían regentando los Srs. Reguera, Marrodán y López, cuya actuación se producía en los días que intervenía la Banda Municipal. Aquellos arrendadores no podían pagar las rentas por el descenso de asistentes a las romerías. La renta por el alquiler de los puestos, en la Plaza de la Constitución (Algorta) y de Sabino Arana (Las Arenas) era de 5 pesetas al día.

Algunas edificaciones, calles y plazas iban a ver cambiar sus nombres. Durante el mes de febrero, algunos edificios históricos del barrio de Algorta, veían cambiar de moradores. Se hacía entrega a la “Comandancia de Carabineros de Vizcaya” los locales de la “Batería San Ignacio” (Algorta). También se adjudicaban las obras del grupo escolar Saratxaga y se aprobaba el proyecto de construcción de la Casa Venta de Getxo. El 17 de febrero se acordaba llamar calle “Zubiaur” a la hasta entonces denominada “Maria Cristina” de Las Arenas y a la Plazuela del Puente “Plaza de Sabino Arana”.


Esos días, la prensa, en un apartado dedicado a los hechos de antaño, recogía un suceso acaecido 45 años antes, en 1887: “...En Las Arenas, una embarcación inglesa llama “Almiare”, resultó embarrancada, con grandes peligros pudo ser evacuada la tripulación y el vecindario de Guecho cooperó en el salvamento...”

Y a pesar de no ser un tema exclusivo de Getxo, por su cierto interés histórico, no me resisto a traer a estas páginas un hecho que merece ser entendido en su época, y ver el tratamiento que cierta prensa, excesivamente confesional, daba a un hecho que debiera haber sido considerado normal. El día 14 de enero se discutía en las cortes españolas sobre la secularización de los cementerios. Se proponía: “...que los enterramientos en cementerios católicos o civiles fueran a voluntad de los fallecidos o de sus familiares...” Desde los sectores más conservadores, incluyendo en ellos al diario bilbaíno “La gaceta del Norte” se combatía el posible dictamen, titulaba la rotativa: “...El debate sobre secularización de cementerios da lugar a una nueva demostración de ignorancia...” El canónico Sr. Guallart decía: “...El proyecto es un atentado contra los derechos de la iglesia que han sido entregados por Dios, quien está por encima de todos, incluso del Poder civil...” Finalmente la ley, de 30 de enero de 1932, decía: “...Ios cementerios serán comunes a todos los ciudadanos, sin diferencias fundadas en motivos confesionales...” El diputado D. José Antonio Aguirre, el día 20 de enero planteaba: “...Que las disposiciones de esa Ley solo sean aplicadas a los restos inhumados, únicamente durante el plazo que establezcan las leyes sanitarias..., pudiendo después la familia o los herederos recoger los restos y depositarlos fuera de los cementerios municipales...” Y se preguntaba: “...¿Qué se va a hacer con los cementerios protestantes que hay en la zona de soberanía del Marruecos español?...” El ayuntamiento de Getxo acordaba cumplir la normativa el día 17 de febrero. En el cementerio municipal acababan los trabajos de construcción de un crematorio.

Pero no solamente era ese el frente que tenía la Iglesia con el poder civil, no parece que a algunos sectores les encantara la República, el día 14 de enero el diario conservador, decía: “...“La república de la broma”, esta obra será puesta en escena en la “Casa Social Católica” de Las Arenas, por el cuadro artístico de los Luises...”


La seguridad en los barrios era otro de los asuntos que el consistorio trataba el día 13 de enero, se nombraban guardias municipales nocturnos para el barrio de Neguri.

Y distendiendo un poco aquel estado de cosas, los pequeños pasaban a ser objeto de atención municipal, aunque seguro que ellos no les hicieron nada de gracia aquellos acuerdos municipales. Pocas cosas habrá, como las celebraciones de los bautizos, que hayan provocado tanta algarabía entre la chiquillería. El día 25 de febrero, el consistorio getxotarra publicaba un bando que iba a alterar las costumbres de esas celebraciones: “...se prohíbe terminantemente el que en los bautizos se arrojen a los niños, dulces, monedas y otros objetos...”

Algunos hechos no suscitados en Getxo venían a enredar un poco más aquel año convulso de 1932. El día 3 de febrero el Ayuntamiento de Getxo, con un solo voto en contra, el de los concejales Srs. Sánchez y Bringas, acordaba hacer constar la protesta del consistorio por el decreto del gobierno que ordenaba la disolución de la compañía de Jesús, y dirigía un telegrama a la presidencia del Consejo de Ministros.

A veces se veía un poco de luz al final del túnel, algunas empresas establecidas en nuestro término municipal, como el taller de herrería de D. Andrés Basagoiti, situado entre la calle Acacias y el rio Gobela, aumentaba sus instalaciones a mediados de febrero.


Con la siguiente entrada entramos en la temporada de primavera, e iremos viendo cuales eran las cosas que preocupaban y divertían a nuestros antepasados en esa época.

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -IV-

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A la llegada de la primavera seguían los problemas laborales y para aminorar la crisis de trabajo en Bizkaia, el Consejo de ministros acordaba el día 25 de mayo algunas medidas de importancia que afectaban a Getxo. Entre ellas estaba el acometer sin demora las siguientes obras: monumento a Churruca por un valor de 350.000, Balizamiento del Abra por un valor de 1.000.000 y Ensanche de la carretera de Las Arenas por un valor de 3.000.000.

Otra de las instituciones dedicadas a socorrer a los menos favorecidos era “El Patronato de Protección Escolar”. En mayo se publicó la cuenta de ingresos y gastos de las “cantinas escolares”, comedores donde los pequeños tenían un complemento alimenticio que en muchas casas faltaba. Estos comedores, que se financiaban gracias a las ayudas de benefactores, habían venido funcionando desde el 11 de enero al 30 de abril en las escuelas de Las Arenas, San Ignacio, Juan Bautista Zabala y Santa María. Dicho balance era: ingresado por donativos, 6.354 pesetas; consignado por el Ayuntamiento 5.000 pesetas; Total 11.354 pesetas. Gastos generales 1.654,50 pesetas; Gastos ordinarios 8.278,32 pesetas; Total, 9.932,82 pesetas. Saldo a cuenta nueva 1.421,18 pesetas.

Desde que se abrieron las Cantinas, el 11 de enero, hasta que se cerraron, el 30 de abril, acudieron los siguientes niños: A la de Las Arenas 48 niños y 46 niñas; a San Ignacio 30 y 30; a la de Zabala 30 y 30, y a la de Santa María 25 y 25; lo que hacía un total de 133 niños y 131 niñas, o sea 264 comensales.


Sólo recordar el precio de la cesta de la compra a primeros de junio de 1932. La pesca, esa especie hoy tan demandada y tan cara, tenía unos precios que !Quién los pillara hoy! Teniendo en cuenta, como decía en una anterior entrada, que el sueldo medio de un bracero en enero de 1932 era de 8,50 pesetas día: la pescadilla costaba de 2 a 3 pesetas kilo; los barbarines (salmonetes) de 0,50 a 1 peseta kilo; la merluza de 2,60 a 5,65 pesetas kilo; los Gallos de 2 a 3 pesetas kilo; el besugo de 1.20 a 1,40 pesetas kilo.

En cuanto a la fruta y hortalizas los precios eran, visto desde hoy, de ensueño: Los albérchigos costaban de 1,20 a 2 pesetas kilo; las cerezas, de 1,60 a 2,50 pesetas kilo; los plátanos de 1,80 a 2 pesetas kilo; las Fresas a 2 pesetas kilo; Manzanas a 2.50 pesetas kilo. Las vainas de 1,40 a 1,70 pesetas kilo; las Patatas a 0.4. pesetas kilo. Los huevos del país a 2,75 pesetas docena; los huevos de fuera a 2,30 pesetas docena. Los Tomates a 1,50 pesetas kilo y las cebollas a 0,75 pesetas docena.

Aunque no fueron solamente las cantinas las ayudas que se ofrecieron a los más necesitados, también funcionaron los roperos y las colonias escolares. En Getxo también existieron benefactores, que en algunos casos ayudaron a mitigar la miseria y el hambre, tanto en comedores escolares, como en Asilos y la derivada de la educación. Una de esas almas caritativas fue Dña. Cristeta Alday Cortina. Quien fallecía el día 6 de mayo de 1932, dejando en su legado, una herencia total, a la juventud de Algorta. Legado que incluía un edificio, terrenos y una importante cantidad de dinero. En ese edificio situado en la calle caridad Nº 2 de Algorta, estuvo la sede de “Itxas Gane”, siendo propietario como depositario el “Patronato Alday”. Tras el funeral, que se celebro en la Iglesia de San Nicolás de Bari de Bilbao, su cuerpo fue conducido al cementerio de Getxo. A la llegada del cadáver a Algorta se organizó la comitiva fúnebre desde el Casino Algorteño hasta la Cadena, llevando las hachas de respecto los señores D. Gerardo de Inchaurtieta, D. Martín Gartéiz, D. Luis Reyes, D. Emilio Vallejo. D. Manuel Urruchua, D. Juan Sarria, D. Pedro Salazar y D. Saturnino Oriosolo, presidieron el duelo su director espiritual D. José Maria de Ereñoza, el párroco de Algorta D. Juan José de Arechederra, sus familiares D. Feliz de Gaminde, Dña. Luía Hurtado, D. Víctor Diliz, y sus testamentarios D. José Gomes, R P. Superior de los Trinitarios y el capellán del Asilo-Hospital de Algorta.


Otro de los aspectos que preocupaba a la población de Getxo era el sanitario. En una visita realizada en abril a la Diputación de Bizkaia, el concejal Sr. Sánchez, concejal del Ayuntamiento de Getxo, insistió respecto a la conveniencia de atender el problema de la tuberculosis en el municipio. También la Sta. Urresti, que desplegaba una gran actividad en favor de los tuberculosos, habló con el presidente de la Comisión Gestora, D. Rufino Laiseca, sobre extremos relacionados con la enfermedad.

Aquellas fechas, con el verano ya cerca, tenían su atractivo, y mientras unos se tenían que conformar con paseos por las playas o chutando una pelota hecha con papeles de periódico, otros, durante los meses de primavera-verano, celebraban bailes y otras diversiones en “Igeretxe”, donde a partir del 25 de mayo empezaron a celebrar “Los miércoles y sábados de la moda”, la prensa decía: “...qué ambiente tan simpático suele reinar estos días en el balneario de Algorta..., lugar de reunión de la gente bien de Las Arenas y Bilbao...” Eran como niños, al finalizar el verano, se iba a celebrar un campeonato de “yo-yo”, que se disputaría en el salón de baile del Casino del balneario de Igeretxe. Decía la prensa: “...El anuncio del campeonato de “Yo-Yo” que se va a celebrar la semana próxima, ha tenido la virtud de despertar los entusiasmos de las gentes.. Por Las Arenas se ve estos días a muchachas y a chicos jóvenes con su correspondiente “Yo-Yo”...,los niños de la buena sociedad de Las Arenas y Neguri piensan acudir a este acto...” Cuando empezaron a verse por las calles y plazas algunos “yo-yo”, la gente se sonreía y tomaban por chiflados a los que practicaban aquel novedoso juego. Juan Pons fue el ganador de aquel atrevido campeonato, le seguía en segundo lugar Maria Josefa Zabala, los restantes puestos fueron ganados por Isaías Menchaca, Antonio Azcona, Fernando Bergareche, Ramón Gil, Ramón Moronati y Gracén Echezarra.


A finales de mayo se iba a proceder a dar en el municipio la vacuna antivariolosa de forma gratuita. La misma se iba a distribuir entre los escolares de Santa Maria de Getxo; Fundación Cortina, Juan Bautista Zabala y San Ignacio de Algorta; las Escuelas Municipales de Las Arenas y las de la Vega de Santa Eugenia de Romo, entre los días 30 de mayo y 4 de junio.
En junio de aquel año, el diario “La tarde” decía en sus paginas: “...la peste blanca sigue haciendo verdaderos estragos. Hoy mismo ha visitado al Presidente de la Comisión Gestora de la Diputación la señorita Urresti, pidiendo la adopción de medidas encaminadas a impedir el avance y desarrollo que viene alcanzando la tuberculosis en Guecho...”


Otra de las acosas que en aquellos días movilizaba e interesaba muchos ciudadanos de Getxo era la negociación del estatuto de Autonomía, que lideraba nuestro primer edil D. José Antonio de Agirre y Lekube. El día 12 de mayo los señores concejales acordaron, por aclamación, designar al Alcalde en propiedad y diputado a Cortes por Navarra, D. José Antonio Aguirre, para que representara al Ayuntamiento de Getxo en la Asamblea General de Ayuntamientos del País Vasco-Navarro, que se iba a celebrar en Pamplona el día 22.

El mismo día 19 de junio la Asamblea de Ayuntamientos Vascos, ante el voto contrario al estatuto de algunos representante navarros (135) y otros a favor (101), y que sin embargo había sido aprobado por el resto de territorios, acordaba prescindir de Navarra, solicitando de los poderes del estado un nuevo Estatuto Vasco. Muchos eran los intereses, económicos y religiosos, que hacían llamamientos negativos hacia el Estatuto, uno de ellos venía desde el diario de Gipuzkoa “La Constancia”, quien decía: “...el voto al Estatuto constituye nada menos que una gravísima ofensa a Dios...” Entre tanto el día 5 de junio se anunciaba en la prensa que 200.000 ejemplares del Estatuto iban a ser distribuidos por todo Euskadi.


Los actos de carácter político en aquellos días estaban en candelero. El Aberri Eguna de 1932 se celebró por primera vez el día 27 de marzo en Bilbao, de él ya hable en mi entrada del 25 de mayo del 2015, por lo que solamente haré una pequeña reseña del mismo. Participó en el desfile la Banda de música de Getxo y grupos de txistularis llegados de distintos puntos de la geografía vasca. Nuestro municipio también tuvo su lugar en la misma, la Banda municipal de música de Getxo se situó en la cabeza de la manifestación.

En abril, ante la proximidad del primer aniversario de la proclamación de la República, el Centro Democrático de Las Arenas celebraba reunión de su Junta Directiva para tratar de los diversos festejos que iban a realizarse para conmemorarla. A continuación lo hacía la Agrupación Republicana de Algorta, en su domicilio social de la calle Andrés Cortina Nº 14 y el partido Republicano Radical Socialista (Comité Local de Getxo). La víspera se daban instrucciones para la comitiva de la manifestación que se iba a celebrar en Bilbao, en la cual la Banda de Música de Getxo participó junto a otras de los municipios de Bizkaia. Concejales de la minoría republicana y Socialista del Centro Democrático de Las Arenas acudieron a aquel acto.

El día 24 de abril se inauguraba el frontón del Batzoki de Las Arenas, con un partido de honor y exhibición de dantzaris. En recuerdo del que fuera padrino de la bandera de las “Emakumes’’ D. Jose Ugarte y Goicuría, a las nueve de la mañana había celebrado una misa en la Parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes. El orfeón del Batzoki cantó el responso.

El Centro Democrático de Las Arenas daba una conferencia en sus locales sobre la Reforma Agraria. En el Juzgado municipal se celebraba el primer matrimonio civil de Getxo entre D. Toribio Aparicio de Bilbao y doña María Banondo natural y vecina de Algorta.

El día 12 de junio se inauguraba la sede de “Solidaridad de Obreros Vascos” de Algorta, la bendición de los locales corrió a cargo del presbítero D. Juan de Gorostiza, actuando de padrinos el ex-presidente de la Agrupación, D. Valentín de Larrañaga. La fiesta contó con un partido de pelota entre las parejas de las Agrupaciones de Algorta y Leioa; banquete en el restaurante de Dña. Nicolasa Larrauri; y por la tarde mitin a cargo de Manuel Robles de Arangíz, José María de Itxaurtieta y José Antonio de Vinós. El precio del banquete fue de 8.50 pesetas. Todo el que deseaba asistir podía recoger su tarjeta en los locales de la Agrupación que entonces se encontraba situada en los bajos de la primera casa de la calle de Sarrikobaso, junto al paso a nivel.


Al igual que en mi anterior entrada, dejamos por un momento las situaciones que agobiaban a nuestros vecinos, y vamos a dar un repaso por otras que también tuvieron su importancia. El consumo y las formas de venta entraban en una fase de mayor competitividad, baste para ello recordar un hecho, que aunque intrascendente, tenía relación con la capacidad de animar al mismo. En el mercado de Las Arenas, a mediados de enero, algunos tenderos, más imaginativos que otros, ofrecían a sus clientes como regalo por las compras cupones de “Iberia” y “Triunfo”. Algunos vendedores de frutas y hortalizas, entre los que se encontraba Dña. Gregoria Martinez, protestaron en el Ayuntamiento, solicitando que no les fuera autorizada aquella forma de incentivar la compra, ya que perjudicaba a los demás tenderos. Getxo iba cambiando y también lo hacía su estructura electoral. A principios de abril se trataba el expediente incoado acerca de la división del término municipal en cuatro distritos.

Otro de los modos de aportar dinero a las arcas municipales eran los fielatos, casetas que existían antiguamente a la entrada de las poblaciones, donde se cobraban los impuestos por la entrada y salida de mercancías de consumo. El día 12 de mayo se aprobaba un informe de la Comisión de Gobernación respecto a la instalación de un fielato en la Estación de Neguri para aumentar la recaudación por arbitrios durante la época veraniega. Pero para todos estos funcionarios públicos, los jefes de servicio decidieron la compra de uniformes, que les distinguieran. El consistorio tras unos concursillos, decidió facilitarles los siguientes efectos personales: Para el Cuerpo de Carreterosy Caminerosuniformes con su par de botas y dos pares de polainas; el cuerpo de Desinfeccióndisponía de impermeable además de su respectivo calzado; el de Aguasdisponía de unos capotes encerados; los de Guardiatenían sus capotes y carteras; otros cuerpos como el de Jardineríao el empleado del Mataderotambién tuvieron sus respectivos uniformes. Aquellos uniformes tuvieron varios encargados de su confección, “Pañería del Abra”, D. Celestino Gil, Herederos de Arechavalay D. Tirso de Albeniz.

Pero Getxo necesitaba diversiones y fiestas para calmar la fatiga derivada de aquella crisis. La música era algo consustancial a nuestro pueblo, de la banda municipal ya hablé en anteriores entradas. Pero hay una persona especial para los melómanos de Algorta, se trata de D. Manuel Gainza, quien fuera director de la Banda de Música Municipal desde 1919. Acababa de obtener el segundo premio en el concurso de obras para txistu, organizado y celebrado por la “Asociación de Txistularis del País Vasco”. La obra premiada fue una colección de diez cantos para txistu, presentada por el propio Sr. Gainza, con el lema “Posa ta atsegiña”.

Y como no, el cine y el teatro, siempre presentes en nuestros barrios, se manifestaban para el entretenimiento de los getxotarras. El día 15 de mayo, se proyectaba en el Gran Cinema de Algorta la película “El Teniente Seductor” de Maurice Chevalier. El sábado día 21 de mayo, se celebraba en el Gran Cinema Algorta una velada teatral, organizada por el cuadro dramático de “Euzko Etxia”, representándose obras de los señores D. Isidro Parada, D. Manuel de la Sota y D. Ramón de Amézaga. Comenzó con una sinfonía por la orquesta de Euzko-Etxia. que hacia la primera presentación en público. Siguió con “Iker, el pastor”, pastoral lírica cuyos principales personajes fueron encarnados por niños. Le siguió “La vieja que pasó llorando”, una producción de D. Manuel de la Sota, a continuación le toco el turno a “Ezkontza billa” juguete cómico de D. Isidro Parada, por último tuvo lugar el estreno de “Qué buapo es”. Terminando la velada con el himno vasco, cantado por el público y acompasado por la orquesta.


El 4 de junio volvía a repetirse la jornada teatral, organizada por el cuadro dramático de “Euzko Etxia”, interpretando en primer lugar la pastoral Infantil de Eli Gallastegi “Iker, el pastor” que contó con la interpretación de los actores Eukene de Agirre, Pereiro Etxebarria y Larrazabal; a continuación le tocó en turno a “La vieja que pasó llorando” de D. Manuel de la Sota, que contó con la interpretación de Rosario Palacios encarnando a la “Vieja”; Merche de Agirre intervino como “Asun” la etxekoandre del caserío Ganboa; Concha de Saitua interpretó el papel de “Miren Biotza”; “Gregoritxu la de Momoitio” fue interpretada por Begoña de Etxebarria; el papel de “Simona” recayó en Rufi de Elorriaga; “Dominike la de Golpegi” fue interpretada por Elisabete de Gaubeka; el simpático “Burintza” tuvo como intérprete a Bitor de Larrinaga; Juan de Otaota bordó el papel de “Gorka” y Segundo de Atxurra interpreto a un “Etxeko Jaun”. Le siguió la obra “Ezkontza-billa” interpretada por Begoña de Etxebarria, Juan C. de Urgoitia, Tomas de Etxebarria y A. de Larrazabal. Por último se puso en escena “Qué buapo es”, que fue llevada a escena por los intérpretes de la anterior obra.

La caza, otra de las aficiones de la época, también se hacía presente entre los aficionados de Getxo. El domingo 12 de junio se celebraba en Jolastoki, en “Las Delicias” de Neguri, una reunión de todos los aficionados del municipio, con el propósito de constituir legalmente la Sociedad de Caza y Pesca de Getxo. Y como no, una de las viejas tradiciones en torno al fuego, llegaba como todos los años con el aroma característico de la brasas. El día 23 de junio, víspera de San Juan, el Batzoki de Ondarreta preparó una hoguera en el muelle de Las Arenas, en la parte del relleno, completaron la fiesta la actuación del coro de “San Juan de Portaletaña” y la de un grupo de dantzaris. A continuación siguió una romería acompañada por los txistularis.


Algunos cambio de calles venían para cambiar antiguos nombres, que otros, también antes, habían cambiado. El día 24 de junio se cambiaba el nombre de la Plaza del Transbordador (Puente Bizkaia) que pasaba a llamarse “Plaza de Sabino Arana”. El mismo día, sumándose al hecho, se inauguraba el Batzoki de Las Arenas, la prensa decía: “...los nacionalistas ondarretarras han querido sumarse al acontecimiento y para ello han acordado que se celebre en dicho día la inauguración oficial de su hermoso Batzoki...” En la próxima entrada nos adentraremos en los meses del verano de 1932 y veremos los acontecimientos que rodearon a nuestros mayores.

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -V-

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Con la llegada del verano parecía que todo se iba a sosegar, la luz y las temperaturas hacían la vida más agradable, los pequeños se alborotaban, llegaban las vacaciones escolares, hasta en los rostros de los padres se veía cierto relajo, los pequeños de la casa marchaban a las colonias, y la maltrecha economía familiar quedaba un poco más aliviada. El día 16 de junio salían para la Colonia de Fuentes Claras (Burgos) un grupo de 40 niñas, que permanecieron en aquel lugar hasta el día primero de agosto, en cuya fecha fueron relevadas por el primer grupo de niños, el Patronato de Protección Escolar era la entidad encargada de dichos servicios.

Pero lejos de eso, algunas noticias llegaban cargadas de nubarrones. Algunos hacían llamamientos negativos hacia el Estatuto, y ese frente lo protagonizaba en julio de 1932, escondiendo oscuros intereses, el periódico bilbaino “La Gaceta del Norte”. Así el diario nacionalista “Euzkadi” decía en su primera plana del día 2 de julio: “...Sólo cuando la Constitución de la República española inutilizó al Estatuto de Estella, que hasta entonces vivía sostenido especialmente por el nacionalismo vasco, es cuando el tradicionalismo español, con “La Gaceta”, lo defendieron. Anteriormente, habían atacado al de Estella porque era inferior a la reintegración foral que ellos farisaicamente decían defender...” Antes durante los días 22, 23, 24 y 25 de junio el diario monárquico-católico había dedicado cuatro editoriales en los que decían: “...defender y apoyar con el mayor entusiasmo la unión de todos los católicos vascos...”, decían en su segunda editorial: “...Entre tanto, en el seno de los partidos que ocupan el poder y las Cortes Constituyentes, se esta elaborando una constitución laica y sin dios...” Enarbolaban como estandarte la Constitución de Estella, contraponiéndola al estatuto aprobado por la mayoría de los Ayuntamientos Vasco-Navarros. Y jaleaban la consigna “de la santa cruzada”: “...Con Dios o contra Dios...” Y como el estatuto de las Gestoras de Navarra para ellos: “...carecía del reconocimiento de la personalidad espiritual y religiosa del País Vasco...”, se posicionaron en contra: “...No podemos sentir entusiasmo por la consecución de las facultades que el estatuto de las Comisiones Gestoras contiene...” Desdeñaban “...ciertas colaboraciones no inofensivas de de aquellos que siempre fueron enemigos de nuestros ideales...” Achacando todos los males y justificando su voto en contra a la actitud de las izquierdas españolas. Sin embargo el 7 de julio, el nacionalismo vasco achacaba la responsabilidad de la ruptura del estatuto: “...al jefe integrista D. Juan de Olazabal y Ramery que inició el fuego tan pronto como fue rechazada la candidatura del Sr. Senante para la defensa del Estatuto vasco...”


En julio, las fiestas venían a distender las preocupaciones de aquella primera mitad del año, que había llegado cargada de preocupaciones para los getxotarras. El 6 de julio de 1932 se aprobaba en el pleno municipal el calendario de fiestas, para los meses de julio y agosto. El Alcalde D. Jose Antonio de Aguirre, tomó la palabra para hacer presente que en años anteriores se habían producido diversidad de pareceres, sobre la localización del espacio festivo, y que debía arbitrarse una fórmula que resolviera los intereses opuestos. El Alcalde era partidario de que la romería de San Ignacio se celebrara en el relleno de la playa de Ereaga: “...lugar más apropiado por el lugar que ocupa, y por sus vías de fácil acceso...” Para ello contemplaba compensar a los comerciantes de Algorta por las pérdidas que les pudiera ocasionar el desplazamiento de la fiesta. El concejal D. Damian Lasa se opuso y propuso que se celebraran en la plaza, conocida actualmente como “Maria Cristina”, que en su nacimiento fue denominada con ese nombre, y en la época de la República en 1931, pasaba a llamarse de “Florentino Larrondo”, nombre del secretario municipal de Getxo. El también concejal D. Felix Begoña proponía una tercera alternativa, que bien pudiera contentar a los intereses opuestos, consistente en celebrar una romería en ambos lugares. Se convocó a los comerciantes del barrio a una reunión para tratar de conseguir una fórmula que les diera satisfacción. Por lo que recogía en un escrito municipal enviado a los comerciantes el 20 de julio, la fiesta de San Ignacio y su repetición se celebraron aquel año en la plaza de D. Florentino Larrondo.

Aunque las previsiones para el resto de año fueran más bien pesimistas. El 7 de julio aparecía recogida en el Euzkadi la noticia de que las emakumes de Las Arenas, desde hacía dos meses estaban tratando de poner en marcha el comedor de Solidaridad de Obreros Vascos, donde se servían diariamente sesenta comidas. El 10 de julio aparecía en la primera plana del diario Euzkadi la siguiente noticia: “...La Comisión Gestora de la Diputación de Bizkaia ha establecido, con el nombre de “Cuota para el subsidio obrero”, con carácter obligatorio, una tasa en favor de los obreros y empleados que sufren paro involuntario de trabajo...”


A pesar de, como decía antes, la llegada del estío y con él las fiestas, parecía que iban a calmar los ánimos de nuestros vecinos. Durante esos días, tras el día de playa, en las estaciones de Neguri y Las Arenas se formaban largas colas para poder tomar el tren con destino a Bilbao. Se prodigaban las competiciones de regatas, de traineras y balandros, organizadas por el Sporting Club de Bilbao. El paro seguía azotando las ya maltrechas arcas de algunos getxotarras, parecía que la actividad solidaria quedaba relegada hasta finalizar el verano. Veamos cómo fueron aquellos días de fiesta: Siguiendo con las fiestas de Algorta se decía que: “...para conmemorar la festividad de San Ignacio de Loyola varias señoras y señoritas católicas de la localidad van a abrir entre ellas una suscripción para regalar a la iglesia de San Ignacio, de Algorta, un interesante y curioso infolio del siglo XVI, que trata con detalle de la vida del santo, y cuyo documento está siendo muy visitado estos días en un comercio del barrio de Arenas...”

El sábado 16 de julio, por la noche, se celebraba, con motivo de la festividad del Carmen, una verbena en la playa Ereaga de Algorta, en el “Bar Cerezas”, contaba con orquesta de cuerda y radio. Anunciaban que la entrada era gratis. El domingo día 24 de julio se establecía un nuevo servicio de pasaje de la ría con botes de remos. Se situó en la parte más avanzada del muelle de Portugalete, utilizando las dos escalinatas que había instalado la Junta de Obras del Puerto en ambas márgenes. Ese nuevo servicio se esperaba que fuera muy utilizado por el público, sobre todo durante el verano, por la comunicación directa que establecía entre las playas de Portugalete y de Las Arenas. El día 26 de julio festividad de Santa Ana en el barrio de Las Arenas fueron muy concurridas, a mediodía hubo un concierto por la Banda municipal, y por la tarde, después de la celebración de diversos festejos populares, comenzó la tradicional romería, amenizada por las bandas de música local y de Gernika, así como por los siempre presentes corrillos de acordeones y pianos de manubrio.


El 31 día de julio, festividad de Iñaki Deuna, en el campo de Ibaiondo se realizó un alarde de Dantzas. Solamente de Getxo concurrieron 30 grupos de dantzaris de Santa María, Algorta y Las Arenas. Participaron en el alarde muchos de los dantzaris que ya habían participado en el festival celebrado en 1.913 en el campo de Jolaseta. A las cuatro y cuarto dio comienzo en el campo de Ibaiondo el festival. Una hora antes la Banda Municipal de Gernika recorrió las calles anunciando el evento. A la hora de dar comienzo el espectáculo en el campo de Ibaiondo ofrecía una visión maravillosa, ni una localidad vacía. Tras una “biribilketa” a cargo de la Banda Municipal de Gernika, comenzó el acto con una exhibición de “palankaris”. A continuación se celebró el gran desfile de dantzaris, integrado por 250 grupos y dos mil participantes. Terminó la fiesta con una romería vasca.

El lunes día 1 de agosto salía para las Colonias Escolares de Cardeña Jimeno (Burgos), un autobús con la segunda expedición escolar de esta anteiglesia compuesta por 40 niños, a su regreso traería a las 40 niñas que se encontraban allí. Ese mismo día regresaban a Madrid una colonia de niños de Carabanchel Bajo que habían permanecido unos días en Algorta. En señal de agradecimiento, el director de la primera Colonia escolar de Carabanchel Bajo (Madrid), que visitaba Getxo, don Severino Martínez Lenguas, enviaba, la siguiente carta: “...Al regresar de Algorta, donde ha estado instalada esta Colonia, y en la imposibilidad de hacerlo personalmente, enviamos nuestro sincero agradecimiento a cuantos personas y entidades han hecho tan grata nuestra estancia en esas tierras vascas...”


El día 2 de agosto se celebraron los Campeonatos Infantiles de Pelota Mano, organizados por el diario “Excelsius”, en el frontón del ClubDeportivo en Bilbao. En el cuarto partido Barcena y Zabala del Colegio “Santo Tomás” de Las Arenas, vencieron con facilidad a Amedo y Garaygordobil de las escuelas de la Concha. La prensa decía: “...A estos de Las Arenas no hay que mirarles por encima del hombro y no nos extrañaría que llegaran lejos en esta categoría...” No eran los únicos pelotaris del pueblo, al día siguiente Arregui y López de Las Mercedes (Las Arenas) ganaban a otra pareja de Iturribide.

En Algorta la afición a la pelota venía de lejos, el día 6 de agosto se celebró el “IV Campeonato social de Guecho” en el viejo pórtico de la Plaza de la Constitución (San Nicolas). La Comisión de Pelota del “Club Deportivo Guecho” había organizado un interesantísimo partido infantil, que corrió a cargo de las parejas formadas por Oyarbide y Zalvidea de Algorta, que se enfrentaron a Arregui y López de Las Arenas. Los guaitos, más compenetrados y con mayor conocimiento del juego del pórtico, ganaron por 22 a 14. Luego contendieron Coche y Eduardo contra Guerediaga, que tuvo que jugar solo por no haberse presentado su compañero Leguina, vencieron por 25 a 14.


El día 7 de agosto se celebraba la repetición de San Ignacio en Algorta, con un alarde de txistularis, para el que se habían apuntado 40 ejecutantes, la dirección del alarde corrió a cargo de D. Manuel Gainza. El día 12 San Lorenzo, la fiesta contó con una exhibición de dantzaris, pasacalles, festejos populares en la Plaza de la Constitución (San Nikolas) y animación a cargo de, txistularis y tamborileros, también se celebró un concurso de hortalizas, aves, ganado lanar y cabrio en la Plaza de la Constitución, por la noche actuó el coro de “Juventud Vasca de Bilbao”, le siguió una verbena.

Algunos conflictos con Ayuntamientos vecinos había que solucionarlos recurriendo a Madrid, es el caso del conflicto surgido entre los Ayuntamientos de Getxo, Ortuella, Sestao y Erandio, el 17 de agosto, por el que se enfrentaron al de Portugalete, según decían los anteriores, por el “privilegio” de poder cerrar los comercios en domingo.



El día 6 de septiembre el diario “La Tarde” planteaba que entre los vecinos de Algorta había cierta inquietud motivada por ciertas actitudes de los amantes del sol, amigos de lo ajeno, y por el retorno de las playas. Respecto de la zona de “La Cadena” e “Igeretxe” decían: “...La Corporación municipal de Guecho interesó del presidente de la Gestora (Diputación) que estrechase la vigilancia por miñones y peones camineros, los domingos y días festivos, en el Punto denominado La Cadena, para establecer el debido orden entre los grupos de jóvenes que se dirigen y vuelven de las playas..., no estaría de más, para que esta vigilancia se extendiera a la playa de Iguereche, de cuyas casetas han desaparecido las ropas de algunos bañistas, uno de los cuales, ayer mismo tuvo que regresar a Bilbao de prestado...”

A principios de septiembre el tiempo había cambiado, eran los últimos días de las playas, el diario bilbaino “La Tarde”, incluía una fotografía de la playa de Las Arenas en la que se veía un grupo de bañistas en medio de los cuales una maroma se adentraba en la mar. Decía en su portada: “...La racha lluviosa de estos días expulsó a los bañistas de las playas, hoy han vuelto atraídos por las excelencias de un tiempo magnifico..., Si los días no fueran acortando tan sensiblemente, nos parecería que estábamos en lo más álgido del verano. El calor nos ha vuelto a dominar de forma agobiante,la gente ha reanudado su peregrinación a las playas que hoy se han visto muy concurridas...” Eran los últimos coletazos de un tórrido verano. Y ya se anunciaban las próximas regatas de traineras, en el incomparable escenario de la ria, entre La Arenas y Portugalete, que se iban a celebrara el domingo día 25 de septiembre.

El día 15 de septiembre de 1932, el presidente de la República Niceto Alcala Zamora, firmaba en Donosti el “Estatuto de Catalunya”. En el pleno del Ayuntamiento de Getxo, de dicho día, se aprobó enviar telegramas de felicitación con motivo de la firma del Estatuto de Cataluña a los Sres. Alcalá Zamora, Maciá y Prieto. Lo hacía D. Pedro Larrondo, alcalde accidental de Getxo, aquel telegrama decía: “...En sesión celebrada ayer, este Ayuntamiento acordó felicitar efusivamente a vuecencia y demás representantes vascos con motivo aprobación Estatuto Cataluña...”


Otros acontecimientos venían a bajar algo la temperatura. El 24 de septiembre se anunciaba el clamor por rendir homenaje al ingeniero que puso remate a la obra del Puerto de Bilbao D. Evaristo de Churruca. La Junta de Obras del Puerto, celebró un concurso para erigir un monumento al creador del puerto; delegando tales gestiones en una Junta que se llamó del “Homenaje a Churruca”. Celebrado el concurso se adjudicó el primer premio, consistente en la ejecución del monumento al escultor D. Miguel García de Salazar. Posteriormente surgieron dificultades, el artista demandó a la Junta ante los tribunales y pasaron diez años de litigio. Finalmente fue el Juez de instrucción quien colocaba la primera piedra del monumento frente a la playa de Las Arenas. Volvieron de nuevo las dificultades en la ejecución de sentencia, y cuando ya estaba terminada la cimentación del monumento y el artista tenía modeladas en su taller las primeras figuras, nace la idea de variar el emplazamiento del monumento, levantándolo al relleno que la Junta de Obras había hecho en el espigón de Las Arenas. Se acuerda hacer otro proyecto, un monumento-faro, en el participarían dos artistas, que resultaron ser García de Salazar y Smith. Pasaran años, sin que se realizara la obra, su inauguración tuvo lugar el 25 de octubre de 1939.



Así terminaba el verano. En la siguiente entrada nos adentraremos en el inhóspito otoño, que se iniciaría con las regatas de traineras y tras ellas, parece como si el tiempo se hubiera adormecido. Escaseaban las noticias sobre Getxo.

EL CUENTO DE OCTUBRE DE J.J. RAPHA BILBAO

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De nuevo entre nosotros esas fantasías, en forma de cuento, con las que nos deleita mes tras mes nuestro amigo J.J. Rapha Bilbao. En esta ocasión bajo el título “La Muertita”, nos sorprende con las andanzas de tres adolescentes: “...Set, Dabo e Inés, hijos de un detective secreto, que descubren en un bosque de al lado de su casa a una chica durmiendo...”

!Si quieres saber las correría de estos adolescentes, lee el cuento. Te gustará!.

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UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -VI-

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Empezaba septiembre con un tiempo cambiante antes de que volvieran las viejas preocupaciones. Se celebraron las regatas de septiembre, en las que el Club vecino “Portugalete”, participó con las traineras “Canilla” y “Virgen de la Guía”, y ganó la segunda tanda con su trainera “La Canilla”. Y no puedo menos que añadir los comentarios de la prensa, ya que el patrón de la trainera era mi Aitite Aurelio Llanos Leguina. En el diario “La Tarde” decían: “...frente al embarcadero de los Prácticos van igualados, pero ya desde aquí aprietan Llanos y compañía, imponiendo una boga maravillosa, a veintiséis paladas, que es la admiración de cuantos presenciamos la regata..., Su final de regata fantástico en grado superlativo, es coronado a cuarenta y cuatro paladas entre delirantes aclamaciones, que llegan cuando suena el estampido anunciado de su cruce por la línea de meta...” La rotativa bilbaina “La Gaceta del Norte” decía: “...la actuación de “La Canilla” con los bravos portugalujos ha sido la revelación de la prueba..., no cabe mayor perfección, ya que a partir de los 500 primeros metros corrió completamente sola...”


A principios de ese mes intervenía en la Casa Social de Las Arenas en una conferencia organizada por “A.V.A.S.C” (Agrupación Vasca Acción Social Cristiana), el clérigo D. Alberto de Onaindia, quien disertó sobre “La doctrina social de León XIII, Pío XI y los obreros” Habló del obrerismo, de sus enemigos, el liberalismo económico y modernismo social, jurídico y político, denunciada por Pío XI en su enciclica “Ubi Arcano”. Al finalizar se preguntó: “...¿Hay un derecho al trabajo? Es este un problema de actualidad por el “paro”, el párroco de San Patricio de Pittsburgo monseñor Cox, al frente de 25.000 parados, en la Casa Blanca de Washington y en el Parlamento norteamericano, lo reivindicó pidiendo trabajo, “porque el derecho al trabajo es un derecho divino”...”

El día 8 de septiembre la “Compañía de Circo del Club Deportivo” se trasladaba a Las Arenas en tren para dar una función benéfica en la Casa Social a las cinco de la tarde. Como para todo había detractores, alguien decía: “...!El que ha ideado ese Circo esta más loco que un hirco!...” Se referían a una especie de cabra montesa.


El día 10 de septiembre se anunciaba la final del campeonato de mano de Excelsius. A la misma habían llegado: Como finalistas Bárcena y Zabala de Las Arenas, e Incera y Larrañaga de Berriochoa. Finalmente no pudo ser para los de Las Arenas, y resultaron campeones Larrañaga e Incera, terminó el partido con 22 a 7 a favor de Larrañaga e Incera del Colegio Berriochoa, siendo éstos proclamados campeones de su categoría

El paro a mediados de septiembre en todas las anteiglesias de la ribera del Nervión era acuciante. Y a pesar de que el escaso número de talleres existentes en Getxo hubiera determinado que el paro pasase casi desapercibido, el gran numero de empleados de factorías de otros municipios, que habitaban en el municipio, sobre todo en el barrio de Santa Eugenia, aumentaba la grave situación en la que se encontraban muchas familias. El Ayuntamiento de Getxo subvencionaba los viajes de desplazamiento de aquellos vecinos que siendo de fuera, tuvieran que regresar a sus lugares de origen al haberse quedado en paro forzoso, también lo hacían empresas de otras localidades como Babcock Wilcox y Altos Hornos de Bizkaia. Decían que era para evitar conflictos sociales debidos a la situación de extrema miseria en la que se hallaban aquellas familias.


Durante esos días de mediados de septiembre, se oían discursos, que hoy causarían sonrojo a sus descendientes. Con motivo de la inauguración de la bandera de la Juventud Socialista de Getxo y los nuevos locales de la Agrupación Democrática de Berango, esas entidades confeccionaron un programa de festejos, que se celebraron los días 10 y 11 de septiembre. Comenzaron el día 10 con una velada teatral en la Agrupación Democrática de Berango, a cargo del Cuadro Artístico Meabe de Erandio y a continuación tuvieron un baile en dichos locales. Siguieron el día 11 por la mañana en Algorta, con la inauguración de la bandera de la Juventud Socialista de Getxo seguido de un mitin, en el que tomaron parte personalidades destacadas del Partido Socialista. Algorta se vio desbordado por diversas agrupaciones que acudieron con sus banderas: Grupos Infantiles de Uribarri, Zaramillo, San Salvador del Valle, Portugalete, Gallarta, Sestao, Baracaldo, Lejona y Erandio. Juventudes Socialistas de Getxo y de otras poblaciones de ambos margenes de la ria. Agrupación Republicana de Algorta, Círculo Democrático de Las .Arenas y otras al igual que las infantiles venidas de otros pueblos. Durante aquel mitin, intervinieron entre otros el presidente de la juventud Socialista de Getxo Francisco Cabezas. Al intervenir otro de los oradores Felipe Bizcarrondo, se pudo oír refiriéndose al Estatuto: “...En el programa socialista está el compromiso de reconocer todas las nacionalidades ibéricas. Vamos mucho más allá de un Estatuto...” !Como han cambiado las cosas! A las tres de la tarde celebraron una manifestación que partió de La Cadena de Algorta con destino a Berango. A continuación inauguraron los nuevos locales de esa población, le siguió un mitin de afirmación republicana, en el que tomaron parte un diputado de Acción Republicana, otro del Partido Radical Socialista.

Hasta Acción Católica de la Mujer se planteaba, beatíficamente, la situación de las empleadas de hogar. Decían en un escrito del 16 de septiembre: “...Bien sabe la Junta de Asociación Católica de la Mujer lo recargados que están los presupuestos de beneficencia de las señoras católicas, y sin embargo, no ha dudado en lanzar una circular dirigida a las señoras para que se interesen en la obra de los seguros sociales para las sirvientas. ¿Qué importa a una señora católica aumentar en una peseta mensual el sueldo de su sirvienta, sí esa peseta va a servir, además de a aumentar la dote o el retiro, a estrechar más los lazos que deben unir a unas con otras? ¿No sería muy hermoso revivir aquellos tiempos en que las sirvientas formaban parte de la familia a la que prestaban sus servicios, lloraban mutuamente con sus penas y reían con sus alegrías? Nadie negará la satisfacción que producirá a una ama de casa cuando una muchacha suya vaya a tomar estado que pueda contar con unas pesetas para los primeros gastos y el haber contribuido a ello con su bonificación mensual. Y a las que por su edad no puedan prestar servicios, tengan una pequeña renta para vivir al arrimo de sus familias...” Enviaban circulares a las señoras de Las Arenas y Algorta. No les faltaba buena voluntad, pero así, al igual que la “Tintorería la Higiénica” de Las Arenas, lavaban sus conciencias.


El día 20 de septiembre tuvo lugar en Algorta una reunión para tratar el proyecto de la Escuela Vasca. Asistieron a la misma gran número de padres de familia de! barrio de Algorta. El miembro de Euzko-Ikastola-Batza D. José de Vilallonga dio una breve conferencia acerca del sistema y métodos. La Junta provisional que venía actuando entendió que había llegado el momento de nombrar otra junta, eligieron para ocupar los cargos a Dña. María Teresa de Agirre y Lekube y Dña. María Isabel de Izaurieta y a los D. Pedro Garate, al Sr. Anunzita y D. Manuel Ametzaga.

El día 21 de septiembre llegaba la última expedición de colonos escolares procedentes de Cardeña-Jimeno, acompañados del jefe del Negociado de Instrucción Pública D. Luis de Ezkurdia, y de los maestros municipales Dña. Juliana y D. Samuel.

El día 22 de septiembre comenzaba en las escuelas de San Ignacio de Algorta un cursillo sobre metodología del euzkera, al que asistieron 15 maestros y 15 maestras del municipio. Las clases corrieron a cargo de la profesora Sta. Larrea. El día primero de octubre comenzaban las clases en la Escuela de Artes y Oficios de Algorta y Las Arenas.


Con motivo de la fiesta de “Las Mercedes”, que se celebró los días 24 y 25 de septiembre, se realizaron diversos actos, religiosos y profanos, la Banda municipal que dirigía el maestro Gaínza, ejecutó a mediodía del domingo 25 un concierto en la Plaza de la República, además de diversos festejos populares. El día 29 de septiembre, tras las fiestas de Las Mercedes, homenajearon en la Casa Social, con motivo del 25 aniversario de su consagración como sacerdote a D. Manuel Escauriza, entregándole un pergamino en el que iban la dedicatoria y las firmas de los presidentes/as de 14 asociaciones. Dicho acto contó con la participación de los clows bilbainos Jeff y Ponito.

El día 25 de septiembre se celebraba el “Campeonato social de La Vega de Santa Eugenia”, entonces Las Arenas. Una carrera ciclista, en la que podían tomar parte todos los que lo desearan, siempre que vivieran en dicho barrio. El recorrido de la prueba fue el siguiente: Salida de Santa Eugenia, seguía por la carretera general hacia Plencia, pasando por Andracas; Munguía, Derio, Asúa, Lejona donde tomando la avenida de Negubide llegaban a la meta en la Vega. La carrera tenía un recorrido total de 50 kilómetros.

El día 28 de septiembre, en el Gran Cinema de Las Arenas, se celebraba un concierto a cargo de la “Schola Cantorum Santa Cecilia” de Bilbao, la cual interpretó obras de los maestros Zubizarreta, Sorozábal, Guridi, a beneficio del Hospital-Hospicio de Algorta.


El día 30 de septiembre, un ciudadano preocupado por los “precios de subsistencia” en Getxo, escribía una carta al diario bilbaino el “Noticiero Bilbaino”. En ella venía a plantear la grave situación por la que pasaban muchas familias de Las Arenas: “...La mayoría del vecindario de Las Arenas, en contra de lo que muchos creen, está constituida por familias modestas (empleados, funcionarios, obreros) que convivimos en este barrio con una selecta minoría de potentados. Esta última circunstancia determina en el mercado de Abastos una anormal tarifa de precios que artificiosamente se mantienen siempre un 26 y un 30 por 100 por encima de los de los pueblos vecinos, incluido Bilbao. !A qué puede ser esto debido! A mi entender a dos causas: a la codicia de intermediarios y vendedores y a la falta de control por parte de las autoridades competentes...” Días más tarde el alcalde accidental señor Larrondo, negaba aquella noticia en otra carta dirigida al diario en cuestión: “...Se dice en dicho escrito que los precios de la carne, pescado, etc., se venden en este Municipio con un 25 o un 30 por 100 más caro que en los pueblos colindantes y aun que en el mismo Bilbao. Nada más incierto que esa afirmación, pues los precios que rigen en Guecho se hallan controlados y regulados con los mismos precios que rigen en Bilbao..., Precios de la carne, buey y vaca: Solomillo 6,60; rabadilla 4,80; plana, tetilla, puesta falsa y chuleta 4,60; brazuelo y aguja 4; carne para caldo 3; carne para puchero 2,60; entraña y carrillera 1,40..., Obligación es de todo vecino denunciar a las autoridades cuantas irregularidades observe en la adquisición de artículos, tanto en precios como en peso y calidad de los mismos..., estos asuntos no se arreglan con quejas Insertas en los periódicos sino colocándose de parte de las autoridades y poniendo en su conocimiento cuantos abusos se cometan...”


Pero al parecer ese era un mal que inundaba a toda Europa, ya a principios de noviembre de 1932, el Gobierno francés había constituido una Comisión central permanente encargada de asegurar la vigilancia de los precios y de coordinar los esfuerzos de la Administración contra carestía de la vida. Incluso sobre la crisis económica, la prensa bilbaina decía: “...Cuando el problema agudo de la economía mundial consiste en aumentar la capacidad de consumo y de trabajo de las masas famélicas y ociosas, la política de contingentes, que limita la entrada de mercancías extrañas, en vez de gestionar la salida de las propias viene a paralizar todavía más las menguadas actividades del mundo. ¡Y aún se afirma que se defiende así la economía particular de cada país!...”


El verano terminaba, para dar paso a un nuevo, duro y frío otoño, que pronto nos adentraría en los temidos días invernales. En la próxima entrada veremos los acontecimientos con los que terminaba el año.

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO y -VII-

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Había terminado el verano, y a medida que iban cayendo las hojas de los árboles, parecía que las de la prensa también se habían secado. Ya, las noticias sobre Getxo empezaban a escasear, pero en otros documentos aparecían algunos hechos de relevancia.

El Ayuntamiento de Getxo anunciaba el día 6 de octubre su disposición a iniciar la exhumación de los restos que se encontraban inhumados en las fosas comunes del cementerio desde hacía más de diez años. Para ello hacía pública una nota a fin de que quienes desearan hacerse cargo de dichos restos para trasladarlos a otro lugar, pudieran ponerlo en conocimiento de la Alcaldía en el plazo de dos meses. El mismo día se convocaba a todos los parados, entre los 14 y 65 años del municipio, que no estuvieran asociados a algún sindicato, para que se inscribieran en las listas que el consistorio había abierto, para que pudieran percibir el subsidio de paro.

El día 8 de octubre, las Juventudes Socialistas de Las Arenas, durante la celebración de la “Semana Roja” y el XXV aniversario de la fundación de la “Internacional Juvenil Socialista”, acusaban a quienes llamaban “Culines”, de circular por el barrio ostentando la Flor de Lis y otros atributos de la monarquía. Se quejaban que: “...los carteles que nosotros pegamos desaparecen al día siguiente de colocarlos, mientras que los de ellos se caen de viejos...”

El domingo día 9 de octubre de 1932 el equipo de fútbol de Las Arenas “Zugatzarte” jugaba su primer partido de campeonato de la temporada en el campo de “Gobelondo”. El pabellón rojinegro iba a alinear a los siguientes jugadores: Torino; Túrrez, Rívero; Urresti, Santos, Landa; Revuelta, Lozano, Nemesio, Gorostítza y Urkiza.

Las obras del nuevo mercado de Algorta contaban en el diseño con un frontón. El 10 de octubre ya se mencionaba dicho asunto en el pleno municipal. El encargado del desmonte del solar que iban a ocupar fue el contratista D. Víctor de Carrandi.

Algunas celebraciones, que hoy sonrojarían, se festejaban con nombres cuando menos curiosos. El día 12 de octubre, en la “Casa Social” de Las Arenas celebraban el denominado por la prensa “Día de la Raza” que coincidía con el la festividad del “Pilar”. El Cuadro artístico de la Casa Social, dirigido por Superunda y Urigüen, en el que figuraban actores aficionados como los señores Superunda, San Cristóbal, Zarate y Alegría y las señoritas La Campa Aguirre, Achalandabaso y Ondiz, pusieron en escena la entretenida comedia de Fernández del Villar titulada “Lola y Lolo”. La prensa de la época alababa la actuación de Teresa y María Luisa de la Campa, de quienes decía eran: “...actrices de talento y gran delicadeza...” Mencionaban también a Andiz e Isabel Aguirre, quienes con los señores L. de Hermosa, Alberto San Cristóbal e Ignacio Alegría, decían: “...forman un plantel de actores cómicos que, con sobriedad, siempre ponderable, saben dar extraordinario realce a sus papeles...”


El domingo día 16 de octubre se inauguraba la temporada de actuaciones de la Banda municipal de Algorta, que iba a durar todo el invierno. Dicha agrupación artística ofrecería un concierto en el quiosco de la Plaza de la Constitución (Hoy San Nicolás). En el campo de Ibaiondo se celebraba el match del campeonato entre el Arenas y el Deportivo Alavés. El Arenas derrotaba al equipo patatero por un rotundo 10 a 2. El equipo de casa estaba compuesto por: Egusquiza; Llantada y Egusquiaguirre; Calvo, Urresti y Villagra ; Saro, García, Iriondo, Menchaca y Emilio. El mismo día tuvo lugar la inauguración oficial de los nuevos locales de la Agrupación de Obreros Vascos de Ondarreta (Las Arenas-Getxo), con arreglo al siguiente programa: Por la mañana, diana a cargo de los txistularis de esa Agrupación. A las nueve, misa por el alma de los (solidarios fallecidos, que se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de las Mercedes con bendición de la nueva bandera y asistencia de dantzaris. Acto seguido se dirigió la comitiva a los locales de la Agrupación. Y a las nueve y media tuvo lugar en el frontón del Batzoki un partido de pelota a mano a 22 tantos, en el que participarán cuatro solidarios. Después un alarde de dantzaris, ejecutado por solidarios e hijos de los mismos.


La tuberculosis, su tratamiento y los lugares donde se trataba a los enfermos, era tema de debate entre la alcaldía de Getxo y el Gobierno Civil de Bizkaia. El 19 de octubre el gobernador y el presidente de la Comisión Gestora de la Diputación enviaban una circular solicitando ayuda económica para la lucha contra la tuberculosis en la provincia. Respondía el consistorio diciendo que: “...se atiende a tal obligación desde hace mucho tiempo..., contribuyendo íntegramente a las estancias de los enfermos en los sanatorios de Briñas y Eibar..., prestando especial atención a los enfermos de forma preventiva al comienzo de la enfermedad..., que si todos los ayuntamientos y demás corporaciones oficiales, realizasen la labor de este ayuntamiento..., el problema al que se refiere la circular estaría resuelto o notablemente atenuado..., el cooperar ahora a esa misma finalidad..., sería tanto como desligar a otras entidades y corporaciones más apáticas de sus obligaciones...”

La campa donde se celebraban los concursos de ganado de Santa María, se había quedado pequeña, por ello el 21 de octubre de 1932, el Ayuntamiento acordaba adquirir un terreno adyacente propiedad de D. Eugenio de Larrosa. Se abonaron por ella sesenta y cinco céntimos de peseta por pie cuadrado.


Las colonias infantiles, que ya he mencionado en anteriores entradas, que eran una de las emociones más esperada por niños y mayores al llegar las vacaciones del verano aparecían en la prensa bilbaina el 29 de octubre de 1932. El diario bilbaino “Euzkadi” recogía en su quinta pagina la importancia de las “Colonias Escolares”, hablaba de la de “Fuentes Blancas” en Burgos, propiedad del Ayuntamiento de Getxo. La Colonia estaba situada en el punto denominado Fuentes Blancas, término municipal de Cardeña Jimeno, a cinco kilómetros de Burgos. Se hallaba instalada en el que fue convento de la Compañía de Jesús y que ahora lleva el nombre de “Quinta de San Ignacio”, y estaba situada en un altozano, a corta distancia de la Cartuja de Miraflores. Las instalaciones habían sido acondicionadas por el arquitecto D. Antonio de Araluze. El lugar ofrecía Sol y aire puro a mil metros de altura sobre el nivel del mar.

El edificio constaba de planta baja, dos pisos y sótano; en la planta baja había un vestíbulo, comedor, office, capilla, cocina, antecocina, portería y retretes, a la derecha del vestíbulo disponía de un salón de recreo de veinte metros de largo por siete veinte de ancho, donde los escolares estaban por la noche y en días de mal tiempo. En el primer piso, a la derecha, había un salón dormitorio de treinta metros de largo por siete de ancho. Contiguo al salón había un grupo de retretes y duchas, y a continuación un corredor de treinta y seis metros de largo con habitaciones a ambos lados para los maestros, ropería, enfermería y dormitorios habilitados para el caso de que alguno de los escolares fuera visitado por su familia y ésta deseara pernoctar en la finca. Circundando el edificio tenían una huerta con frutales y hortalizas para el consumo de la colonia, pinares y arbolado con una extensión de varios kilómetros. Tenía capacidad para que veranearan simultáneamente ciento veinte escolares. Ese año lo habían hecho dos turnos de cuarenta niños y cuarenta niñas. En cuanto al profesorado contaba con el apoyo de D. Luis Ezcurdia en cuestiones pedagógicas y jefe del Negociado de Instrucción Pública del Ayuntamiento.

El día 8 de noviembre, mientras el Ayuntamiento de Getxo dictaba un bando para evitar la mendicidad que a diario se registraba en esta localidad, en el que se prohibía terminantemente pedir limosna y darla en la vía pública. Se creaba el “Patronato de Asistencia Social” con el fin de socorrer a las personas necesitadas, entregándoles una ración diaria de alimentos. Se comenzó a servir el miércoles 10 de noviembre, en los comedores gratuitos instalados por el Ayuntamiento en un local del Hospital Municipal de Algorta y en la calle Gobela Nº 11 bajo, del barrio de Las Arenas. Se sirvieron el primer día de funcionamiento, doscientas sesenta comidas. El 25 de noviembre volvía a tratarse este tema por la corporación municipal: “...Continuaban funcionando a diario los dos comedores gratuitos establecidos en Algorta y Las Arenas por el “Patronato de Asistencia Social” de esta anteiglesia, en los cuales se sirven todos los días 450 comidas. La cantidad recaudada hasta ahora en las suscripciones abiertas al efecto, se eleva a la suma de 26.000 pesetas y se confía en que no faltará al Patronato la ayuda de las familias pudientes de la población para que no les falte su comida diaria a los muchos pobres de solemnidad y obreros sin trabajo que existen en el término municipal...” El Patronato esta formado por las siguientes personas: D. Miguel Garteiz como delegado del Alcalde, D. Luis de Olaso, D. Emilio Ibarra, D. Joaquin Urigüen, Dña. Felisa Zuazola, Dña. Eloisa Olavarri, Dña. Elisa Escauriaza, la Sra. Viuda de Lopez y Dña. Maria Luisa Sustacha.


Con motivo de las amenazas que en los diferentes Juzgados se venían haciendo, con sentencias en firme, para poner en práctica los innumerables desahucios por falta de pago de rentas, se reunieron el domingo día 20 de noviembre por la tarde en Sestao, las Directivas de las “Asociaciones de Inquilinos” de Bilbao, Baracaldo, Sestao, Portugalete, Gallarta y Getxo. Convinieron en vista de la urgencia del caso, dirigirse al gobernador para exponerle la crítica situación en que se encontraban cientos de familias debido a la falta de trabajo. Planteaban como solución, en tanto se publicaba una ley, que esperaban protegiera a los sin trabajo, la construcción de Casas Baratas.

El cine, no siempre era bien aceptado por todos los vecinos, al parecer algunos no tenía bien insonorizados sus locales, y la llegada del cine sonoro provocó algunas quejas; ese fue el caso de Salón Zamacona (Gran Cinema) de Las Arenas, asunto que el consistorio derivó el 23 de noviembre, a la Junta Provincial de Espectáculos.

El miércoles día 1 de diciembre se inauguraba en Algorta, coincidiendo con la festividad de San Andrés, una Escuela Vasca creada por la sociedad “Eusko-Ikastola-Batza”.

El 14 de diciembre se anunciaba que: “...En el Ayuntamiento de Getxo se ha recibido la cantidad de 2.340 pesetas para distribuir entre los obreros en paro forzoso que no afiliados a ninguna entidad política o social, y que estén inscritos en las oficinas municipales, durante el mes de septiembre pasado, para aspirar al subsidio provincial contra el paro forzoso. Por tanto, los que estén en las citadas condiciones deben presentarse a partir de hoy en las oficinas de secretaria, para hacer efectiva la cantidad que les corresponda...”

Durante las navidades de 1932, tanto en Las Arenas como en Algorta, se recibían en los locales de Euzko-Etxia de Algorta y en los de Ondarreta, en este último lugar la lonja donde se exponían los regalos estaba próxima a la Plaza de las Escuelas. Los regalos con canastillas, ropas sueltas y comestibles recibidos para el Gabón solidario de Emakume Abertzale Batza en favor de los solidarios vascos tenían la función de: “...estos regalos han de constituir la alegría de una familia y representarse la escena en las casas de los pobres vascos que sufren el trance doloroso del paro...” Otras organizaciones sociales también recogían regalos navideños para los más humildes, entre ellas estaba la “Asociación Católica de Padres de Familia” de Bizkaia, que con lo que llamaban “aguinaldo”, habían conseguido obtener una buena recaudación, y como ellos decían: “...con lo que en muchos hogares cristianos volverá la alegría...”


Y mientras, algunos celebraban las navidades en sus humildes hogares, otros celebraban cotillones en alguna lonja-almacén, los más afortunados por la diosa fortuna pensaban hacerlo en el “Hotel Carlton” de Bilbao, tal cual relataba la prensa: “...varias familias piensan trasladarse ese día al Carlton para celebrar la tradicional cena de Nochevieja. Son muchos los chicos y chicas de la buena sociedad de Las Arenas van a venir...”

El último día del año en el “Círculo Democrático” de Las Arenas se celebraron bailes familiares para festejar la salida y entrada de año. El día primero de año se repartió a los niños una colección de juguetería, donada por algunos socios del Círculo y por otras personas. Acto seguido se les obsequió con una merienda.
Decían que para comprender su eficacia era suficiente considerar comparativamente los dictámenes emitidos por los médicos titulares antes y después de la estancia de los pequeños escolares en la colonia. En la fotografía superior se puede ver un grupo de los niños getxotarras que formaron la segunda expedición de la Colonia Escolar en 1932.

Las condiciones de vida de algunos vecinos eran tan precarias que en muchos casos las estancias en el Hospital Civil de Bilbao, la inclusión en el padrón de pobres, incluso la compra de ataúdes para inhumar a los pobres, tenían que ser costeados por el Ayuntamiento. Solo había que seguir las actas municipales de 1932 para comprobarlo, aunque esto era algo que ya venía de antiguo.

A finales de año, en el presupuesto municipal, se hacía constar que el numero de familias pobres con derecho a asistencia gratuita del municipio, no pasaban de 60, cuando el número legal para mantener a los dos facultativos que había contratados, tenía que llegar a 300 por cada titular. Por lo que decidieron que, cuando se produjeran vacantes, esos puestos serían amortizados.


Y para finalizar, unas pequeñas anécdotas que completaban aquel año de 1932:

En septiembre de 1932 “Foto Razquin” tenía su tienda en el Nº 11 de la calle Mayor de Las Arenas. Y en Algorta se anunciaban día si, día también, “Baños de algas para reumáticos”, en Igeretxe, de ellos decían que eran los únicos patentados y que ofrecían “Curaciones maravillosas”.

Cabe recordar que 45 años antes, en 1887, el Tranvía de Bilbao a Algorta costaba 40 céntimos de peseta y el de Bilbao a la Plazuela de Las Arenas 30 céntimos de peseta.

El día 14 de septiembre 1887,se celebrarán carreras de caballos en el hipódromo de la Vega de Lamiako, entre Axpe y Las Arenas. Las patrocina la Diputación.

Se calcula que durante el mes de agosto de 1887 habían circulado solo por el tranvía de Bilbao a Las Arenas 140.000 personas.

Las apuestas estaban a la orden del día, en 17 de septiembre de 1932, un sujeto de Rustilla (Azpeitia), se apostaba 2.000 reales a que en una hora iba desde la iglesia de San Nicolás (Algorta) hasta los jardincillos de la playa Las Arenas andando.

El día 20 de diciembre daban la noticia de que hacía 45 años en 1887, el Ayuntamiento de Getxo abrigaba el propósito de establecer por su cuenta una línea telegráfica con Bilbao.

Respecto de los cines de Getxo y sus programas:

El día 2 de octubre, mes otoñal, en que se intensifica la caída de la hoja, con un cielo que se mantuvo huraño todo el día, en el “Gran Cinema” de Las Arenas proyectaban el estreno de “Fatalidad” interpretado por Marlene Dietrich.


Mientras que el 6 de noviembre, el “Gran Cinema” de Las Arenas proyectaba en sus pantallas el estreno “El Trío Fantástico” obra póstuma del actor Lon Chaney conocido como “El hombre de las mil caras”.

El 16 de noviembre debutaba en el “Gran Cinema” de Algorta el gran ilusionista Richiardi. Eran días en los que se proyectaban también sesiones de cine doble con películas de Laurel y Hardy “Los Calaveras” y de Norma Shearer “La Divorciada”, una de las estrellas más populares en el firmamento de Hollywood de los años treinta.

El día 6 de diciembre, festividad de San Nicolás, en el Gran Cinema de Algorta se proyectó la comedia de enredo “Pobre Tenorio” de Buster Keaton, también conocido como “cara de palo” o “Pamplinas”.


Las entradas relativas a la vida de Getxo durante 1932, son una recopilación de datos sacados de los “Libros de Actas” municipales (expedientes 6805-6806) y de los diarios de ese año: “Diario de la Tarde”, “El liberal”, “El Nervión”, “Euzkadi”, “Excelsius”, “La Tarde”, “El Noticiero Bilbaino” y “La Gaceta del Norte”. Sucedieron más cosas, pero estas son las que quedaron registradas.

NORUEGA, INGLESA o AMERICANA Y CÓMO SE SALVARON

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Noruega, Inglesa o Americana, cómo se salvaron los tripulantes de la bricbarca Albuera, incluso el nombre del Alcalde de Getxo fueron las dudas o los errores que cometieron los creadores de opinión durante los primeros días de enero de 1887. Días en los que bailaban las noticias en la prensa y que albergaron durante un corto intervalo de tiempo dudas para los lectores de la prensa bilbaína. El propio nombre del Alcalde de Getxo estuvo en solfa. Había quien le llamaba Amezaga, otros Aldecoa. No parece según las actas de esas fechas que fuera ni uno ni otro, aunque bien pudiera ser que se refirieran a la figura del alcalde de barrio.

El 5 de enero de 1887 la bricbarca “Albuera” (barco velero de tres palos), procedente de Burdeos, que se dirigía a Bilbao, debido al temporal del Noroeste, a la ausencia en el barco de un piloto lemán que conociera la entrada de la barra y a una mala interpretación del código de señales, hicieron que embarrancara. Aquel hecho aconteció después de dos días de estancia en el Abra, cerca de Santurtzi, y fue a las cuatro y media de la tarde, cuando la barca encalló frente a la playa de Areeta-Las Arenas.

Muchos fueron los diarios que recogieron la noticia. El diario madrileño “La Época” publicaba el día 8 de enero en su tercera pagina: “...El Presidente de la Sociedad de Salvamento de Náufragos ha recibido el siguiente telegrama: Portugalete 6 (8,30 noche). Barca americana Albuera embarrancó cinco tarde playa Arenas con furioso temporal. Tripulación salvada...”

La noticia fue recogida por otros diarios, entre ellos el diario bibaino “El Norte”, diario político republicano, propiedad de D. Cosme Echebarrieta, dirigido por D. Gaspar de Leguina y D. Jose María de Otazua, que se publicó desde 1881 hasta 1916. Su redacción y administración se encontraban en la Villa de D. Diego, en un bajo de la calle Jardines nº 8.

Otros diarios que recogía escuetamente la misma fueron: el Madrileño “El Dia”, dirigido por D. Camilo Hurtado de Amézaga (1827-1888), de carácter monárquico liberal, que en su segunda página recogía: “...Bilbao 6 (9,10 noche).—La barca Albuera, que había fondeado en el Abra de este puerto, estaba en peligro por mucha mar y embarrancó en la playa de Las Arenas. La tripulación se ha salvado....” Y el también madrileño “El Liberal”, que a pesar de ser escueto, parecía mejor informado, decía en su segunda página: “...La barca inglesa Albuera, procedente de Burdeos, en lastre, que estaba fondeada en el abra de Bilbao, embarrancó en Las Arenas y se ha destrozado por completo, salvándose los tripulantes...”

Aunque aquí, en casa, era donde más datos había y donde se terminó por aclarar el naufragio. El diario que más páginas le dedicó fue el diario “El Noticiero Bilbaino”, que recogió la noticia durante varios días. La primera de ellos el día 8 de enero, decía en sus páginas: “...La barca inglesa Albuera, que estaba fondeada en el abra y en gran peligro por la mucha mar, embarrancó anteayer en la playa de Las Arenas, habiéndose salvado la tripulación..., Ayer al mediodía fue completamente destrozado este buque por la violencia de la marejada. La embarcación estaba cargadaenlastre, y sus tripulantes tuvieron que trabajar de tal manera en las últimas horas que habiendo pensado en presentarse al cónsul de su país, no pudieron hacerlo ayer porque tenían completamente destrozadas sus ropas...”

Para el domingo día 9, los restos de la bricbarca “Albuera” habían sido arrojados a la playa de Las Arenas. No fueron pocos quienes acudieron a la prensa para esclarecer el asunto, dada la confusión que se generó, en los siguientes días, las discusiones sobre lo acontecido saltaban a las paginas del diario “El Noticiero Bilbaino”.

El martes día 11 de enero empezaban las discusiones en la prensa. En una carta dirigida al diario “El Noticiero Bilbaino” firmada por “Varios algorteños”, se cuestionaba parte de la noticia dada con anterioridad, por otro diario bilbaino, “El Norte”, en el cual se decía: “...Seguidamente fueron alojados en una casa de Las Arenas por cuenta de la junta de Portugalete, prodigándoseles los cuidados que exigía su situación...” En dicha carta, en la que trataban de aclarar los hechos, decían: “...Amantes de esclarecer los hechos para que la verdad se abra paso y sean aquellos conocidos por el público, debemos manifestar que, quien en el lugar del siniestro mandó alojar en la fonda de "Isidora" a los náufragos, no fue la Junta de Salvamentos de Portugalete, sino el Alcalde de Algorta D. Antonio de Aldecoa, que se personó allí tan pronto como vio el verdadero peligro de la referida barca; que por cuenta de la misma autoridad les fueren repartidas ropas en abundancia, colectadas a su nombre en Algorta y Las Arenas por los alguaciles del municipio, y que al día siguiente de la desgracia se hizo cargo de los gastos irrogados por los náufragos el señor Cónsul Ingles...” También informaban que el Alcalde de Getxo decía al diario: “...Al empezar su movimiento hacia dicho punto, me trasladé a él enseguida, y sobre las cinco y media a seis de la tarde, con inmenso peligro, llegaron a tierra en dos botes los últimos tripulantes del citado buque, que se componía de doce personas. En la playa se halló un gran número de personas, y muchas de ellas, sin mirar el peligro, se echaron al agua a ayudar la llegada a tierra de los doce tripulantes de la barca...” Respecto de las labores de rescate afirmaban: “...Vamos ahora al salvamento de los tripulantes. De poco o de nada hubieran servido a dichos tripulantes los socorros de la Junta de Portugalete, socorros concretados, según “El Norte”, a un capitán de un remolcador y cuatro marineros, pues aún suponiéndolos animados de los mejores deseos, que si lo estarían, sus esfuerzos habrían estrellado ante la falta absoluta de los elementos tan necesarios en semejantes acciones. Por fortuna, ante el inminente peligro que corrían las vidas de doce hombres, una numerosa concurrencia afluyó a la playa espontáneamente, y al arrojo de unos cuantos que, haciendo completa abstracción de la suya, se lanzaron al agua. Por ello parte de los tripulantes escaparon de una muerte segura. Semejantes actos de heroicidad y valor debieran ser premiados...” Y a pesar de no poder ofrecer los nombres de los intrépidos rescatadores, animaban a la Junta de Salvamento de Portugalete a allanar aquella dificultad, a fin de sentar un precedente para el futuro.

El día 13 de enero, el vecino pueblo de Portugalete también intervino en la discusión por boca de un socio de la Sociedad de Salvamentos de Portugalete, quien daba su versión de los hechos en un remitido al mismo diario: “...que es absolutamente cierto que el encargado de la Junta local de Salvamentos de Portugalete dispuso el alojamiento de los náufragos en la fonda “Isidora”, y que el Secretario de la misma fue quien se personó ante el Sr. Ayudante de Marina D. Jose de Ansoleaga para interesarse por los náufragos en el lugar del siniestro. Que mientras dicho Secretario disponía la traída del bote salvavidas de la Vizcaya (Sociedad de Salvamento do Náufragos) se lanzó otro bote al agua desde la barca “Albuera”, que varios espectadores se lanzaron al agua a salvar a los tripulantes del bote últimamente lanzado de la “Albuera”, y por fin que si hubiesen permanecido a bordo una hora más, todos los tripulantes se hubiesen salvado sin correr ningún peligro, pues un momento antes de separarse el último bote llegaron todos los auxilios. Que la Junta de Salvamentos de Portugalete puede estar satisfecha, pues a ella se debe en gran parte el salvamento de todos los náufragos...”

El domingo 16 de enero, un portugalujo que firmaba Julián de Salazar, también intervenía en aquel debate: “...Todo cuanto “El Norte” dijo en su gacetilla, acerca del naufragio y salvamento de la tripulación de la barca “Albuera” es exacta y rigurosamente la verdad. ; y si hubo alguna omisión respecto al buen comportamiento del alcalde y vecindario de Algorta, sería, sin duda, por ignorarlo el que dio a “El Norte” aquellos informes...” En su opinión no trataba Portugalete de: “...llevar lauros en vez de los cargos...” Aunque en aquel pique, por ambas partes, algo de eso parecía existir, en el fondo estaba una vieja demanda, y se dejaba traslucir en la pregunta que hacía Salazar: “...¿Cuál es, pues, la causa de que, habiendo dinero, aparatos de salvamento y hombres valerosos, no tengamos en la boca del puerto, como debiéramos, una estación de salvamento que fuera modelo de las de España y admiración de los numerosos extranjeros que presencian los muchos naufragios que ocurren en nuestra barra?...”


Cerraban aquel debate “Varios Algorteños” con una carta al diario “El Noticiero Bilbaino”, en la que exponían lo siguiente: “...Habíamos resuelto no decir una palabra más de lo que dijimos en nuestro anterior remitido respecto al inoportuno proceder de la “Sociedad de Salvamento de Náufragos de Portugalete” en el siniestro de la barca inglesa “Albuera”...” Pero las cartas anteriormente citadas de Portugalete parece que no les gustaron, por lo que continuaban: “...se quiere hacer creer al público que es falso cuanto entonces escribimos, nos obligan a romper el silencio que nos habíamos impuesto con objeto de probar con pruebas irrecusables, que entonces como ahora, no hicimos otra cosa que esclarecer los hechos...” Decían que no iban a recurrir a los testimonios de cuantas personas presenciaron el salvamento, si ni a las suministradas por el algorteño autor del primer remitido a la prensa, confesaba el autor de dicho remitido:

1º “...Que cuando el secretario de la Junta se personó en el lugar del siniestro, ya se habían salvado parte de los tripulantes...”

2º “...Que mientras dicho señor secretario disponía la traída del bote-salvavidas de la Vizcaya (Sociedad de Salvamento de Náufragos), se lanzó el otro bote al agua desde la barca “Alhuera”...”

3º “...Que a las direcciones que desde el día anterior del naufragio puso en juego la Junta de Salvamentos de Portugalete, se debe, en gran parte, el salvamento de los náufragos...”

Y seguían: “...Ias confesiones anteriores prueban hasta la evidencia lo inoportunas que fueron las determinaciones tomadas por la citada Junta de Salvamentos: pues, no obstante haber previsto el siniestro con un día de anticipación, como lo confiesa rotundamente el firmante del primer remitido, y haber hecho señales al capitán del buque, “Si faltan las anclas, procuren ir a embarrancar en el punto de la playa de las Arenas, que está marcado con una bandera, (según "El Norte), no había en el lugar del siniestro más auxilios que un capitán de remolcador y cuatro marineros. Por otra parte, si como dice el Sr. Salazar en su remitido, tanto la Sociedad de Salvamento de Náufragos de Bilbao, cuanto la de Portugalete, cuentan con infinidad de pertrechos, buenos lanza-cabos y una magnifica lancha salva vidas, ¿cómo es que oportunamente no se llevaron al tugar del siniestro, puesto que ya era conocido, esos pertrechos, lanza-cabos y lancha salva-vidas de que se hace mención? ¿Obrar con tan poca oportunidad, como falta de previsión, es acaso cumplir como corresponde a una Sociedad de Salvamento de Náufragos? Y no se nos diga que faltaba gente para tripular el salva-vidas en caso de que oportunamente se hubiera llevado al lugar del siniestro, porque los que haciendo abstracción de sus vidas se lanzaron con inusitado valor a las olas a salvar las de los náufragos, con mayor razón se hubiesen embarcado en aquel para arrebatar doce victimas al mar; pues, como dice, y dice muy bien el Sr. Salazar, proverbial ha sido, y es, el valor de los marineros de los puertos del Abra, sin excepción alguna; valor demostrado más de una vez antes de que hubiese Sociedades de Salvamento de Náufragos. En cuanto al comportamiento del señor alcalde de Algorta, nadie puede negar, sin fallar a la verdad, que fue el primero que prodigó a los náufragos salvados los auxilios necesarios: pero si alguien pusiese en duda nuestra afirmación, puede recurrir al testimonio de los doce tripulantes del “Albuera” o al señor cónsul inglés, residente en esa Villa...”

Así se zanjó aquella discusión entre las dos márgenes de la ría por el salvamento de los náufragos del “Albuera”. Ciertamente las labores de aquel rescate fueron arduas, a pesar de las malas condiciones de la mar y del fuerte viento, que toda la noche mantuvo en vela a los miembros del salvamento marítimo. Los doce miembros de la tripulación lograron ser salvados.


No iba a ser el último de los naufragios en nuestras playas, el miércoles día 19 de enero, la prensa bilbaina ya informaba de otro, esta vez en la playa de Algorta, se trataba del Vapor “Rivas”, pero eso ya es otra historia. Los salvamentos marítimos, aún tardarían en contar con una base en nuestro pueblo. El 12 de Marzo de 1920, en nombre de la Asociación de Navieros, Francisco de Aldecoa, solicito el permiso para la construcción de un edificio destinado a Salvamento de Náufragos y Cofradía de Pescadores. En 1921 se construyo el edificio de Salvamento de Náufragos de Arriluze. 

LAS CANTINAS ESCOLARES EN GETXO -II-

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Al terminar mis entradas sobre la vida en Getxo durante 1932, me he dado cuenta que en algunas ocasiones mencionaba a las “Cantinas Escolares”. Recordar que esas cantinas se hicieron para atender a niños cuyas familias no tenían medios. Y que los primeros programas de alimentación asociados a la enseñanza tuvieron su origen en acciones caritativas de personas con altos niveles de renta.

Y a pesar de que sobre ellas ya hablé en mi entrada “Las Cantinas Escolares en Getxo” de agosto del 2012, al hacerlo dejaba un poco diluidos algunos de los aspectos de las mismas. Sobre todo las condiciones sociales que llevaban a demandar aquel servicio. Y es por eso que vuelvo a traerlas a estas páginas.
Ya desde primeros de año, en 1929, la precariedad en las vidas de muchos vecinos, llevaban a tener que recurrir a la beneficencia. Prueba de ello es que en el vestíbulo del Ayuntamiento, y ante el alcalde, D. Juan L. Prado Mathurin, concejales y señores de la Junta de Beneficencia, se repartieron ropas y calzados a los niños pobres de la localidad. A la vez se inauguraban en el barrio de Santa María las Cantinas Escolares. La misma prensa decía: “...No ha de sobrecogerse acaso nuestro ánimo al oír que por haber hambre y frío, reclaman, en el día de los Reyes Magos, alimentos y abrigo pobres niños, asilados o no, que antes pedían juguetes..., y mientras suena como mágica la palabra Bolsa..., el oído del modesto empleado o del sufrido trabajador..., cada vez que el módico sueldo y el jornal irrisorio han de librar batalla con el precio inusitado que alcanzan los artículos llamados de primera necesidad, en cuya lista, no sólo está el pan..., conduce a alarmantes situaciones...”

En las escuelas de Las Arenas para poder acceder a esos comedores escolares se ponían como elementos a considerar: que la alimentación del niño en su casa fuera insuficiente por carecer de recursos; la edad, siendo preeminente que fuera de menor a mayor; la asistencia regular a clase, el comportamiento y la higiene. Se aconsejaba que previamente se les realizara un examen médico, así como suministrarles en caso de carencias: reconstituyentes, glicerofosfatos y emulsiones. Se recomendaba suministrar a aquellos niños: como calzado “becerro negro”, se llamaba así a las botas de agua y capas de lana impermeables.


El día 11 de diciembre de 1928, el Alcalde de Getxo D. Juan L. Prado Mathurin, envió una circular a los centros escolares del municipio para que los centros enviaran una relación de los niños que acudían a las escuelas, indicando los que fueran sujetos de auxilio por la pobreza de sus familias y la distancia que tuvieran que recorrer para asistir a clase. Y es a partir de los resultados de esas relaciones, y de las situaciones que reflejaban los listados, que podemos ver la precariedad en la que vivían muchos getxotarras:

Solo en las escuelas de Santa María de Getxo eran 53 los niños para los que se solicitaba auxilio; en las Escuelas de Zabala (Algorta) eran 35 los niños para los que se demandaba aquella ayuda; de las Escuelas de la Fundación Cortina (San Martin-Algorta) 9 eran los necesitados; en las de San Ignacio se atendía a 21 niños; en las de Las Arenas ascendía a 41 el número de niños, cuya procedencia era de los distintos barrios (Santa Eugenia, Santa Ana y Las Arenas), la mayoría de niños necesitados eran de la Vega de Santa Eugenia; también el hospital Hospicio de Algorta formaba parte de aquellas cantinas escolares, El número era excesivo, por lo que la alcaldía envió otra circular, en la que se les recordaba que las características de los niños hacía quien se dirigía aquellas ayudas, las mismas eran para niños pobres y que asistieran con puntualidad a la escuela; quedando exceptuados los hijos de propietarios, a quienes se consideraba miembros de familias acomodadas.

La cantina escolar de Las Arenas fue atendida por la vecina del barrio Dña. Águeda Mendaza. Los menús constaban fundamentalmente de legumbres (Alubias, garbanzos y lentejas), a los que se les podía añadir patata y chorizo; los segundos platos solían constar de carne, excepto los martes y viernes que eran de huevo; los postres se alternaban el membrillo con las galletas y la fruta. Aquellos menús se servían todos los días de la semana, sábados incluidos. Algunos productos, que los médicos indicaban para los pequeños, eran “Tetrarcal” y “Phasfe”, que tenían en sus componentes calcio, indicado para los problemas de hipotiroidismo, que era endémico en la época.

Las cantinas dejaron de funciona, temporalmente, una vez transcurrieron los días que estimaron más crudos del invierno, según decía, el secretario de la Junta Local de Enseñanza, en un escrito del 26 de febrero de 1929: “...En atención a que por la época en la que se encuentra la temporada invernal, es de presumir que ya han transcurrido los días de mayor rigor..., a partir del día primero de marzo dejan de funcionar las Cantinas Escolares en este Ayuntamiento...”

También fueron lugar de visita de los benefactores, quienes solían acudir a ver su obra. El martes 15 de enero de 1929, se solicitaba la ayuda de diversas familias pudientes del Municipio, a quienes se remitió una carta indicándoles la posibilidad de asistir, al comienzo de dicho servicio: “...por si gustase de presenciar el acto de reparto de la comida a los niños de la citada Cantina...”

Esas “Cantinas Escolares” siguieron funcionando a lo largo del año 1934 y 1936. Durante 1934 la frecuencia de funcionamiento fue de 83 días en todos los centros. Las asistencias a las mismas se cifraban en: escuelas de Santa María 50 niños asistentes; escuelas de Zabala, 60 niños; escuelas de San Ignacio 66 niños y escuelas de Las Arenas, 60 niños. Las mismas provocaron unos gastos de 9.162,40 pesetas, gastos que fueron sufragados mediante aportaciones de benefactores y por el consistorio.


Las compras realizadas a lo largo del año nos hablan de algunos de los comercios existentes en Getxo cuyas facturas podemos observar sobre estas lineas. Entre los mismo se encontraban:

Panaderías: “Viuda de Aguirre” cuyo despacho estaba en la calle Las Mercedes de Las Arenas; “Panadería la Algorteña” de Juan Azcorra, cuyo establecimiento estaba en la Avenida Basagoiti; “La Amistad” de Angel Astorqui, cuyo despacho estaba en la Avenida de Algorta.

Ultramarinos: “Lorenzo Berecibar” que tenía establecimientos en la Avenida Basagoiti de Algorta y en la calle La estación de Las Arenas; “Candido Rosáenz”cuyo establecimiento estaba en la Avenida Basagoiti.

Carnicerías y tocinerías: “Marcelino Zabala” que estaba en la Plaza del Mercado de Las Arenas; “Ignacio Zalvidea” que tenía su establecimiento en la Avenida Basagoiti; “Gabriel Teneria” cuyo despacho estaba en la Avenida de Algorta (Frente al Casino).

Fruterías: “Toribio Aldonza” que tenía su tienda en la calle Paulino Mendivil de Las Arenas; “Manuel Lamiquiz” que tenía su establecimiento en la calle Urquijo de Las Arenas.

Carbones y antracitas: “Alfredo Valdemoro” cuyo establecimiento estaba en la calle Juan Bautista Zabala de Algorta; “Carbones Neguri” que estaba en el barrio del mismo nombre.

Otros establecimiento eran: “Coloniales Sebastian de la Fuente” cuya tienda estaba en la Avenida Basagoiti; la cacharrería cristalería de “Miguel Reparaz” cuyo establecimiento estaba en la Avenida Basagoiti.

En 1936 se elaboraron unas relaciones de aspirantes a beneficiarios de las mismas y las hojas de solicitud de inclusión, las cuales además del número de niños atendidos nos ofrecían una fotografía de la situación económica de aquellas familias. La cual podemos comparar con los precios de mercado existentes: Alubias: 1,70 pesetas el kg; Lentejas: 1,40 pesetas el kg; Garbanzos: 1,20 pesetas el kg; Patatas: 0,25 pesetas el kg; Arroz: 0,75 pesetas el kg; Aceite: 1,75 pesetas el lt.

Y mientras los alcoholes, las bodegas vinícolas y otros “valores” cotizaban en la bolsa sobre las 800 pesetas, los salarios de las familias que demandan ayuda eran de miseria. Los precios, incluso en el mercado de Las Arenas, eran excesivamente altos, lo que obligó a principios de año a tomar cartas en el asunto a la Junta de Administración del mercado de Abastos de dicho barrio, estudiando establecer la fijación de precios. Para poder comparar la diferencia entre salarios y precios baste este pequeño apunte: Según la Junta provincial de Abastos, el precio de las vainas estaba a 3 pesetas el kilo; las cebollas a 0,80 la docena; las naranjas a 1,20 docena; las manzanas a 2; los huevos frescos 2,30 la docena; las patatas nuevas 0,75 kilo; las gallinas a 6,50 la unidad; los pollos 6; los conejos a 3,60; la merluza a 6,40 kilo.


En los listados de los solicitantes de auxilio que se elaboraban, aparecían datos que nos hacían ver la penosa situación por la que pasaban muchas familias. Se daban casos de familias numerosas, como la de un pinche de la Delta, compuesta por 15 miembros, de los que tan solo uno tenía trabajo y sus ingresos eran de 3 pesetas al día; en otros casos el trabajo era de dos días semanales. Otros casos, parecían más afortunados, ya que de los 8 miembros de la familia, dos trabajaban, obteniendo unos ingresos netos de 16,50 pesetas diarias. Mientras que de otra de aquellas familias compuesta por 7 miembros, solamente el cabeza de familia tenía trabajo, obteniendo unos ingresos de 8 pesetas diarias. Algunas familias, como una cuya residencia estaba en la Vega de Santa Eugenia, compuesta por 7 miembros, tan solo uno de los hijos tenía empleo como aprendiz en Talleres Urquijo, por lo que recibía 2 pesetas diarias. Mientras que en otra de la misma Vega, compuesta por 6 miembros, todos ellos estaban en paro. Incluso en algunos casos, eran los hijos más jóvenes quienes, siendo 6 de familia, podían aportar al sustento de la prole 3 pesetas diarias, y la madre sirvienta 1 peseta diaria. Muchas eran las profesiones, cuyos emolumentos no subían de las 3,5 pesetas diarias, era el caso de una panadera del Puerto. Quizá el caso más sangrante que aparecía en los listados, fuera el de una familia de 11 miembros, residente en la calle Sarricobaso, cuyos ingresos tan solo ascendían a 1 peseta diaria.


Como decía al principio, el mantenimiento de las Cantinas Escolares de Getxo fue posible gracias a las ayudas de beneficencia y a los esfuerzos municipales. En relación con la beneficencia, en la fotografía superior se pueden ver los nombres de algunas familias económicamente pudientes, que colaboraron con el mantenimiento de los comedores municipales en los años treinta. La historia a veces parece reescribirse, hoy, ochenta años después, y sin que se llegue a aquellos niveles de pobreza, cientos de familias vuelven a sentir el zarpazo de la exclusión social. Y como decía un articulo de un diario bilbaíno de 1935, al referirse a aquella lacra social: “...la trascendental importancia del paro obrero en la formación de las futuras generaciones, genera efectos sobre la infancia..., y no se podrá exigir por la fuerza orden y moral, honradez y sacrificio a quienes han vivido en el antro del dolor...” 

LOS CABALLEROS MOLESTOS

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Los caballeros molestos, así los definían en 1870 en el barrio de Las Arenas. Pero antes de ir a los hechos que dieron lugar a esa denominación, veamos un poco de historia sobre la mendicidad y el vagabundeo:

A lo largo del Siglo XVIII ya se les dedicaban decretos forales a los marginados sociales, algunos de los cuales llenaban los hospitales, a quienes se llamaba “Mal entretenidos o gentes de mal vivir”. En algunos países se hablaba, para definir si situación jurídica de “Orgía legal”, por la multiplicación de decretos que se les aplicaba (Era el caso de los vagabundos en la Inglaterra de los Tudor). En el Señorío de Bizkaia eran muchos los colectivos marginales a quienes de dedicaba legislación, tal era el caso de los gitanos, vagabundos y gente de mal vivir, aunque también se hablaba de los mulatos y negros. Llegándose a decir en 1713 sobre las repúblicas (Municipios): “...consienten en sus jurisdicciones a vagabundos y gentes de mal vivir...” En 1765, el “Señorío de Vizcaya” dedicaba una real orden de “Aprensión de ladrones y malhechores”, que era precedida en su firma por el Secretario del Señorío y Escribano Real D. Juan Bautista de Arias. En la misma se indicaba: “...a fin de que se practiquen las más eficaces diligencias para la aprehensión de Ladronesy Malhechores...”

Más tarde, en 1784, el Señor D. Joseph Colón de Larreategui Corregidor del M.N. y M.L. Señorío de Vizcaya dijo: “...que siendo muy conforme la expulsión de Mendigos, y Vagos forasteros de todas las Repúblicas, y Villas de este Señorío de donde no sean vecinos, o naturales, a la Real Pragmática-Sanción de diez y nueve de septiembre de mil setecientos ochenta y tres... en que se dan nuevas reglas para contener, y castigar la vagancia de los que hasta aquí se han conocido con el nombre de Gitanos, o Castellanos nuevos..., se ordene, los Alcaldes, y Fieles Regidores de todas las Villas cuiden, y celen de que cada Villa, o República mantenga sus Pobres, sin permitir se introduzcan en sus respectivas Jurisdicciones forasteros de cualquier clase, y calidad que sean...”


Ya llegado el Siglo XIX, la mentalidad de algunas voces, en 1902 llevaron a pronunciar las siguientes frases en una conferencia dada en Bilbao: “...no debemos permanecer silenciosos los que habiendo estando al frente de las corporaciones locales hemos sido menos afortunados en la extirpación de este cáncer..., El vagabundo que vive a costa de los vecinos constituye un centro gravoso para los que trabajan; la holganza le arrastra insensiblemente al camino de la delincuencia y sus vicios pervierten e infeccionan aun a los hombres honrados y laboriosos...” Aalgunos colectivos que por su nivel de pobreza se dedicaban a los hurtos y robos, y eran procesados por mendicidad, se les aplicaban normativas de vagos y maleantes. Entre ellos se encontraban los afiladores, buhoneros, caldereros, esquiladores de caballos, chatarreros y vendedores ambulantes.

Y a pesar de lo que dijeran algunos viajeros ilustrados que visitaron nuestros pueblos, como Jovellanos, quien escribiera que: “...no vi ni un pobre en Bilbao...” la realidad delataba que la mendicidad era algo que molestaba a algunas capas de la población, sobre todo las mejor poseídas.

Aunque los “problemas de mendicidad” ya venían de lejos, en 1.845se daban situaciones de pobreza y marginalidad, por lo que en esas fechas el Consistorio de Getxo publicó un “Bando de la Mendicidad” en el que se hacia referencia al elevado numero de mendigos que “...vagan por nuestros pueblos, robando a los verdaderos pobres, y que alcanzan, además de una caridad mal entendida, fomentar la vagancia y alimentan la pereza, poniendo en peligro la propiedad privada y pueden causar males que no deben tolerarse...”

En una sesión municipal celebrada el 10 de agosto de 1870, a la que asistieron ilustres vecinos de Getxo, entre ellos el Alcalde D. Luciano de Alday y los señores capitulares Arteta, Diliz, Aldecoa y otros, se iba a tratar el asunto de los mendigos. Y curiosidades de la vida, en ello se iba a ver implicado uno de los símbolos del muelle de Las Arenas, el molino de “Esacerrota”. Dicha almazara, que fue propiedad de D. Andrés de Cortina, y sobre la que ya traté en mi entrada del miércoles 26 de junio del 2013, había sido invadida por unos vagabundos. Se trataba de un grupo de gentes llegadas, a decir de los vecinos: “...mendigos de ambos sexos, extraños a este País...” Posiblemente de etnia gitana, por la descripción que de ella hacían: “...que con sus caballerías y carros han tomado por habitación las ruinas de la casa molino...”


Aquellas gentes a quien se consideraba vagabundos y ladrones, llegaban del otro extremo de Europa, procedentes de Hungría o Rumania, otros vivían en la Península Ibérica. Sus atuendos vistosos, raídos y muchas veces sucios por su condición humilde, escasez de medios y costumbres, de colores chillones. Las mujeres vestían faldas largas y blusas de encaje y se recogían el largo cabello en un moño o en trenzas, sus frentes a veces cubiertas con una hilera de medallas y al cuello collares. Los hombres llevaban trajes de pana, camisas de cuello abierto y sombrero de paño. Las familias viajaban en grandes grupos durante el verano y en invierno acampaban cerca de una población. Eran en su conjunto nómadas, con idiomas o jergas diferentes a los utilizados en nuestro entorno, de ellos se solía decir que utilizaban: “...“una jerga que hablan los rufianes y gitanos...” También se los definía como “...Ladrones de gallinas y pollos...”

A su llegada nuestro pueblo, eligieron los lugares públicos para mendigar propinas o pedir comida. Dicen que enseguida empezaron a desaparecer cosas, aunque esto quizá respondiera más a aprensiones que a realidad, aunque no es descartable que algún pollo volara a sus ennegrecidos pucheros. Sus lugares preferidos fueron la plaza del mercado y los paseos principales. Sus carros eran tirados por viejos jumentos. Las ollas colgadas de un tridente sobre hogueras condimentaban comidas, como la olla gitana o el caldillo de perro, humeaban sobre una pira de madera ardiente, eran exteriormente de un color negruzco, que alimentaba el prejuicio de los lugareños.

Algunos vecinos, seguramente de familias acomodadas, urgieron a la alcaldía a nombrar: “...un dependiente residenciado en este barrio a fin de que desaparezcan los mendigos...” Y recordaban al Alcalde que: “...se halla prohibida la postulación en esta provincia..., a fin de evitar consecuencias desagradables y perjuicios de consideración, que podrían causar la reunión y estancia de mendigos en este barrio haciendo volver a los que llegan desde Bilbao por carretera...” De lo que se deducía que existían dos tipos de mendigos, los nómadas ambulantes y los pobres de necesidad de la Villa bilbaína. Parece también, que la problemática subyacía en los hosteleros, era incipiente la inauguración de los “Baños de Mar Bilbaínos” en Las Arenas que se produjo el día 1 de julio de 1870 y atraía a numerosos visitantes de Bilbao y otras zonas del Estado, ya que se fijaba como necesario mantener aquel servicio hasta el 30 de septiembre. El consistorio nombraba a D. Juan de Sesúmaga, con un sueldo de cuatro reales diarios para que: “...no permita a ninguna persona pedir limosna en el barrio de Las Arenas, y despache del mismo a todos los mendigos, haciendo volver atrás a cuantos se dirijan por el camino de Bilbao hacía este punto...”

Más tarde, en 1880 se publicaría el “Bando de Buen Gobierno”, en el que en su articulo 10º, se advertía de la prohibición de ejercer la misma a “...todos los que no fueran vecinos de Getxo, así como a cualquier forastero que quisiera implorar caridad publica...”



La prensa de la época tampoco era ajena a aquella caza de brujas, el diario “El Noticiero Bilbaíno” dedicaba durante los meses de verano artículos de opinión relacionados con la mendicidad. Cargados de generalidades, y quizá mala fe, en los que dejaba sibilinamente perlas como ésta: “...Dicen que llegó de Sevilla, donde había ejercido por espacio do mucho tiempo la profesión de chalán, gordo y colorido, de mediana estatura, pegándose la pared del convento, parecía uno de aquellos frailes rebosantes de salud, el pordiosero tenía para todos los transeúntes una frase agradable y picaresca... El vago pedigüeño no conocía ni de oídas la vergüenza, como sucede a muchos otros en esferas sociales más altas. Con estas vulgares picardías explotaba admirablemente la imbecilidad humana, sacando al cabo de algunas horas para comer y beber hasta hartarse...” Con chalanes literarios, como aquel articulista, no es extraño que la opinión de los acomodados vecinos, pidiera la expulsión de aquellos seres marginales, que ensombrecían “el buen vivir, la elegancia, y las buenas maneras” de aquel barrio de señoritos veraneantes.

EL VERANO DE 1886 -I-

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El verano de 1886 se presentaba alegre, bullicioso y con gran afluencia de visitantes en Algorta. De hecho el barrio comenzaba a salir de su habitual monotonía con la llegada del verano. Aquella hermosa estación era esperada “cual náufrago en triste y apartada isla al buque salvador”. Se preveía que la afluencia de bañistas iba a mejorar la de años precedentes, al menos así lo indicaba la demanda de habitaciones, que familias procedentes de Madrid, Zaragoza y otras poblaciones del interior, estaban alquilando. Esto se percibía como una evidencia del crédito y renombre que la población estaba empezando a adquirir como puerto de baños, aunque Getxo tan solo contara con 2129 habitantes.

Tras la decadencia de Las Arenas como lugar de baños, debida fundamentalmente a la pérdida de su inmensa playa por las obras, que de la mano de Evaristo Churruca, verían nacer los contramuelles. Poco a poco irían desapareciendo sus emblemáticos establecimientos veraniegos (Baños de Mar Bilbaínos, Felipa Bustingorri, Las Delicias...), los hoteles y fondas que cubrían la demanda veraniega, verían también mermar su demanda.

Empezaban a ganar terreno los algorteños; primero en 1886 “La Perla” y más tarde en 1913 “Igeretxe”, según se escribía en la época “debido a los altos precios de los de Las Arenas”. Sus fondas y hoteles (“La Fonda San Ignacio”, “Hotel de Justo Ugarte”...) y las casas particulares venían a mejorar la oferta. La compañía de tranvías de Bilbao a Algorta estableció un servicio diario de carruajes con salidas desde Algorta a las 9,30 de la mañana y 6,30 de la tarde. El precio del transporte era de 2 pesetas.


Por otro lado sus nuevas obras de conducción de agua potable desde los cercanos montes de Berango, se estaban ejecutando con extraordinaria rapidez y los depósitos así como las conducciones estaban llegando a su fin. Se preveía que su puesta en marcha fuera para últimos de agosto de 1886. El proyecto de la traida de aguas potables llegaba hasta el barrio de La Arenas, lo que ayudaba a mejorar los servicios para esta población. El consistorio contrató aquel verano una “renombrada charanga” para que animara el ambiente en el barrio. La prensa decía “...para alegrar el concurrido y lindo paseo de La Avanzada...”

Algún vecino señalaba como prioritarias las obras a realizar para realzar el barrio. Decía de la playa de Ereaga : “...¿Porqué se tiene tan olvidada, o mejor dicho, tan abandonada la playa de Ereaga?...”También animaba al consistorio a emprender las obras de la carretera desde Algorta al Semáforo (La Galea), criticando que se invirtieran dos mil duros en la realización de la carretera que conducía a la playa de Arrigunaga. No parecía que el referido sujeto fuera amante de las diversiones mundanas, ya que al referirse a la celebración aquel año de la festividad de San Antonio en Martiartu, que había visto transcurrir en medio de un desapacible tiempo, comentaba: “...el día de San Antonio en Martiartu, donde se venera en humilde ermita al “Martillo de los herejes”..., tuve ocasión de ver a la mayor parte de las señoritas de este pueblo, rindiendo culto, primero con especial fervor al santo de Padua , y después a “Terpsicore” !contrastes de la Vida!...” Relataba la vuelta a casa tras la romería: “...se efectúa por estrechas veredas, interrumpidas por riachuelos. Esto hace que los “pollos” rivalicen en finura y galantería con las damas. ¡Qué cuadros tan pintorescos y animados!...” Añadiendo a continuación una aseveración que hoy resultaría incomprensible: “...los que ya somos casi viejos...”, y citaba a Espronceda: “...!Treinta años! Funesta edad de amargos desengaños...” Parece la crónica de un joven convertido en viejo prematuro.

En 1879 se había publicado una guía médica de Bizkaia. “El Noticiero Bilbaino” hacía referencia a la misma en julio de 1886. En ella se hablaba sobre la antigüedad y utilidad de los balnearios marítimos y terrestres en el tratamiento de enfermedades. Aquella guía fue elaborada por el Dr. Gil y Fresno. El galeno afirmaba que se remontaban a la más oscura antigüedad, fabulaba sobre Venus, diosa del amor: “...surgiendo resplandeciente y hermosa del fondo de los mares...” Para justificar sus aseveraciones recurría a Platón quien: “... a su paso por Egipto con objeto de ver a los adivinos, cayó enfermo, y los sacerdotes le curaron con los baños de mar...” Y añadía: “... Lava el mar las dolencias del hombre...” Tras hacer un recorrido por los balnearios y playas de Bizkaia (Pobeña, Zierbena, Portugalete, Plentzia, Baquio, Bermeo y Ondarroa...) llegaba a los de Getxo. Las Arenas ocupaba el primer lugar: “...Frente por frente con Portugalete se ha creado en nuestro tiempo una estación balnearia..., indudablemente es la primera de Vizcaya por la seguridad de su extensa playa..., por la hermosura de los edificios que la pueblan y sobre todo por Ia particularidad, rarísima, a orillas del mar, de los dilatados, sombríos y frescos bosques que casi tocan con su playa. El magnifico establecimiento que lleva el nombre de “Baños de Mar Bilbainos”, la galería balnearia adjunta, las fondas y casas de huéspedes que allí abundan, y la gran comodidad y seguridad de la playa hacen de Las Arenas un lugar recomendable como balneario..., se esta terminando, también en su centro, un teatrito, donde no tardara en actuar un cuadro de modestos artistas..., las comunicaciones entre Bilbao y Las Arenas son cómodas y baratas por medio del tranvía de Bilbao a Algorta y los vaporcitos que ya, merced a las grandes obras de mejora de la ría, pueden hacer el viaje sin necesidad de esperar a la pleamar...”


En ella se mencionaba el barrio de Algorta, del que se decía: “...la populosa, blanca, limpia y hermosa Algorta, de ricas y abundantes aguas potables. Se asienta en una planicie que se extiende hasta la punta de la Galea. Es una población naciente compuesta de elegantes y cómodas casas colocadas sin orden de alineación, edificadas en su mayor parte por navegantes que, cansados de romper mares, han venido a establecerse en este punto con el fin de pasar tranquilos el resto de sus días. Casi todos los edificios de Algorta son de purísimo color blanco. El forastero encuentra en este puerto todas las comodidades que puede apetecer. Playa de menuda arena y suave declive, resguardada de los vientos. Algorta no ha cesado de progresar en población, en embellecimiento ni en comodidades. La bajada y subida de la playa, que eran algo penosas, no tienen ahora aquel inconveniente, porque acaba de hacerse un hermoso camino, por el que transitan cómodos carruajes que por un insignificante precio facilitan la bajada y la subida. La gran fonda de San Ignacio los tiene propios para los que se hospedan en ella. En cuanto a hospedajes para el forastero, los tiene Algorta arreglados a todos los gustos y fortunas...” La Fonda San Ignacio era un establecimiento muy acreditado en los medios bilbaínos, disponía de habitaciones y mesas de comedor con vistas al campo y mar, salón de baile con dos pianos; disponía de hermosos jardines con frondoso arbolado; el tranvía de Bilbao pasaba junto al establecimiento. El fondista era el D. Jose Valle Toyos.

Tras un largo repaso de todos ellos concluía: “...Causan buenos resultados en las indisposiciones del aparato gastrointestinal, digestiones difíciles, gastralgias, infartos del hígado y bazo, de las vías genitourinarias como litiasis renal, cistitis crónicas, espasmos del cuello de la vejiga, cólicos nefríticos, enfermedades de los órganos respiratorios. como laringitis, catarros bronquiales y pulmonares...”

La propia Compañía del tranvía de Bilbao a Las Arenas mejoraba su oferta veraniega, poniendo al servicio de los viajeros desde el día 5 de agosto, su cochecito salón de diez asientos, haciendo un viaje diario, cuya salida de Bilbao tenía lugar a las cinco do la tarde, y el regreso de las Arenas a las diez de la noche. El precio del billete de ida era de dos reales. Aunque al parecer, en los días de lluvia, se mojara uno dentro del coche, tanto como si fuera en el exterior.


En la próxima entrada seguiremos viendo los cambios y costumbres de aquellos días del verano de 1886.

EL VERANO DE 1886 y -II-

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Siguiendo con las evoluciones de nuestro pueblo durante los días del verano de 1886, hoy veremos algunas actividades y sus fiestas.

Mientras la playa de Las Arenas veía aparecer su nombre en la prensa anunciando las casetas de baño, su propietario D. Nicasio Román las anunciaba, ofreciendo abonos para nueve baños con derecho a caseta y bañero, al precio de 12 pesetas incluyendo viaje de tranvía de ida y vuelta. Además ofrecía al bañista por un precio módico “elegantes trajes de baño y esmerado servicio”. Los abonos se podían adquirir en la administración del tranvía o en Bilbao en la Pastelería Suiza en la calle Correo. Sobre los entonces pintorescos trajes de baño había quien decía de sus usuarios de ambos sexos: “...Más bien parecen arlequines...” El “Café Isadora”, cercano a la playa de Las Arenas, era otro de los locales que alquilaba camas por 5 ó 7 reales y comidas por 4 reales para aquellos veraneantes, que aún acudían a la playa de dicho barrio.

Las fiestas era otro de los atractivos de aquel verano. Se prodigaban por todos los barrios del municipio. Las de Santa Ana, que se celebraron los días 26 de julio y 1 de agosto, contaban con las entonces renombradas romerías de ese barrio de Las Arenas. Se iniciaban con una solemne misa a las diez de la mañana en la capilla dedicada a la santa, música y tamborileros por la mañana y tarde. Quien las glosaba en la prensa era un tal “Juan de Bilbao”, lo hacía en “El Noticiero Bilbaíno”, y lo hacía bajo el titulo “Santa Ana en Lamiaco”. Y lo hacía diciendo “...Es costumbre en algunos Estados de Norte-América que han nacido al soplo vivificador de la inteligencia y del trabajo conmemorar en las reuniones que celebran sus habitantes a la manera de nuestras romerías, el recuerdo del hombre que plantó el primer árbol, o construyó la primera casa, o fundó el primer edificio..., Algunas de las ciudades llevan el nombre del fundador, o algo que no le deja en olvido...” Por lo que seguía ensalzando al creador de las también conocidas como “Lagunas de Lamiaco”, recordando que tan solo 26 años antes era una inmensa y abandona laguna, de la que se apoderaba el mar dos veces al día. Y fantaseaba en que el deseo del creador era: “...convertirlas en un fértil y hermoso campo donde creciera la verde caña de maíz y la dorada espiga del trigo...” Nada más lejos de la realidad. Aquellas extensiones de terreno ganadas a las marismas iban a ver crecer la especulación urbanística, lo cual no merma el mérito de sanearlas para la vida ciudadana, pero seguro que no estuvo en el pensamiento de D. Máximo Aguirre, que fueran lugares de pasto y labranza. Y sí respondía más al pensamiento que más adelante su pluma escribía: “...trocados los extensos arenales de Guecho en el plantel de una nueva ciudad del mar Cantábrico...”


Las fiestas de Algorta en 1886 se celebraron los días 31 de julio (San Ignacio) y el 8 de agosto (Octava de San Ignacio). El primer día (31), a las tres y media de la tarde con “Encañadas” y el juego de la “Samaritana” en la plaza de San Ignacio. A las cinco romería en el mismo punto con asistencia de la banda de música y tamborileros. A las diez de la noche se quemaron vistosos fuegos artificiales en dicha plaza. El segundo día (8), a las tres de la tarde se corrió un novillo embolado en la playa de Algorta; a las cinco de la tarde romería en la Plaza de San Ignacio y de diez a doce de la noche baile en la misma. El anuncio lo realizaba el Alcalde D. J. Antonio de Aldecoa el 27 de julio de 1886.

Durante esos días de fiesta el munícipe D. Santiago Diliz anunciaba en la prensa el comienzo de los bailes en el Casino Algorteño. Dieron comienzo el mismo día de la festividad de San Ignacio y se iban a celebrar hasta el 1 de septiembre; el anuncio de los mismos se colocaba en un cartel en el salón del Casino y en el café de dicho establecimiento. Los bailes habían estado suspendidos por “algunas dificultades”, a decir del Sr. Diliz, quien recordaba que era su deseo: “...proporcionar a la juventud, ávida siempre de diversiones, algún recreo...” A los cuales, un avispado “Alma muerta” en una columna que titulaba “Cuentos de Algorta”, dedicaba en el diario “El Norte” de Bilbao, con cierto gracejo, preguntas puntillosas, acerca de su comienzo.

Durante las romerías de San Ignacio, en Algorta, y Santa Ana, en Las Arenas, a pesar de que la prensa las situó en Lamiako, el servicio de vapores, que la “Compañía de Tranvías” de Bilbao-Las Arenas-Algorta fletaba, a las que acudía numeroso publico bilbaino, tenía sus salidas desde Bilbao hacia Las Arenas a las 8,10 y 11 de la mañana y a las 15,30 y 16 de la tarde; mientras que el retorno se hacía a las 8, 9'30 y 12 de la mañana y a las 18,45, 19 y 19,15 de la tarde. El precio del pasaje era de 75 céntimos de peseta, las salidas de mañana de ambos destinos hacían escala en Portugalete.

Durante los días 11 al 13 de agosto se anunciaban fiestas en Algorta. El día 11 de agosto (San Nicolás), tras las consabidas celebraciones religiosas, se celebró una romería en la campa del Castillo a las cinco de la tarde. Por la noche, a las diez, le tocaba el turno al denominado “baile campestre” bajo la casa del consistorio, en la plaza de la Constitución. Al día siguiente le tocaba el turno al Puerto Viejo, con cucaña de patos y romería en la misma plaza del día anterior. El día 13, a las nueve de la mañana, en la ensenada del Puerto, era el momento de correr un novillo embolado; a las cinco de la tarde le llegaba el turno a la romería, que esta vez se celebraba en la Avanzada; por la noche se dispararon unos vistosos fuegos de artificio.


En la fonda San Ignacio, que se abrió al publico en 1882, su propietario fue D. Migel Uria y estuvo regentada por Dña. Gabina Lesaca. Estaba situada en el nº 99 de la entonces calle de la Carretera (Algortako Etorbidea). En ella el martes 17 de agosto de 1886, se celebró una soireé musical, que dio inició con una interpretación al piano por la Sta. Julia Patrón, que ejecutó una composición alemana de Lange, titulada “La canción de la flor del capullo”, le acompañaban Laureano de Eguia y Victor Patrón en el violín y Emilio Icaza en la flauta, actuando como director Emilio Huarte. También intervino Paquita Romero, interpretó “Lasciate mi morir”; el periodista Vicente de Arana, interpretó la canción cómica inglesa “Ten little nig gres”, a la que había adaptado una letra de su propia creación; los vals de J.B. Pagano corrieron por cuenta de Dña. Clementina Arjona de Maidate, que interpretó la obra “Nathalie” de J.B. Pagano. Otra de las obras interpretadas por los Srs. Eguia, Patrón y Huarte, y los niños Echevarria la Llana y Zabalo, fue la zarzuela “La Sevillana”, interpretada por el jovencísimo Jose María Zabalo. La fiesta termino con el coro de señoras, acompañadas al piano por Dña. Clementina Arjona de Maidate y sus hijas Clementina y Margarita de Maidate, que interpretaron “La canción del abanico”, seguido del una danza de origen francés, el “Rigodón”. Era ese año, 1886, la reforma de la pieza contigua al salón de baile del “Casino Algorteño”, que fue transformada en despacho de refrescos (bar). Para el año 1885 había pasado a estar regentada por D. José Valle y Toyos y su dirección facultativa estaba en manos del Dr. D. A. de Barrera

En Andra Mari (Getxo), tras los actos litúrgicos tuvieron lugar el día 15 de agosto (Nuestra Señora) y 16 (San Roque) romerías. Por la tarde en la campa de la iglesia, y por la noche bajo la casa consistorial.

Las costumbres festivas, al parecer, también eran cosa de critica, ya que en una carta al periódico “El Noticiero Bilbaíno” del día 29 de agosto de 1886, alguien que firmaba como “Ogaitnas” decía: “...Ya han pasado las fiestas de San Ignacio, San Nicolás, Santa Ana, Santa María y San Roque, que anualmente celebran en esta anteiglesia..., hay algunos que calzan guantes, visten levita y comen en manteles de lino..., que al ver bailar al son de la popular porru-salda en las fiestas por la mañana, por la tarde y por la noche..., no dudan esos mirones en afirmar “No todos los locos están en Zaragoza”. Pero, amigo director, este es el mundo. Mientras unos brincan y danzan desesperadamente, otros califican este modo de divertirse de locura o cosa parecida..., y sin embargo, este pueblo es más feliz que otros a los que llana dichosos...” Según el firmante los bailes de los soportales de la plaza de San Nicolas iban perdiendo adeptos, trasladándose estos a los salones particulares, como el Casino Algorteño. El tiempo parece que tampoco acompañó esas fiestas, pues resultó metido en aguas, ya que al finalizar su carta decía: “...Pronto nos veremos envueltos en el oscuro celaje del invierno...” Y las fiestas se trasladaban a la villa de Plentzia, para celebrar sus San Antolines.

La picaresca también hacía su aparición en la alimentación, los huevos, artículos de gran consumo, eran traídos desde Galicia de contrabando. Al parecer había vendedoras que se disfrazaban de baserritarras. Uno de estos cargamentos fue descubierto en el barrio bilbaíno del Cristo. La prensa local decía con cierto gracejo: “...¿Cómo los huevos traídos por mar de Galicia y Asturias, que pueden estar frescos allí, pero para recoger y completar cada cargamento se necesita el trascurso de unos meses?...” Yafirmaba: “...!El único que está fresco es el que gasta su dinero en huevos de esta procedencia, que no sabemos con qué fácil procedimiento químico toman la apariencia exterior de los acabados de poner por las gaIlinas!...”

Es curiosa la asociación de ideas que se producía en la época, en cuanto al nombre del Pueblo, ya que la publicidad de las regatas de vela en el Abra de agosto de 1886, entre lanchas de lemanaje que tuvieron un recorrido de seis millas, se celebraron con esta confusión. Entre los suscriptores de premios aparecía el Ayuntamiento de Getxo, y la prensa local decía: “...El Ayuntamiento de Algorta ofrece un premio de 125 pesetas...” ¡Estos de Algorta ya se habían hecho con la capitalidad!.


Era habitual por aquellos días ver anuncios en la prensa ofreciendo “Amas de Cría” y/o “Nodrizas”, generalmente jóvenes de unos 26 años, recién paridas, para amamantar a hijos de familias pudientes. Y la “kukurruku-estul” la tos ferina, ya acechaba a nuestros niños.

Y a pesar de no ser la principal actividad, en aquellos momentos el turismo veraniego, sí era una de las actividades comerciales más importantes de la temporada. El valle del Nervión ya contaba con establecimientos fabriles e industriales, además de la zona minera. La multiplicación de vías de comunicación de Bilbao al mar, que pronto iban a aumentar con dos ferrocarriles por ambas márgenes de la ría, crearían una zona de gran atracción turística. Aquel verano se había visto la zona y Bilbao tan lleno de forasteros que apenas bastaban las instalaciones hoteleras para su hospedaje. Se hacía necesario, decían, crear atracciones para los turistas, igual a las que ya disfrutaban otras poblaciones extranjeras o del nuestro mismo litoral. Se creía conveniente que los ayuntamientos de Bilbao y del resto del Abra, nombraran comisiones encargadas de idear y preparar con tiempo suficiente, nuevos atractivos para la temporada estival de 1887. Se planteaba que: “...Hay puertos en el litoral cantábrico que algún tiempo estuvieron muy concurridos de bañistas y veraneantes y perdieron por completo ese beneficio por matar la gallina de los huevos de oro...”


El servicio de tranvías durante el mes de septiembre ofertaban su servicio para los amantes del teatro, que acudían a Bilbao. Los jueves, domingos y festivos salía un carruaje para Las Arenas y Algorta, siempre que lo demandara un número mayor de diez personas y fueran hasta el punto más lejano del recorrido. Las lanchas dedicadas al servicio de mercancías entre Las Arenas y Portugalete efectuaban las salidas de Las Arenas a la llegada de los coches de Bilbao y de Portugalete cada cuarto de hora, a tiempo para alcanzar la salida del tranvía para Bilbao. El precio del pasaje era de cinco céntimos por persona.


Las mejoras en nuestro pueblo habían comenzado a producirse. La traída de aguas desde Berango evitaba malos olores en varias zonas de Algorta; la actividad de la Fonda San Ignacio, en la que se reunían todas las noches los bañistas y familias distinguidas de Algorta; la actividad tranviaria y las obras del Abra exterior venían a presagiar nuevos cambios, que iban a convertir nuestro pueblo en un lugar de referencia para los visitantes, a pesar de que, como decía al comienzo, se perdería la bella playa de Las Arenas. 

GENTES Y HECHOS, RELACIONADOS CON EL MAR, DE GETXO

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Los hechos y gentes de mar en Getxo vienen de tiempos inmemoriales, incluso los relacionados con nuestra jurisdicción territorial. La misma fue objeto de pleito entre Getxo y Portugalete, ya que la Villa Jarrillera sostenía su derecho de jurisdicción sobre la ria y costas de Getxo, finalmente tuvo que intervenir la Cancillería de Valladolid en 1583 para ordenar que la línea de linde entre ambas poblaciones se establecía en el medio de la ria, de ella ya hablé en mi entrada del viernes 26 de septiembre del 2014 “1889 Los lindes de Getxo”.

Entre los hechos citaré algunos por su carácter histórico: Uno de ellos referido a nuestros arrantzales: Ya desde 1570 algunos marineros de Getxo se dirigían a Terranova para realizar la pesquería del bacalao. Otro se refiera a las invasiones de corsarios. Esta era una de las preocupaciones de nuestros gobernantes. En abril de 1639 se tenía constancia escrita de uno de los expedientes guardados en el Archivo Foral de Bizkaia. Fue en relación con informaciones relacionadas con una posible invasión francesa a nuestras costas. En aquella carta el Licenciado D. Jerónimo Quijada Solórzano, Corregidor de Bizkaia, escribía: “...se tenía noticia de que el enemigo francés hacía muchas prevenciones de barcos y lanchas y se recela de que se le ocurra hacer con ellas alguna invasión en los puertos del Señorío y en particular en el de Portugalete y ría de esta villa y quemar los galeones de nueva fábrica...”


Se dio orden de fortificar con artillería el puerto de Portugalete y establecer una guarnición de 300 hombres, así como apostar otros 100 en los arenales de Getxo frente a la barra del Abra. Pero ante el temor de que pudieran también desembarcar lanchas en el puerto de Algorta y atacar por la espalda, se acordaba protegerlas desde las cumbreras fortificadas de Santurce. Así como defender con hombres el Puerto de Ciervana. También se decía: “...en el puerto que llaman de Algorta se pongan cuatro medio cañones de a dieciséis libras de bala y que estén en el puerto veinticinco hombres...” En el faro del Abra se colocaban dos medios cañones de a dieciseis y veinticinco hombres. Se cubrían lugares de defensa otros como Luchana, San Bartolome Y Meñacoz. Una de las defensa de la costa fue el Castillo del Príncipe, que se construyo rodeado de un foso en 1742. En la guerra de la Convención en 1795 lo ocuparon los franceses y en 1827 lo destruyeron los ingleses.

Entre ellos algunas referencias de los pilotos lemanes existentes en 1699, aparecen nombres como: Vicente de Echeandia, Francisco de Arteaga, Andrés de Basarte, Martín de Zugasti, Pedro de Zabala, Esteban de Arrigunaga, José de Arrigunaga (propietario del navío “Viejo Atrevid”) y Sebastian de Hormaza. Las lanchas y su situación fue otro de los frentes de batalla de los vecinos de Algorta. En abril de 1775 D. Carlos de Uria, apoderado de los mayordomos y mareantes del Puerto de Algorta solicitaba se facilitara a D. Manuel de Ibarra Zobaran, constructor de lanchas y vecino de Ibarranguelua, todo el material necesario para la construcción de varias lanchas, que deseaban encargar algunos propietarios de barcos de Algorta, ya que las tenían muy deterioradas.

La financiación de nuestro pueblo y la provincia fue otro de ellos. En 1793 un decreto de la Diputación de catorce de septiembre disponía un servicio de Marina de doscientos veinte hombres de mar. Se trataba de una la solicitud hecha por D. Antonio de Piñaga, vecino de Algorta y mayordomo de su Cofradía de Mareantes para que los Fieles y mareantes de la localidad colaborasen con él en la recogida del cupo, y de la de los puertos vizcaínos para que se igualen los gastos de las levas.

En 1832 el Cólera iba a ser otra de las preocupaciones de nuestro Puerto. El 4 de abril la Junta Superior de Sanidad del Señorío de Vizcaya enviaba una circular advirtiendo de que se debía de tomar medidas preventivas debido a la epidemia de cólera surgida en Gran Bretaña, dado el peligro que existía por las relaciones de comercio con los puertos del mar Báltico, y considerando al Puerto de Getxo lugar de posible propagación de la enfermedad, entre otros, como punto de arribada de barcos procedentes de aquellas latitudes.


Otras de las actividades de nuestro pueblo que estuvieron relacionadas con la mar. Y que aparecerán en 1588 son las de un piloto mayor, que resultaría ser uno de nuestros vecinos, D. Pedro de Alango de Algorta, y se refiere al nombramiento más antiguo de esta clase, se produjo el 14 de julio de aquel año. En 1652 otro de nuestros vecinos, D. Francisco de Arteaga, natural de Algorta, se examinaba ante un tribunal designado por el consulado de Bilbao para el cargo de piloto leman. Para 1699 ya ejercían dicho cargo 79 vecinos de Algorta.

Entre 1890 y 1800 aparecían con la denominación de maestres, algunos vecinos de Getxo: Al frente del Nuestra Señora de Guadalupe estaba D. Manuel del Valle, quien tripulaba un barco de 160 toneladas; al frente de Nuestra Sra. de la Ria estaba D. Ramón de Diliz, vecino de Getxo, con un barco de 200 toneladas; al frente del Nuestra Sra. de los Ángeles estaba D. José de Iturriaga, también vecino de Getxo, el navío era de 190 toneladas y al frente del Nuestra Sra. de los Dolores estaba el vecino de Algorta D. José Ramón de Zalduondo, que navegaba en un barco de 200 toneladas. Es precisamente en esos años, en 1857, cuando se hará una relación detallada de la gente de mar de la Cofradía del Puerto, que contaba con los siguientes oficios: Entre los oficiales segundos había 29 pilotos de altura; entre los de tercera clase eran 13 los pilotos de altura; el número de oficiales prácticos se elevaba a 10 y el de marinería a 37.

Estos son algunos de los hechos escogidos en relación a las defensas y gentes de mar, que a lo largo de los siglos acaecieron en nuestra Anteiglesia, denominación que en los libros de actas de 1797 a 1847, se citara de forma constante.

Algunos de estos datos están sacados de los Expedientes del A.F.B.: J-01438/011-013, AJ01654/023, AQ00695/043y AJ01265/027; además de los libros de actas y algunas microfichas, probablemente elaboradas por el Alcalde D. Juan Bta. Merino, del A.M. de Getxo.


BAÑOS DE MAR BILBAINOS

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Baños de mar, lúdica moda que surge de manos de la familia de Máximo Aguirre, tras el fallecimiento del patriarca en 1863, que en su día recibieron el nombre de “Baños de Mar Bilbaínos” (1869) y que sería regentado por D. Andres Tuffli, D. Andres Larrazabal Telleria con su esposa Dña. Petra Silleiro Giri y Mr. Wolf. Estuvieron situados en la zona que hoy ocupa el “Club Marítimo del Abra”. 

No fue el único establecimiento de esa clase, que se asentó en Areeta-Las Arenas, pero sí el más afamado de la época. Junto a él, en la misma playa, estaba el de la familia de D. Ángel Urresti (finales del siglo XIX). Los baños de mar tuvieron en esta localidad varios impulsores, entre ellos los ya citados con anterioridad y el de Dña. Felipa Bustingorri (1888). Los baños de mar calientes “Las Delicias” (1900), situados en la calle Urquijo de Areeta-Las Arenas, propiedad de D. Angel Urresti. Todos ellos fueron frecuentados por lo más selecto de la burguesía bilbaina, madrileña y a la aristocracia.


Pero ciñámonos a la desembocadura de la ria, que hasta mediados del Siglo XIX había estado formada por vegas bajas, marismas y juncales de titularidad comunal, charcas y fangales inútiles para la agricultura y perjudiciales para la salud, que la marea cubría con sus aguas en las pleamares. Por las que tan solo transitaba el rio Kresaltzu ó Gresalchu (Gobela). Rio del que se decía: “...Rio Gobela, el que según se ha observado es el motor principal de la formación de la Barra por las arenas que arroja y se acarrean por las corrientes que siguen lo largo...”


Aquella extensa área, antaño difícil de cruzar, que dificultaba la comunicación con Algorta y el resto de Getxo, se iba a convertir en vegas de cúltivo y grandes pinares. La familia de D. Máximo Aguirre, aprovechando la desamortización de Mendizabal, adquirió una enorme superficie de terrenos, la mayor parte de ellos marismas, arenales y dunas situadas entre el río Udondo y la Avanzada, con distintas iniciativas, llevaron al desvío del río Gobela. Al urbanizar aquella vega, se crearía una nueva urbe Areeta-Las Arenasy como consecuencia de ello, vería la luz su afamada casa de “Baños de Mar Bilbainos”. Y lo hacía en medio de los aplausos de la prensa madrileña, el diario “El Liberal”, titulaba en su cuarta pagina del 16 de julio de 1870: “...Inauguración de Baños de Mar Bilbaínos en Las Arenas...” Los elogios que el público y la prensa habían tributado s este magnífico establecimiento lo calificaban como el primero de España y lo comparaban con los mejores del extranjero, decían: “...Se ha confiado su dirección al acreditado fondista D. Andres Tuffli...” 


El establecimiento estaba formado por tres grandes edificios, unidos entre sí por galerías. El tranvía llegaba hasta la puerta de entrada. Estaba rodeado de fondas y chalets. Según una descripción que realizó D. Jose Gil (cirujano mayor del Hospital Civil de Bilbao) en 1879, en su capitulo VII, destinado a “Arenas de Lamiaco”, en la “Guía hidrológico-Médica de Vizcaya”, decía del mismo que estaba formado por: Un pabellón central denominado “El Casino” y dos laterales denominados “AlgortayPortugalete”. Este último fue ampliado en 1883, elevando un piso su altura, pasando a tener tres pisos. Fue en diciembre de ese mismo año, cuando se sacó a subasta las obras del camino que conducía del Balneario hasta la Ermita de Santa Ana. En 1884 se instaló en el pabellón “Portugalete” el servicio telegráfico.

El pabellón central denominado “El Casino, era el más elevado, disponía de 32 dormitorios, contenía el salón de social, comedor, sala de billar, curiosamente decían disponía también de un salón para “Juegos Lícitos”, gabinete de lectura, habitaciones amuebladas con el mayor lujo y una terraza que miraba al mar. El pabellón Portugalete” disponía de 52 dormitorios. El pabellón “Algorta” disponía de 36 dormitorios, un comedor principal con capacidad para 200 personas y dos comedores más pequeños. Ambos estaban adelantados hacia el mar disponía de un espacioso salón de descanso: “...con bueños cuartos donde desnudarse y tomar baños templados y chorros...” Existía un pabellón adosado que disponía de capilla, salas de juegos, cuarto de plancha, deposito de muebles, cuadras, cocheras y dormitorios para el servicio. Los precios de las habitaciones eran de 30 a 34 reales por persona, incluida manutención; y las habitaciones especiales, de mayor lujo, de 40 á 50 reales.


El edificio tenía dos fachadas, una que miraba al mar y otra a la carretera. La que miraba al mar era descrita de la siguiente manera: “...tiene en medio un terrado poco elevado desde donde el bañista contempla este inmenso piélago y respira la fresca brisa...” A decir del autor era una de las estancias más agradables del balneario. Disponía también de sala de esgrima, 3 bodegas, y 3 cocinas. La que daba a la carretera disponía de columpios para los niños y juegos de rana, tenía en su frente un jardín inglés con abundante vegetación y arbolado,: “...en la que el bañista sentado a la sombra pasa algunos ratos del día...” Dos egregias estatuas presidían aquel balneario en su frente de la playa. Estaban situadas sobre el murete que separaba las instalaciones balnearias de dicha playa, ambas eran de mármol blanco, y descansaban sobre unas pilastras que sobresalían del muro, estaba colocadas a ambos lados el edificio principal.


Dichas esfinges fueron ofrecidas por D. Ramón Coste, presidente de la sociedad “Club Náutico del Abra” (Club Maritimo), al Ayuntamiento en junio de 1903. Para entonces el edificio balneario había pasado a ser propiedad de esta última sociedad. El Sr. Coste explicaba su oferta con los siguientes argumentos: “...al no tener objeto en aquel lugar por la transformación del edifico, la sociedad ha resuelto donarlas al consistorio...” El deseo del Sr. Coste era que quedara expresamente recogido en el acta del pleno, que la cesión de las estatuas se hacía por parte de D. Enrique Aguirre y sobrinos, antiguos propietarios del balneario, para ser colocadas en un punto de Las Arenas. Al parecer, cuando el responsable municipal paso a revisarlas y curso el informe de su situación, lo hizo indicando que las mismas estaban deterioradas, por lo que el consistorio declinó la donación. 

La temporada de baños empezaba el 10 de julio y terminaba oficialmente hasta el 30 de septiembre, aunque era habitual que aún permaneciera abierto durante el mes de octubre. Durante el tiempo que permanecía abierto tenía para su clientela servicio de correo diario, telégrafo y se recibían los principales diarios. El servicio de hospedaje corría a cargo de los señores Wolf y Larrazabal, que contaban con un jefe de cocina, cuya escuela había sido la corte, dos ayudantes, treinta doncellas y dos cocineras especificas para los platos del país. Además de un esmerado servicio de lavandería, costura y plancha.


En la prensa madrileña de julio de 1878 se podía leer en cuanto a sus servicios: “...En este establecimiento de Las Arenas el afamado fondista Mr. Wolf, cuya mesa se cita hoy entre las mejores de España, en su afán por hacer agradable la estancia de sus huéspedes ha Introducido la gran novedad de alumbrar el jardín del establecimiento, que ha quedado convertido en un delicioso paseo nocturno, durante las noches que no se celebran bailes ni toca la música. No satisfecho con esta mejora, el inteligente fondista proyectaba la construcción de un teatrito en el que se representaran comedias y zarzuelas con objeto de amenizar aún más las soirées de los Baños de Mar Bilbaínos...” 


Este era un lugar donde, como decía anteriormente, se alojaron durante la estación estival las familias más distinguidas de la Corte y del interior de la península. Tenía capacidad para más de 200 clientes, disponía de hermosos salones, corredores y zonas ajardinadas, protegidas del viento marino. Disponía de salón de baile y otros destinados a biblioteca, en la que se podía disponer de prensa nacional y extranjera, también tenía espacios dedicados al restaurante para 200 cubiertos, gabinetes particulares, sala de billar, sala de armas y gimnasio. El juego de «crokett» en la playa, era parte de sus atractivos, los paseos a pie, a caballo y en carruajes, las carreras a caballo y en asnos por la playa, permitían a los acomodados bañistas tener todas las distracciones que hacían de sus instalaciones, una de las más atractivas de todo el litoral.

Los gabinetes de baños disponían de pilas de mármol, para el disfrute de “baños templados y calientes” de agua dulce o marina, también se podía disfrutar de baños de algas marinas, salvado y mostaza. Sus salones eran frecuentados por gentes de aspecto “gomoso” que hacían ostentación de sus mejores galas, de amplios y atusados bigotes, personajes, afectados, de voz hueca, que hablaban de todo y de nada. Además disponía el establecimiento de un servicio propio de castas de baño movibles, conocidas como “de las de Ostende”, las cuales eran conducidas hasta la orilla de la playa por un tiro de animales.


Entre los ilustres huéspedes que acudieron a los “Baños de Mar Bilbaínos”, en 1881 se citaban, entre otros, a los siguientes señores: Francisco Dumont, Martin Ojanguren, Luis Villabaso, Tomas Lopez Doriga, Maria Urcullu, Jose Guardamino, Andres Aguirre, Josefa Aute de Hoppe, Carlos de Enterria, Catalina Usera, Escolástica Salazar, Marquesa de Selva Alegre, Capitán General Moltó, Carmen Gomucio, Lepoldo Moyua.

Pero en la época, no todas la creencias eran bien recibidas, ya que en abril de 1883, un pastor protestante y su esposa, allí alojados, pretendieron dar un baile en el salón del Balneario, permiso que les fue denegado.

El tranvía eléctrico (1881) y el ferrocarril (1887), promovido por los Aguirre, vino a dar servicio a aquel balneario, junto a lujosos carruajes, vapores y ómnibus, que partían desde Bilbao hacía la lujosa población arenera. Los carruajes de un solo caballo, aptos para dos personas, costaban por cada hora de carrera 0,50 pesetas; los de dos caballos, aptos para tres o cuatro personas, costaban por cada hora de carrera 2,50 pesetas.

Durante la segunda guerra carlista, el balneario sirvió como acuartelamiento de las tropas del Gobierno, durante más de seis meses. La llegada de aquellos militares provocó la perdida de gran parte del arbolado, y dejando maltrechos los espléndidos jardines, en los que lucieron emblemáticas estatuas de inmaculado y blanco mármol. Tras finalizar la última guerra carlista en 1876, el gobierno se vio obligado a indemnizar a los propietarios con cerca de 100.000 reales. En 1884 una orden general de la plaza de Bilbao, de primeros de agosto, conservada por el Cuerpo de Miñones, se comunicaba la reducción del precio de los baños de mar calientes en el balneario a los enfermos de la clase de tropa, así como el de los servicios de casetas de la playa de Areeta-Las Arenas para todo individuo de tal clase; el encargado de dar asistencia facultativa a aquella tropa fue el medico militar D. Ricardo Pérez y Rodríguez. Los servicios de baños de mar calientes, durante las dos últimas décadas del Siglo XIX, fueron ofrecidos para los pobres de la villa bilbaina, repartiendo tarjetas de baños templados a los más necesitados.

HOTEL ARAMBERRIA

A su lado fueron apareciendo nuevos negocios balnearios, algunos instalados directamente sobre la playa, se multiplicaron los centros de reunión y de esparcimiento: fondas como “La Napoleona”, “Cecilia”; hoteles como el “Aramberria” o el “Antolin”; casas de baños calientes como el de los “Urresti” y salones de recreo como el de “Santos Larrazabal”, construido en un terreno de su madre Dña. Felipa Bustingorri; restaurantes como el “Lazurtegui” que disponía de pastelería, y estaba junto a la estación del tranvía, cerca del “Hotel Antolín”.


La playa de Las Arenas, antes amenazada por la fuerza del mar, veía sus últimos días de esplendor, a partir de 1895, la actividad turística de Las Arenas entró en una rápida y definitiva decadencia. Los precios oscilaban, contando con la comida, entre las 7 y 10 pesetas diarias. Pero ante los embates del mar, que en numerosas ocasiones dañaron algunos de los establecimientos balnearios, entre ellos el de la familia Urresti, se vio la necesidad en 1889 de proceder a la construcción del puerto exterior. Ello, junto a la construcción del muelle de Portugale, provocó un desplazamiento de las corrientes, que poco a poco fueron socavando la playa de Las Arenas, y el balneario de los Aguirre, antaño promotor de un estilo de vida, probablemente inspirado en la mejor tradición británica, veía llegar su desaparición en 1898. Su espacio iba a ser ocupado en 1903, por el Club Marítimo del Abra. Las instalaciones balnearias se trasladarían a Algorta, a la playa de Ereaga, al establecimiento balneario de Igeretxe, en 1912.

Estos datos han sido obtenidos: Los relativos a las estatuas del Archivo Municipal de Getxo expedientes: (Código 1.2.0.7 Signatura 3191.1, del libro de actas de 1902-1904, paginas 237-238). Y los relativos a la descripción de las instalaciones de los libros de viajes de D. Mariano de la Torre de 1878 y de la “Guía hidrológico-Médica de Vizcaya” del cirujano mayor del Hospital Civil de Bilbao D. Jose Gil DE 1879.


EL CUENTO DE NOVIEMBRE DE J.J. RAPHA BILBAO

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Ya está entre nosotros, tarde como siempre, el cuento de noviembre de J.J. Rapha Bilbao, VIDAS EJEMPLARES.

Con la gracia que le caracteriza, nos cuenta la historia vivida de Moncho y Ramona, dos hermanos pertenecientes a una familia de “vida ejemplar”. Y aunque sus cuentos, no son siempre simétricos, como los hermanos, hay que tener ingenio para crear la probeta que lleva a la concepción de la fábula, pero para eso, como escribe al final del cuento, es necesario estar presente mientras tu hijo está siendo concebido. Hay escritores que son así.

Que lo disfrutéis como lo he disfrutado yo !Merece la pena!.

EL PUENTE DE LAS LAVANDERAS

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El puente de las lavanderas, así llamado, era la pasarela bajo la que las mujeres de Romo y Las Arenas hacían la colada. Estaba situado cerca del puente del ferrocarril de Las Arenas a Plentzia, frente a las escuelas de Romo, fue construido en terrenos de Matias Romo, propietario de la Vega de Santa Eufemia, que sí era como denominaban en esos años a la Vega, para acceso a sus propiedades. La construcción de dicho puente fue autorizada por el Ayuntamiento de Getxo a condición de que fuera de uso público. No fue el único puente con lavadero público del municipio, pero eso es otra historia. Ese puente y lavadero, fue uno de los elementos urbanos que provocaron conflictos, de forma continua en el barrio de Las Arenas. El principal responsable de aquella discusión no fue otro que el terrateniente de quien el barrio tomó nombre (Romo).

Dicho hacendado causo problemas con sus vecinos al poco de construirlo, ya el 15 de septiembre de 1898 aparecía recogido en el libro de actas municipal los siguientes hechos: “...los vecinos habitantes de la Vega de Santa Eufemia, radicante en el barrio de Las Arenas de esta anteiglesia, manifiestan haber sido cerrado con pared a cal y canto por D. Matias Romo, el paso público que ha existido en dirección del río Gobelas, cerca del puente del ferrocarril...” A esa queja se sumaba el vigilante de obras municipal, quien afirmaba que las reclamaciones de los vecinos eran ciertas. Las mismas disposiciones municipales, indicaban que el paso de servidumbre a lo largo del río debían de respetar una anchura libre de paso de al menos tres metros.


El Ayuntamiento de Getxo envió un oficio, al anteriormente indicado hacendado, ordenándole que: “...dentro de los ocho días, a lo más tardar, contados desde el que este acuerde, se le comunica que deberá quitar la cerradura de la pared, dejando libre la circulación por los margenes del citado río...”

Años más tarde aquel problema seguía enquistado, y el 13 de septiembre de 1901, otras reclamaciones venían a unirse a las anteriormente citadas. Una cerradura seguía impidiendo el paso en la Vega de Santa Eufemia, a través del cauce del rio Gobela. Esto, llevó nuevamente a varios vecinos a presentar un requerimiento ante el Ayuntamiento de Getxo.

Como ya decía al principio, sus terrenos ocupaban parte de esa vega, y había colocado un candado en la puerta que daba acceso al cauce del río, la cual impedía el paso por el lateral del río, a pesar de que el Ayuntamiento de Getxo le había ordenado que debía de dejar expedito aquel paso. No parece que Matias Romo estuviera de acuerdo y solicito al ayuntamiento practicar un deslinde, el cual se realizó el día 6 de octubre de 1901. A dicha operación asistieron el arquitecto municipal y el procurador del Sr. Romo, Sr. Vega Bilbao, dejando el terreno tal cual estaba, cerrado al paso de los vecinos.

En aquel conflicto intervino también el Gobernador Civil, ordenando que se suspendiera todo procedimiento, y se le cursara un informe del conflicto. La Alcaldía, recordó al Gobernador que con fecha del 10 de octubre de 1898 ya le habían sido enviados los acuerdos municipales, referidos al paso solicitado por los vecinos, y manifestándole que a pesar del tiempo transcurrido: “...hasta el día de hoy 18 de mayo de 1901 no se ha tenido noticia alguna...” El consistorio envió un escrito al Ingeniero Jefe de Obras Publicas de la provincia, solicitando se tomara en consideración el acuerdo tomado por la autoridad municipal, ya que aquel paso era necesario para los vecinos.

El conflicto lejos de solucionarse se agravó, ya que Matias Romo para presionar a los vecinos, solicitaba dos años más tarde, el 22 de junio de 1903, que regulara el paso de los carros por un puente que se había construido en su propiedad de Santa Eufemia; “...ya que las excesivas cargas que, en carros vienen pasando por el puente de mi propiedad, de 2.000 a 2.500 kilogramos de resistencia, siendo de paso público, bien pudiera venirse a bajo ocasionado alguna desgracia...” Y planteaba que por el mismo solamente transitaran: “...personas, caballerías y carros de mano...” El consistorio, finalmente, adoptó una solución salomónica, estableciendo que, por el citado puente, no pasaran carros cuya carga fuera superior a los 2.500 kilogramos. Para ellos colocó rótulos indicadores sobre el puente.


Bajo el mismo, era frecuente ver a las vecinas de Romo lavando sus ropas, mujeres arrodilladas sobre las pilas de cemento, tablas de lavar o raspador, donde restregaban con sus propias manos y jabón, de grasa animal, o bien sosa mezclada con grasa que sobrante de la matanza del cerdo, sus viejas y raídas ropas, que a veces era blanqueada con la cenizas del hogar, también la solían añadir añil (una pasta que se elabora macerando los tallos y las hojas de ciertas plantas) para blanquear la ropa. Luego llegaría aquel !Bendito jabón Chimbo!, que fabricara la “Jabonera Vizcaina” en el barrio de Zorroza, del que se decía: “...Lava bien y cunde mucho...” En aquellos lavaderos más de una mujer rompió aguas, mientras lavaba sus ropas, y con el balde sobre la cabeza, justo llegó a tiempo de dar a luz, !Eran otros tiempos!.

La colada era transportada desde casa al río, por las mujeres, que anteriormente habían dejado a remojo en grandes baldes de cinc, los cuales transportaban sobre un rodete (trapo o una toalla) a la que denominaban “solkixa”, que era colocado sobre la cabezapara amortiguar el peso y la dureza del balde. La ropa ya lavada, se colocaba en la rivera del río, sobre la hierva, para que el sol se hiera cargo de su secado.Todo tenía sus rutinas, se separaba la ropa blanca de la de color, también la de lana, algunas como las de color o lana requerían un proceso de lavado hasta dos o tres veces.


Lejos quedan aquellos lavaderos públicos, como el que existía en el cauce del Gobela a su paso por las calles Ibaigane o Salsidu, pero esto sera tema a tratar en otra entrada. Algunos puentes del Gobela fueron desapareciendo poco a poco, como el de Matias Romo, pero aún quedan algunos en la Anteiglesia de Getxo.


Estos datos están sacados, entre otros, de los libros de actas del Ayuntamiento de Getxo: Expedientes Código 1.2.0.7 Signatura 4476-2y Código 1.2.0.7 Signatura 3191-1.

MULTA A UN PUEBLO

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Pocas veces se ha multado a todo un pueblo, incluido a su Ayuntamiento, una de esas agresiones sucedió en 1873, de la mano del Gobernador de la Provincia. Este hecho se desarrollo en el marco de la Segunda Guerra entre Carlistas y Liberales, durante la segunda fase de ese enfrentamiento armado. Y la sanción venía motivada por la ayuda económica prestada por el Pueblo de Getxo a uno de los Jefes Militares Carlistas D. Gerardo Martinez de Velasco.

Gerardo Martinez de Velasco fue el primer Comandante General Carlista de Bizkaia, había nacido en 1820, fue veterano de la primera guerra, y el único general que pudo mantenerse al mando de 1.000 hombres en armas, después del tratado de Amorebieta. En 1.874 contribuyo a la toma de Portugalete y al bloqueo y sitio de Bilbao.

Durante ese enfrentamiento armado, el “Comandante Carlista del Señorío de Vizcaya” D. Gerardo Martinez de Velasco, se dirigió al Ayuntamiento de Getxo, en un escrito del 1 de marzo de 1873, solicitando que: “...He manifestado en mi proclama que venia a defender la Religión, los fueros de este Señorío y los legítimos derechos del Rey D. Carlos VII, y que todos los vizcaínos estaban obligados a coadyuvar a tan santos fines...” Solicitaba como aportación para ayuda de guerra de 29.024 reales, para su pago daba de plazo 10 días.

Reunidos los vecinos el día día 5 del mismo mes declaraban: “...que esta pacifica anteiglesia no ha hecho armas contra nadie y que solo podían acceder a la orden cuando se le exija en la localidad el pago por medio de un Jefe con fuerza bastante, para que de este modo, salve el Pueblo su responsabilidad ante el Gobierno de Madrid y su delegado...” El recaudador nombrado por D. Gerardo Martinez de Velasco, se presentó en Getxo el día 30 de marzo con una importante fuerza Carlista y se le hizo entrega de la cantidad solicitada.

Gerardo Martinez de Velasco

No sería esta la única “contribución de guerra” que el pueblo de Getxo tuvo que soportar, por parte de los dos bandos contendientes, los Carlistas al mando del Sr. Velasco y los Liberales al mando de D. Cosme de Echevarrieta, durante el mes de mayo, unos llegados de Munguia y los otros de Bilbao, hicieron acopio de víveres, vino, cebada y calzado para sus guarniciones. Las entregas de dinero se sucedieron con anterioridad y durante los siguientes meses. El día 30 de enero de 1873 se daba cuenta de la circular remitida por al Diputación General el 21 del mismo mes, era el bando Liberal el que requería: “...se reúnan los Pueblos en las cabezas de distrito para acordar el modo de facilitar las raciones a las tropas en operaciones contra los Carlistas...” El 16 de septiembre era el turno del bando Carlista, la cantidad entregada a estos era de 3.997 reales. Las prohibiciones también estaban a la orden del día, el 11 de diciembre del mismo año la jefatura Carlista del distrito de Munguia daba orden, al barquero de la ría D. Antonio de Mendieta, de que sus pendiera el paso a la “Rebelde Villa de Portugalete”.

Como consecuencia de aquella contribución al bando Carlista, el Gobierno de Madrid, a través de su Gobernador de la Provincia, imponía el 12 de abril de 1873 una multa a todo el pueblo de Getxo, por el mismo importe de las aportaciones que se habían realizado al Jefe Militar Carlista D. Gerardo Martinez de Velasco,

El Ayuntamiento y vecinos recurrieron al gobierno de la provincia alegando que: ...nos habíamos visto forzados a prestar la ayuda por la presencia militar...” Usaban el argumento del 5 de marzo, en el que decían: “...salve el Pueblo su responsabilidad ante el Gobierno de Madrid y su delegado...” Pero el delegado del gobierno no aceptaba las escusas ni las dilaciones, y exigía: “...que de cumplimiento a su orden, procediendo al reparto o derrama entre los vecinos para hacer efectiva la multa impuesta...” Amenaza con aplicar un recargo por el retardo, y en aplicar con severidad la ley. Para poder cumplimentar aquella multa el Alcalde D. Jose de Mandaluniz convocó a todos los vecinos a Junta General realizándose, como era costumbre, aviso personal a todos los domicilios.

El 15 de abril de 1873 se reunían en Junta General los vecinos de Getxo, que como se recogía en el acta: “...todos los vecinos que acostumbran concurrir a otros actos similares...” El Alcalde expuso a los vecinos el objeto de aquella junta, que no era otro que tratar sobre la multa gubernativa, y el contenido de la carta remitida por el gobernador: “...he acordado prevenir a usted que den cumplimiento a mi orden de derrama o reparto entre los vecinos para hacer efectiva la multa impuesta..., o de ser tratados con todo el rigor de la ley...” Además añadía: “...En vista de la incalificable conducta observada por la mayoría de los vecinos de esa localidad, por la parte activa que han tomado en la recaudación de la derrama o reparto impuesta por el cabecilla Velasco..., y por la actitud contraria de varios vecinos a hacer efectivo el pago impuesto por mi autoridad...” Los vecinos, que se negaban a pagar, recordaban al gobernador, la oposición que hubo por parte de todos para entregar aquellos 29.024 reales al cabecilla Velasco: “...que para hacerlos efectivos tuvo que sacarlos por la fuerza armada, que se presentó en numero considerable, ejerciendo como sucede en esto casos la coacción..., por lo que no consideran justa la multa impuesta, por una entrega hecha a la fuerza...”

En una nueva junta celebrada el 23 de abril, se exponía que no era justo que se penara con mayor cantidad a los que no asistieron a la anterior junta y que se excusara de su pago a los pobres de solemnidad. En la misma recordaba D. Juan Ramón de Cortina: “...que era costumbre desde tiempos inmemoriales, que toda contribución vecinal, con cualquiera denominación que tuviese, fuera girada a los repartos según la posición de cada vecino, a cuyo efecto las listas vecinales están clasificadas según la posesión de cada vecino...” Parece que el numero de clases de poseedores ascendía a siete. Se nombró una comisión para hacer efectivo aquel cobro.


Las campana como arma de aviso de la llegada de las partidas de uno y otro bando, parece que también estaba penado con multas, ya que en ese mismo año, era el cabecilla Gorordo quien conminaba con la multa de 10.000 reales al Ayuntamiento de Getxo si daba cumplimiento a la orden del general Nouvilas acerca del toque de campanas, !Apurada era la situación del municipio ya que si mandaba replicar, palos, y si deja de repicar también!.

No existen referencias a si finalmente se satisfizo aquella multa, lo que si quedo en el sentir vecinal, fue la injusticia de la misma. Pero si se vislumbraba en el fondo, la picaresca de los vecinos, en la que unos de forma voluntaria y otros a regañadientes, trataron de esquivar la multa, recurriendo al clásico: “...esta pacifica anteiglesia no ha hecho armas contra nadie...” Y no les faltaba razón. Todos estos datos están sacados de los libros de actas de 1873.


LOS PASTOS DE LAS CASTILLAS

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La sequía, esa plaga que durante muchos años azotó las llanuras castellanas, trajo a nuestras laderas muchos rebaños de ovejas en agosto de 1868.

Durante la llamada “Edad Moderna” (1453-1789) los pastos de calidad fueron escaseando y se produjo en Bizkaia un cierre de filas frente a los llamados “ganados foráneos”. A principios del Siglo XIX, se acusaba a los pastores de ovejas de arrasar los pastos comunales. No solo quedaban ahí las acusaciones, ya que al parecer la picaresca hacía que algunos contrajeran matrimonios fraudulentos para poder acceder a los pastos. Incluso se llegaron a escriturar, por parte de hacendados, cabezas de ganado foráneo, como negocio. Esto devino en que la diputación tomara cartas en el asunto. En 1865 se realizó por parte de la diputación un censo de la cabaña ovina. Los baserritarras temieron que fuera el principio de un nuevo impuesto, por lo que los responsables provinciales del recuento necesitaron ayuda de la fuerza pública para realizar su cometido.
 
Ya en julio de 1867 el consistorio asignaba para pastos públicos de aprovechamiento comun, algunas zonas de la Galea, Baserri, Aiboa, Canteras, Gobelaurre, Arechetaurre y de la Avanzada. En 1868, la diputación solicitaba a los ayuntamientos que abrieran sus pastos y montes comunes a los rumiantes afectados por la sequía castellana. El día 20 de agosto de daba cuenta en un pleno municipal, de una circular remitida por la “Diputación General del Señoría de Vizcaya” el 13 del mismo mes, en la que solicitaba a nuestro consistorio que señalara los montes y pastos comunes en los que pudieran pastar “...los ganados de las castillas, a causa de haberse secado los pastos de su provincia...” El consistorio, después de tratar el tema con la Diputación, acordó que: “...existe en este Pueblo el pasto conocido con el nombre de “Galea” de unos 300.000 metros, y que linda con el mar cantábrico, y aunque es el único donde concurre el ganado de la mayor parte del Pueblo, el Ayuntamiento ofrece dicho pasto para que se pueda utilizar sin que perjudique la asistencia de los locales...”

No era este solamente el pastizal que utilizaban los vecinos de Getxo, ya que anteriormente, en marzo de 1868, se informaba de un contencioso con el Estado, sobre unos terrenos de pasto y juncales en “Cresalsu”, que dicha autoridad pretendía adquirir. En el acta municipal se hablaba de: “...un terreno juncal en el termino llamado Cresalsu, perteneciente a propios de esta Anteiglesia...” Tras deliberar el consistorio acerca de la venta al estado, seguía: “...como es el expresado terreno, como efectivamente lo es, de la clase de reservado para pasto y aprovechamiento común de los vecinos, cuyos juncos sirven y son empleados para convertirlos en abono vegetal; por cuyo motivo, y porque no es conveniente privar a los agricultores de un pasto del que se aprovechan dos utilidades diferentes, no puede este Ayuntamiento prestar su consentimiento para vender dicho terreno...” Terminaba su razonamiento diciendo: “...no puede vender dicho terreno, sin desatender el sagrado deber y la obligación que tiene de velar para que los bienes comunes, sometidos a su cuidado, no sean conculcados...” El ayuntamiento, en cualquier caso, trataba de dejar a salvo: “...para que en ningún tiempo, ni en ningún caso pueda perjudicarle la falta de claridad, respecto de este caso...” Recurrieron el asunto, pero en junio del mismo año recibían la contestación del Gobernador, con un escueto “No ha lugar”.


La venta de aquellos terrenos venía precedida por la llamada Ley Madoz de 1855, sobre bienes comunales, montes argomales de uso libre y gratuito para todos los vecinos, de los que se beneficiarían entre los años 1864 y 1876 quienes urbanizaron Las Arenas y Getxo.

No parece que los vecinos de Getxo estuvieran de acuerdo ni con la llegada de las ovejas foráneas, ni con la venta de los terrenos de pasto. Más tarde les tocaría el turno a los terrenos de la Galea. Estos datos han sido sacados de los libros de acuerdos de 1864-1868.

LOS PAVEROS Y EL AGUINALDO

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Dos tradiciones asociadas a la navidad, los Paveros y el Aguinaldo, con un primer protagonista: El pavo, majestuoso animal del que Plutarco nos habla de la danza que Teseo bailó ante el altar de Afrodita y de Apolo, en Delfos, tras vencer al minotauro en Creta. En algunos años fue todo un símbolo de la llegada de las Navidades en Las Arenas y otros barrios de Getxo.

Al acercarse estas fiestas, ya desde la víspera, era frecuente ver la presencia de unos campesinos que provistos de un largo cayado, caña con la que conducían una colorida piara de plumíferos, de cabeza despejada con roja y larga papada colgante, piel rugosa que se extiende debajo del cuello, cual mocos tiesos, luciendo una poblada cola de brillantes colores.

La imagen del pastor a algunos se nos antojaba revestida de cierto aire casi marcial. Eran los Paveros que venían a Las Arenas en el Ferrocarril, desde Bilbao. Su ruidoso recorrido se iniciaba desde la estación, que entonces se encontraba en la confluencia de las calles Santa Ana, Mayor y Andrés Larrazabal, en plena Calle Mayor. Al salir de ella, iniciaban el cortejo por medio de dicha calle, hasta llegar a unos terrenos cercanos al Castillo del Marqués de Mac Mahon, a una finca situada cerca de la calle Novia Salcedo, cercana a la ría. El paraje, entonces abandonado, era un campa donde dejaban el rebaño para proceder posteriormente a su venta en las plazas de Portugalete y de Las Arenas. Los compradores, fundamentalmente eran familias pudientes y de Neguri, ya que el resto difícilmente podían adquirir esos manjares en la época que tenían que conformarse con el también navideño pollo, ya que este, entonces manjar, era servido en las casas en esas fechas y en celebraciones muy especiales.

Ver el desfile de los pavos por nuestras calles, era, como alguien decía al referirse a los solterones: “...!Vedlos...ahí van...siempre en manadas!...” No era de extrañar que a algún maestro local, extremadamente delgado, de aguileña nariz, alto y cari circunspecto, algunos mozalbetes le denominaran “El Pavero”, ya que los primeros y este último, blandían sus largas y duras cañas, uno para guiar a los pavos por las calles, otro para “guiar” a los distraídos alumnos en aquel frío jardín de la infancia, que eran nuestras escuelas en los años 50 del Siglo XX. Quizá, la denominación de “la edad del pavo”, no estuviera reñida con aquellos recuerdos de la infancia, ya que poco a poco íbamos viendo cómo, aquellos desfiles desaparecían de nuestras calles a la misma velocidad que nuestros cuerpos dejaban los rasgos infantiles para dar paso a ese desgarbo, todavía sin definir de la pubertad.

El pavo que ya aparecía en las mesas reales de Enrique VIII de Inglaterra en el Siglo XVI, no pertenecía a los alimentos que adornaban las mesas de los humildes de mediados del Siglo XX. En la tradición vasca era más frecuente la presencia de la berza, acompañada del pollo o capón, también del bacalao o besugo asado, aunque este último dependía de las posibilidades económicas, quizá por eso en algunas mesas se celebraba con canciones como:
Aza-olioak pil-pil
Bisigua zirt-zart
Gaztaiña erriak pin-pan!
Aia goxo-goxo, epel-epel
”.

Berza en aceite al pil-pil
Besugo asado
Castañas asadas
Papilla dulce-dulce templadas”

En el Hospital Hospicio, las comidas tradicionales de navidad consistían en: En la Nochebuenase servía en la cena berza con aceite, estofado de carne, merluza albardada, compota de manzanas, postre de turrón y a los ancianos café, copa y puro. Mientras que en la comida del día siguiente, se servía a los acogidos los siguientes platos: sopa de arroz, cocido de garbanzo y berza, carne, principio de chorizos y postre de turrón.

A pesar de que el consumo del pavo estaba limitado a familias pudientes, entre los dichos populares estaba la apreciación de que: “...El pavo vale a 5 pesetas, por eso el canto de un pavo es como el canto de un duro...” Durante algunos días aquellos animales eran cuidados con esmero !Qué poco imaginaban su triste final!, que cual leyenda de “Argos” iban a terminar decapitados. Y nuevamente había de transcurrir un año hasta la llegada de la glugluteante manada. La prensa local también anunciaba en sus páginas: “...la venta de una partida de pavos y pavas cebados y un reclamo de perdiz vivo...”

A principios del Siglo XX, el precio de alguno de aquellos alimentos causaría la envidia de los presentes: En 1931 en el Mercado de la Ribera, durante el tradicional mercado de Nochevieja, los precios fueron: Pareja de pollos, de 12 a 35 pesetas; conejos, de 9 a 20; pichones, 4,50; gallinas, de 20 a 22; kilo de costilla, a 1,75; de lomo, a 4,50; docena de chorizos, de 9 a 10; kilo de angulas de la Isla, a 40 y el besugo, de 4 a 4,75. !Quien los cogiera hoy en día!

Otra de las tradiciones era la del Aguinaldo que venía de épocas anteriores. Se atribuía a los tiempos de Rómulo y Tacio rey de los Sabinos en la antigua Roma de quien dicen que en el año 747, tras haber tomado un manojo de ramas en el bosque consagrado a la diosa “Strenia”, el primer día del año, autorizó esa costumbre, de la que partiría la costumbre del Aguinaldo. La palabra latina “Strenna”, derivada de la anterior, que significaba presagio, pasó tras la costumbre de simbolizar los presagios en regalos a celebrar al inicio del año una fiesta, en la que los pequeños romanos recibían de sus mayores unas serpientes de mazapán introducidas en pequeñas cajas que los niños utilizaban para guardar sus pequeños tesoros.


Tradición que tiene raíces en Francia bajo el nombre deA gui l'an neuf”, relacionada con el muérdago navideño. En la Edad Media la palabra se gritaba por las calles el primero de enero, fue utilizada para marcar la alegría de la población en el momento de la renovación del año. Por extensión el término “aguilaneuf” se aplicó a los regalos de un Año Nuevo.

Entre nosotros la voz en castellano de “Aguinaldo”, “aguilandos” o “estrenas” se vincula a obsequio o regalo y es asociada a estrenar, esta palabra tiene paralelismo con las del euskera “gabonkariak”, “gabonsariak”, “urtats” (primer día del año) y “urtets”. Todos ellas sinónimos de regalo de Navidad o del regalo que los acompañaba.

Años más tarde, durante las navidades, los peregrinos, mendigos, viajeros y menestrales ambulantes, tocaban a las puertas de las casas pidiendo hospitalidad y llamaron aguinaldo a los obsequios que recibían. Los niños y los adultos solicitantes del aguinaldo solían ir cantando de casa en casa, durante el siglo XIX y hasta mediados del XX, formando pequeños grupos que recorrían las casas de familiares, conocidos o adinerados, solicitando el denominado “Aguinaldo”. Las guitarras, zambombas, tamboriles y demás instrumentos, alegría de pequeños y tortura de grandes, daban aires con sus armonías a ecos que anunciaban los bailes y las canciones de la navidad. Tengo de esa celebración una de las historias que me contaba mi ama cuando era pequeño, con canciones, que una de las estrofas que cantaba decía:

...Aguinaldo rechilé
por la amor de San Miguel
San Miguel está en la puerta
con su carterita puesta.
Si nos dan o nos dan,
las puertas se le caerán
...”

Hay quien aseveraba que algún adinerado, poco amigo de dádivas, solía mascullar entre dientes, tras el paso de los pequeños por su casa, mientras acariciaba su preciada bolsa: “...jurono volver a dar mas aguinaldos...” pero asentía a continuación, probablemente deseoso de oír nuevamente a los pequeños cantantes: “...hasta el año que viene...” La palabra “Richelet” quizá estuvo ligada entre nosotros, a los depurativos que a principios del siglo XX se daba a los niños, que según decían en los anuncios ayudaba al crecimiento de los huesos; que decían podía suplir a aquel horrible brebaje, que era el aceite de hígado de bacalao.


Aunque quizá la letra más tradicional en nuestros lares de año nuevo sea la de:

...Urte barri-barri,
dekonak eztekonari,
nik ezteko-eta-niri,
ezpa-bere txarri-belarri...”

...Año nuevo-nuevo,
el que tiene al que no tiene,
yo no tengo y a mí,
si no oreja de cerdo...”


En los años 50-60 era frecuente ver, durante las navidades, a los guardias municipales que hacían servicio en la carretera general, junto al Puente Bizkaia, subidos sobre una pequeña plataforma, rodeados de regalos navideños que algunos donantes iban dejando junto a ella. También el Ayuntamiento repartía regalos a los niños de familias con escasos recursos económicos. Hasta aquí un paseo por los recuerdos de otras navidades.
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