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Channel: MEMORIAS DE GETXO
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LA BAJADA DE ARRIGUNAGA Y LA PLAYA DE AREATXU

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Los años 1866-1868 fueron para Getxo el comienzo de una intensa actividad urbanizadora. Se trabajaba en crear nuevos caminos peatonales, plazas y fuentes. Una de esas obras para acceder a una de nuestras playas nos sirve para conocer el nombre que se utilizaba para denominar a uno de los rincones preferidos por muchos vecinos de Algorta y Getxo (Andra Mari), la “Playa de Areatxu” (Arrigunaga en una de sus zonas).

Según lo recogido en el libro de decretos de 1866-1868, el día 30 de abril de 1867 se daba lectura en un pleno del escrito remitido por varios vecinos, solicitando por las razones que exponían en el mismo, la ejecución de un camino para bajar a la “Playa de Areachu”. El pleno facultó al segundo teniente de Alcalde D. Martín Berreteaga y al regidor D. Francisco Sarria para visitar el terreno y presentar un presupuesto para que el consistorio pudiera tomar una decisión.



Para poder acometer esa y otras obras, se solicitó la ayuda de varios vecinos con economías saneadas. El 30 de septiembre de 1867 se reunía el pleno municipal junto a varios de esos bienhechores, los cuales lo hacían bajo la figura de vecinos asociados. Aquella convocatoria se hacía de acuerdo con lo establecido en la ley de desamortización: “...el alcalde, previa deliberación del ayuntamiento con un número igual de los mayores contribuyentes de los pueblos pueden invertir..., en obras de utilidad común...” Entre los convocados se encontraban: Juan Antonio de Zubiaga, José Antonio de Cortina, Victoriano Sarria, Luciano Alday, Juan Ramón Cortina, Pedro Goicoechea, Jose Ramón Menchaca, Juan Ignacio de Sarria, Antonio Arrigunaga, Miguel Eguia Villavaso, Ignacio Meñaca, León Aguirre, Cipriano Urquiola, Juan Bautista Cortina Piñaga, Juan Antonio Menchaca, Juan Ramón Mugica, Santiago Zubiaguirre, Juan Bautista Zalduondo, Jose Ramón Ibarra, Andres Cortina Arana, Juan Antonio Goñia, Juan Ramón Aldecoa, Juan Antonio Basagoiti y Juan Bautista Basagoiti.



Dentro de las obras que se pensaban realizar en octubre de 1867, se encontraban las siguientes: Un camino para carruajes desde “Mantequena” (que se hallaba próxima a San Nikolas), hasta la taberna del Ángel de Getxo, el cual pasaba frente a “Mujica Aurrecoa”, por detrás de la Iglesia nueva (San Nikolas). Una fuente en Satistegi. El lavadero y fuente de Aretxondo, la reparación de la Plaza de San Nikolas, nueva plazuela frente a “Jardingana”, la reparación de las escaleras de la iglesia vieja de San Nikolas; Una plazuela en la Avanzada y reparación de la de “Alangüetas”. La reparación de todas las fuentes del municipio. Un camino de veinticuatro pies de ancho que iba desde las inmediaciones de la casa “Jauregui” hasta el faro de la Galea. Dentro de la obra del camino para carruajes desde “Mantaquena” hasta la taberna del Ángel de Getxo se contemplaba realizar un ramal hasta la playa de “Areachu” (al referirse a esta playa, lo hacían denominando así a la zona izquierda, junto a Abasota, de la playa de Arrigunaga). Ya en 1853 en un expediente municipal se hablaba de: “...de un terreno común en el termino de Areachugana...”, lugar que se encontraba sobre dicha playa.



Hasta aquí una pequeña referencia a los comienzos de la urbanización del barrio de Algorta, la bajada de Arrigunaga y la playa de Areatxu.




SAN ISIDRO UNA FIESTA DE LABRADORES, CASI NUEVA EN GETXO

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Al igual que otras celebraciones festivas, no todas de origen antiguo, San Isidro, al igual que Santiago, se puede considerar de nueva tradición. Era San Isidro una festividad atribuida a los labradores que, sin embargo, en Getxo (Andra Mari), no aparece en sus carteles y/o expedientes municipales hasta bien entrado el siglo XX. En el siglo anterior, a lo largo de 1.800, se celebraban las fiestas de “Las Arenas y Algorta”, como lo acredita un cartel de 1.888, y durante el mes de agosto en Andra Mari. En 1897 se produjo una petición de los vecinos al consistorio para que se celebraran competiciones de arrastre de piedra en la campa de la iglesia para diversión del barrio.


Según los expedientes existentes en el Archivo Municipal relacionados con las fiestas de Getxo, las celebraciones se limitaban a los meses de julio y agosto. Lo mismo sucederá a lo largo de la primera decena del Siglo XX, ya que en el barrio de Andra Mari se celebraban las fiestas de La Asunción de Santa María, San Roque y el Ángel de la Guarda (1.925) durante los meses de Agosto y Octubre. Celebraciones que ya en el tríptico de festejos de 1.925 van extendiéndose dando lugar a un amplio programa festivo en los barrios de Las Arenas, Algorta y Andra Mari.


El 15 de mayo de 1.927 se celebraba la festividad con un concurso de ganado, al que asistió la corporación en pleno. Tras la misa de rigor, en la que ofreció el sermón el Trinitario del convento de Algorta Padre Lucio, dedicada al santo del día, las autoridades se dirigieron a la feria. Allí llamó la atención un novillo de veintitrés meses, nacido en Andra Mari, propiedad de don José de Ia Cruz. También otro, de raza suiza, que lo presentaba el vecino de Neguri D. Fermín de Oyarbide. El jurado fue presidido por el primer teniente de Alcalde D. Armando Artolozaga. En dicho concurso se entregaron los siguientes premios: dos premios de honor a D. José Urrestipor la vaca “Goldi” y un lote de nueve cabezas de ganado. Se concedieron otros premios a los Sres. D. Fermín Arbide, D. José Urresti(que en total obtuvo seis premios), D. Valentín Celaya(que obtuvo cinco), D. Cándido Silva, D. Juan Abaroa, D. Pedro Goiri, D. Vicente Aguirre, D. Francisco Aldecoay D. José Izcoa. La banda de música municipal fue la encargada de animar a los jóvenes del barrio. 


Pero aún tardaría en aparecer en una programación una referencia a San Isidro. Lo iba a hacer 10 años más tarde, en las de 1.935, año en el que ya aparecen recogidas en un espléndido programa festivo. Y no volverán a aparecer contempladas hasta que en un cartel de 1.950 lo hagan anunciando unas pruebas de arrastre de piedra.


Este año, tal y como podemos ver en el cartel que la comisión de fiestas a elaborado, las fiestas se celebrarán desde el 1 al 15 de mayo, con un programa que incluye actividades infantiles, música para los más jóvenes, comida popular, dantzas de Itxas Argia en el polideportivo municipal, azoka en el parking, pelota y las siempre presentes idi probak.


Esta celebración, en general, siempre ha estado ligada a actividades agrícolas y ganaderas, y durante años fue auspiciada por la Cooperativa Agrícola y Ganadera de Getxo con el patrocinio de Ayuntamiento, y en la actualidad podemos disfrutar de la misma gracias al incansable trabajo de la Comisión de Fiestas.


UN CAMPEÓN EN SU PUEBLO

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Entre los clubs de foot-ball de nuestro municipio destacó a principio del siglo XX el Arenas CF, que se codeó con los equipos punteros de la época: el Celta, Iberia, Real Sociedad, Real Unión de Irún, Madrid y Barcelona. Un referente deportivo que a lo largo de su dilatada historia, cuando tan solo era un grupo de amigos, que jugaban en los campos de Lamiako, allá por el año 1901. Entonces no sabían la fama que el conjunto que empezaban a crear llegaría a adquirir.

Sólo me voy a referir a un momento de su historia. Los clubs son recordados por sus victorias, pero sólo a los grandes se les recuerda incluso cuando caen derrotados. El Arenas fue un campeón. Sólo es necesario asomarse a su época de máximo esplendor, entre 1913-1936 para corroborarlo. En su pueblo, fue reconocido por sus grandes victorias, pero también celebrado cuando el cansancio y las lesiones le llevaron a la derrota. Así lo demostraron sus aficionados, su pueblo, su barrio, cuando le recibieron tras perder por 1-0 frente al Real Unión de Irún, en la final del Campeonato de España de foot-ball en 1927. Tras un duro encuentro, con las condiciones físicas mermadas por ambos equipos, en el campo de Torrero de la S.D. Iberia de Zaragoza.

Arenas CF 1927

Los prolegómenos de aquella épica habían comenzado antes, pero para esta historia se iniciaron un sábado 14 de mayo de 1927, día en el que se celebró una romería por la noche para homenajear al equipo “Muelleco” en el vecino barrio de Algorta. Y deseosos de aplaudir a su equipo, decidieron celebrar otra, fuera cual fuese el resultado, el lunes día 16 por la noche, en la “Plaza del Transbordador” (Puente Bizkaia), mediante carteles que se iban a colocar en la misma.

Tras una larga y penosa competición, el Arenas había conseguido eliminar a sus más fuertes rivales: el Iberia, la Real Sociedad, Celta y el Barcelona en semifinales. La prensa decía sobre la final que se iba a celebrar: “...Deshechos ambos equipos a consecuencia de las durísimas jornadas sostenidas para llegar al puesto de finalistas, con varias bajas en sus filas...” Además el equipo getxotarra jugaba sin dos de sus figuras más emblemáticas: “Vallana” y “Careaga”. Respecto del Arenas decía uno de los diarios bilbainos: “...Sus muchachos han ido dejando sus arrestos y sus fuerzas a lo largo de ese doloroso “vía crucis” que ha sido esta competición, !gloriosa gesta!, bien merecían un triunfo final...” Desde la víspera el ambiente se había caldeado, la prensa bilbaina decía: “...existe una enorme animación. Todos los hoteles de Zaragoza están completamente abarrotados...”, también las entradas al campo. Los jugadores de Las Arenas llegaron en el tren correo de las nueve de la noche, hospedándose en el zaragozano “Hotel Oriente”.

Real Unión de Irun 1927

El partido, a decir de la prensa de la época, resultó: “...de escasa brillantez, pero emocionante hasta el último minuto...” Que no concluiría hasta los 117 minutos de juego, con la victoria del real Unión de Irún por 1-0. Decir sobre los jugadores del equipo arenero lo que el diario deportivo Excelsior comentaba en su primera plana del 17 de mayo de 1927: “...Una y otra vez llegaban los delanteros del Real Unión a la puerta del Arenas..., Jauregui estaba allí, que es lo mismo que decir que no pasaba nada. Como pilar de la defensa Llantada !Qué gran zaguero internacional para la próxima temporada! El momento de mayor emoción fue un penalty cuando faltaban siete minutos para que terminara el tiempo reglamentario. René lo tiró fuerte, a la derecha y Jauregui hizo una de las más formidables paradas que hemos visto....”. Finalmente sería un chut del delantero Echeveste, del Real Unión de Irún, quien en el minuto 117, lograría batir la portería de Jauregui haciéndose con la Copa. El equipo titular del Arenas estaba compuesto por: Jauregui (Portero), Llantada y Crispulo Sesumaga; Laña, Urresti y Fidel Sesumaga; Anduiza, Rivero, Yermo, Gurruchaga y Robus. Los suplentes Mateo y Delicado, y los titulares “Monacho” Careaga y “Perico” Vallana, estaban el primero lesionado, y el segundo, convaleciente de una grave operación.


Como estaba anunciado, el lunes día 16, por la noche, se celebró la romería en la plaza del transbordador. Romería que fue animada por la Banda de Portugalete, ya que la de Getxo tuvo que acudir a Dos Caminos. A las siete de la tarde llegaron a Dos Caminos, donde se encontraba ya organizada la comitiva, donde desde minutos antes les esperaban los coches preparados para conducir a los jugadores hasta Las Arenas.

Camino de Bilbao se les fueron agregando muchos coches y camiones que habían acudido retrasados a recibirlos. En la Ribera se encontraron con el autobús que conducía a la Banda de música de Getxo, la cual se colocó al frente de la comitiva hasta llegar a Las Arenas. A su paso por Bilbao fueron recibidos en medio de atronadores vítores, aclamaciones y aplausos, especialmente a su paso por el Arriaga y el Arenal. Por toda la ribera del Nervión fueron aclamados como auténticos campeones por aficionados que llenaban las aceras de los pueblos rivereños. La llegada al barrio de Las Arenas se produjo a las ocho y media de la noche. Todos los balcones del barrio aparecían engalanados por colgantes y banderas rojinegras. La multitud, a lo largo del recorrido, les brindó una calurosa acogida con vítores y aplausos. Desde el Puente Bizkaia se lanzaron coloridos fuegos de artificio, así como ruidosas bombas que anunciaban la llega del equipo. Al entrar en la plaza fueron recibidos a los sones de un alegre pasacalles interpretado por la Banda de Portugalete, que ocupaba el quiosco de la música. Para darnos una idea de aquel recibimiento decir que: “...por la Plaza del transbordador desfilaron setenta y cuatro vehículos. En ellos figuraban representantes de los Clubs Athletic, Cantabria. Deportivo de Lejona, Club Deportivo de Bilbao y otras entidades...”. La música duro desde las 19 hasta 21 horas, en medio de una gran asistencia de enfervorizado público, deseoso de homenajear a su equipo, que esperaba la llegada de sus ídolos.



Pero no solo fue la fiesta y el recibimiento. La afición arenera acordó para recibir a sus jugadores, como auténticos triunfadores, mediante el bando “Vecinos de Las arenas”, en el que se llamaba al recibimiento al Club de sus amores. En él, entre otras, se decían las siguientes frases: “...Hoy llegan los que lucharon como titanes..., peleando como gigantes, la fortuna les abandonó en el supremo instante..., fueron dignos de que la victoria coronase sus esfuerzos..., Loor a los vencedores..., no es gran virtud sumarse a los triunfadores. Si lo es no abandonar a los vencidos... Hoy llegan..., acudid a recibir a los que son dignos acreedores de los aplausos...” Pocas veces un sentimiento deportivo habrá logrado más adeptos. El pueblo entero se juntó para recibir a sus héroes en un día memorable para la historia del Arenas CF. El bando citado aparece recogido sobre estas líneas. Deseo agradecer a Javier Muro este documento y su ayuda para realizar la entrada.

UN POLÍTICO EN LA ARQUITECTURA DE GETXO

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Esta entrada que la tenía lista para publicar, coincidió en el tiempo con la publicación del libro “Luis Arana y Goiri, Un arquitecto desconocido”, por lo que decidí dejarla dormir durante un tiempo antes de publicarla. Ahora que he vuelto a recuperarla, trataré en la misma de señalar y enseñar su obra arquitectónica en nuestro municipio a partir de los expedientes municipales, relacionados con sus edificaciones en los distintos barrios. Obra que desarrolló Luis de Arana y Goiri en el Municipio de Getxo desde 1919 hasta 1936.

Pero antes unos pequeños apuntes de su biografía: D. Luis Arana Goiri, nace el 25 de agosto de 1862, en el seno de una familia de armadores, comprometida con el levantamiento Carlista de 1872-73, lo que les lleva a refugiarse en Baiona (Lapurdi), Ciboure y Saint-Jean-de-Luz desde 1873 a 1876. Sus padres fueron D. Santiago de Arana y Ansotegui (1823-1883) y Dña. Pascuala de Goiri y Acha (1824-1888), contrajeron matrimonio el 23 de Noviembre de 1844. De este matrimonio nacerían 8 hijos (Lucila, Francisca, Juan, Dolores, Tiburcia, Paulina, Luis y Sabino). Estudia en el internado de los jesuitas de Orduña y el preparatorio de arquitectura en el colegio de los Jesuitas de Laguardia (Pontevedra) en 1880. La carrera de arquitectura la empieza en Madrid en el curso1881-1882. A la muerte de su padre en 1883, la familia se traslada a Barcelona. Allí Luis continúa sus estudios de arquitectura influido por su profesor de proyectos D. Elies Rogent. En 1888 tras el fallecimiento de su madre, todos regresaron a Bizkaia.

Su actividad profesional, como arquitecto, que se desarrolló entre 1893 y 1936 se vio subordinada en una época a su actividad política. Por lo que caben destacar dos épocas diferenciadas, la primera entre los años 1893-1921 en la que predominará su faceta política, y la segunda entre 1922 y 1936, en la que tuvo un mayor peso la labor arquitectónica, lo que se explica en buena medida por la supresión de las libertades políticas, debido a la dictadura de Primo de Rivera. En la primera fase, en su estilo arquitectónico, imperarían el eclecticismo y el modernismo; y en la segunda el estilo neovasco, el art-déco y el racionalismo.

MUSIQUE AURREKOA Nº 6
(1.924)

En el municipio de Getxo edificó varias viviendas, además de acometer diversa reformas en otras. Y es precisamente en uno de sus barrios, en Algorta (Getxo), donde inicia sus primeros trabajos de arquitectura. Será en 1924cuando desarrolla su primera edificación, en la calle Muxike Aurrekoa Nº 6, para la familia de D. Juan Llantada, casa que actualmente tiene el nombre de “Zelai-Ondo”, (Ver planos originales y fotografía inferior).

MUSIQUE AURREKOA Nº 6
(1.924)

A esta casa le seguirían otras construcciones en dicha calle:

De 1924 también son: En el Nº 4, en la propiedad de Marcelino Elorriaga. En el Nº 7, en la propiedad de D. Alejandro Elorriga. En los Nº 15, en la propiedad
de D. Eusebio Muñoz, esta casa fue derribada.

De 1925 son: En los Nº 16 y 18, en las propiedades de D. Tomas Gaubeca y D. Jose Aguirre. En el Nº 14, en la propiedad de D. Alfredo Mills.

MUSIQUE AURREKOA Nº 14
(1.925)

De 1930 son: En el Nº 12, en la propiedad de D. Francisco Landeta. En el Nº 13, en la propiedad de Dña. Maria Icaza.

En 1926: En la calle Konporte (Algorta), en los números 12 y 14, realizaría las viviendas propiedad de D. Guillermo Basañez y D. Calixto Igual.

KONPORTE Nº 14
(1.926)

En la calle Kalamua (Romo), en el Nº 13, edificaría las viviendas de D. Clemente Aguirre y D. Norberto Astigarraga.

En la calle Errekagane (Romo), en el Nº 2, edificaría la vivienda de D. Nicasio Magunacelaya.

ERREKAGANE Nº 2
(1.926)

En la calle Zulueta (Neguri), en los números 8 y 10, edificaría las viviendas para D. Tomas Mendiguren.

En la calle Ibaiondo (Romo), en los números 8 y 10, edificaría las viviendas para D. Jose Guillen.

En 1927: En la calle Iturrigorri (Antes Travesia Urkijo) de Areeta-Las Arenas, en el Nº 2, edificaría la vivienda de D. Agustin Basurto.

TRAVESIA URKIJO Nº 2
(1.927)

En la calle Leioako Hiribidea (Neguri), en el Nº 6, edificaría la vivienda de D. Estanislao Sanchez.

En 1928: En la calle Kalamua (Romo), en el Nº 11, edificaría la vivienda de D. Manuel Garcia.

En la calle Errekagane (Romo), en el Nº 4, edificaría la vivienda de D. Juan Alger.
En la calle Caja de Ahorros (Romo), en los números 4, 8 y 10, construiría las viviendas para D. Baldomero Garcia, Miguel Barreiro y D. Francisco Irusta.

En la calle Gobela (Areeta-Las Arensa), en el Nº 19, edificaría la vivienda de D. Casto Ugarte.

GOBELA Nº 19
(1.928)

En 1929: En la calle Amistad (Areeta-Las Arenas), en el Nº 9, edificaría la vivienda de D. Antonio Irureta.

AMISTAD Nº 8
(1.929)

En la calle Kalamua (Romo), en el Nº 7, edificaría la vivienda de D. Eduardo Laria.

En la calle Zulueta (Neguri), en el número 6, edificaría la vivienda de D. Tomás Arechavala.

ZULUETA Nº 6
(1.929)

De 1932 son: En el nº 20, en la propiedad de D. Miguel Inchausti. En el Nº 24, en la propiedad de D. Canuto Astola, esta casa fue derribada.

Desarrollaría su labor arquitectónica por todo Getxo, con diversas edificaciones en Algorta, Andra Mari, Neguri, Las Arenas y Romo, hasta hacer un número de 30 edificios. De ellas, algunas muestras fotográficas y planos originales, acompañan a este articulo:

En 1932: En la calle Amaya de Santa Ana (Areeta-Las Arenas), en el Nº 12 propiedad de D. Ramón Mutiozabal, en este proyecto intervendrían como arquitectos D. Luis Arana Goiri y D. Juan Maria Uribe.

AMAYA Nº 12
(1.932)

D. Luis Arana Goiri falleció en Santurtzi (Bizkaia) el 25 de junio de 1951, cuando estaba cercano a cumplir su 89 onomástica. Hasta aquí un pequeño semblante, con unas pinceladas de su biografía y de la obra arquitectónica que desarrolló en nuestro municipio.


EL CUENTO DEL MES DE MAYO DE J. J. RAPHA BILBAO

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Aunque con el consabido retraso de siempre, ha salido el cuento del mes de mayo de J. J. Rapha Bilbao.


En esta ocasión la ironía del autor corre por los malos tiempos que nos toca vivir. Sobre todo a los buscadores de empleo, a los licenciados universitarios que ya saben que el camino más corto para colocarse de bombero es doctorarse en ingeniería industrial. Sirva de ejemplo este párrafo del cuento:

“....-¿Don Epifanio es tío de usted?
-Por parte de padre.
-¡Pero, hombre por Dios, tome asiento, tome asiento. Perdone mi indiscreción. ¿Posee algún título universitario?
-Ingeniero Industrial.
-¿Algún otro?
-No.
-Algo es algo. A ver. Desde hace un par de años los ingenieros industriales suelen colocarse por lo general de bomberos. Pero tampoco les hacen ascos las empresas dedicadas a la fontanería. Luego pueden optar a trabajar como gasistas o como plomeros. Yo, sin embargo, aconsejo paciencia. Hay tres profesiones para gente con titulación superior y que sean doctores: modelo, afinador de gaitas y soplador de vidrio. Ahora mismo sé que un taller de Mallorca necesita un soplador de vidrio...”.






PREMIOS “AIXE GETXO” A LA CULTURA

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El Ayuntamiento entregará mañana jueves, 26 de mayo, los premios “Aixe Getxo!” a la Cultura cuyo objetivo es “hacer un reconocimiento a las personas e iniciativas que trabajan en la Cultura en su concepto más amplio: desde las Artes Escénicas a la Educación en Valores; desde la Música Clásica a la Arquitectura o desde la Literatura a la Ciencia y la Innovación” como ha señalado el Alcalde de Getxo, Imanol Landa.


El acto, convertido en el punto de encuentro anual del mundo de la cultura del municipio, dará comienzo a las 20:00 h. en el salón de actos de Fadura.

GALARDONADOS

Un jurado compuesto por seis getxotarras relacionadas con distintos ámbitos de la Cultura, cuatro de ellas mujeres, ha establecido 14 categorías de reconocimiento. Las y los galardonados en 2016 son:

Artes Visuales y Audiovisuales”, Pedro Zarrabeitia, fotógrafo.

Artes plásticas”, Usoa Fullaondo, artista, investigadora y docente .

Artes Escénicas”, Ramón Ibarra, actor.

Música Clásica y Contemporánea”, Mercedes Albaina, titulada Superior en Música y Licenciada en Psicología.

Música Actual”, Alex Blasco, músico profesional, componente de “Malvadillos”.

Literatura”, Esther Zorrozua, escritora.

Diseño”, Serifalaris, encuentro de diseñadores gráficos en Getxo.

Arquitectura y espacio público”, puesta en valor de las Galerías de Punta Begoña.

Cultura en la Educación y Valores”, Gizatiar, asociación socio-cultural de mujeres de Romo-Las Arenas.

Cultura científica e innovadora”, Borja Sorazu, miembro de uno de los equipos experimentales que ha participado en el hallazgo de las ondas gravitacionales.

Patrimonio cultural tangible”, renovación del Skate Park de Las Arenas.

Patrimonio cultural intangible”, Karla Llanos Etxabe, autordelblog “Memorias de Getxo”.

Aixegaztea” para jóvenes promesas, Garamendi, compositor, arreglista y productor musical.

Trayectoria profesional y artística”, Javier Lasa (pintor), y Javier de Solaun, tenor e investigador de la obra del compositor Andrés Isasi.


LAS LEYENDAS DE KAROLO

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Eduardo Larrea Echevarria, “Karolo”, el nieto de Jenara, personaje del Puerto Viejo sobre el que ya escribí anteriormente, es uno de los últimos vestigios de un Puerto de aventureros y mareantes, que seguro a nadie deja indiferente. Tiene admiradores y detractores. Quizá todos tengan algo de razón. Sus historias son cuestionadas por unos y ensalzadas por otros, pero es indudable que muchas de sus afirmaciones son rigurosamente ciertas. Personaje polifacético, ha practicado casi todas las facetas relacionadas con el arte. Fue bailarín, cantante, pintor, actor, incluso modelo. También viajero y niño de la guerra.

Al cabo del tiempo de ir narrando sus vivencias, seguramente las ha ido mezclando unas con otras y de sus historias, en muchos casos reales, ha ido confundiendo realidades y fantasías. Y es que, en su maraña de recuerdos salta constantemente de un tema a otro, lo que hace muy difícil distinguir la verdad de la fantasía.




Durante cierto tiempo, algunos miembros de la Productora algorteña “Old Port Films”, de quienes hablaré en una próxima entrada, estuvieron en su casa del Puerto Viejo realizando entrevistas y grabaciones de sus testimonios. En algunos casos lograron confirmar sus afirmaciones, entrevistando a los artistas aludidos, hurgando en filmotecas para encontrar sus imágenes.



Una de estas facetas que él afirma haber realizado, la de actor, es absolutamente cierta si le añadimos el adjetivo “extra”. Porque Eduardo intervino como tal en varias películas del spaghetti western, como “El más fabuloso golpe del Far-West” de Jose Antonio de la Loma. (ver fotografía inferior).


Pero también en una gran producción del 1964, de Henry Hathaway, junto a Jhon Wayne, la película “El fabuloso mundo del circo”. En la fotografía inferior podemos verle junto al mítico interprete del western americano. En esa escena, en la que se estaba hundiendo un barco, Karolo entra en escena como elefante en cacharrería y tapa la imagen del protagonista. Entonces el director montó en cólera y le gritó: “...¿quién es éste? ¡Qué me lo quiten de aquí, qué me ha estropeado el plano...!” Jhon Wayne salió en su defensa diciendo “...No le trates así, que es un buen chico...”.




También lo hizo como extra en otras películas como “¿Dónde vas Alfonso XII?”, cinta española de 1958 del director Luis César Amador, en la que aparece bailando un vals en un salón de palacio. 

Durante su vida en Barcelona asistía a “La Buhardilla”, que era propiedad de Gustavo Smtih, un piso donde se juntaba gente que se dedicaba al teatro, principiantes de las artes escénicas, donde el que sabía cantar, cantaba y el que sabía interpretar, interpretaba. Allí Karolo entabló varias amistades. Una de ellas con la luego gran dama del teatro, una jovencísima Núria Espert. Años más tarde al entrevistarla en su piso de Madrid y mostrarle un video de Karolo sacado en el Puerto Viejo de Algorta, al darle al play y ver su imagen, se le ilumino la cara, le recordó y dijo “...Nos juntábamos en casa de Gustavo Smith, gente muy joven, entre los 16 y 25 años. La actriz Julieta Serrano paso por allí..., !Sí, sí, es él, pero entonces le conocíamos como Eduardo Larrea! Me ayudaba a hacer las replicas en la buhardilla. Era muy ameno, especial, tenía una vena espiritual muy interesante. !Esta lucidísimo!...” Y le dedicó unas palabras muy bonitas de cariño.



En su faceta como modelo basta ver la realizada por el Doctor Carta en Italia. La técnica que utilizó para retratar a Eduardo fue mediante una proyección de la foto tomada previamente y proyectada sobre una sábana, dibujarla como cuando calcábamos de txikis en el cristal de la ventana de nuestras casas. En su época más bohemia se dejo una barba muy larga y en Barcelona, por las Ramblas, era conocido como “El Cristo de las Ramblas”. Sobre la pintura es de sobra conocida sus características, por él llamada, pintura naif. Una de sus exposiciones la realizó en el “Viejo Café” de Algorta. También hizo sus pinitos como cantante, actuando en algunas emisoras bilbaínas.



De sus viajes y andanzas fui testigo de excepción en el año 1973, en la población gerundense “Lloret de Mar”. Allí pude verle, en la playa, con una de sus creaciones, mientras contaba sus fantásticas historias a turistas alemanes. Tuvo su época sudamericana: un familiar había montado un restaurante y estuvo por esos mundos (Chile, Argentina). También lo hizo por Europa (Estocolmo, Dinamarca, Francia, Bélgica, Grecia, Florencia, Nápoles, Suecia, ...).

Como niño de la guerra, con tan solo 8 años fue llevado junto a otros pequeños de Algorta a Iparralde, donde existía una colonia de acogida sostenida por D. Manuel de Intxausti, con 34 niños. Una de las colonias más numerosa era la de Donibane Garazi (Saint Jean Pierd de Port), que al 13 de agosto de 1917, tenía un total de 401 niños acogidos. entre ellos estaba Eduardo.

Y aprovecho la ocasión para mencionar un proyecto que un vecino de Algorta prepara relacionado con el Puerto viejo. Dentro de él, una de las figuras, podríamos decir estelares, es Eduardo Larrea. Este evento (en preparación) recogerá entre otros actos un memorial de sus habitantes “...donde se reconozca a sus gentes, a sus tradicionesdonde recuperar la memoria histórica de éstas y que sea trasladada y asumida por las nuevas generaciones y así garantizar el relevo...” En este acto quieren distinguir a Edu, “Karolo, El Divino” y a la “Comisión de Fiestas”. El cual contará con una exposición de fotos en vinilo, reproducciones de personajes del Puerto, carteles de fiestas, exposición de botes tradicionales. Y diversas actividades creativas como cine, pintura, música, poesía y talleres infantiles. Además de con actividades relacionadas con la gastronomía local. En la fotografía superior podemos ver el programa de festivo que están preparando.



Sirva este pequeño recorrido por la vida de uno de los personajes del Puerto para que algunas de sus historias, a veces cuestionadas, las nuevas generaciones a quienes asaltaba con sus ”fantásticas historias”, sepan que realmente eran vivencias reales.

LA TRADICION DE LA FESTIVIDAD DEL CORPUS EN EL PUERTO

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La celebración del Día de Corpus Christi se remonta a los años 1192-1258. Festividad de liturgia cristiana,que se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección. Fue instituida por el Papa Clemente V en el concilio general de Viena de 1311. En 1317 se promulga una recopilación de leyes por otro Papa Juan XXII, por lo que se extenderá la fiesta a toda la Iglesia.



El Corpus es una tradición festiva que durante más de 150 años ha venido celebrándose en Algorta. Que aparece recogida ya en el libro de actas del Consistorio de Getxo del 10 de junio de 1870. Celebración que tenía su inicio en la Parroquia de San Nikolas de Bari de Algorta. En dicho año se celebró el día 16 de junio. Y que a la salida del templo, como era tradicional, fue acompañada por la banda de música.



Banda que en esas fechas dirigía Idelfonso Arrola, quien solicito ayuda al consistorio para dicha agrupación musical: “...como director de la banda de música de esta localidad, haciendo presente que que con motivo de la próxima festividad del Corpus Christi, se esta ensayando con la intención de solemnizar la procesión que se acostumbra a celebrar en esas fechas...” Eso si, ponía como condición para dicha actuación: “...siempre que el Ayuntamiento remunere con alguna cantidad, por los gastos de luz, copias,...” El consistorio de Getxo tomó en consideración dicha solicitud y acordó abonar, de los fondos municipales, a dicha agrupación con 100 reales.



Festividad que transitaba por un Puerto Viejo de casitas encaladas de inmaculado blanco, con balcones engalanados con rojos geranios. Y que al igual que hoy celebraba por todo lo alto, una fiesta que según un viejo dicho “brilla más que el sol”.



Este año, el domingo 29 de mayo, al igual que años anteriores, ya desde la víspera, ha tenido gran actividad. Al medio día los amigos de “Itxas Egurra Haizean”, procedieron a limpiar la playita del Puerto de cantos rodados. Mientras que en la plazita, al comienzo de la calle Nueva, quedaba expuesta la embarcación “Aixerrota” de 1951, que al día siguiente fue bendecida durante la celebración religiosa, que año tras año, se celebra en la Plaza del Arrantzale. Este año, las embarcaciones de los amigos de la Asociación “Itxas Egurra Haizean”, que se dedican a la recuperación de viejos botes de madera, partieron de la playa de la Bola “Balanar”, hacia el Puerto Viejo en un colorido despliegue de velas.



Como en otras ocasiones, cientos de caras conocidas del pueblo se dieron cita en la Plaza del Arrantzale y en el Etxetxu, haciendo cierto el dicho de que ser un día que brilla más que el sol.

UNA APROXIMACIÓN A LA ERMITA DE SAN MARTÍN DE ALANGO

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La ermita de San Martín de Alango, su situación, su historia nos ofrecen interrogantes para los que modestamente trataré de aportar algunos datos que quizá nos acerquen a conocer su localización. Son muchas las fuentes, todas ellas nos señalan a “Alango” como lugar de situación de la ermita. Pero ese Alango no es el que muchos de nosotros popularmente conocemos como situado tras la “Gasolinera de Goñi”, en Algorta. Para fijar mejor el término convendría leer a varios autores y quizá, a mi entender, el que mejor lo sitúa sea D. Juan de Gorostiaga. Lo cual no lleva a desechar al resto de autores ya que todos ellos aportan datos para ubicarla históricamente.

Para realizar esta entrada he recurrido a diversas fuentes, que más adelante iré citando, también a los libros de decretos y plenos municipales. Sin embargo, existe un plano que aparece fechado en 1953, dibujado por M. Amann, en el que sitúa la Ermita de San Martin de Alango y que puede dar lugar a cierta confusión. Ese plano recrea lo que para el autor pudo ser Getxo en 1853 (ver fotografía superior).

Empezaré citando algunas fuentes escritas:

LA PRIMERA ES DEL PRESBÍTERO D. JUAN GOROSTIAGA, quien en su “Historia de la Anteiglesia de Guecho” decía:
...Alango, que antiguamente se extendía desde Arrigúnaga, en cuyas cercanías estaba la ermita de San Martín de Alango, hoy escuelas de San Martín, y por el recodo de la Avanzada se adentraba en la vega y marisma de Fadura...”

DEL LIBRO DE GORROTXATEGI “GETXOKO LEKU IZENAK”: En el mismo aparece recogido:

...La ermita de San Martin estuvo en la zona de la actual iglesia de los trinitarios, al parecer, en el número uno de la calle. Aunque para nosotros sea increible, en 1609 se especifica que esta ermita era de Alango. En 1863 estaba demolida...Al morir la señora María Rosa Rogelia Kortina Aldekoa en 1883, dejó 300.000 reales para construir y acondicionar un convento entre las iglesias San Nikolas y Andra Mari. Se llegó a un acuerdo con los trinitarios en 1888 y construyeron el convento cerca de la derribada ermita San Martin...”.


JUAN BAUTISTA MERINO (QUE FUE ALCALDE DE GETXO). En su libro “Apuntes para la Historia de Guecho” decía:

...La Anteiglesia de Getxo contaba, desde épocas antiguas, con cuatro ermitas que, tuvieron culto hasta principios del siglo XIX. La de San Martín de Alango, que se hallaba en el barrio de su nombre, radicada en Algorta, cerca de las Escuelas de Fundación. En las cuentas de 1702 aparece una partida cobrada de 16 reales por ventas de dos heredades de la Iglesia, una en San Martín y otra en la Vega. En las cuentas de 1705 aparece en la data un asiento de 16 reales por retejo de la ermita de San Martín. En las de 1710 se ve una partida de gasto de 55 reales por componer la ermita de San Martín. En la visita de 1741, hecha por el visitador don Diego Miguélez se previene que las ermitas de San Martín, de San Nicolás, de Santa Coloma y la del Ángel se tengan con decencia. En la realizada el 25 de agosto de 1795, se hace constar que la ermita de San Martín, sita en dicha República, que se halla indecente, el tejado lleno de goteras, las imágenes viejas, ridículas. Por una puerta lateral se pasa a una casa contigua. Las paredes negras y otras faltas. Se ordena que la imagen de San Martín se lleve a la parroquia de San Nikolas en procesión y que se cierre la puerta, que se blanquee el tejado y que si no se hace todo ello en breve plazo se procederá a la demolición de la ermita. En la visita hecha a la parroquia el año 1828 la ermita de San Martín se encuentra en estado ruinoso. Se advierte que se arregle, y si no se hace, que se demolerá. Así debió ocurrir, pues en la siguiente no se habla ya de ella...”

Otro de los escritores, que fue el que más extensamente trató el tema, CARLOS MARÍA ZABALA(TRINITARIO) en su libro “Historia de Getxo” decía:

...Actualmente, en el barrio de Algorta se conoce una zona denominada “Talayeta”, recordada por su calle homónima. Esa zona desciende desde el arranque del Alango antiguo, antes coronado por la ermita de san Martín, ya desaparecida, hasta llegar a la playa de Arrigúnaga...”

En el Capitulo 10 dedicado a la Ermita de San Martín decía: “...El Señorío de Bizkaia tenía la costumbre de ubicar las ermitas en parajes sombríos, altos y solitarios... Una de las reliquias más antiguas y venerables que Getxo vio desparecer a mediados del siglo XIX fue la ermita de san Martín... En el “Diccionario Histórico-Geográfico”, publicado por la Real Academia de la Historia, para cuya elaboración las Juntas Generales de Gernika mandaron hacer “cédulas" de todos los pueblos del Señorío que después fueron revisadas por Luis Marcelino Pereyra, del Consejo de S.M., Oidor de la Chancillería, y Corregidor que fue del Señorío, se recoge la tradición de que “La Ermita de San Martín que se dice fue la primitiva parroquia...”.

Iturrizaabunda en la misma opinión, cuando escribía: “...Además de la parroquia de Santa María, hubo otra iglesia dedicada a san Martín de Alango, que fue la primitiva matriz parroquial de Getxo..., cuando en 1665 se abrió el “Libro de fabrica” cuya primera acta la firma “Antonio, Abad de Arteaga". La ermita estaba ya colgada en Alango, expuesta a la inclemencia del cruel y flagelante nordeste, no ofreciendo excesivas facilidades para el culto y resultando difícil y costosa su conservación. La falta de una Hermandad o Cofradía y la escasa atención del Cabildo precipitaron su abandono. De aquí que, cuantas veces se la nombra en las Visitas Canónicas, es para encarecer la necesidad de su conservación y el adecentamiento de sus ornamentos y vasos sagrados...”


Sobre dicha edificación y su estado decía: “...No fue de construcción sólida. En el “Libro de Fábrica” de Santa María aparecen asientos de partidas destinadas a su conservación...,en las Visitas practicadas por los visitadores D. Felipe López de Salazar, en 1736, y D. Diego Miguélez, en 1741, respectivamente, insistieron en que la ermita se tuviera “con decencia’’. En 1768 se alude a la ermita, que debía estar en estado aceptable, pues nada se manda. Sin embargo, el 25 de agosto de 1791, D. Francisco Mateo Aguiriano, obispo diocesano, en su visita la halló indecente, el tejado lleno de goteras, las paredes negras, las imágenes viejas y ridículas. Comprobó que por una puerta lateral se pasaba a una casa contigua’’. Por todo ello, ordenó que la imagen de san Martín se llevara a la parroquia en procesión, y que se cerrara la puerta; que se retejara, blanqueara y otras obras más, de modo que de no hacerlo en breve plazo se procediera a su demolición...,la ermita de san Martín fue enajenada en tiempo de la Guerra de la Independencia, a fin de pagar los gastos de la contienda..., El 10 de julio de 1828 giró Visita el Prebendado de la catedral de Santo Domingo, D. Millán López Dávalos. En el acta, extendida en Deusto, dice que encontró la ermita en estado ruinoso, y advierte que se hagan las obras necesarias hasta ponerla corriente, y en caso de no hacerlo...,se demolerá y pondrá una cruz que denota haber habido lugar sagrado. El cierre y secularización de la ermita se llevó a cabo después de 1828 y antes de 1856. En la visita de este año ya no se la nombra...”

En cuanto a su localización, parece que existe un elemento que la define: En la rotulación de calles y plazas de 1887, hecha siendo Alcalde D. Pedro de Amézaga, en la calle San Nicolás, Nº- 2 derecha, se señalaba: “...San Martín, en ruinas...” El emplazamiento de la ermita fue utilizado en escrituras, para situar fincas o terrenos cercanos. Buena prueba de ello son las escrituras públicas de compraventa o transmisión de propiedades: “...en la compra-venta, firmada el 11 de junio de 1888 entre D. Juan Elortegui Zabala y Juan Bta. Cortina y Aldecoa, por la que el segundo adquirió la “heredad de San Martín-ondo”, para fundar el convento de Trinitrarios. Existió también un “San Martín-solo”, en cuyo solar se construyó la casa de “San Martín-barri", así llamada en la Rotulación citada, y que corresponde al número 11 de la hoy calle de San Martín...” Más aún, en una Escritura pública con fecha del 6 de junio de 1901, en la que intervinieron D. Eustasio Zalduondo y Zalduondo y D. Francisco Dúo y Mentxaka, se dice textualmente que: “...la heredad de que se trata, limita por Poniente antes con solar que fue de la arruinada ermita de san Martín y su campa inculta, hoy (es decir, 1901) con camino público. Estas heredades la situada a la altura de las fincas que actualmente se señalan con los números 16 y 18 de la calle San Martín. El camino público mencionado es el que se conoció como “Camino Real”, que desde la ermita de San Nicolás llegaba a la parroquia de Santa María, hoy carretera. La “Campa del Tenor", actualmente plaza pública, hasta los primeros años de este siglo fue propiedad particular. Como recuerdo de la desaparecida ermita queda la calle homónima del santo, que arranca en el cruce de “cuatro caminos” (calles de san Nicolás-Arrigúnaga-Andrés Kortina), pasa por Trinitarios y Campa del Tenor, y desemboca en la calle Telletxe...”


EN EL BOLETÍN OFICIAL DEL OBISPADO DE BILBAO. La Comisión Permanente de Estadística de Bizkaia insertó en el Boletín Oficial de enero de 1859 las Instrucciones, que debían seguir los pueblos para proceder a la formación de un nuevo “Nomenclátor”, en base a la rotulación de las calles, de la numeración de las casas y fogueras. La anteiglesia concluyó su trabajo a 8 de mayo de 1859. Como carecía de “calles formales”, elaboró un sistema para la numeración de las casas y fogueras. Tomó como “punto de partida el centro la “Campa de San Martín”. Trazó una circunferencia imaginaria, y la dividió en cuatro cuarteles o distritos. Aproximadamente desde agosto de 1512, el Alango antiguo, se hallaba coronado por la ermita de San Martín, ya desaparecida.

Otros datos que parecen corroborar lo descrito por Gorostiaga y Zabala, pertenecen a fuentes del Archivo Municipal de Getxo, que aparece recogido en el “Libro de Acuerdos de 1848-1849”. En el, el 16 de enero de 1848 se cita el estado de la Ermita de San Martín”: “...lo útil y conveniente de proceder a la demolición absoluta de la tejavana y ermita arruinada de San Martín...” En dicho texto se mencionaba: “...a fin de evitar las desgracias de los niños de las escuela, que a su paso por aquel punto se entretienen subiendo a sus paredes y tejado...” (Código 1207, Signatura 4477- 4 del Archivo Municipal de Getxo).


En la sesión extraordinaria del pleno de Ayuntamiento de Getxo del 7 Febrero de 1878se daba cuenta de la comunicación del 31 de enero de aquel año. En dicho escrito se notificaba la comunicación remitida por el Jefe de la Administración Económica, referente a un expediente instruido a instancias de D. Francisco Antón, en el mismo se recogía que : “...se solicita se venda el terreno llamado San Martín..., existiendo aún en el día de hoy, en el referido terreno, restos humanos, por haber sido sagrado, a causa de haber existido en otros tiempos una ermita...” Estos datos aparecen en el libro de actas del 17 de julio de 1876 al 21 de febrero de 1878 (Código 1207, Signatura 10703del Archivo Municipal de Getxo).

Estas actas, junto a las descripciones del presbítero D. Juan Gorostiaga, nos permiten una aproximación a la posible ubicación de la citada ermita, en el entorno de la Escuela de niñas pobres de la “Fundación Cortina”, entre San Martin (Algorta) y la Campa del Tenor Constantino.


LOS FERROVIARIOS, LAS ESTACIONES

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Después de las entradas, dedicadas a las discusiones de la estación en la línea de Areeta-Las Arenas a Plentzia, me he decidido incluir otras dos dedicadas a recordar, simbólicamente, a algunos de los trabajadores de aquella línea, junto a sus viejas máquinas de vapor, y a las estaciones desaparecidas.

Espero que con estas fotografías, recuerdo de algunos de los que trabajaron en esta línea, sirvan de muestra y evocación de las personas, estaciones y apeaderos, de Areeta-Las Arenas, Gobela, Neguri, Aiboa, Algorta y Getxo (Andra Mari); así como de algunos de los elementos, que de alguna forma, fueron utilizados en dicha línea por los revisores del tren y maquinistas. Recordar por otro lado que en la construcción de la línea de Las Arenas a Plentzia, las estaciones de Neguri y Getxo (Andra Mari), fueron consideradas como apeaderos, aunque con el paso del tiempo pasaran a ser consideradas estaciones de pleno derecho.

En primer lugar veremos algunas fotografías de las estaciones ya desaparecidas, junto a algunos de los ferroviarios, que en diferentes puestos tomaron parte de la vida del ferrocarril de Bilbao-Las Arenas-Algorta-Plentzia:

LA ESTACIÓN DE AREETA-LAS ARENAS:


A lo largo de su vida tuvo dos localizaciones: La primera de ellas estaba situada en la calle Mayor. Eran los tiempos de la Y, en los que el ferrocarril Bilbao-Las Arenas, (esta línea se inauguró el 1 de julio de 1887), el ferrocarril tenía que entrar hasta la esquina de la calle Santa Ana, retrocediendo hasta la altura de Santa Eugenia. Seis años más tarde, esta línea había movido, a los largo del año 1983, un total de 863.882 pasajeros. En 1921 se coloco la vía doble entre Bilbao y Neguri y en 1929 se procedió a la electrificación de todo el ferrocarril.


El otro ramal, el de Las Arenas a Plentzia, tuvo que esperar hasta el 5 de septiembre de 1893. Contaba con tan solo una vía y fue en 1926 cuando inauguraron la doble vía entre Areeta-Las Arenas y Algorta. La doble vía entre Algorta y Berango vería la luz en 1970.

En la línea Bilbao-Las Arenas-Plencia operaban dos compañías independientes, la Compañía del ferrocarril de “Bilbao a Las Arenas” y la de “Las Arenas a Plencia”. Eso suponía que Las Arenas era el punto más conflictivo de la red, concebida como estación términi, en forma de fondo de saco, obligaba a continuas inversiones del sentido de marcha. Por lo que se proyectó unir ambas líneas con la creación de una nueva estación, a la que podríamos llamar “Romo-Las Arenas”. Para ello fue necesario trasladar los talleres que ocupaban el espacio destinado a la nueva estación a Lutxana-Erandio.


El 21 octubre de 1956 un diario bilbaíno anunciaba la pronta desaparición de la estación de Las Arenas en la calle Mayor. De esa estación se cuentan muchas anécdotas. Una de ellas era la utilizada por algunos adultos para advertir a los pequeños de las consecuencias de no portarse debidamente: “...si no os portáis bien el tren se marchará a Bilbao...”, y efectivamente el convoy retrocedía marcha atrás, volviendo por donde había llegado.


La nueva estación de Romo-Las Arenas, actualmente desaparecida, no entraría en servicio hasta el día 21 de junio de 1958. Tenía una cúpula semicircular que iba longitudinalmente en el sentido de circulación de los trenes y otra similar hacia la entrada de Las Arenas. Esta estación unía ambas poblaciones mediante un paso interior elevado. Las taquillas y servicios se encontraban en el lado de Las Arenas. En las tres fotografías superiores podemos ver la estación de Las Arenas cuando las vías llegaban hasta la altura de la calle La estación (actual Andrés Larrazábal); en las fotografías inferiores podemos ver la también desaparecida estación de “Romo-Las Arenas”.


EL APEADERO DE GOBELA:

En el intermedio entre Areeta-Las Arenas y Neguri se encontraba dicho apeadero, cuyos andenes estaban siguiendo el curso de la actual vía del Metro, a la altura de la calle Los Puentes. No disponía de tejavana para guarecerse de la lluvia. 


Tenía al final del apeadero un pequeño paso a nivel, que comunicaba las calles Negubide y Errekagane, y a través de un puente desembocaba frente al campo de Gobela.



LA ESTACIÓN DE SAN IGNACIO (NEGURI):

Esta, al igual que la de Getxo (Andra Mari), nacieron como apeaderos. La Cía del Ferrocarril de Santander a Bilbao, de la que Amann había sido nombrado director gerente en 1900, adquirió al año siguiente las dos compañías que explotaban la línea de Bilbao a Las Arenas y Plencia, que contaba con un solitario apeadero (San Ignacio) delante de los terrenos. Más tarde estos apeaderos se convertirían en estaciones. La primera “San Ignacio”, cambiaría su calificativo de la mano de la “Sociedad de Terrenos de Neguri”.


 El 30 de marzo de 1903, el Director de la “Compañía de los Ferrocarriles de Las Arenas a Plencia”, empresa que había adquirido los terrenos inmediatos al apeadero, solicitaba al consistorio getxotarra que: “...puesto que al pueblo o barriada que se forme, se le dará el nombre de Neguri, solicita se denomine de igual modo al apeadero de San Ignacio...” El 2 de abril de 1903 El Ayuntamiento en pleno acordó por unanimidad: “...autorizar la sustitución que se solicita del nombre del apeadero de San Ignacio por el de Neguri...”. Como se puede apreciar en la fotografía el edificio destinado a tal fin estaba sin urbanizar, los andenes eran de tierra batida.


Este tramo contaba en 1.913 con una derivación a las canteras de Neguri, situadas en la proximidades de Jolaseta, que fue suprimido en 1.924.

EL APEADERO DE AIBOA:


Estaba a continuación. Se construyó en 1.956 para dar servicio a una urbanización cercana. Era una pequeña edificación, con un reducido habitáculo con tejavana situado en el lado izquierdo sentido Las Arenas-Algorta; ambos lados de la vía tenían dicha tejavana con bancos, donde guarecerse de la lluvia.

LA ESTACIÓN DE ALGORTA:


Siguiendo ruta hacia Getxo (Andra Mari), estaba Algorta, que en su momento, antes de continuar hacía Plentzia, fue estación términi. Contaba con un bello edificio construido en 1.893, con almacén, cantina y aparcadero para trenes. En su paso a nivel hacia la calle Sarrikobaso, disponía de un cierre con cadena, que daría lugar a su popular nombre “La Cadena”. Años más tarde sería sustituida por unas barreras, que se controlaban desde una pequeña chabola cercana.


En 1957 se construyó un cocherón, con dos vías en su interior, para aparcar las unidades. En los años 70 se construyó un paso subterráneo que evitaba el peligroso cruce de vías, hasta entonces obligatorio; el acceso desde Villamonte se realizaba por ese paso inferior, y a su vez se utilizaba para acceder a ambos andenes, tanto dirección Bilbao como Plentzia.


LA ESTACIÓN DE GETXO (ANDRA MARI):

Era la última del municipio. Esta estación, al igual que la de Neguri, cuando se construyó en 1.893 fue considerada como un apeadero. Años más tarde adquiriría su condición de estación. En ella la familia de José Zabala, jefe de estación, a quien vemos sentado en la fotografía inferior junto a dicho edificio, tenía su domicilio. Su entorno como puede apreciarse en la fotografía superior disponía de un pequeño huerto. Y su grafía era la castellanizada de “Guecho”. Contaba con un ramal de vía con un aparcadero, construido en 1.919, para dar servicio al Sindicato Agrícola Católico de Maidagan, para la descarga de sacos de piensos y demás artículos agrícolas.


Esa estación tuvo varios cambios a lo largo de su vida. Uno de ellos, en los años 60, la remozó dotándola de una estructura más moderna, pero perdió su encanto de pueblo. Era todo cemento, más fría y distante, hasta los bancos eran duros y oscos. Sus muros, de hormigón, eran fuente de inspiración de grafiteros. Las barreras, antes de funcionamiento manual, fueron sustituidas por otras automáticas, incluso un túnel subterráneo permitía cruzar de un anden a otro, junto a las taquillas, sin atravesar las vías.


Más tarde, en 1995, aquella histórica estación, que tomaba nombre del barrio, desaparecería bajo el martillo neumático perdiéndose para siempre el nombre de “GETXO”.

En la próxima entrada veremos a esos trabajadores del ferrocarril de Bilbao-Las Arenas-Getxo, sus máquinas y elementos auxiliares de trabajo.



EL CUENTO DE JUNIO DE J.J. RAPHA BILBAO

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Esta vez va de periodistas, que críticos con lo que acontece a su alrededor, no tienen prisa por cubrir la noticia, mientras filosofan en torno a una taza de café y un buen trago de cerveza.

En esta ocasión Alex Orbe, el dibujante de cabecera de J.J. Rapha Bilbao, ha madrugado. No diré que la llegada del cuento de junio me ha sorprendido. Lo espero, lo esperamos todos los meses, ávidos como el bebedor del cuento por apurar sus tragos.


En él, nuestro cuentista preferido, nos deja medio cuarterón de lectura para devorarla en un pisplás. Hasta la próxima entrega ya tenemos nuestra dosis mensual de misterio e imaginación.

Para enlace cliquear:

LOS FERROVIARIOS, SUS MÁQUINAS Y ACCESORIOS

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Siguiendo con la anterior entrada, hoy toca ver a los ferroviarios con sus viejas maquinas de vapor, sus herramientas de trabajo y algunos documentos acreditativos. Evidentemente no aparecen todas las personas que ocuparon cargos en las distintas estaciones, solo de las que he conseguido fotografías o documentos.

ESTACIÓN DE LAS ARENAS:


El primer Jefe de Movimiento de la Estación Central de Las Arenas, situada en la calle Mayor, fue Eusebio Muro Saseta. En la fotografía superior podemos verle en el anden de esa estación. Desde ella controlaba todas las salidas que se hacían desde la estación de Las Arenas para las dos compañías que operaban en las líneas de Las Arenas-Bilbao y la de Las Arenas-Plencia. Bajo estas líneas le podemos ver junto a su familia, sentado en uno de los bancos del andén


Tenían su vivienda en la estación. En la fotografía inferior podemos apreciar algunos detalles de cómo era la cocina de aquella vivienda. Disponía de un fogón de los llamados económicos, seguro que alimentado por el carbón que utilizaban las viejas locomotoras. En su chapa reposaban los pucheros y el termo para el patriarca de la familia; disponían de unos escurridores de platos y cucharones de madera; cualquier lugar sobre la lumbre era apropiado para secar los trapos de cocina; a la derecha estaba la boca rectangular del deposito de agua caliente. Un amplio ventanal, de marcos de madera, dejaba entrar los rayos de luz que iluminaba aquella vieja y oscura estancia.



En la fotografía inferior podemos ver a Eusebio en la estación de Las Arenas, junto a la locomotora “Zalla”, al lado de un grupo de ferroviarios. Es el quinto de la fila de abajo empezando por la izquierda, su cabeza esta cubierta con gorra de plato y tiene un abundante mostacho; la fotografía está sacada frente al Bar Recreo de la calle Mayor, era un día de San Juan de 1916 festividad de los ferroviarios.

Uno de los elementos de su autoridad para el transporte de mercancías era un sello con anagrama en forma de vampiro, correspondía al tren llamado “Gau Txori”, que salía en la madrugada, normalmente con mercancías. Con él sellaba el parte de la expedición.


ESTACION DE ROMO-LAS ARENAS:


Respecto a los ferroviarios de esta estación, mostrar la fotografía superior, en la cual aparecen dos de los empleados de la línea en los años 50. Se trata de los vecinos de Romo Pablo Otaolea y Manuel Arnaiz.


En la fotografía superior de 1927 aparecen, al pie de su maquina “Astillero”, de izquierda a derecha Julian García y como fogonero Cagigas.

ESTACION DE ALGORTA:


En Algorta uno de los jefes de estación fue Gabriel Guinea. En la fotografía superior podemos ver a una de las locomotoras de vapor la, “Esperanza”, con algunos de sus empleados a pie de maquina, fue sacada en 1930. En la fotografía inferior, que es de 1908, tomada también en esta estación, aparece subido en la maquina de vapor Ramón Ansoleaga.


Otro de los ferroviarios de Algorta, que ocupo el cargo de Jefe de Estación, fue Jaime Robles Rodriguez, nacido en 1923, en la calle Santa Eugenia de Romo. Fue hijo de un motorista del ferrocarril de la línea Bilbao Santander Honorio Robles Rojo, natural de Aguilar de Campoo (Palencia). La familia Robles vivió al llegara a Getxo en Romo en la calle Santa Eugenia, más tarde pasarían a vivir en Algorta, en la casa “Alango Barri”. Estudió en las Escuelas de Zabala. Después de los años de escuela, se mudaron a Romo, a la calle Caja de Ahorros Nº 14. Allí vivieron hasta que se caso en 1950.


Jaime trabajo desde muy joven, primero de botones en el Hotel Carton. Después, a partir de los 20, lo haría en la estación de Algorta, pasando por casi todas las profesiones de los ferroviarios, fue factor y a la jubilación de otro de los jefes de estación de esta localidad Sr. Garcia, pasó a ocupar su puesto, en los años 60. Su periplo laboral le llevó por diferentes estaciones, en dicho cargo: Lutxana-Erandio, Las Arenas-Romo y Algorta. Sus horarios de trabajo empezaban muy temprano, durante sus primeros años, a las 5 de la mañana.

Sus últimos años ocupo dicho cargo en Algorta, de su firmeza de carácter da una idea, un hecho relatado por su hija: “...en los años 80 solían convocarse muchas manifestaciones en Algorta, en una ocasión, estando en el anden una chicas muy jovencitas, la policía cargo y entró dentro del recinto ferroviario repartiendo porrazos a diestro y siniestro. Al ver la angustia de esas jóvenes, les abrió su oficina para que se protegieran; al llegar la policía le reclamó que les dejara entar para detener a las chicas, a lo que el se negó aduciendo !Yo soy la única autoridad en este recinto!...”


Entre estos trabajadores del ferrocarril, también se produjeron accidentes, en algunos casos con consecuencias fatales. Fue en esta estación de Algorta, cuando un 24 de junio de 1982, sucedió un terrible accidente en el que perdería su vida. Según lo que contaba la prensa de la época: “...Jaime Robles resulto muerto sobre las 19,20 de la tarde, cuando un tren maniobraba en la estación de Algorta, al dar marcha atrás, quedo bajo los carros de un motor. El rescate duró varias horas, finalmente fue la DYA la que con un cojín de levantamiento de 30 tn., y otros medios, consiguió recuperar su cuerpo....” El accidente se produjo en un momento en el que había dos trenes en la estación, se puso nervioso porque los trenes no se movían y bajo a las vías para organizar la maniobra. El convoy que tenía que coger la dirección a Bilbao realizó una maniobra, con el cambio de agujas, y el jefe de estación debió de perder el equilibrio cayendo en la vía y siendo arrollado por el tren.

Jaime eran muy amigo de un escritor de Getxo, Ramiro Pinilla, recientemente fallecido, quien le dedicó uno de sus libros “Las Ciegas Hormigas”.





ESTACION DE GETXO (ANDRA MARI):


De esta última estación en territorio de Getxo podemos ver, en la fotografía superior, sentado en un banco de la estación al que fuera Jefe de la misma, en los años 40, José Zabala, padre de Ignacio Zabala. El matrimonio José Zabala y Justa Mazorriaga habitaban el edificio de la vieja estación de Getxo. Años más tarde pasarían a vivir en el edificio llamado del “Sindicato”, junto a las antiguas barreras de Andra Mari.


Aprovechando y para poder visualizar algo de la misma, y aunque no eran empleados del ferrocarril, dos fotos. En la superior podemos ver a Ignacio Zabala, apoyado en un platanero. Y en la inferior a Ignacio Zabala y Ramontxu Bilbao con sus trajes de primera comunión.


Sobre la edificación de Getxo ya escribí en mi entrada “Nekazari Etxea, La casa del Sindicato Agrícola Católico en 1916-19”, del 27 de noviembre del 2011. Para refrescar recuerdos de cómo era incluyo dos fotografías (Planos) de dicha edificación, los cuales nos permiten ver el conjunto de estación (Apeadero) y Casa Sindicato Agrícola, tal y como fue diseñado.



Y por último, respecto de los documentos y sus accesorios, gracias a familiares de los implicados mostrar tres carnets, dos de empleados del ferrocarril, vecinos de Romo: El primero a nombre del Jefe de Tren Manuel Isart de 1948, y el segundo del motorista Osorio del Rio de 1960. El tercer documento es de 1931, es un Abono Temporal de segunda clase, para circular entre Bilbao y Las Arenas, a nombre del vecino de esta última Juan Muro.




Entre los accesorios, uno de los elementos que daba nombre a los revisores “El Pica”, elemento a modo de grapadora que servía para picar, revisar, el billete de tren; y uno de esos billetes del año 1959, de segunda clase, para viajar entre Neguri y Las Arenas.


MALAKATE, EL TÚNEL QUE EMERGE EN GETXO

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A pesar de que ya escribí sobre los malakates, he aprovechado esta nueva entrada para ampliar datos, tanto técnicos como históricos, sobre esta conducción de aguas de Bilbao.

Los Malakates son unas misteriosas edificaciones con forma de cubos que emergen altivas a lo largo de Getxo, restos de una red de saneamiento de Bilbao, con final en “Túnel Boka”. Casetas de forma cuadrada, construidas en hormigón y ladrillo rojizo, pozos de ventilación y registro de dicha red.

Su historia surge como consecuencia de la epidemia de “Cólera Morbo” que en 1885 azotó a la población de la cuenca del Nervión, paralizando la industria y la minería bizkaina. Epidemia surgida entre otros motivos por la falta de salubridad pública. El incremento de la población con la llegada masiva de inmigrantes, debido a la industrialización, provocó que fueran alojados y realojados en auténticas covachas, en las que se hacinaban dos o tres familias. La inmensa mayoría de aquellos alojamientos carecían de servicios sanitarios y suministro de agua, por lo que sus ocupantes hacían sus necesidades en la calle o en una bacinilla que vaciaban en plena vía pública o en carros de basura.

Era tal el nivel de insalubridad de aquel Bilbao de finales del siglo XIX, tal su aspecto de cloaca, que escandalizaba a propios y extraños. Ante ese estado de cosas, en octubre de 1890, para paliar sus consecuencias, se nombró una Comisión especial para la realización de un proyecto de saneamiento que, entre otras cosas, fue anunciado en la prensa nacional y extranjera, dando un plazo de dos meses para la presentación de proposiciones. El concurso de ideas para realizar el estudio del saneamiento de la ría de Bilbao, debía entender la desinfección y eliminación de materias fecales. Fue convocado el 11 de noviembre de 1891, a propuesta de la comisión municipal se realizó bajo el lema “Mens sana in corpore sano”. Formaron parte de aquel tribunal prestigiosos arquitectos, ingenieros y médicos. Entre otros miembros aparecían: los señores Evaristo de Churruca, Jose Lequerica, Agustin de Obieta, el director de la “Compañia Orconera Iron Ore”, Carmelo Gil y Gorroño, Severino Achucarro y Joaquín de Rucoba. También formaron parte del mismo reconocidos arquitectos.
Cuando Uhagón presentó el proyecto definitivo en 1894, Bilbao tenia 63.900 habitantes. Las obras se iniciaron el 6 de marzo de 1895, se terminaron en 1903, tras ocho años de trabajos, con una inversión publica de 5.453.611 pesetas, Bilbao contaba ya con 90.200 habitantes. El proyecto contemplaba un saneamiento que eliminaba totalmente los pozos negros, creando una doble red; y conservaba la red existente para aguas pluviales, las cuales se verterían directamente a la ría y la construcción de un nuevo alcantarillado para recoger las aguas sucias.


La nueva red contaba con tres colectores, dos en la margen izquierda y uno en la derecha, y un gran depósito en Zorrozaure con capacidad para 12.000 m³ para regular el trabajo de las bombas, situadas en el barrio bilbaino de Elorrieta, que mediante un colector de 60 centímetros de diámetro enviaban las aguas hasta una galería visitable la aguas fecales, situada en Getxo, vertiéndolas directamente, sin depurar, al mar en “Túnel Boka” (La Galea). La maquinaria se encargó a la empresa James Simpson y Cia. de Inglaterra en 1899. Se instalaron dos maquinas de vapor que actuaban sobre las bombas, el vapor era producido por tres calderas de la firma Babcock&Wilcox. Años mas tarde se sustituirían las bombas por otras de alimentación eléctrica, pero nuevamente en los años 20 cuando Bilbao contaba con 150.000 habitantes los vertidos a la ría volvieron a ser habituales.

Nada de aquello era ajeno a un Getxo que en diciembre de 1859 se veía en la necesidad de aprobar medidas sanitarias para evitar la propagación de epidemias, medidas tales como las dictadas, en esas fechas, por su Alcalde Manuel de Azcorra :

...Dentro de 8 días a contar de hoy, se procederá por los vecinos a la limpieza de zaguanes y depósitos de basura, manteniéndolos en buen estado...”
...se prohíbe la limpieza de pescado y verduras en las fuentes públicas, limpiándose la ropa en las corrientes donde no escasee el agua y haya piedras destinadas a ello...”.


Y que en junio de 1890 sacaba a remate publico los servicios de arrastre y conducción de los desperdicios de las calles de Las Arenas y Algorta cuyas redes de alcantarillado, escasas, vertían literalmente a la ría, lo que provocaba enfermedades que atacaban a aquella población, que se veía constantemente asaltada por viruelas, sarampión y el tifus, las cuales causaban numerosas muertes; pero el mayor azote lo constituyeron las diarreas de la infancia y la tuberculosis en la juventud. Detrás de ellas se encontraban las durísimas condiciones en que vivía la población, que contaba con escasos ingresos, (el hacinamiento, hambre, carencia de los más elementales servicios de higiene, agua potable o saneamiento), responsables, que no únicos, de aquellos fallecimientos. Como resultado de aquella red de saneamiento a su terminación en 1903, el coeficiente de mortalidad había descendido de un 40,42 por mil en 1894 hasta el 28,57 por mil en 1903.

Instalaciones que también tuvieron la función de refugios antiaéreos durante la guerra de 1936. Una parte de dicha conducción, desde Fadura, forma parte de una amplia galería, a la que se puede acceder a través de las casetas antes mencionadas, las cuales eran utilizadas al sonar las sirenas que avisaban a la población del avistamiento de la aviación enemiga para proteger a los vecinos de Andra Mari. Tras la Guerra, las instalaciones de Elorrieta se utilizaron para el servicio del barrio de Deusto, perdieron parte de su uso y las máquinas de vapor quedaron inutilizadas aunque permanecieron en perfecto estado de conservación hasta el saqueo producido en 1996, tras el abandono y dejación en la conservación de las instalaciones por parte del Ayuntamiento de Bilbao.


En el Municipio de Getxo forman parte de una pre-galería a la que llegaba, como decíamos antes, un colector de 60 centímetros desde el bombeo de Elorrieta, a una caseta ya desaparecida en la zona de Azaldedegi en Aldapa (actualmente en esa ubicación existe una Agencia Funeraria). A partir de ese punto correrá una galería siguiendo Ollarretxe para, subiendo a lo largo de Maidagan, desembocar en “Túnel Boka” (La Galea). En todo el recorrido irán apareciendo las casetas de registro llamadas “Malakate”.

Resto de estas podemos ver el Malakate Nº 1situado en la calle Ollarretxe, cercano al cruce de “Venancio”; el segundose encuentra en el Parque Maidagan, conocido popularmente como “Parque de Malakate”; el terceroen la calle Gabriel Ramos Uranga, junto al aparcamiento del probadero de Getxo; el cuartocercano al colegio de Andra Mari; y el quintocerca de la calle Juan Vallejo, en la urbanización de la Galea y el Golf de la Galea. Por último, se encuentra la boca de salida del túnel a pie de los acantilados de la Galea en “Túnel Boka”. Dicha cala es accesible mediante un sendero que antes del desastre de 1983 estuvo escalonado. Se trataba de un camino tallado a pico para llegar a los motores que subían agua de riego al Club de Golf situado sobre el acantilado.


Esos restos de la red de saneamiento recibieron años más tarde reconocimiento histórico por parte del Pleno del Ayuntamiento de Getxo, que reunido en sesión el 31 de enero de 2012, acordó que se restaurasen, identificasen, señalizasen y se pusieran en valor los cinco “Malakates”, declarados Conjunto Monumental y la portada de “Túnel Boka”, estudiándose la posibilidad de hacer visible e incluso visitable un pequeño tramo del túnel.

El conocido como “Túnel de Malakate”, no es si no el primer sistema moderno de depuración de aguas de la Península que tuvo Bilbao, que discurre por nuestro municipio horadándolo de forma artesanal.



VOCES EN LA MADRUGADA, LA MISIÓN DEL NERVIÓN

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Voces en la madrugada, ese es mi recuerdo de niño, de aquellos cánticos que a la seis de la mañana retumbaban por todo el barrio de Las Arenas y Romo. La responsable de los mismos fue la “Misión del Nervión”, que acompañada por la denominada, entonces, “Virgen Peregrina” que no era otra que la Patrona de Bizkaia, la de Begoña, que fue proclamada por la Juntas Generales de Bizkaia como tal en 1738; recorrió las calles de Getxo durante los días 5 y 6 de Noviembre de 1953. Como símbolo, la “Santa Misión General del Nervión”, que así se hacia llamar, utilizaba un escudo en el que se incluía el Puente de San Antón, la Basílica de Begoña, y el Puente Bizkaia.

La “Misión del Nervión”, sobre este tema ya hablé en mi entrada del 29 de diciembre del 2011. Su ideólogo y artífice fue D. Casimiro Morcillo obispo de Bilbao en 1950. Había tenido como preludio, en unos años de nacionalcatolicismo, arengas políticas de llamamiento a “...ha llegado la hora de hacer una manifestación más palpitante de su amor y devoción a la iglesia..., que el estado recibe de la iglesia una inmensa cooperación moral...”. Puesto en ese dilema no es de extrañar que ambos estamentos se unieran para comenzar su particular cruzada de evangelización, de una población a la que consideraron perdida y poco afín a la causa. Y que la prensa local secundó gustosa bajo el titulo “A Misión nos llaman”.


El argumento del prelado de Bizkaia fue: “...para conmemorar los cincuenta años de la proclamación de Nuestra Señora de Begoña, como Patrono del muy Noble y muy Leal Señorío de Vizcaya...” En aquel llamamiento recordaban tópicos de la época como “una alta empresa común”, la regeneración “económica, social, espiritual y moral” y “el afán excesivo de bienestar, lujo y de diversiones” que a decir del autor: “...están socavando, en sus cimientos, a la familia...”.

La imagen de la Virgen de Begoña fue recibida el domingo, 1.° noviembre, en el Ayuntamiento, por el Obispo y su Cabildo catedralicio, el Alcalde D. Joaquín de Zuazagoitia, concejales y demás autoridades civiles y militares. Más tarde fue trasladada a la Diputación, donde los misioneros besaron su manto, siendo aclamada por los presentes. A partir de ese momento, comenzó la peregrinación de la imagen por toda la comarca durante aquel “tiempo de la Misión”.


No solo fueron visitas a los pueblos, que también, pero seguramente, quizá fuera lo que más retumbara en los oídos de los vecinos de Getxo, por su horario intempestivo el “Rosario de la Aurora”. En el barrio de Romo se celebraron procesiones muy de madrugada, las calles estaban llenas de altavoces, y en sus calles se instalaron estratégicamente altares donde paraban para hacer proclamas religioso-políticas, los mismos se dispusieron en las calles Ibaiondo y Santa Eugenia. A los vecinos que no interesaba el asunto, que en aquellos tiempos no podían expresar su desacuerdo, no les quedó mas remedio que oír aquellos “mitines intempestivos” ya que los altavoces se escuchaban potentes por todo el barrio.

Pero volvamos a la visita de la virgen peregrina, el sábado 31 de agosto de 1953, el obispo de Bilbao se dirigía a: “...los vecinos de Bilbao, Baracaldo, Portugalete, Santurce, Guecho, Galdacano y Basauri, especialmente a los que habéis vivido y acoso vivís apartados, recelosos, incrédulos. Vienen los misioneros a comunicaros el mensaje..., para que los que firmemente anclados en su fe..., arrastren a los remisos...”. Ya advertía de aquellas “pequeñas molestias” que la campaña iba a ocasionar a los vecinos a quien se trataba de salvar del fuego eterno: “...la Misión trae consigo altavoces, rosarios de la aurora, viacrucis, concentraciones..., quisiera evitar estas molestias a mis vecinos, pero puesto que no es posible..., aceptemos de buen grado el sacrificio..., la misión nos promete el auxilio..., para vencer el ardor de las pasiones..., trae el remordimiento para vuestras conciencias por lo que hicisteis mal...” Terminaba con un: “Hijos míos, venid a la santa Misión”.


El domingo 1 de noviembre de 1953 arrancaba la cruzada misional en medio de un desapacible tiempo lluvioso y con fuerte viento. Partió de la Basílica de Begoña para dirigirse al Ayuntamiento de Bilbao, en medio de las canciones de la época “...Oh María madre mía, o consuelo del mortal...”. Para más tarde dirigirse al Palacio Provincial (Diputación). Allí el prelado se dirigió a los asistentes diciendo: “...La Misión va a comenzar..., Ya está la cruz en el monte Banderas..., es una acción apostólica que tiene por objeto enseñar y recordar a los fieles la verdadera salvación..., No es un movimiento que se proponga resolver los problemas acuciantes del mundo del trabajo..., no es un intento de coacción espiritual, ni física..., El que creyere las verdades de la salvación se salvará y el que no las creyere se condenará...” Ya estaban, la condenación y el miedo instalados, para una población considerada poco dócil a la doctrina oficial. En los días siguientes esos misioneros salvadores visitarían entre otras poblaciones Getxo. Con un trazado aproximado de 25 kilómetros, recorrieron las dos margenes de la ria, incluso la prensa presentaba un gráfico del itinerario. Por nuestro municipio le tocaba pasar el día 3 por Neguri y el 5 a Las Arenas.

El martes 3 de Noviembre pasaba por Getxo (Andra Mari), Algorta y Neguri. La prensa de la época dedicaba mayor espacio en sus paginas, a las dos zonas consideradas como de mayor fervor patriótico. Así recogía la llegada a Neguri (San Ignacio) describiendo la calurosa acogida: “...esta Anteiglesia, en su barrio residencial de Neguri..., ha realizado el ambiente de una afectuosa docilidad, de una ejemplar sumisión...” A las nueve de la mañana tenía lugar el recibimiento en la Parroquia de San Ignacio, en medio del volteo de campanas: “...la multitud entonaba cánticos marianos, la imagen fue colocada en el interior del templo...”, el párroco D. Ignacio Bilbao, de quien un compañero dijera: “...actuaba como un caporal...”, pronuncio la salutación. A continuación el capellán que acompañaba a la imagen D. Victorio Larrucea realizó un semblante de la misma: “...es la misma Virgen peregrina que hace tres años recorrió toda Vizcaya...es esta una ocasión excepcional, el comienzo de la Santa Misión del Nervión...” Durante toda la jornada devotos asistentes organizaron tandas para rezar el rosario. Los niños de las escuelas de Getxo fueron llevados por la tarde para llevar una ofrenda a la patrona de Bizkaia. El miércoles día 4 salía a las siete y medía de la mañana el cortejo hacia Las Arenas, los fieles de la parroquia, acompañaron la imagen hasta los limites del barrio.


Allí cogieron el testigo los de Las Arenas, que la acompañaron hasta la parroquia de Nuestra Señora de Las Mercedes (Areeta), donde fueron recibidos por el cabildo parroquial. A las nueve de la mañana hacía su entrada en dicha iglesia, colocada la imagen en una peana junto al altar mayor, tomó la palabra el parroco D. Ignacio Isasmendi. Nuevamente los cánticos de “Oh Maria madre mía” e “Hijos de Vizcaya” acompañaron a aquella “Virgen Peregrina”. Los niños volvían a ser los protagonistas de aquel acto, todas las escuelas de la zona desfilaron por la iglesia. Calculaban que hasta las nueve de la noche habían desfilado más de 4.000 personas. Al día siguiente, a las siete y cuarto de la mañana, aquella marcha religiosa abandonaba Getxo camino de Erandio.


El domingo, día 15 de noviembre, se celebraba el acto de clausura ante el monumento del Sagrado Corazón de Jesús, en Bilbao. La población misionada alcanzó a 400.000 habitantes, en un área que iba desde Galdakao y Usansolo, siguiendo el curso aguas abajo de los ríos Ibaizabal y Nervión, hasta Santurtzi y Getxo, en el Abra, o sea una faja de 25 kilómetros de longitud por 4 de anchura. Los servicios de: “...megafonía utilizaron 130 micrófonos y otros tantos receptores, 200 amplificadores, 300 altavoces interiores y 1.000 exteriores y más de 300.000 metros de cable; y los de propaganda lanzaron cerca de 700.000 entre carteles murales y rosarios...”. Todo un alarde de poder en unos años de miseria y dictadura, con unas voces en la madrugada, que seguro que aún recuerdan muchos, hoy adultos, que como niños lo vivieron.


VÍSPERA DE SAN JUAN

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¡Noche llena de encanto, de recuerdos y añoranzas infantiles, la noche de San Juan!.

Las vísperas habían sido de un incesante acarreo de ramas y jaros; la actividad frenética de pequeños acarreadores era interminable por las calles aún sin asfaltar de un viejo y bullicioso Romo. Los enseres ya inservibles de las casas se arrojaban a la pira festiva; los más adultos iban acomodándolos alrededor del totémico poste, que seguro había pertenecido a la cercana compañía eléctrica. Ese madero iba a sujetar, coronado en lo alto, el muñeco festivo, confeccionado con trapo y relleno de viejos papeles de periódico, elegantemente ataviado a la vieja usanza, con su blusa y txapela.

Noche de San Juan, sueños de la niñez, hogueras encendidas, chispas por el aire, corros de niños saltando las brasas. Mientras Mikel Atxaerandio “El sastre de la Prolon”, terminaba en el taller de su casa de coser el muñeco que iba a ondear en lo alto de la hoguera; se iban apilando las ramas traídas desde los Pinitos y Gaztelueta.


Antes de que la noche extendiera su negrura y las típicas hogueras empezaron a chisporrotear en medio de las campas, apenas comenzada la cena, llegaba como todos los años Antonio Cordón provocando las carreras, escaleras abajo, de la vecindad. Año tras año, sin ser anunciado, él se encargaba de dar inicio a la sanjuanada. Y de pronto la luz del fuego resplandecía por todas partes. Los grupos de niños jugábamos dando vuelas alrededor de las hogueras, saltando sobre pequeñas piras de fuego, mientras cantábamos estrofas que en nuestro barrio decían:
...San Juanetan,
ogia eta esnea jateko
San Juanetan,
esnea eta ogia jan...”
...Por San Juan,
se come pan y leche
Por San Juan,
se come leche y pan...”

Y en otros entonaban estrofas parecida a la que recojo a continuación:

...San Juan, San Juan,
nik ez daukat bezterík goguan,
arrautza bi kolkuan,
beste bi altzuan,
artuak eta gariak gorde, gorde,
lapurrak eta sorgiñak erre, erre...”

... San Juan, San Juan,
no tengo otra cosa en la cabeza,
dos huevos en el kolko,
otros dos en el regazo,
guardar, guardar el maíz y el trigo,
quemar, quemar a los ladrones y las brujas...”

Entretanto, nuestros padres vigilantes controlaban nuestras cabriolas al rededor del fuego. Permanecían vigilantes, sentados en las munas de la campa, mientras encendían sus cigarrillos y comentaban lo acontecido en el día. Por todo el barrio se oían los cánticos y voces que brotaban de jóvenes gargantas. Siempre la víspera era más alegre que el mismo día de fiesta. Parecía como si esa víspera anunciara la esperanza de un porvenir prometedor al quemar los trastos viejos.


Cuando las llamas empezaban a alcanzar su cénit, todos los niños corríamos a buscar en huertos cercanos algunas patatas que cocinar dentro de las brasas. Eran días de escasez. Y mientras los mayores del barrio se hacían las últimas confidencias, los niños cantábamos y reíamos, deseosos de que esa noche mágica no terminara nunca. Ya bien entrada la madrugada, con las últimas canciones al mandato de nuestros padres, nos dirigíamos a regañadientes a casa. Mientras, en el cielo temblaba la noche y se adivinaba pronta la llegada del alba. En la lejanía se oía el último cantar de San Juan de un trasnochador coro infantil.



LUGARES DE DIFUNTOS -I-

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El lugar destinado a la última morada de los difuntos, ya desde tiempos inmemoriales, ha venido siendo un elemento de preocupación y controversia. En una primera época fueron propiedad eclesiástica, más tarde se produjo su laicización. En el Derecho romano, los cementerios, como todo lugar en el que se practicase un enterramiento, eran calificados como “res sacrae” (cosas sagradas).

Los lugares donde albergar los cadáveres. Los cristianos tenían derecho a ser enterrados en el interior de los cementerios (Campo Santo). Los otros eran expulsados fuera de sus muros. En el siglo XIX este asunto comenzó a generar controversia. La preeminencia canónica sobre el interés municipal se impuso. Así, quien no estaban dentro de las normas eclesiásticas fueron destinados a yacer fuera de los muros del cementerio. La primacía de las normas negociadas entre el gobierno e iglesia, establecieron como precepto Concordatario en 1851, que no se pusiera impedimento de ningún tipo a prelados o ministros de la Iglesia en el ejercicio de sus funciones. La Iglesia Católica adquirió el derecho de disponer de cementerios propios, o en su defecto, a que fueran bendecidos los cementerios de la sociedad civil.


Con la Revolución de 1854 se dio paso a la construcción de cementerios civiles. La Ley de 29 de abril de 1855 permitirá la conducción, depósito y entierro con el debido respeto a los restos de aquellas personas que murieran fuera de la comunidad católica. Y establecía que donde esos recintos no fueran creados, los alcaldes y ayuntamientos debían de tomar las medidas para evitar cualquier acto de profanación. Pero la prevalencia de la Iglesia seguía siendo determinante. 

Una real Orden del 18 de marzo de 1861 otorgaba la custodia de la llaves de los cementerios a los párrocos, estuvieran construidos con fondos municipales o no.
En cuanto a la conducción del finado, el rito que casi siempre se repetía, era el de un cortejo presidido por la cruz parroquial, portada por el sacristán, monaguillo o clérigo; también por un vecino, seguidos por el presbítero y los portadores de luces (faroles); tras ellos iba el cadáver, seguido de los familiares y vecinos. El orden de la comitiva era: en primer lugar, los hombres y tras ellos, las mujeres. El camino funerario era un itinerario marcado por las costumbres locales. En algunos lugares, como en Andra Mari (Sta. Maria de Getxo), se conserva la costumbre de entrar al templo; los de Goiherripor arriba, los de Beharripor abajo. Algunos templos tenían como adornos, suspendidos de sus techos, maquetas de barco, quizá para reafirmar su tradición marinera. Pero este punto lo trataré más adelante.


Antes de comenzar este artículo sobre los enterramientos en Getxo, había planeado tratarlo según un escrito de un libro de decretos de 1866. Pero más tarde, tras consultar algunos expedientes municipales, he decidido ampliarlo y realizar un recorrido por los distintos “Campos Santos” de nuestro Pueblo. Y también sobre el hecho que dio origen al mismo: “...Preparar el campo Santo de San Nicolas como un local decoroso y seguro destinado a depósito de cadáveres...”.

LOS CEMENTERIOS DE ANDRA MARI (STA. MARIA DE GETXO):


El primer cementerio de Getxo fue el de la iglesia de Andra Mari (Sta. Maria de Getxo). Hasta 1811, en la Anteiglesia de Getxo, no existió otro cementerio que el de las llamadas “127 sepulturas”, que se encontraban situadas en el interior de la iglesia de Andra Mari. Los antiguos enterramientos estaban en el presbiterio (Parte de la iglesia donde está situado el altar mayor). Esta zona estaba destinada a las jerarquías, (Presbíteros y personalidades de cierto rango). A lo largo de la nave central y bajo ella estaban los enterramientos del pueblo llano, sobre todo en la zona delantera. También dentro de ella, bajo el coro, existió una tumba cementerio, lugar donde los extranjeros eran inhumados. Sobre esa fosa común colgaba un Vera Cruz. En ella fue enterrado un tal “Philippe Cobián”, que falleció en Getxo el día 9 de enero de 1650. Quien a decir de algún escribano era: “...extranjero, peregrino y buen cristiano...”. Hasta 1831, todos los enterramientos se realizaban en la Iglesia Matriz (Andra Mari), aunque al parecer las casa antiguas disponían de sus propias sepulturas, situadas generalmente bajo los aleros de los caseríos o arrimadas a sus muros. Concluida la primera guerra carlista 1833-39, las tumbas del interior de la iglesia de Andra Mari fueron inhabilitados.


En 1811 se inició la construcción del cementerio adosado a la Iglesia. Con anterioridad había existido otro cementerio junto a la iglesia de Andra Mari. Este nuevo lugar de enterramientos era una prolongación de la iglesia, de propiedad parroquial. Estaba totalmente amurallado, disponiendo en su entrada de una portalada monumental, con grandes puertas de hierro. El responsable del cuidado de dicho campo santo era el sacristán de Andra Mari D. Justo de Barrenechea, quien en julio de 1870, presentaba una queja por la escasez de medios y herramientas para poder atender dicho lugar. El consistorio de Getxo acordaba, que puesto que también el de San Nikolas carecía de ellas, se construyeran y compartieran (dos cacos, dos azadas y dos palas) para el mantenimiento de ambos cementerios. En 1868 se entarimó todo el suelo de la iglesia.



En marzo de 1892 los accesos al cementerio causaron algunas protestas. Al parecer, la entrada al antiguo cementerio de Sta. María, había sido cerrada. Las paredes del antiguo cementerio habían sido realizadas en 1892 por el cantero D. Juan Arrieta. El paso transcurría por encima de algunas sepulturas del antiguo cementerio. El antiguo camino de acceso estaba en terrenos de D. Ignacio Arias, que era apoderado de las propietarias, su madre y hermana Dña. Andresa de Menchacatorre y Dña. Adelaida de Arias. Se formó una comisión presidida por los entonces concejales Sres. Ajuria y Azcorra, encargada de negociar con el propietario de los terrenos que circundaban al cementerio, a fin de renovar el antiguo camino de acceso y reponer y arreglar el antiguo cementerio. Dicho propietario, conocido por su buen hacer para el pueblo, facilitó disponer gratuitamente de parte de su terreno para reponer el acceso al cementerio, por donde había estado anteriormente. La única condición que puso fue la de realizar una pared de tres a cuatro pies de altura en toda la longitud que daba a su propiedad y realizar una puerta más abajo para poder acceder a la misma.


En la próxima entrada veremos la toma de conciencia por parte del consistorio para la construcción del nuevo cementerio, el del “Cementerio de Nuestra Señora del Carmen” en Bostgarrena. Al finalizar la serie sobre los cementerios de Andra Mari (Getxo), incluiré las fuentes a partir de las cuales he escrito esta pequeña historia de los cementerios de Getxo.



LUGARES DE DIFUNTOS -II-

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En esta entrada continuamos viendo los acontecimientos que dieron lugar al nuevo cementerio de Bostgarrena.

En enero de 1906 el consistorio había tomado conciencia de la necesidad de la construcción de un nuevo campo santo. Así, en un acta del 29 de ese mes se decía respecto de la saturación del viejo cementerio de Andra Mari: “...Estando en la conciencia de todos los señores concejales la necesidad urgente de que el nuevo cementerio se abra al servicio público, porque va resultando ya indecoroso y antihigiénico abrir nuevas sepulturas en el cementerio viejo, donde no se puede dar un golpe de azadón sin encontrar restos humanos, casi recientemente sepultados...” Esperaban ver terminado el nuevo cementerio de Getxo “Cementerio de Nuestra Señora del Carmen”: “...antes de que comience la época de los calores...” Entendían como urgente: “...la subasta de los trabajos de movimiento de tierras..., la plantación de arbolado..., dando preferencia a Eucaliptus y Cipreses por ser especies de crecimiento rápido que purifican la atmósfera...” Por otro lado estudiaban si era de interés municipal el hacerse cargo del cementerio viejo: “...en caso de acordarlo así, en qué forma ha de compensar a los propietarios de sepulturas por esa cesión...” Tenía por objeto aquella moción: “...se realicen las mencionadas obras en el más breve plazo posible, a fin de poder ordenar la clausura del cementerio viejo, una vez se inaugure el nuevo...” Aquel cementerio municipal tenia una conducción que partiendo de una alcantarilla vertía al mar las aguas de la necrópolis. El camino hacia el mismo partía desde una carretera construida por D. José Martínez de las Rivas.

La subasta para la terminación de aquellas obras se produjo el día 14 de noviembre de 1906. A ella se presentaron los Srs. Eusebio Uribarri, Manuel Conceiro, Bonifacio Aguirre, Rafael Zubía, Juan Arechavala, Julián Bilbao y Andrés Bilbao. Siendo adjudicadas las obras a la oferta de Manuel Conceiro, valorada en 6.973 pesetas.



En diciembre de 1906 se formaba la comisión para la redacción del Reglamento para el servicio y administración del nuevo cementerio. El mismo tenia una superficie de 23.178 metros cuadrados y lindaba por todas sus partes con terrenos propiedad del municipio. En el mismo se prohibía expresamente: “...la instalación en la proximidad del cementerio puestos de venta de efectos de comer, beber y otros análogos, cantar y llamar a voces..., cuyo carácter tiene forzosamente que desdecir de la veneración de los lugares sagrados...” Lo cual confería a lugar la pertenencia a una determinada confesión religiosa a pesar de estar realizado con dineros públicos, haciéndose hincapié en: “...el respeto que exige el religioso destino de esta clase de lugares...” También se prohibía el encendido de bujías y lámparas sobre las tumbas, con excepción de los días primero y segundo de noviembre. El cementerio constaba de fosas comunes, sepulturas, nichos y panteones, las primeras destinadas a los pobres de solemnidad !Hasta en el último viaje eran separados de las dádivas del resto de los humanos!.

El transporte de los cadáveres se tenía que realizar a hombros o por medio de coches estufas, siendo la administración la competente para fijar las condiciones del traslado, desde el lugar del óbito hasta su última morada. No se permitía trasladar al cementerio ningún cadáver sin la preceptiva autorización escrita, firmada por el Juez municipal, el conserje y el párroco, si en finado en vida perteneció a la Religión Católica. Había un articulo, cuando menos curioso, el Nº 25: “...Ningún cadáver será enterrado hasta que transcurran las veinticuatro horas que marca la ley a menos que presente síntomas aparentes de vida en cuyo caso se prorrogará dicho plazo...” El Nº 26 establecía que: “...en un local anejo al deposito de cadáveres se dispondrá lo necesario para prestar los primeros auxilios al presunto cadáver que volviera a la vida...” Los cadáveres, que no estuvieran embalsamados, antes de ser sellada la caja, debían de ser cubiertos con cal viva. Se fijaban seis tipos de solares para enterramientos, cuyos precios iban desde 2060 pesetas el más caro hasta las 417 el más barato. Las grandes criptas se cotizaban a razón de 12,50 pesetas el pie cuadrado.

El cementerio civil estaba situado a la derecha de la entrada, al final de su pared lateral, paralela a la calle Aranoa. Estaba cerrado por un muro que lo separaba del resto del cementerio. A él se accedía por una pequeña puerta situada en el exterior del cementerio. Es el espacio que actualmente se utiliza para nichos (Ver plano de 1950) .

Para octubre de 1907 aquellas obras habían concluido. La venta de los solares (Criptas, tumbas y nichos) se sacaron a subasta el día 31 de marzo de 1908. Las primeras personas en resultar adjudicatarias de un solar destinado a cripta fueron Dña. Dominica Cortina Piñaga de la calle Viuda de Epalza de Bilbao y D. Justo Basagoiti domiciliado en la Avenida Basagoiti nº 58 de Algorta; cerraba la lista D. Fidel Uriarte.



En julio de 1930, la Junta Municipal de Sanidad, presidida por el Inspector Provincial de Sanidad, vio la imprescindible necesidad de clausurar el viejo cementerio de Andra Mari. El 22 de agosto de 1930, el entonces Cura Ecónomo de la Iglesia de Santa Maria de Getxo D. Francisco de Astondoa, dirigía una carta al Ayuntamiento en la que expresaba que: “...ha llegado a mi conocimiento que el ilustre Ayuntamiento de Guecho va a iniciar el correspondiente expediente, con el fin de proceder a la clausura del Cementerio del expresado barrio...” Alegaba desconocer el fundamento de dicha iniciativa ya que a él solamente le habían llegado noticias extraoficiales sobre la reunión mantenida entre la Junta Municipal de Sanidad y el Inspector Provincial, en la que se ordenó la clausura inmediata. En la misma cuestionaba que: “...dicho cementerio presenta problemas de insalubridad, ya que ello implicaría decretar el cierre del ochenta por ciento de los cementerios de Vizcaya, que se hallan en peores condiciones...”. No consideraba que fuera un problema de sanidad lo que motivaba el cierre del mismo, ya que apenas se realizaban 20 enterramientos al año: “...y aún queda una sobrada zona para realizar inhumaciones durante varios lustros..., cree el infrascrito que el motivo principal es que existe en la Anteiglesia de Guecho un cementerio municipal nuevo...” Tras realizar algunas consideraciones de carácter sentimental del barrio, llegaba al meollo del asunto: “...una vez desaparecido el antiguo cementerio, el terreno debía pasar a ser propiedad de los hermanos de D. Juan Bautista Victor Ibarra, que fue párroco del citado barrio, y cedió el terreno con la clausula indicada. El citado cementerio situado entre el actual y la iglesia, es de pertenencia de la iglesia...”



El consistorio de Getxo dictaminaba los antecedentes legislativos que hacían que dicho cementerio no estuviera dentro de las normas (Ver fotografía inferior). Una moción presentada por el secretario de la Junta Municipal de Sanidad Sr. Urtasun, el día 30 de julio de 1931, a favor de la clausura, nos sirve para hacernos una idea de como era aquel cementerio:

...Estaba situado a 40 metros de la entrada de la Parroquia de Santa Maria de Getxo, a 200 del cementerio municipal, y a menos de diez del edificio más próximo habitado. Estaba formado por un recinto cercado de paredes. Orientado en dirección de los vientos reinantes de la localidad, que atravesaban la necrópolis antes de pasar por Algorta. El suelo era arcilloso y el subsuelo de pizarra. No existía en el mismo ni sala de cadáveres. En su exterior, tenía un pequeño recinto, destinado a enterramientos civiles, completamente abandonado, por la poca frecuencia de dichos enterramientos...”

Argüía que su remoción habría de realizarse antes de los 20 años que marcaba el articulo Nº 203 del estatuto municipal. Además indicaba que en la campa existente en esa zona, se celebraban romerías dos o tres veces al año: “...y no es piadoso que escenas propias de la juventud, que a veces nada tienen de edificante, tengan su campo de acción en las gradas donde descansan nuestros queridos muertos...” Y ya de paso argumentaba, que con su desaparición, se podría dar más espacio a la campa donde se celebraban las fiestas.

En la próxima entrada veremos los debates e intereses para urgir la construcción del nuevo cementerio de Getxo.



LUGARES DE DIFUNTOS -III-

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En esta entrada veremos los debates e intereses que llevaron a la construcción del nuevo cementerio de Getxo.

Un informe del arquitecto municipal D. Antonio de Araluce, del 8 de agosto de 1931, venía a echar por tierra los argumentos del Sr. Urtasun y del Inspector Provincial de Sanidad: “...el argumento del Sr. Inspector Provincial de Sanidad carece en absoluto de fuerza..., se reduce a indicar que el nuevo cementerio de Nuestra Señora del Carmenreúne condiciones excelentes..., pero eso no deduce que el otro las tenga malas...” En su escrito planteaba un argumento comparativo y no exento de gracia: “...Al suscrito no se le ha ocurrido informar que proceda desalojar la habitación del conserje de la casa consistorial, teniendo en cuenta las excelentes condiciones del Palacio del Marques de Arriluze...” Se mostraba a su vez molesto porque: “...está el suscrito cansado de ver todas esas disposiciones dictadas desde Madrid, y que es aquí únicamente donde se trata de hacerlas cumplir, cuando en el resto de España son letra muerta..., en materia de salubridad e higiene, como en otras cosas, estamos muy por encima de otras poblaciones del estado español...” Hablaba en el escrito de: “...Si se quiere alegar para su clausura, la tristeza que produce el Cementerio en las casas próximas...” Y ese parecía ser el verdadero motivo de alguna de las mociones, viendo la situación de la propiedad del citado Sr. Urtasun en un plano de 1951, más bien pareciera que lo que realmente le molestaba era contemplar todos los días desde la ventana de su vivienda aquel lugar. Citaba como en Francia, en Iparralde, en Londres y Nueva York existían cementerios en el centro de la población.

Nuevamente en mayo de 1949 volvía a estar el tema encima de la mesa, esta vez a propuesta del teniente de Alcalde Sr. Arenaza. El arquitecto municipal advertía que debía de pasar un plazo determinado después del último enterramiento para poder clausurar y levantar el terreno del viejo cementerio. En agosto de 1950 un nuevo informe venía a decir que: “...La iglesia de Santa María, la más antigua y matriz del termino municipal de Guecho, se encuentra en un estado lamentable de conservación..., sería muy conveniente volver sobre el proyecto de secularización del cementerio de la citada iglesia...” En marzo de 1951 el Alcalde de Getxo D. Juan Bautista Merino Urrutia, solicitaba en una carta la presencia del Párroco de Andra Mari para tratar sobre el tema. Tras ella daba cuenta de lo tratado: “...la procedencia de secularizar el cementerio y obtener la cesión del resto del terreno para a fin de convertirlos en campa pública...” En un plano de la época se puede ver las propiedades que rodeaban al cementerio, así como el terreno ocupado por el mismo. El 2 de abril de 1951 tramitaba la Comisión Municipal Permanente la secularización del viejo cementerio de Santa Maria de Getxo. Y presentaba un informe sobre los problemas a abordar de cara a dicho asunto: ...Se deberían tener en cuenta aspectos de orden sanitario, urbanístico, afectivo, religioso y jurídico...”


Los cuales agrupaban de la siguiente manera:

...Clausura del Cementerio. Indemnización debida a los particulares con propiedad dentro del mismo. Traslado de los cadáveres y restos. Execración (ceremonia de Pérdida del carácter sagrado) por la autoridad eclesiástica del terreno...”


Uno de los aspectos que aparentemente resultaba más complejo y costoso era el traslado de los cadáveres que llevaran menos de 10 años enterrados. Ya que sanidad exigía que fueran utilizados féretros herméticos de cemento armado, de laminas de plomo o de zinc, para realizar la monda (Exhumación de huesos humanos). El 31 de mayo de 1951 el Alcalde enviaba un escrito al párroco de Getxo solicitando información acerca de: “...los cadáveres inhumados en dicho cementerio..., en el periodo comprendido entre la fecha y 10 años atrás..., determinando nombre y apellidos de los fallecidos...” El 5 de agosto de 1951 la Secretaría de Camara del Obispado de Bilbao, autorizaba para que: “...se proceda a la clausura del cementerio parroquial de Santa Maria de Getxo...” Las condiciones planteadas eran las siguientes: “...que transcurridos 5 años desde la clausura se proceda a la monda general o exhumación de todos los restos humanos que existieren..., el cementerio así clausurado conservará su carácter de lugar sagrado y no podrá ser destinado a usos profanos hasta que se exhumen dichos restos...”


El 3 de marzo de marzo de 1952 el Alcalde de Getxo D. Juan Bautista Merino, enviaba un escrito al entonces párroco de Getxo D. Juan Jose Azpuru, informándole del acuerdo de clausura aprobado por el consistorio a fin de que transmitiera a los dueños de panteones o sepulturas que pasaran por el Ayuntamiento para ser informados de su situación para sucesivas defunciones. El 27 de marzo de dicho año, se informaba que se iban a construir 30 nuevas sepulturas a fin de alojar los restos de aquellas tumbas, cobrándose a los propietarios la diferencia entre el valor inicial y el del momento. En enero de 1957 el Alcalde Sr. Merino volvía a enviar, al entonces párroco de Santa Maria de Getxo D. Isidoro de Iturbe, un escrito haciéndole saber no habían contestado a su petición del 3 de marzo.


El 8 de enero de 1958 se recibía en la alcaldía el dato del último enterramiento realizado en el “Cementerio Viejo” de Andra Mari. Fue el del niño de siete meses de edad Jesús María Echeandia Salcedo, que fue inhumado el día 2 de marzo de 1952. El proceso de clausura del Campo Santo de Andra Mari no finalizaría hasta 1966.


En la reforma de la iglesia de Andra Mari, realizada por el escultor de Algorta Jose Luis Fernández Butrón junto a Cándido Arrieta entre los años (1968-1973), la piedra sillar de la portada del cementerio se empleó en la restauración de la torre y en los muros de la fachada de la iglesia. Los restos de aquellas jerarquías se depositaron al final del pórtico, en un pequeño espacio (habitación), que se halla tras una puerta de madera. El resto de los huesos, descansan junto a los del antiguo cementerio, depositados, en el exterior del templo, creando una pequeña zona ajardinada, sobre la que se colocaron una estela funeraria y otra lapida con los símbolos de los masones. Este lugar es el último vestigio de un cementerio que tardó casi 125 años en ser clausurado desde su creación.



En la siguiente entrada empezaremos a ver otro de los cementerios históricos de Getxo, el segundo, el Cementerio de San Nicolas de Algorta, también conocido como “La Campa del Muerto”.



LUGARES DE DIFUNTOS -IV-

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EL CEMENTERIO DE SAN NIKOLAS:

Este fue el segundo cementerio de Getxo. Los difuntos de San Nikolas que con anterioridad no disponían de cementerio parroquial propio, se registraban como de Santa María. En 1808 fue uno de los motivos de discusión entre los Cabildos de Andra Mari y San Nikolás. Las desavenencias sobre los enterramientos no transcendieron a la feligresía hasta 1832, ya que cada familia tenía su túmulo en los sepulcros de la iglesia.

En octubre de 1854 Miguel Antonio de Uriarte, y Juan Antonio Cortina Arrate obtuvieron del Ayuntamiento presidido por D, Valentín de Eguiraun la cesión de la “Campa de Múgica” para construir la actual Iglesia de San Nikolás, y solicitaron al Obispado de Calahorra la creación de un cementerio. El Provisor encargó el caso al Vicario Arcipreste D. Claudio Simón de Arrospide, párroco de Sondika, el cual solicitó al párroco de Santa Maria D. Juan Bautista Victor de Ibarra que diera el visto bueno. Dicho párroco se reafirmó en su anterior negativa, lo que obligó al Vicario, el 15 de enero de 1846, a intervenir y escribir al Provisor suplicando el aplazamiento.

Nuevas demoras se produjeron debido a que, el 5 de junio de 1846, el Beneficiado de Getxo por medio del Procurador, Tadeo Iruegas, intentó llevar judicialmente el asunto, pero el obispado le contestó que no procedía. Pidió la nulidad del Auto pero le informaron que era materia gubernativa. Recurrió al responsable Político, pero el Gobernador en mayo de 1848 denegó el permiso, quedando el asunto congelado. Posteriormente las autoridades eclesiásticas y civiles concedieron las respectivas licencias. La legislación vigente, en aquella época, preveía en cuanto al emplazamiento que “...el cementerio debía estar a 500 metros de distancia de la población, en un punto elevado, contrario a la dirección de los vientos dominantes, en terreno calizo o arcilloso y lejos de corrientes de agua para usos domésticos...”.


En 1861, se reunieron en el salón de plenos del Ayuntamiento los concejales, para abordar la autorización dada por el Gobernador Civil de la provincia, el 13 de octubre de 1860, para que en la parroquia de Algorta se pudiera: “...construir un cementerio, costeado por suscripción particular...” Este cementerio era una ampliación del existente, descrito con anterioridad. Ya en abril de 1862 se establecían las condiciones facultativas para: “...la cantería del campo santo, de nueva planta, que se intenta construir en el barrio de Algorta...”



El 7 de junio de 1863 el Alcalde D. Pedro Goikoetxea y los miembros del Ayuntamiento solicitaron al obispo de Vitoria la bendición del Camposanto. El 21 de junio de 1863 el coadjutor D. Antonio Estanislao de Cortina, con asistencia de todo el pueblo, dio la bendición al que seria el primer cementerio de Algorta. Hasta 1885 el recinto del cementerio no era sino un perímetro casi cuadrado, amurallado rodeado de nichos, alrededor del cual había un paseo cubierto. La parte central del recinto tenía dos zonas destinadas a enterramiento general.

En agosto de 1864 volvía al pleno el estado del “Campo Santo” de Algorta: “...se hizo presente el mal estado en que se encuentra el Cementerio o nuevo campo santo de la feligresía de Algorta, construido a expensas de varios vecinos por suscripción, sin que tenga al frente una persona que cuide de su limpieza...” El consistorio acordaba: “...que sin perjudicar en nada a los otros, se ponga una persona para la limpieza y cuidado de la parte cedida por los suscriptores...” Al parecer estos representaban a personajes de relieve del barrio. Este nombramiento recaería en la persona de D. Jose Maria de Ibarra a quien las arcas municipales abonaban la cantidad de 400 reales anuales.



El 19 de febrero de 1867 se aprobaba el expediente para realizar un camino que enlazaba la Iglesia de San Nikolas con el del cementerio del mismo nombre. Se trataba de una estrada vecinal, denominada Andicoeche, que unía la Iglesia con el camposanto. Se construyó en unos terrenos propiedad de Dña. Josefa Ramona de Izcoa. A la vez se realizaba una lista de feligreses que debían de contribuir a la construcción del mismo.

En diciembre de 1867 surgía una polémica entre el Obispo de Vitoria y el consistorio de Getxo, referida a posibles enterramientos, según el citado prelado: “...se niega al municipio la transformación de la Iglesia Vieja de San Nicolas de Bari de Algorta en escuela de náutica fundándose en que, en la referida iglesia se verificaron entierros de cadáveres de sus feligreses...” Sin embargo, el consistorio negaba dichos enterramientos y acordaba volver a solicitar la transformación de la misma en escuela, enviando al obispo una contestación razonada.

Según un acta del Ayuntamiento de Getxo del 10 de diciembre de 1867, el sacristán de la iglesia de Andra Mari realizaba las funciones de guarda del Campo Santo de Algorta (Cementerio de San Nicolas). Mientras el 16 de octubre de 1868 el consistorio getxotarra daba posesión a los cargos de “Fieles Regidores”, por las feligresías de Santa Maria de Getxo a: D. Juan Ramón de Arana, D. Jose Antonio de Cortina y D. Jose Maria de Ibarra. Por la de San Nikolas de Algorta a: D. Luciano de Alday, D. Mariano de Arana y D. Jose Julian de Mandaluniz.


En septiembre de 1869, según consta en el libro de decretos de 1868-1871, ya se hablaba sobre la prohibición de entrar cadáveres en la iglesia de San Nikolas de Bari: “...por disposiciones superiores habiendo sido prohibida la entrada de cadáveres en la iglesia en los años 1866,67 y 68, se hallaba el municipio en aquella época precisado de construir en el cementerio de San Nicolas de Bari, un deposito para los cuerpos que no podían ser enterrados en el momento de ser conducidos al cementerio...” Fue el consistorio quien se hizo cargo de la construcción de dicha instalación, tomando posesión del local ejerció todas las atribuciones como autoridad local. El maestro de obras (Arquitecto Municipal) D. Juan Antonio de Menchaca realizó una tasación de las obras que dió como resultado la cifra de 1.780 reales.



Al parecer en el acceso al camino del campo santo de San Nikolas, existía un puente que daba acceso a una puerta que facilitaba el paso al cementerio. Dicha puerta era de madera y algunos desaprensivos causaban destrozos en la misma y en las instalaciones mortuorias. Esto obligó al Ayuntamiento en octubre de 1869, a la construcción de una puerta de hierro que impidiera el acceso al mismo. Dicha puerta fue realizada por el herrero D. Jose Sebastian Bilbao.

Algunas normas del Código de Derecho Canónico señalaban como dejados de sepultura eclesiástica a quienes no hubieran dado alguna señal de arrepentimiento, a Apóstatas, integrantes de sectas heréticas o cismáticas, masones y similares. Excomulgados. Suicidas. Duelistas. Los que hicieran quemar su cadáver. Pecadores públicos.


En la próxima y última entrada veremos las cavilaciones que realizaban los curas beneficiarios de la Parroquia de San Nikolas de Bari en mayo de 1866, sobre el paraje denominado “La Campa del Muerto”. Y otros enterramientos en iglesias y conventos.

LUGARES DE DIFUNTOS y -V-

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Con esta entrada termino un repaso sobre los cementerios y enterramientos en Getxo.

Así, en tiempos pretéritos algunos getxotarras también debieron pasar por un trance poco edificante antes de ocupar su última morada. Al menos, esa era una de las preocupaciones de algorteños y getxotarras, que se desprendía de las cavilaciones que realizaban los curas beneficiarios de la Parroquia de San Nikolas de Bari en mayo de 1866. Y es que el entonces campo santo de Algorta, situado en el paraje denominado “La Campa del Muerto”, hoy Plaza del “Lehendakari Agirre”, en la calle Trinidad, al decir de aquellos prelados no reunía las garantías sanitarias ni de decoro para un pueblo como Algorta: “...creen necesario y conveniente para la salubridad pública que el Ayuntamiento tenga en el campo santo un local decoroso y seguro destinado a depósito de cadáveres...” .

Al parecer, el tiempo mínimo exigido para la permanencia de los mismos al fallecer en su casa era de veinticuatro horas. Pero en determinados casos, fallecimientos por enfermedades contagiosas, los cadáveres eran trasladados antes de ese plazo. Pero no solamente era el motivo de la petición el deseo de que los cadáveres dispusieran de un lugar decoroso y seguro para esperar su inhumación.

Con mejor intención, pero estableciendo el campo santo como lugar reservado para los católicos bautizados, planteaban que: “...debía haber en la parte exterior del cementerio un lugar, igualmente decente, reservado para enterrar a los niños fallecidos sin haber sido bautizados, y también para los protestantes, que no se pueda dar sepultura en lugar sagrado...”



El consistorio tomó en cuenta la petición, pero al no tener sus cuentas saneadas, dejó para mejor momento aquella solicitud. En 1883 La Junta de Fábrica de San Nikolás era la titular de la “Campa del Muerto” (Cementerio de San Nikolas). El 27 de noviembre de 1884 el Ayuntamiento de Getxo acordó remitir un expediente a la Diputación Provincial de Bizkaia para que lo aprobara. El arquitecto de la diputación D. Casto de Zabala fue quien finalizó el proyecto en junio de 1885. Con ese proyecto de ampliación, el cementerio de San Nikolas aumentaría su superficie en 6.170 cuadrados. Se decía: “...será capaz de llenar necesidades inesperadas...”. La situación se iba haciendo critica, lo que el 12 de junio provocó la intervención del primer edil de Getxo D. Eladio de Sustatxa quien hizo ver: “...la necesidad imprescindible de construir un cementerio como aumento o ampliación del de San Nicolás...” Recordaba a los munícipes que: “...según las leyes vigentes, se debía destinar también “un lugar independiente y digno para enterramiento de los no católicos...” Se designó una comisión encargada de estudiar el asunto, que estableció como zona idónea, por estar alejada del centro del barrio, la finca “Goikolanzarri”, entre “Elorri” y el alto de “San Martín”, propiedad de D. Tomás de Uria. Ante el informe favorable de la Junta Municipal de Sanidad, se nombra al arquitecto municipal D. Eladio Iturria para estudiar el proyecto. Pero la discusión sobre quien iba a ser el titular del cementerio, atascó el proyecto e impidió su marcha.

En 1895, se prohibió la entrada al cementerio de los acompañantes de los cadáveres ante el estado: “...repulsivo para cuantos poseen un soplo de humanidad...” Tal era el estado en el que se hallaba. En vista de su deterioro, en 1899, D. Santiago de Díliz, primer Teniente Alcalde, propuso: “...la clausura del cementerio y la construcción de uno nuevo, o la ampliación del existente...” El cementerio de Algorta fue clausurado en 1907, si bien no fue derribado hasta 1925.

Eran los días en que los apoderados en las Juntas Generales de Bizkaia solicitaban que: “...las dos feligresías de esta anteiglesia (Andra Mari y Algorta), contribuyan al sostenimiento de su respectivo culto y clero, con independencia la una de la otra...” Sin embrago, las Juntas no parecían conocer bien el territorio de Getxo ya que el 11 de julio de 1866 decían: “...se autoriza a la Excelentísima Diputación para llevarlo a cabo, siempre que aparezca o se pruebe que las citadas feligresías son de distintas parroquias...”

Los antiguos cementerios de Getxo fueron cerrando sus puertas siendo sustituidos por el de Bostgarrena (cementerio de El Carmen) El de San Nicolás, que se encontraba plenamente integrado en el casco urbano fue clausurado en 1907, si bien no fue derribado hasta 1925. La “Campa del Muerto” hoy es un parque lleno de arbolado con un pequeño monumento dedicado al primer Lehendakari del Gobierno Vasco José Antonio de Agirre y Lekube, y aquel “Cementerio de San Nicolas” ha quedado olvidado. Solo la historia mantendrá su recuerdo.



Respecto al de Santa María de Getxo permaneció abierto hasta 1952, tras un largo proceso que enfrentó al Ayuntamiento y al párroco y la población del barrio de Santa María. No fue, sin embargo, hasta 1965 cuando se procedió a su derribo, permaneciendo aún hoy en día su portada secundaria (construida en 1853) que lo comunicaba con la parroquia a través del pórtico. En uno y otro caso los propietarios de las sepulturas fueron compensados a la hora de adquirir propiedades en el nuevo camposanto.

En cuanto a los enterramientos en la zona de la calle Trinidad, aparecen a lo largo de los años dos personas que por diferentes motivos fueron populares en Algorta:

Una, la benefactora Dña. María Rosa Rogelia Cortina y Aldecoa, que falleció en Bilbao el 19 de septiembre de 1883. Personalidad de Algorta, que fue enterrada en el cementerio de la “Campa del Muerto”, que había sido costeado por la feligresía algorteña y bendecido el 21 de junio de 1863 por el párroco don Antonio Estanislao de Cortina. La familia Cortina-Aldecoa había construido en el nuevo cementerio su panteón familiar.

Otro de los enterrados en las proximidades, en la Iglesia de los Trinitarios, fue el trinitario Félix Monasterio y Ateca (el padre Félix de la Virgen), que falleció en Algorta el 17 de enero de 1951. Siendo trasladados sus restos al convento de la calle Trinidad, desde el Cementerio de Nuestra Señora del Carmen de Getxo, el 4 de agosto de 1965. Alojaron sus resto bajo la torre, en una pequeña capilla. En una estancia de la comunidad trinitaria, tienen una fotografía de todos los frailes que han sido inhumados en Getxo.


Algunos datos de la entrada relativa al cementerio de San Nikolás de Algorta (La Campa del Muerto) están sacadas de los libros decretos de 1866-1868 (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4653-3), (Código: 1.1.1.5; Signatura: 4657-8), del Archivo Municipal de Getxo.

ENTERRAMIENTOS EN IGLESIAS Y CONVENTOS

Otro de los lugares que se puede considerar como cementerio de Getxo es la Iglesia de las Mercedes (Areeta-Las Arenas). Obra de los arquitectos Rafael de Garamendi y Manuel Galíndez. Esta iglesia cuya primera piedra fue colocada en 1886, fue inaugurada el 16 de julio de 1887. Tras su destrucción e incendio durante el golpe de estado de 1936, fue nuevamente reconstruida e inaugurada en 1944. Este lugar de enterramientos sólo fue destinado a las familias que financiaron la reconstrucción de la Iglesia.

La Cripta”, como se denomina a aquel lugar se halla bajo el suelo de dicha iglesia, y se accede desde la sacristía de la iglesia. Tiene como antesala una pequeña capilla, tras la que se entra en un amplio espacio. Ocupa gran parte de la superficie de la iglesia. Se halla presidida por la vidriera que recoge la fotografía inferior, que recrea una resurrección.


A lo largo de este “campo santo”, aparecen lateralmente unas capillas que disponen de pequeños altares, todas ellas separadas por una verja, precedidas por una zona destinada a nichos. Existen un total de doce capillas en las que se hallan enterradas familias de la élite económica de Neguri y Las Arenas, entre ellas los Zubiría, Aguirre, Lipperheide, Crooke, Tapia, Zubizarreta y otros. Y una serie de nichos, hasta un total de cincuenta y cinco, que pertenecen a las mismas familias, además de a los Ybarra, Eulate, Careaga y otros. Además de quince columbarios. Todos los finados se encuentran inscritos en un libro que recoge todos los difuntos inhumados en dicha cripta. En la cripta numero uno se halla inhumado D. Victor Tapia y Buesa, que falleció en 1949. Las últimas cenizas inhumadas son las de D. Francisco Crooke Arteche, que fueron depositadas el 21 de diciembre de 2015.

Otro de los enterramientos existentes es el del “Convento De Carmelitas Descalzas De San José” (Otizmendi), situado en Andra Mari, en las faldas del altozano de Muru. No es un lugar de gran antigüedad, tan solo llevan 50 años afincadas en Getxo. Los planos del convento fueron realizados por el arquitecto D. Ángel Gortázar. Se iba a edificar sobre una superficie de tres hectáreas propiedad de la familia Urrechua. La primera piedra se coloco un día de San Bartolomé, el 24 de agosto de 1964. A primeros de abril de 1965 dio comienzo la construcción del convento. Un 12 de agosto de 1966 las monjas dejaron el convento de Santutxu donde habían estado desde 1930, para dirigirse a bordo de un autobús hasta la colina de Muru (Zientoetxe), para llegar a su refugio de Otizmendi. El convento se inauguraba un 24 de agosto de 1966.



En este convento de Andra Mari (Getxo), serían enterrados los restos de las hermanas difuntas que habían sido trasladados a Getxo desde Santutxu, y se alojaron en una cripta situada bajo la iglesia. En esa cripta se encuentran enterradas en pequeños nichos, las monjas fallecidas a lo largo de la historia de las Carmelitas de Getxo. Por norma conventual nunca han estado más de 22 monjas a la vez en dicha comunidad. En la actualidad residen 15 hermanas. Entre las monjas que yacen en dichos nichos, la de más antigüedad es la hermana Teresa y la más recientemente enterrada es la hermana Gloria. En total se encuentran inhumadas 15 monjas carmelitas.

Para la elaboración de las historias relativas a los cementerios de Getxo he utilizado expedientes:

Del Archivo Municipal de Getxo: Código 1.1.1.5, Signatura 4653-4; Código 1.1.1.5, Signatura 4657-7; Código 1.1.1.5, Signatura 4653-3; Código 1.1.1.5, Signatura 4657-8; Código 2.5.2.1, Signatura 4603-5; Código 2.1.3.1, Signatura 2406-7; Código 1.2.0.9, Signatura 2303-1; Código 2.6.2.27, Signatura 3335-29; Código 2.4.6.5, Signatura 3766-14.

Así como algunos datos, que he podido comprobar en ellos, de los libros “Historia de Getxo” de Carlos Zabala y de “El arte funerario entre la tradición y la vanguardia: el cementerio de Nuestra Señora del Carmen de Getxo” de José Mª Gutiérrez Landaburu y Jesús Muñiz Petralanda; “Cien años entre nosotros” de las Carmelitas Descalzas de Getxo.



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