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ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XII-

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Tras un breve intervalo para contar que mi Blog ha llegado al millón de visitantes, continuo con esta serie dedicada a la vida de Getxo durante el último cuarto del Siglo XIX.

En la entrada anterior veíamos cómo habían desaparecido las circunstancias excepcionales de guerra, y el Ayuntamiento acordaba reanudar la feria de Las Arenas. Hoy veremos cómo la misa que se celebraba en la ermita de Santa Ana desde 1872 hasta 1873, sólo interrumpida durante el periodo de guerra, volvía a reanudarse en diciembre de 1876. Y cómo la noche de Navidad fue motivo de escándalo para algunos algorteños.

Desde 1872 hasta 1873 se venía celebrando misa todos los días festivos en la ermita de Santa Ana, celebración que corría a cargo del presbítero D. José E. de Gorrondona, sólo interrumpida durante el periodo de guerra, que finalizó el 29 de febrero de 1876. El propio Ayuntamiento decía en diciembre de 1876; “...que por la gran importancia que va tomando dicho barrio, tanto en recursos a favor del municipio, como por la afluencia de habitantes y forasteros, especialmente en tiempo de verano, es necesario que haya una misa en el citado barrio, al menos los días festivos, y teniendo en cuenta la larga distancia existente hasta la parroquia de San Nicolás de Algorta, y que muchas veces la mar no permite pasar a Portugalete, este Ayuntamiento acuerda que desde el día primero de enero de 1876, se establezca un cura o capellán para celebrar misa en dicha ermita…” Quedaban encargados de dar trámite a dicho asunto D. Alejo y D. Juan E. de Zalduondo. El capellán nombrado resultó ser D. Cipriano de Charroalde.

Mientras era una casa de curioso nombre de Alango “La Flor de San Juan”. ¿Quién sabe si precursora de sus famosas fiestas? En su día fue habitada por D. Bautista de Eguzquiza, la que daba curso al agua del caño de dicha heredad. Y lo hacía de la mano de la maestra de Santa María de Getxo Dña. Francisca de Unzaga, cuyo hermano era el nuevo habitante de dicha casa.

La ayuda a los pobres del barrio parece que también era algo de lo que el Gobernado se preocupaba, porque además de ordenar, fuera establecida la plaza de facultativo (Médico) para los más pobres, ya que los mejor dotados por la diosa fortuna, solían pagar los servicios de los galenos, como si fuera una igual de las de hoy día.

Para finalizar el año, la noche de navidad era motivo de escándalo para algunos algorteños. Sucedió que las rondas nocturnas de algunos jovenzuelos, y otros no tanto, causaron desazón en los apacibles vecinos del barrio. Y la autoridad municipal daba orden de que fueran investigados aquellos: “...abusos y hechos punibles de la noche de navidad...”

Empezaba el nuevo año (1877) bajo la alcaldía de D. Juan Manuel de Ugarte, con una recomendación de: “...los Diputados a Cortes por las Provincias vascongadas...” En ella se sugería la suscripción al: “...periódico La Paz, como baluarte de defensa para nuestras Instituciones Forales...” Era éste un periódico Monárquico Constitucional fundado en 1858.

A mediados de enero de 1877, el consistorio convocaba a la Cofradía de Mareantes del Puerto de Algorta para que nombrara dos miembros, a fin de estudiar la reforma de la escritura de convenio entre ambas corporaciones, que había sido otorgada en 1842. La misma trataba sobre los arbitrios que tenía que pagar el Ayuntamiento a dicha cofradía.


El día 1 de febrero de 1877 se producía una protesta del Ayuntamiento de Getxo por la forma en que se había llevado a cabo las listas de quintos: “...En vista de haberse presentado en esta anteiglesia el día 27 de enero último D. José Pereiro Lodeiro, como delegado del Sr. Gobernador Civil de la Provincia, para formar la lista de mozos para la quinta, y siendo conducidos por la fuerza entre bayonetas a este salón, todos los individuos de este Ayuntamiento incluido el Alcalde, permanecieron como testigos mudos de aquel alistamiento llevado a cabo por el Delegado...” Aquel hecho motivó que se levantara un acta de protesta ante el notario D. Ignacio de Arias: “...En la Anteiglesia de Guecho a 27 de enero de 1877, ante D. Ignacio de Arias notario del colegio del territorio de la Excelentísima Audiencia de Burgos, hallándose presentes los testigos que comparecen en este acto: D. Juan Manuel de Ugarte y Zuazo, acompañado de los demás señores del Ayuntamiento y con la presencia del Sr. Delegado. El Sr. Alcalde causó protesta de este acto que el Sr. Delegado se propone llevar a efecto. El Ayuntamiento accedió a ello bajo la presión de la fuerza, salvando toda responsabilidad de los dependientes del municipio y de los señores curas párrocos, que defienden los derechos de este pueblo. Siendo testigos presenciales de todo D. Juan Antonio de Ibarra y D. Justo de Barrenechea vecinos de este Pueblo...” Más tarde, en marzo, tuvieron que enviar al Gobierno Civil al correo peatón D. Antonio San Martín, a recoger “bolas y globos” para realizar el sorteo de mozos de remplazo.

En febrero de ese año los ganados pastaban libremente por el termino denominado “Saratestegui” (probablemente se referían a la zona actualmente denominada Satistegi) hasta el camino que bajaba a la playa de Ereaga, junto a la casa de D. Ramón de Arecheta, y la zona de la Avanzada. Temerosos de que pudiera haber algún derrumbe, debido a lo inestable del terreno, acordaban: “...Prohibir completamente que ningún ganado ande pastando por en el trayecto referido...” El alguacil pasó por los domicilios de los ganaderos informándoles de tal medida.


Una de las disputas sobre la atención a los camposantos viejo (Algorta) y nuevo (Getxo), tengamos en cuenta que estamos en 1877 y que el de Bostgarrena (el actual cementerio de El Carmen) no fue bendecido hasta el 30 de marzo de 1908, se produce en marzo de 1877. Dicha disputa fue protagonizada por el sacristán de Santa María de Getxo D. Justo de Barrenechea. Una real Orden del 18 de marzo de 1861 otorgaba la custodia de la llaves de los cementerios a los párrocos, estuvieran construidos con fondos municipales o no. El sacristán de Getxo demandaba unas cantidades pendientes de pago por parte del consistorio y aducía lo siguiente:“…El camposanto nuevo fue ejecutado a instancias del Sr. cura párroco de Santa María de Guecho. Negando que en su construcción haya tomado parte alguna el Ayuntamiento de Guecho. Que el 29 de julio de 1869 acudió el cura párroco al Ayuntamiento, para manifestar que el cementerio estaba concluido y bendecido, y que podía ya ser inspeccionado por parte de las autoridades municipales...” Mientras que el Ayuntamiento demandaba al cura de Getxo que: “...Manifieste si el cementerio se ha construido con fondos de piedad particular. Qué cantidad de terreno se destina a territorio común gratuito. Qué cantidad se destina, que según el reglamento que se aplica, lo convertiría en un cementerio de pagoEl Sr. cura párroco no contestó a aquellas preguntas y el sacrista Sr. Barrenechea acudió al consistorio reclamando que se le abonara el aumento de la dotación como encargado del nuevo camposanto. El consistorio, al no constarle que el enterrorio del nuevo camposanto fuera público y gratuito, contestaba al sacristán que no siendo suyo el camposanto, podía tomar en consideración su petición...”

En la próxima entrada veremos la llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta, abril de 1877 para suministrar la confirmación a los niños de Algorta. Y cómo, con la llegada del mes de julio, las fiestas eran el elemento de distensión de la juventud y forasteros que acudían a la playa de Algorta.




ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XIII-

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En la anterior entrada veíamos cómo la misa que se celebraba en la ermita de Santa Ana desde 1872 hasta 1873, solo interrumpida durante el periodo de guerra, volvía a reanudarse en diciembre de 1876. Y cómo la noche de navidad fue motivo de escándalo para algunos algorteños. En esta veremos la toma de posesión en 1877 del nuevo Ayuntamiento; la llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolas de Bari de Algorta para administrar la confirmación y cómo la llegada de las fiestas del mes de julio eran el mejor remedio para la distensión de la juventud y forasteros que acudían a la playa de Algorta.

El primero de abril de 1877 tomaba posesión el nuevo Ayuntamiento, nombrando Alcalde a D. Marcos de Uria y como tenientes de alcalde a D. José Ramón de Arecheta y a D. Juan José de Ibatao. Curiosamente entre los regidores aparecía un menor D. Manuel de Uria. Nombrándose como Sindico al segundo regidor D. Antonio Arrigunaga.

La llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolás de Bari de Algorta, en abril de aquel año, para administrar la confirmación, dejaba perlas como: “...Acuerda este Ayuntamiento que cuando venga dicho Prelado asista la corporación a recibirle: Que se ponga aseada. Que durante la estancia de este señor y sus acompañantes si hubiera que servir alguna comida o refresco sea por cuanta de los fondos municipales…” Así mismo se abonaban a la banda de música 160 reales para recibir al Obispo. Al parecer el séquito del Obispo provocó unos gastos de 707 reales de vellón.

Mientras, era el estado de algunas calles de Algorta el que llamaba la atención de D. Juan Antonio de Basagoiti, quien se quejaba del: “...Mal estado en que se encuentra el camino carretera de Arechondo, así como el poco aseo de la calle del Puerto y parte de Tanger (más tarde Avda. Basagoiti), en las que, sobre todo en el Puerto, se depositan inmundicias...” El consistorio colocaba un bando: “...Prohibiendo dar comida y andar sueltos los cerdos, y que a los vecinos del Puerto se les recomendara tener aseados los frontis de cada casa...” Pero también estableció una multa, en octubre de 1877, para evitar que las tocineras quemaran los cerdos en la cuesta de bajada al Puerto (Arechondo).


El 2 de junio de 1877 era nombrado por el Gobernador Civil, como expendedor de tabacos, con el N.º 44, D. Juan Bautista de Elortegui.

A mediados del mes de junio de 1877, el Ayuntamiento de Getxo ordenaba al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca: “...dirigirse con sus credenciales a la Administración de Bienes Nacionales de la provincia para sacar copia de los planos de edificación de los 40 solares de Las Arenas…”

Llegado el mes de julio las fiestas eran el elemento de distensión de la juventud y forasteros que acudían a la playa de Algorta. El consistorio habilitaba la campa de la Avanzada, para que durante los días festivos, si el buen tiempo lo permitiera, celebrar bailes en ella. Cuando el tiempo, por lluvioso, no lo permitía, los bailes se celebraban en la plaza de Algorta. La actitud de los jóvenes, que eran quienes pagaban de su bolsillo la música, cumplían una doble función, la de divertirse y la de atraer a forasteros, cuya presencia ayudaba a las arcas municipales. El tamborilero seguía siendo el alma de las fiestas. La festividad de San Nicolás en julio de 1877 era celebrada con romerías en Algorta: “...que las fiestas de San Nicolás sean dos, los días 11 y 12 de Agosto, como era costumbre antes de la última guerra...”, decía en consistorio. Incluso la escuela de niñas pobres de la plaza era utilizada para servir refrescos durante las fiestas, pero no solo para eso, ya que las pequeñas también formaban parte de la festividad religiosa. El Ayuntamiento acordaba que acudieran, junto al maestro, a la misa mayor. Para dar más boato a las fiestas, en su vertiente religiosa, el Ayuntamiento aportaba dinero para que el párroco de San Nicolás trajera un predicador, a quien pagaron 44 reales de vellón. Aquellas fiestas costaron a las arcas municipales la cantidad de 2.209 reales de vellón.

El 23 de agosto de 1877, un ciudadano de Bilbao, D. Mariano de la Torre, solicitaba autorización para instalar tres kioskos para la venta de periódicos y fósforos y para la publicación de anuncios en los mismos.

En septiembre de 1877 mucha gente se quejaba de lo escarpada que era la ladera de Ereaga para poder acceder a la playa, y lo afirmaba el Alcalde de Getxo en uno de los plenos: “...una de las mejores, más cómoda y segura de las playas del mar cantábrico, como así lo han manifestado los que la han visitado, para tomar baños de mar, es sin duda la llamada Ereaga…, pero hallándose mucha cuesta para subir a la población, sin una vía para ello, mucha gente, especialmente la que esta algo delicada, se queja amargamente y con razón, de la falta de un cómodo camino, por cuya cusa se marcha a otras poblaciones...” Por lo que el Alcalde exhortó al consistorio a aprobar un acuerdo para realizar un camino: “…desde el punto conocido como la carnicería hasta la playa de Ereaga…, porque si bien es cierto que costará muchos dineros, lo es también que en no muchos años, con la asistencia de forasteros a los baños, recuperará el pueblo la suma...” El proyecto hablaba de un camino peatíl de 12 pies de ancho, construido con piedra o losa traída desde las canteras de Sopelana. Iba a ser otra de las obras que se encomendaron al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca. Se debía de tratar de un despacho de carnes que se hallaba entre Manene y Altamira (que aparecía en el callejero de 1897, cuando se empezaba a construir la casa Uriarte).


Por otro lado trataba, en ese mismo mes, el consistorio sobre la contribución de la sal, que para la economía provincial suponía el 3,31% de la recaudación de arbitrios, la provincia (Bizkaia) aportaba en concepto de impuesto de la sal 139.180 pesetas. A Getxo correspondieron 1.779 pesetas de cupo. Se acordaba aplicar la misma a todas las casas abiertas del municipio.

Se estudiaba en esos días el traslado de la escuela de niños de San Nicolás a otro local, decían que era debido: “...al gran número de alumnos que a ella concurren, a la falta de higiene y aire que requieren esos locales, pasando los niños al local contiguo destinado a niñas, y trasladar estas al nuevo edificio titulado Escuela de Naútica, mientras esta no se establezca...” Y que la escuela, que hasta entonces era mixta pasara a ser solo de niños.

Las canteras proliferaban por todo el municipio, tanto en la Galea, como en la Avanzada y en Aiboa. Precisamente este último punto era del que trataban en septiembre de 1877, ya que le era concedida la concesión de extracción de piedra: “...en el termino de Aiboa o Alangüetas al cantero D. Ignacio de Arruabarrena...”

El 27 de septiembre de 1877 se acordaba solicitar copia al Gobierno Civil de la Administración de Bienes del estado, de los planos de los solares edificados en Las Arenas.


En la próxima entrada veremos los problemas de las comunicaciones escritas en el municipio. Y cómo el intento de venta de un terreno denominado “San Martín”, provocaba un pequeño litigio en el que tuvo que intervenir la Iglesia.

GETXO, UNA ANTEIGLESIA

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Para hacer un pequeño intervalo en esa relación de hechos históricos de nuestro municipio, que es “Aconteceres del último cuarto del Siglo XIX en Getxo”, iré haciendo unas cortas entradas, sobre otros hechos de nuestro Pueblo. En esta ocasión toca la Anteiglesia de Getxo.

Estamos tan acostumbrados a oír algunas palabras, que muchas veces por la rutina que nos arrastra, no nos preguntamos su significado, de dónde proceden qué quieren decir. Hace días me preguntaba un familiar qué era una Anteiglesia, y en ese momento casi no pude definir el término, aunque tenía una vaga idea del significado del mismo. Por eso he decidido traerlo a estas páginas, ya que Getxo, al igual que otros Ayuntamientos de Bizkaia, es una de ellas.

En primer lugar decir que el primer asentamiento de Getxo, que debió de ser muy reducido, se produjo hacia 1515. En esas fechas no sobrepasaban las 20 fogueras. Ya para 1635 habían aumentado hasta alcanzar las 131 casas y 87 fogueras, en las que moraban 129 vecinos. En los libros parroquiales consta que en el año 1658 existía la “casa y palacio de Guecho” cuyo dueño era en la fecha D. Diego de Asúa, patrón de la iglesia.

De nuestro municipio decía D. José Ramón de Iturrizar en su libro “Historia de Vizcaya” que: “...A tres leguas de distancia de la villa de Bilbao, se halla la anteiglesia de Guecho, nombre que significa alturita»...” De uno de sus barrios, Algorta, decía que: “...«Su nombre significa aprisco de ganado, por estar situado en lugar alto, ya que contemplado desde Santurce o desde Portugalete, parecen sus edificios un rebaño de blancas ovejas escalonadas en los pliegues de un elevado montecillo»...”

Apreciación con la que no parecía estar muy de acuerdo el Doctor en Filosofía y Teología, Licenciado en Sagrada Escritura, miembro de la Sociedad Lingüística de París y Académico de número de “Euskaltzaindia”, y vecino de AlgortaD. Juan Gorostiaga, quien decía respecto refiriendose a Iturriza: “...«Es un pésimo etimòlogo” que inventó el termino “alturita”, de puro sonsonete»...” Mientras D. Juan definía a la misma como “Algorta, el sel o coto de piedra donde pacía el ganado”.

Tratar de conocer cuando se celebró la primera sesión, es algo difícil de lograr, ya que durante la segunda guerra entre Carlistas y Liberales en 1874, la documentación del archivo municipal de Getxo lo trasladaron a un casa de Bilbao, escondiéndolo en un camarote; en dicha casa cayeron varias bombas, lo que provocó un gran incendio que quemó la mayor parte de la documentación histórica municipal.

Pero volviendo al asunto que nos atañe, decir que los entes locales en la historia de Bizkaia, han tenido dos formas distintas de organizarse: Las Villas y las Anteiglesias, aunque figura una Villa especial como es Orduña, que recibió el titulo de Ciudad. Existían en la provincia 20 Villas, 72 Anteiglesias y una 1 Ciudad.

La Ciudad de Orduña:Reseña Iturriza que: “...«Cómo el Rey Enrique IV confirmó a Orduña sus privilegios, haciendo restitución de ella y de sus aldeas a Bizkaia, mandando que no pagasen sus vecinos alcabala a la merindad de Castilla la Vieja, y que sólo diesen cuarenta y cinco mil maravedís en cabeza de pedido, más los diez mil maravedís que de pedido forero antiguo pagaban, como cada una de las demás villas de Bizkaia, que en todo eran cincuenta y cinco mil maravedís que se habían de pagar al Tesoro del Señorío, como consta de sus reales privilegios expedidos en Segovia en 29 de julio y 4 de agosto de 1467, y en ellos le da título de ciudad a Orduña. Igualmente confirmaron los privilegios de Orduña el Rey Juan II, en Alcalá de Henares a 20 de marzo de 1408 y en Valladolid a 4 de agosto de 1477 y en Barcelona con los Reyes Católicos a 15 de julio de 1481; y la misma doña Isabel en Santo Domingo de la Calzada a 3 de julio de 1483, y que los vecinos de Orduña no pagasen portazgos, ni derechos de cuantas mercaderías trajinasen o embarcasen por los lugares y puertos de España»...”Se dio a la misma el título de ciudad, según D. Jose Ramón de Iturrizar en su libro “Historia de Vizcaya” hacia el año de 1484, aunque en la junta celebrada en Gernika el día 3o de julio de 1476, para recibir a Fernando el Católico, para la jura de los Fueros, ya aparecía Orduña con el título de ciudad, y también en un albalá del mismo monarca del año de 1467. Desde su fundación, Orduña evidenció su importancia como enclave estratégico comercial, sobre todo como paso obligado en las transacciones castellanas con el norte de Europa que tenían como objeto la lana de Castilla. Este hecho hace que en 1467 sea reconocida con el título de Ciudad del Señorío de Vizcaya, como consta en cédula real de Enrique IV.

Las Villas, la erección de las Villas (excepción de las de Balmaseda, Bermeo, Durango, Otxandio, Orduña y Plentzía) comenzó en Bizkaia en el siglo XIV (la de Bilbao en 1300). Disponían estas de leyes propias, las cartas pueblas o Fueros de villa, que fueron otorgados por los señores de Bizkaia, aunque según aparecía escrito en “El Fuero, Privilegios y Franquezas y Libertades de los Cavalleros” de los hijosdalgo del Señorío de Bizkaia, en las actas del las Juntas de Gernika del 5 de abril de 1526, en las que participó por la Anteiglesia de Getxo D. Juan de Murua, en la Ley VIII “En que manera puede el Señor de Vizcaya mandar hacer Villa” se decía: “...«el Señor de Vizcaya, no pueda mandar hacer Villa ninguna en Vizcaya, sino estando en la Junta de Guernica, é consintiendo en ello todos los Vizcaynos»...”

Las villas dispusieron, casi todas, de ordenanzas desde la época medieval, en las que se regulaba la elección de autoridades, el aprovechamiento de los bienes comunales, el abastecimiento de las villas, fijación de precios, pesos y medidas, policía urbana y, en general, todo aquello que afecta a la vida económica e institucional de la localidad.

Las anteiglesias, o municipios rurales eran núcleos de escasa población, que basaban su organización y funcionamiento en normas consuetudinarias (también llamadas de usos o costumbres), lo que era conocido como el “Fuero Viejo”, que no era otra cosa que una regulación de costumbres, formadas por la repetición de usos de origen remoto. No todas dispusieron de un texto escrito donde fijaban la forma de elegir sus órganos de gobierno, su composición, atribuciones y otros aspectos organizativos de los que disponían las Villas.

Por otro lado, Anteiglesia, según el libro “Derecho Civil de Vizcaya”: “...«Esta palabra tiene su origen en la costumbre que tenían los vecinos de Bizkaia de celebrar las reuniones ó ayuntamientos del vecindario después de la misa mayor delante de la puerta de la iglesia y ante una cruz, por lo que también se llamaba a esas reuniones de cruz parada, y de aquí el nombre de juntas de ante la iglesia ó anteiglesia, palabra ó vocablo que después quedó para denotar la feligresía o términos jurisdiccionales que pertenecían a una misma iglesia o parroquia y que venían a constituir una república ó ayuntamiento»...”

Las anteiglesias eran pequeñas entidades locales que tenían vida autónoma y se reunían en Gernika para tratar de sus asuntos comunes, era el caso de los concejos de las Encartaciones, que no iban a tener una ley escrita hasta 1452. Seis de estas Anteiglesias tuvieron sus propias ordenanzas, entre ellas las de Abando (1539), Begoña (1590), Barakaldo (1614), Deusto (1662), Dima (1635) y Zeanuri (1551). Entre sus competencias estaban las de realizar: “...Los fieles regidores que con subordinación a los tenientes, hacían constituir la fuerza del principio de autoridad; siendo de su incumbencia hacer los aforos, poner precio a los comestibles y demás artículos de primera necesidad»...”

Las rencillas entre las Villas y las anteiglesias se hacían sentir, tal es así que el 4 de agosto de 1489, al otorgarse el capitulado de Chinchilla, las villas celosas del predominio de las anteiglesias en la asamblea de Gernika, acordaron no concurrir nunca a las Juntas Generales: “...«por escusar los alborotos é escándalos é denegación de justicia que suelen acaescer é notoriamente se han cometido en las juntas de la tierra llana»...” Pesaba en contra de los intereses de las villas, la fuerza que en dichas Juntas tenían las anteiglesias, que estaban más ampliamente representadas.


En el siglo XVI, a juicio de los vizcaínos, para la existencia de una anteiglesia se requería disponer de: “...«pila, sacramentos, altares y enterrorios, de los que carecían las ermitas, anejas y sufragáneas»...” En el Siglo XVI Getxo fue una de las 87 anteiglesias que se habían conformado en el Señorío de Bizkaia.

En la “Historia de Vizcaya” de D. Juan Ramón de Iturrizar (1787), en su definición de una Anteiglesia dice: “...«Soportal, estancia o cimiterio que está al frente de la iglesia parroquial, cuyo nombre se originó a causa de que, cuando se juntaban en ella el clero y los del pueblo para tratar y conferir sobre varios asuntos y otorgar escrituras, los que hacían éstas, por no haber en la antigüedad casas concejiles, ni poblaciones en el circuito de las parroquias, ponían por exordio en los instrumentos ante las puertas o anteiglesia, es decir a las puertas de la iglesia»...”

Así que diremos que una anteiglesia, era un pueblo que tenía su origen en las comunidades que se organizaban alrededor de una iglesia, que detentaban como órgano de gobierno la asamblea de vecinos, que se celebraba en concejo abierto en el pórtico o atrio de la iglesia parroquial. Ese era el caso de la Anteiglesia de Getxo, que a lo largo de la historia ha visto celebrar sus reuniones en torno a la iglesia matriz de Santa María (Andra Mari), que fue el núcleo originario del municipio.

Su primer Ayuntamiento, el primer lugar de reunión, de los vecinos de Getxo (Andra Mari), figura en el Libro de Elecciones de (1788-1874) cuya primera Acta comienza así: “...En el Cementerio de la Iglesia Parroquial de esta Noble Anteiglesia de Guecho, a primero de Enero de 1788, ante Mi Juan Bautista de Arias, Escribano Real, vecino..., Y congregados en cuerpo de comunidad, según tienen por costumbre los señores Regidores...”
Echando la vista atrás para ver la evolución de nuestro Pueblo decir que:

Getxo, en 1857contaba 2.079 habitantes (de ellos 792 era hombres y 1.253 mujeres) y en 1880 tan solo había crecido hasta llegar a los 2.807 habitantes. En diciembre de 1878contaba con los siguientes habitantes por barrio: Getxo (Andra Mari) contaba con 780 habitantes. Algorta contaba con 1.564 habitantes y Las Arenas tan solo tenía 157 habitantes. En 1885, según el último padrón elaborado, constaba el vecindario de Getxo de 630 vecinos, con 2.950 habitantes. De ellos tenían derecho a voto para las elecciones municipales 503 individuos, para diputado provinciales 526, para diputados a Cortes 118 y para senadores tan solo 50. El fiel regidor de esta Anteiglesia tenía el voto y asiento 47 en las Juntas Generales de Gernika. En 1887teníamos 3.649 habitantes (1.640 hombres y 2.009 mujeres).

Getxo no llegaría a los 5.411 habitantes hasta el año 1900. En 1950ya teníamos 19.309 habitantes (de ellos 8321 eran hombres y 10.988 mujeres). En 1996teníamos 82.196 habitantes y en la actualidad, en el 2017, Getxo cuenta con 77.793 habitantes.


Hasta aquí un atrevido intento de explicar lo que representaba y era una anteiglesia como Getxo.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XIV-

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En la anterior entrada veíamos La llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolas de Bari de Algorta, en abril de 1877, para suministrar la confirmación a los niños de Algorta. En esta avanzaremos otros temas, como las comunicaciones o un litigio en torno a la Ermita de San Martín.

El problema de las comunicaciones escritas estaba sobre la mesa del consistorio en octubre de 1877, sobre todo debido a la extensión de terreno que abarcaba el municipio: “...con un solo buzón o cartería en el mismo para depositar las cartas y comunicaciones, lo que provoca que haya que recorrer grandes distancias para depositarlas, sobre todo a la zona de Alangüetas en Algorta, de donde resulta ser casi toda la concurrencia de forasteros en verano, quienes se quejan de la falta de un buzón...” Por lo cual solicitaron al Administrador de Correos que pusiera un buzón en dicho punto de Algorta. A finales de ese año el responsable de la conducción de la correspondencia era D. Antonio San Martín, quien llevaba la correspondencia sin franqueo hasta Bilbao. Otro de los puntos en que se colocó un buzón fue en las escuelas de la Plaza de San Nicolás.

En octubre de ese año estaba de guarda del Camposanto de Algorta D. Ángel de Egusquiza, cobraba un salario de 500 reales anuales.

Las obras también tenían su espacio en aquellos días. A finales de octubre se realizaban la reparación de dos puentes en konporte, obra que realizó el carpintero D. Sebastián de Aguirremota. El camino a la fuente de Sarri, también era sujeto de reparación: “...Hallándose en malísimo estado el camino a la fuente de Sarri, en la entrada contigua a la misma hasta el caserío llamado Bescoeche, por la mucha gente concurrente a la citada fuente, especialmente en el invierno a lavar las coladas...”


A primeros de noviembre se trataba sobre una comunicación recibida del Gobierno Civil, en la que se instaba a dar la autorización a petición de D. Narciso Goiri: “...sobre el proyecto de construcción de un Pabellón Balneario en Las Arenas...” El Ayuntamiento confirmaba que: “...la construcción del Pabellón Balneario es de alta importancia para los intereses de la Provincia y en particular para esa población...” El 9 de julio de 1878, se publicaba en la “Gaceta de Madrid” una Real Orden, en la que el Director de Obras Publicas C. Toreno daba cuenta de la autorización concedida a Narciso Goiri para construir en Las Arenas (Getxo) un Balneario.

En noviembre de 1877 se nombraba por la Administración de Económica de la Provincia, como estanquero de Algorta a D. Álvaro Navas. Y en abril de 1878 a D. Juan Garaizabal como estanquero de Las Arenas.

Y en previsión de las algarabías nocturnas, que al parecer se realizaban en las fiestas navideñas por el Pueblo, el Ayuntamiento pocos días antes de la llegada de las de 1877, promulgaba un bando: “...Prohibiendo toda parranda por la calles después de las diez de la noche en adelante, y se cierren a la misma hora las tabernas y establecimientos de bebidas, bajo apercibimiento de multa, que dependerá de la gravedad de cada caso...” Y así finalizaba 1877.

Comenzaba 1878 con la solicitud del veterinario D. José Cruz de Mezo para que se le nombrara veterinario de Getxo para revisar las reses que se sacrificaban en el municipio con destino al consumo público. A lo que el Ayuntamiento accedió abonándole 4 reales por res mayor y 2 por ternera. Para dichas revisiones debía de estar acompañado por el regidor responsable de consumo. Y la apertura frente a Jardingana de un puesto para la venta de carnes frescas a nombre de D. Idelfonso Arrola.

El 17 de enero era solicitado permiso por D. Ignacio de Meñaca para la construcción de un Casino al Sur de la tejavana de D. Cipriano de Urquiola. Se trataba del Casino Algorteño.


En febrero de 1878 D. Francisco Antón solicitaba le fuera vendido el terreno denominado “San Martín”. Esto provocó un pequeño litigio en el que intervino la Iglesia, ya que el mismo al parecer era el antiguo asentamiento de la “Ermita de San Martín”, en las actas municipales de esa fecha se decía: “...que con fecha del 20 de noviembre se envió al Gobierno Civil un escrito con documentos, que existiendo en el referido terreno restos humanos de los antepasados, y haber existido en otro tiempo una ermita en él, el pueblo pide su conservación, porque nunca ha tenido ni tiene carácter de propios dicho terreno...”

Y hasta la muerte de una raposa era motivo de premio por parte del consistorio de Getxo, ya que el día 14 de febrero de 1878, le era otorgado un premio al maestro de Santa María por haber dado muerte a un zorro. Pero no solo a él, ya que poco más tarde era D. Juan Francisco de Libano el agraciado por abatir otro en Azkorri.

Parece que en la zona del Castillo (Usategi), en algunos tiempos, fue habitual ver alguna caseta de carabineros, ya que en febrero de 1878 se recogía en las actas: “...Hallándose en mal estado las ruinas del sitio público llamado la Plaza del Castillo, donde se celebran las romerías de este pueblo, los restos de la caseta que ha sido de carabineros, la cual fue destruida durante la última guerra...”

En marzo de 1878 se presentaban los presupuestos para el periodo que iba desde el primero de enero de 1878 al 30 de junio de 1879. Los gastos presentados ascendían a 33.666 escudos los ingresos y a 34.157 escudos los gastos.

En ese año, según escribían en los libros de actas, además de construir una tabla con el sistema métrico decimal para tallar a los mozos. Estos eran sustituidos, según una circular del día 12 de marzo de 1878: “...de las Provincias Vascongadas por naturales de las mismas...”

El 21 de marzo de 1878 se daba lectura en el consistorio de Getxo a un escrito del Alcalde de Gasteiz, en el que se solicitaba contribuir a la erección de un panteón en aquella ciudad: “...cumpliendo con el deseo de todos los Ayuntamientos de las tres provincias vascongadas, de coadyuvar de la erección de un panteón en la ciudad de Vitoria, al esclarecido vascongado D. Mateo Benigno de Moraza...” El Ayuntamiento de Getxo a pesar de tener sus arcas muy mermadas contribuyó a la erección de dicho monumento. Mateo de Moraza fue un representante del fuerismo alavés y vasco que vivió entre 1817 y 1878.


En la próxima entrada veremos cómo se solicito permiso para hacer un juego de bolos en la trasera de la Venta, entre la Ermita del Ángel y dicha taberna. Así como el fervor religioso se dejaba sentir en julio de 1878, por el que los vecinos de Alango solicitaban la creación de una ermita o iglesia dedicada al culto a San Ignacio. 

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XV-

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En la anterior entrada hablaba cómo el problema de las comunicaciones escritas estaba sobre la mesa del consistorio en octubre de 1877. También sobre el proyecto de construcción de un Pabellón Balneario en Las Arenas. En esta avanzaré sobre otros temas: cómo se solicitó permiso para hacer un juego de bolos en la trasera de la Venta, entre la Ermita del Ángel y dicha taberna. Así como el fervor religioso se dejaba sentir en julio de 1878, por el que los vecinos de Alango solicitaban la creación de una ermita o iglesia dedicada al culto a San Ignacio.

Como contaba recientemente, en las actas municipales del 21 de marzo de 1878 D. Nicanor Amigo solicitaba al Ayuntamiento: “...permiso para hacer un juego de bolos desde la esquina del paredón que cierra el patio de la ermita del Ángel hasta dentro de la cuadra de la casa taberna llamada Venta del Ángel...”

A finales de marzo, la Diputación de Bizkaia pedía al Ayuntamiento de Getxo: “...Se remita a la misma una relación de los montes comunes, con expresión de sus nombres, linderos, especie de árbol dominante, a fin de efectuar una clasificación de los montes públicos...” La respuesta del municipio fue muy escueta: “...La Galea: como lugar de pasto y recreo de ganado; Baserri: de pasto y un poco argoma; y Aiboa: como lugar de pasto y canteras...”

La preparación de la Semana Santa en Algorta, contó con la propuesta del cura párroco y la necesidad del consistorio, de conseguir unas propinas y atraer a propios y extraños al Pueblo. Proponía el párroco de San Nicolás de Bari: “...celebrar con alguna solemnidad los oficios de la próxima Semana Santa, predicando un sacerdote forastero el jueves y viernes. Saliendo este último día una procesión, para lo que sería necesario contar con alguna limosna para poder sufragar los gastos...” Por su parte el Ayuntamiento consideraba que: “...También es llegado el tiempo de que se haga todo lo que proceda para la celebración de la Semana Santa en esta población con alguna solemnidad, a fin de atraer gente, tanto de esta Anteiglesia como de las inmediaciones, para evitar que muchos marchen a Bilbao y Portugalete...” Autorizaban al mayordomo D. José Antonio de Uriarte para ponerse al frente y organizar aquella celebración. En abril de 1878, al igual que en otras épocas, pero en este caso al coincidir la celebración de la Semana Santa, que deseaban fuera brillante, decidieron prohibir la llegada de mendigos así como enviar fuera de la población a los que se encontraban en ella: “...teniendo en cuenta que es hasta peligroso e inmoral, el número considerable de mendigos forasteros, que se encuentran en estos días en el pueblo para pedir limosna, acuerda este Ayuntamiento autorizar al alguacil y camineros, para prohibir la entrada a todos los mendigos forasteros, así como para expulsar fuera del pueblo a todos cuantos se encuentren en él...”


El 8 de junio de 1878 se anunciaba la venta de la casa denominada “Fonda Napoleana” con sus dependencias y terreno adyacente en la plazuela de Las Arenas.

Otra de las procesiones de Algorta era la del “Corpus Christi”, la procesión del 20 de junio de 1878 fue festejada con la invitación por parte del consistorio al jefe de las fuerzas armadas del pueblo y al sargento de carabineros.

Y como el fervor religioso se dejaba sentir, en julio de 1878, los vecinos de Alango solicitaban la creación de una ermita o iglesia: “...en un terreno próximo al termino llamado Andresaconetas...”, la edificación se iba a realizar mediante suscripción particular y voluntaria, e iba a estar dedicada a la advocación de San Ignacio de Loyola. En la solicitud que la encabezaba D. Robustiano de Larrondo, pedían se autorizara colocar los cimientos el día 31 de julio, el acto se celebró a las cinco y media de la tarde.

La moral en nuestro litoral dejaba sentirse. En julio de 1878 se publicaba un bando prohibiendo bañarse sin traje de baño en nuestras playas, bajo la multa de 1 peseta y de 2 si se reincidiera.

El alumbrado de las calles de la población fue uno de los asuntos de aquel verano de 1878, en agosto el consistorio decidía: “...Que habiéndose aprobado el presupuesto municipal y hallándose en él una cantidad de 10.000 reales para el establecimiento del alumbrado público..., teniendo presente la preponderancia que va tomando en la población, con la mucha concurrencia de forasteros en la temporada de baños…, y teniendo en cuenta el estado de penuria de los fondos municipales, para que el alumbrado se haga extensivo a toda la población se acuerda por unanimidad, que como ensayo se establezca por ahora el alumbrado en la toda la calle Tetuán (Avd. Basagoiti actual), como más larga y concurrida de la población, y que atraviesa la parte más poblada, utilizando 10 faroles que el Ayuntamiento posee para el alumbrado durante las fiestas...” Los faroles eran móviles y tenían unas peanas de sujeción, tuvieron que adquirir algunos más para completar el alumbrado de la calle. Lo que sí parece es que el Ayuntamiento era algo llorón, ya que siempre utilizaba la misma cantinela “...teniendo en cuenta el estado de penuria de los fondos municipales...”

Para dar a conocer al público el nuevo sistema de transporte, el tranvía de Bilbao a Algorta, que en septiembre de 1878 tan solo llegaba hasta la Avanzada, solicitó permiso para la actuación, en los primeros días de septiembre, de un funambulista, en la plazuela de Las Arenas (actual Puente Bizkaia). La idea fue acogida con interés por parte del consistorio.


El medio de transporte ideal en esos días era mediante carros tirados por yuntas de bueyes. Al parecer los carreteros eran un poco descuidados con sus “caballerías” y dejaban que las mismas se movieran sin ir ellos en cabeza. Por lo que el consistorio tuvo que editar un bando: “...Ordenando a los carreteros que vayan delante de los bueyes dentro de la población, para evitar desgracias personales, como la que estuvo a punto de suceder recientemente...”

Las obras tomaban consistencia en el día a día del Pueblo, las de Algorta, a mediados de octubre de 1878, eran las más cuantiosas, se trabajaba en el camino desde Ereaga hasta la carnicería (María Cristina), con un ramal que iba hasta San Nicolás y San Martín y desde allí hasta un punto denominado Azcane. En la cuesta San Ignacio; en el matadero del Puerto de Algorta y ya se pensaba en el traslado a otro punto más céntrico de la población; se preparaba el techo del cobertizo de la fuente y lavadero de Sarri; y en la plaza de San Nicolás. Sobre el Salón de sesiones se decía: “...carece de todas las condiciones para el objeto, porque como su nombre indica, no es más que un salón pequeño, sin ninguna dependencia ni oficina, la documentación y libros se colocan donde se puede, en casas particulares que se hallan cercanas. El objeto de ese salón era para realizar los exámenes a niños y niñas de las escuelas de la plaza. Por lo que se hace necesario ampliar el local de las escuelas agregando a él, el Salón de Sesiones...” También se trabajaba en los caminos y calzadas rurales.


En la próxima entrada hablaré sobre las diferentes clases de “Cédulas Personales”, el anuncio de la distribución de las mismas y los conflictos con la compañía del tranvía, que no cesaban. 

SANTA ÁGUEDA Y LOS CARNAVALES

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Fiestas que este año casi se solapan. La primera será el día 5 de febrero. Las siguientes, en Romo los días 10 y 17 de febrero, en Algorta los días 16, 17 y 18 de febrero. Solamente se alejan un poco en el tiempo las de Areeta-Las Arenas, que se celebrarán en marzo.

Mientras que la primera celebración, Santa Águeda, se ha mantenido en el tiempo sin sufrir grandes alteraciones (incluso durante la dictadura) casi siempre se han realizado con celebraciones nocturnas, aunque también en algunos casos, diurnas. Efeméride en la que se aprovechaba para pedir el aguinaldo. Por ejemplo en 1930 los coros de Santa Águeda ayudaron al Hospital Hospicio de Getxo, con donaciones del producto de su recaudación.


Esta celebración iba acompasada debertsos, que iban variando sus estrofas, dependiendo de la zona en que se cantaban. En Bizkaia, muchos pueblos tenían sus propias coplas, aunque parece que existía una, quizá la más popular, que ha llegado hasta nuestros días y que se canta la víspera de la festividad, cuyas primeras coplas empiezan así:

...Aintzaldun daigun Agate Deun
bihar da ba Deun Agate….”

...Alabemos a Santa Águeda
Mañana es el día de Santa Águeda….”

Esta es una vieja tradición, en la que pequeños y mayores acompañan las coplas con los golpes de las makillas en el suelo, un rito que trataba de hacer que la tierra despertara y retornara, con sus sonidos la primavera, repitiendo viejas y paganas costumbres, que rememoran las creencias de nuestros ancestros.



Este año la conmemoración verá sufrir un cambio para aquellos que desde pequeños teníamos la costumbre de cantar la víspera de noche. Esta vez las coplas de los grupos, que habitualmente venía cantando el Agate Deuna, al caer la festividad el domingo día 4 de febrero, lo harán durante el medio día con los mismos recorridos, finalizando su ronda en la plaza de la estación de Algorta a las 14 horas.

La segunda, el Carnaval, no siempre ha contado con alegres celebraciones, como la de 1875, que en plena guerra Carlista, dejaba noticias relacionadas con los carnavales como: “...«Triste frío, como las circunstancias y el tiempo que atravesamos, se presenta este año el Carnaval, con pocas máscaras y sólo una estudiantina»...” Mientras que en Roma se celebraba la “Cervara” de los artistas, fiestas en la que las comparsas iban caracterizadas con espléndidas máscaras.



Hacía muchos años, antes de finalizar el Siglo XIX, que venía oyendo ¡El Carnaval se acaba, se va! Ya antes, el monarca Carlos-I prohibió esa fiesta, recuerdo de caléndulas, saturnales y lupercales. Y en algún caso más cercano fue objeto de solemnes funciones de desagravio, como la celebrada en Colegio de estudios Superiores de Deusto en 1899. A pesar de ello, se seguía celebrando, aunque en ocasiones algunos de sus protagonistas lo hicieran de diferentes formas. Una de las celebraciones más populares de Bizkaia eran los “Atorrak de Mundaka”, que viene celebrándose desde 1840, y que durante la dictadura tenía la particularidad para salvar la censura: cantaban sus coplas en inglés, francés, castellano y euskera.


En marzo de 1905, las adineradas familias de la sociedad bilbaína, que acostumbraban en esas fechas a pasear galas por el centro de la Villa en carruajes, celebraban esa festividad en los salones del Club Marítimo del Abra. Y la fiesta en 1907, al igual que las atracciones que llegaban para divertir a grandes y pequeños incluían espectáculos como el del “Cinematógrafo Ferrucini”, una barraca de feria que disponía de una bella fachada con dos puertas, de entrada y salida, con unos autómatas de un organillo, provistos de instrumentos musicales y que ofrecía como colofón la actuación de la adivinadora Teresita Pastor. Además de actos en nuestro pueblo para esa sociedad diferenciada, que era la del Club Marítimo, que ofrecía en sus instalaciones un gran cotillón de disfraces, seguido de el baile de máscaras amenizada por la “Orquesta Tziganes” llegada desde Madrid.



Incluso, ya adelantándose a lo que parece hábito, en algunos comercios en estas fechas algunos comerciantes en la época de Carnaval de finales de los años 20 del pasado siglo que se dedican a la venta de artículos de tales fiestas, presentaban escritos en los que se solicitaban la excepción de las leyes de descanso y jornada determinada por Real Orden de abril de 1921. En 1928 eran célebres en Getxo los llamados bailes de “Piñata”, algunos de ellos celebrados por la noche hasta la una de la madrugada en el Casino de Las Arenas, amenizados por orquestas afamadas en la época.

En 1932, en Getxo, las únicas notas que el Carnaval ofreció a nuestros vecinos, fueron los bailes celebrados en el Círculo Monárquico y en la Sociedad Recreativa, ambas en Las Arenas.


Algunos años más tarde, y en otras latitudes, la celebración recibía el nombre de “Boeuf Gros” (La fiesta del Buey Gordo), el escenario era el París de 1937. Abría el cortejo el “Príncipe Carnaval”, montado en una caprichosa bicicleta; iba seguido de velocipedistas, polichinelas, pierrots y arlequines. Este era seguido por “El Buey Gordo”. Esa comparsa estaba compuesta por dos carros, el primero llamado el Carro Galo a la que seguía el rey de la fiesta: el monstruoso héroe de la fiesta, que iba escoltado por los matarifes. Le seguían la “Carroza de los Mercados, “El Carro de la Alimentación”, “El Carro de los Crisantemos” y otras atrevidas carrozas.

No ocurría lo mismo en nuestras calles, en las que el Martes de Carnaval no fue un día festivo. Ello obedeció a una acertada disposición del Gobierno Vasco en 1936 con la convicción que abrigaba por todos de que no estaban aquellos días de Carnestolendas para fiestas, en plena guerra.



Y para no cansar y dejar algo para los próximos, recordar que en estos últimos años, el desfile de carnaval en Getxo ha ido cogiendo cada vez más auge, tanto el de pequeños como el de adultos, que cada vez es más vistoso. Y este año seguro que nos sorprenderá, con máscaras y disfraces cada vez más imaginativos, desde los más sencillos de nuestros colegiales hasta los más rebuscados, de esos amantes del carnaval, que año tras año, imaginan un nuevo modelo.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XVI-

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En la anterior entrada hablaba sobre cómo se solicitó permiso para hacer un juego de bolos en la trasera de la Venta, entre la Ermita del Ángel y dicha taberna. Así como el fervor religioso se dejaba sentir en julio de 1878. En ésta trataré sobre las “Cédulas Personales” y el anuncio de la distribución de las mismas y los conflictos con la compañía del tranvía, que no cesaban en el Pueblo.

A finales de octubre de 1878 el consistorio getxotarra trataba el tema de las “Cédulas Personales”, y lo hacía anunciando la distribución de las mismas y los días en que se iban a expedir. Era algo que ya desde hacía años se venía realizando de forma anual. Cada vecino tenía una, eran de diferentes clases, dependiendo de la riqueza contributiva y económica de sus propietarios, y de su relevancia social. Por lo que se establecieron tres categorías primera clase, segunda, tercera, etc. Y a pesar de que en 1872 se publicó una circular del “Caballero Corregidor del Señorío”, en la cual se decía: “...quede en suspenso la Real resolución por la que se obligó a las habitantes de las provincias Vascongadas a proveerse de la oportuna Cédula de vecindad...” Las cédulas personales, llamadas también de vecindad (1854) y de empadronamiento (1870), fueron establecidas por Real Decreto de 15 de febrero de 1854. Este documento se continuó haciendo hasta 1944, se utilizaba a manera de documentos de identidad (era una especie de DNI antiguo, ya que entonces éste no existía), y era presentado a petición de las autoridades, en procesos legales, ante la apertura y lectura de testamentos, etc.


A final de noviembre de 1878 se daba cuenta de la finalización del Nuevo Hospital para Pobres, que estaba situado en la llamada entonces “Calle de la Carretera” (la actual Algortako Etorbidea). Esta comunicación llegaba por una instancia presentada por: “...D. Luciano de Alday vecino de Bilbao y D. Mariano de Arana de esta vecindad…, que estando terminadas las obras del hospital que mandó fundar Dña. Francisca de Abaroa y Sarria, viuda de D. Antonio de Uriarte, por disposición testamentaria del 25 de noviembre de 1870, cuyas obras estuvieron paralizadas a causa de la última guerra, era llegado el momento de formalizar la escritura de fundación…, y como D. Pedro de Aranaga, en representación de su finada madre, facilitó el terreno en el que se ha edificado el Hospital, suplica que el Sr. Presidente del Ayuntamiento acuda a formalizar la referida escritura...” El consistorio acordó que fuera su Alcalde D. Ramón de Arecheta quien acudiera a formalizar aquella escritura. Las escrituras se formalizaron ante el notario D. Serapio Urquijo, y costaron 661 reales y 60 céntimos. La entrega de las llaves de aquel hospital se realizó la víspera de navidad de 1878. No parece que aquel hospital tuviera un vida dilatada, ya que en abril de 1879 el Ayuntamiento decía: “...Hallándose desmerecido y perjudicándose por falta de habitantes la nueva casa destinada a hospital, se concede el uso para vivir en ella a una viuda de la vecindad: Doña. Catalina de Basaldúa...”


A principios de diciembre de ese año los carreteros por prestación vecinal procedían a reparar: “...la estrada de Chisquiena en Alango, para lo cual según acordaron con este Ayuntamiento, se les suministraran las correspondientes raciones de pan y vino...” Y era uno de ellos, el caminero D. Francisco de Guerediaga quien presentaba la factura de aquellas escuetas viandas, cuyo importe ascendió a 24 reales. Y así finalizaba el año 1878.

Comenzaba enero de 1879 con noticias relacionadas con los pobres del municipio. Y lo hacía con la entrega de una cuenta del boticario D. Miguel García Salazar de unas medicinas suministradas a los pobres del municipio, con intervención del Ayuntamiento, durante el año 1878.

Y finalizaba dicho mes con noticias esperanzadoras para las arcas municipales, esta vez relacionadas con los arbitrios del Txakoli: “...Se hace constar el dinero entregado por el rematante de chacolí D. Tomás Goicoechea, en la tesorería de la Diputación, por el primer plazo del impuesto del chacolí por la cantidad de 2.200 reales…”

Los conflictos con la compañía del tranvía no cesaban, unas veces por la finalización del la vía, que el consistorio determinaba debía realizarse hasta el interior del barrio de Algorta, otras por deslindes de terrenos o simplemente por obstáculos en las vías. El 30 de enero de 1879 el consistorio colocaba bandos prohibiendo el paso de carros por la vía del tranvía hasta nueva orden. Esta prohibición abarcaba el camino desde Las Arenas hasta la Avanzada.


El 6 de febrero de 1879 llegaba una comunicación del Gobierno Civil, en la que se informaba de: “...con fecha del 24 de enero próximo pasado el Excelentísimo Sr. Ministro de Fomento me dice lo siguiente: Vista la instancia promovida por Luciano de Alday y Dña. Rogelia de Cortina, en concepto de testamentarios del finado D. Andrés Cortina y Piñaga, interesando la intervención de la Administración para el establecimiento definitivo de una escuela de primera enseñanza en el pueblo de Algorta..., y considerando que el testador ha hecho dos legados, uno de 20.000 pesetas y de 50.000 el otro, destinados el primero a la edificación de la casa escuela y el segundo al sostenimiento de la fundación…, S.M. el Rey (q. Dg.) ha tenido a bien resolver que se ordene al Gobernador de Vizcaya autorice al Ayuntamiento de Guecho para que concurra al otorgamiento de la correspondiente escritura de fundación...” Así nacía la Escuela de Niñas Pobres de la Calle San Martín de Algorta. Una de las formulas para mantener la financiación de dicho centro, fue la inversión en obligaciones del ferrocarril de Bilbao a Tudela, inversión que alcanzo a 100 obligaciones de 2.000 reales cada una.

En marzo de 1879 se producían dos hechos cuando menos curiosos: Uno en Algorta como era la venta de dos parcelas del antiguo cementerio. A derecha e izquierda de él. Otro en Santa María de Getxo relacionado con las Misiones, el 18 de abril daba comienzo a lo que llamaban “La Santa Misión”, en aquel acto, que se celebró a las 15-15:30 horas de la tarde, intervinieron los R.P. Misioneros Aizorbe y Arostegui de la Compañía de Jesús.

El día 26 de marzo de 1879 se firmaba y otorgaba la escritura de fundación de la escuela de “Niñas Pobres de Algorta”. Esta había sido legada por D. Adrés Cortina Piñaga, ya fallecido para aquellas fechas. Estaban situadas en la calle San Martín de Algorta. Quedaba nombrada como maestra de dicha fundación Dña. Matilde de Nuñez Cuebillas.

En esa misma fecha salía a remate la construcción de un nuevo matadero en Alango (Algorta): “...sale a remate un nuevo matadero cerca de Iturribarri, en el punto llamado Estratamosu, el rematante de la obra es D. Luis Lasa y el fiador D. Evencio Cortina...”


En esos días, el enfado porque la compañía del tranvía no terminaba de decidir su llegada hasta el centro de Algorta, fueron muchos los vecinos de este barrio que firmaron un escrito solicitando: “...Que el tranvía continúe hasta la Iglesia de San Nicolás de Algorta…, acordando se acerque una comisión hasta las oficinas de dicha compañía en Bilbao para recabar la continuación de las relaciones, al parecer interrumpidas…, para que la vía llegue hasta la referida iglesia...”


En la próxima entrada trataré sobre la inauguración de la Escuela de Niñas Pobres de San Martín en Algorta. Así como la costumbre de blanquear las paredes de algunos edificios de propiedad municipal, que ya se tenía en julio de 1879.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XVII-

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En la anterior entrada veíamos cómo se anunciaban las “Cédulas Personales” y la distribución de las mismas, así como los conflictos con la compañía del tranvía, que no cesaban en el Pueblo. Aquí veremos la inauguración de la Escuela de Niñas Pobres de San Martín en Algorta. Así como la costumbre de blanquear las paredes de algunos edificios de propiedad municipal, que ya se tenía en julio de 1879.

Para el 3 de abril de 1879 el balcón de la casa llamada “Echevarri”, en la calle del Puerto, estaba en ruinas, era una bodega regentada por D. Pedro de Benguría.

El día 16 de mayo de 1879 se constituía el Ayuntamiento presido por D. José Ramón de Arecheta en el local de la “Escuela de Niñas Pobres” de Algorta para proceder a su inauguración: “...con la asistencia de D. Luciano de Alday como testamentario y albacea de D. Andrés de Cortina y Piñaga y su viuda Dña. Rogelia de Cortina...” Previamente se había celebrado una misa en la parroquia de San Nicolás de Bari de Algorta, por el eterno descanso de su fundador. A dicho acto concurrieron varios miembros de la Junta Local de Primera Enseñanza; su primera maestra Dña. Matilde de Nuñez Cuebillas y su auxiliar Dña. Ana Ibanez y Arocena: “...a quienes se hizo pasear por el edificio en señal de toma de posesión, a presencia de toda la concurrencia para que sean respetadas en ella...” Asistieron responsables educativos de la administración como el Inspector de 1ª Enseñanza D. Joaquín Núñez y el secretario de la Junta de Instrucción Publica D. Manuel de Elguezabal. Empezadas ya las admisiones, una de las primeras niñas que se tiene constancia en ser matriculada fue la hija de un navegante, cuyo nombre era Lucia Larrazabal Bilbao. Días más tarde le seguirían otros nombres como Petra Zubiaguirre, María Egusquiza, Antonia Saitua, Isabel Saitua o Santa Guerediaga.

Como decía anteriormente, las canteras eran una fuente de acopio de piedra para la ejecución de las nuevas obras, que en el municipio empezaban a florecer por doquier. Precisamente en junio de 1879, en las obras que se estaban empezando en San Nicolás, se iba a utilizar piedra extraída de la cantera de Gastelupe, que estaba situada en Aiboa.


La llegada de la festividad del Corpus Christi, hacía volcarse al Ayuntamiento en la procesión que la acompañaba. Y la aportación que realizaron fue de 120 reales, que se abonaron al Mayordomo de fábrica, los cuales se cargaron al capitulo de imprevistos. El consistorio deseaba que la misma luciera como la del año anterior y para mantener el orden invitaron al jefe de las fuerzas de la localidad.

El 19 de junio de 1879 nos ofrecía un dato del Libro de Acuerdos municipal, que se puede considerar histórico para el entorno de la Plaza de San Nicolás. Se daba cuenta de un oficio que con fecha del 19 de ese mes había remitido el cura párroco de San Nicolás de Bari de Algorta: “...Haciendo presente que para edificar la Casa Consistorial proyectada en el actual tinglado que cubre parte de la plaza pública, contigua a la citada iglesia cree necesaria la autorización del Sr. Obispo de la Diócesis…, ya que el remate de las obras está anunciado para el día 19 del mes actual…, para la ejecución de la misma no se toque la nave de la iglesia, si no únicamente la pared de la misma...” La importancia como se podrá observar como elemento histórico, es el datar que en ese año de 1879, durante la Alcadía de D. José de Arecheta, la que más tarde fuera Casa Consistorial de Getxo, situada en la Plaza de San Nicolás de Algorta (Hoy sede de la Biblioteca Municipal), no estaba hecha. La autorización verbal del Obispo de Vitoria llegaba el 21 de dicho mes, no sin antes obtener algún beneficio para la iglesia de San Nicolás: “...Se hagan a la iglesia las mejoras siguientes: Completar a costa del municipio la cañería de zinc del tejado por la parte de Oriente; poner tres vidrieras de colores, con los santos adecuados, en las nuevas ventanas de la parte superior, que están una al Este y dos colaterales; que nunca sean destinados los salones del edificio proyectado a bailes, conciertos, ni otras diversiones...” Las obras que en primer lugar se habían adjudicado al contratista D. Domingo de Aurrecoechea fueron cedidas por este a D. Facundo Larrea vecino así mismo de Bilbao. Y a pasear de ello, en octubre de 1879, seguían si realizarse. Por ello el párroco de San Nicolás reclamaba el cumplimento del acuerdo: “...la colocación de tres vidrieras con santos en las tres ventanas...” El consistorio ofrecía a dicho clérigo la valoración en cuanto al coste de dos alternativas: “...la colocación de las tres vidrieras con santos o la de colocar en su lugar tres con motivos florales de diferentes colores...”


El primero de julio de ese año salían elegidos en las elecciones municipales: Como Alcalde D. José Ramón de Arecheta, primer teniente de Alcalde D. Martín Berreteaga, segundo teniente D. Marcelino Uribe y como Síndico D. Feliciano de Ansoleaga. Los responsables de algunas áreas, como la Alhóndiga y cuidado de vinos recayó en el regidor D. José Ramón Ansoleaga y la responsabilidad del Matadero, pesa y medidas y del pan elaborado en los regidores D. Eulalio Madariaga, D. Manuel Uria, D. Martín Berreteaga y D. Francisco Uriaguereca.

Por esas fecha era costumbre que las cuentas de fabrica de la Iglesia de San Nicolás de Bari: “...fueran revisadas por una comisión compuesta por cuatro mayores pudientes o contribuyentes y el Alcalde...”

La enfermedad de la “Trichinella” era algo que preocupaba a las autoridades de la Provincia. Por lo que ante las ordenes transmitidas por el Gobernador Civil en el Boletín Oficial de la Provincia el día 12 de julio, el consistorio le informaba que: “...existe en este pueblo una casa matadero a cuyo frente se encuentra un veterinario para el reconocimiento de los ganados, en vida y también después de muertos...”


La costumbre de blanquear las paredes de algunos edificios de propiedad municipal ya se tenía en julio de 1879, cuando decidieron albear las paredes de: “...Las tabernas de Echevarri en el Puerto Viejo y la Venta del Ángel de Getxo y las escuelas de la Plaza de Algorta. También la Alhóndiga de Algorta que era regentada por el vecino de Bilbao D. José Ramón de Uriarte, a quien ordenaba el consistorio la colocación de una bascula y romana, colocando en el exterior un rótulo con el nombre del edificio…”

La higiene de las fuentes públicas también era asunto que preocupaba a nuestros ediles, en algunas de ellas las mujeres realizaban la limpieza de la ropas y enseres de casa, en julio de ese año, ya que se colocaban bandos prohibiendo: “...toda limpieza en la fuentes de Arrigunaga, Arechondo, Iturribarri y Ereaga, bajo la multa de 1 peseta...”


El 17 de julio de 1879, ante un escrito firmado por los Alcaldes de Plentzia, Urduliz, Sopelana y Berango, en el que solicitaban de la Diputación Provincial la construcción de una carretera que enlazara, partiendo de la Anteiglesia de Getxo, las poblaciones de Plentzia y Bilbao, el consistorio getxotarra recordaba que: “...Guecho con fecha del 21 de febrero de 1870 informó a la Diputación General sobre el enlace al que se refiere el anterior escrito. Guecho con posterioridad ha construido la suya que partiendo de la casa de Goya al punto denominado San Martín, desde ese punto al Ángel falta tan solo un kilómetro, para enlazar con ella carretera demandada...”


En la próxima entrada veremos como llegaban las fiestas del Pueblo, y en ellas aparecían las vertientes religioso-festivas, con celebraciones y diversiones para que fueran un atractivo para la gente forastera.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XVIII-

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En la anterior entrada de esta serie, veíamos cómo se anunciaba la inauguración de la Escuela de Niñas Pobres de San Martín, en Algorta. Así como La costumbre de blanquear las paredes de algunos edificios de propiedad municipal, que ya se tenía en julio de 1879. En esta veremos otras tradiciones de nuestro pueblo.

Una vez llegadas las fiestas del Pueblo, el 24 de julio de 1879, que para los ediles de entonces parece ser que eran las de Algorta y Andra Mari. Comenzaron a prepararlas y fijaron los siguientes criterios: “...la celebración de la parte religiosa como los festejos y diversiones públicas, a fin de que sean un atractivo para la gente forastera, que los días de San Ignacio y Santa María tengan lugar funciones religiosas, según costumbre, y que los señores párrocos se encarguen de buscar predicadores. Se den bailes campestres en la Plaza, contratando una banda decente de música, que asista el día 11 a la función religiosa. Se proporcione alumbrado para las noches festivas. Que la romería de San Nicolás, del día 13, se realice en la Plaza de Alangüetas y que la romería de San Ignacio se realice en la misma plaza...” Curiosamente, no iba a ser ninguna banda del Pueblo la encargada de amenizar las fiestas. Por decisión municipal fue nombrada para tal menester la Banda del Regimiento de Toledo N.º 35. Aquel año se invirtieron en fiestas 3.948 reales.

El 24 de julio de 1879 se daba noticia de la renuncia del Alcalde de Barrio de Las Arenas D. Andrés Larrazabal. El consistorio propuso para sustituirle al regidor D. Martín de Arispe. Y aprovechando la ocasión, en referencia a la celebración de las fiestas: Las de San Ignacio en Alango fueron presididas por el regidor D. Martín de Berasaluce. Las de San Nicolás, que se habían venido celebrando en la zona denominada el Castillo (Usategi), iban a ser trasladadas a la plaza de Algorta (San Nicolás), ya que las maniobras y obras de fortificación que estaban realizando los artilleros, impedían utilizar la zona como espacio festivo, como venía siendo tradicional; e iban a ser presididas por los regidores Madariaga, Uria y Larrondo. Las fiestas de Las Arenas, en el caso de no presidirlas el Alcalde de Barrio, lo hicieran los regidores D. Feliciano de Ansoleaga y D. Manuel Uria. Pero ya el barrio de Las Arenas empezaba a coger solera, y la llegada de veraneantes adinerados hacía crecer nuevos locales de diversión, por lo que a primeros de agosto de 1879 los vecinos de Bilbao D. Francisco Novas y D. Teodoro Mendizabal, solicitaban permiso para celebrar bailes en la temporada de verano en un edificio de Las Arenas que pensaban dedicar a Casino y Fonda.


Como era verano y las playas atraían al los forasteros también acordaron que se realizara: “...un camino peatil a la playa de Areachu cerca de Arrigunaga, y que se haga de coste barato, con los camineros de la población, nombrando administrador de las obras al regidor D. Francisco de Uriaguereca...”

El 23 de agosto de 1879, por fin se aprobaba la construcción de la vía del tranvía de Las Arenas a Algorta: “...se dio cuenta de las bases preliminares acordadas con la empresa del tranvía para la continuación de la vía hasta la población de Algorta...”

Y en esas mismas fechas el cura de Las Arenas se declaraba en rebeldía si no se le aumentaba el sueldo. El cura de dicho barrio D. Cipriano de Charroalde amenazaba con: “...marcharse a otro pueblo si no se le pone un sueldo regular para poder sostenerse...” El consistorio, ante esa eventual partida, tomó la decisión de: “...aumentarle el sueldo de los 2.000 reales que venía percibiendo a 3.500 reales…, y le solicitaba comenzara a prestar nuevamente sus servicios desde primeros de septiembre...”

El tranvía de Bilbao a Las Arenas, próximo a continuar hasta Algorta, a fin de atraer más viajeros, decidía celebra una “Fiesta Veneciana” en este último barrio en la noche del 30 de agosto de 1879.

En septiembre de 1879 el Ayuntamiento acordaba poner en marcha el nuevo convenio pactado con la Cofradía de Mareantes del Puerto de Algorta. Los responsables de la puesta en marcha del convenio fueron el Alcalde de Getxo D. Ramón de Arecheta, el primer teniente alcalde D. Martín de Berreteaga y el sindico D. Feliciano de Ansoleaga. Se trataba de poner en marcha la Escuela de Náutica.


En ese mismo mes, uno de los servicios que creaban dolores de cabeza al consistorio era el “Barco del Pasaje”. Servicio que no solo afectaba a Getxo, ya que el barco de pasaje, que venia funcionando desde el Siglo XV, suponía una importante fuente de ingresos para las anteiglesias de Berango, Getxo, y Leioa, ya que de las 5 anteiglesias que instituyeron el barco, finalmente quedaron las tres citadas como propietarias, tras hacer dejación de sus derechos Sopelana y Urdúliz. Aquel derecho devenía de una “Real Carta Ejecutoria” por la que les era atribuida la potestad de poner barco y nombrar barquero. Pero, a lo largo de los años, las relaciones con algunos de los barqueros, no siempre fueron del todo fluidas, en algunos casos por cobros indebidos, en otros por intervenciones de autoridades militares. En 1879, uno de los motivos de desavenencias fue la intervención de la Ayudantía de Marina: “…en un oficio remitido el 16 de septiembre de 1879 por el rematante del barco de pasaje a Portugalete y viceversa, de este pueblo, Berango y Lejona, haciendo ver la imposibilidad de continuar con dicho servicio, a consecuencia de las medidas que le ha impuesto en Ayudante de Marina, fuera de las condiciones de contrato...” El Ayuntamiento de Getxo acordaba: “...que no pudiendo consentir que a consecuencia de las medidas adoptadas, sean lastimados los derechos, que desde tiempo inmemorial tienen adquiridos los tres pueblos, sean invitados a este salón los Alcaldes de los municipios citados, para elevar las quejas por dicha medida...” El objetivo de dicha queja era evitar que los vecinos de los tres pueblos tuvieran que abonar ningún estipendio por el pasaje ya que según el contrato firmado con el rematante del barco, no debía de cobrarse a los vecinos de Getxo, Berango y Leioa cantidad alguna. Poco más tarde, el 2 de octubre de 1879, lo incluyó en ésta. Iba a ser D. Juan Bautista de Basagoiti el artífice de una queja vecinal sobre el barco del pasaje: “...se ponga remedio a los abusos de cobro de dinero y de servicio que se hace en el barco del pasaje de Portugalete, contratado por este Pueblo y los de Berango y Lejona...” El Ayuntamiento acordaba trasladar las quejas al Comandante de Marina. En dicha queja se solicitaba: “...cumpliendo las condiciones estipuladas en el contrato de dicho servicio, absténgase de cobrar cosa alguna por el pasaje a los contratados...”


En la próxima entrada veremos la llegada de la hora de las clases de educación para adultos; y como el paso de carruajes, deterioraba la plazuela de Ereaga.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XIX-

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En la anterior entrada veíamos algunas tradiciones festivas de Getxo y cómo el verano nuestras las playas atraían al los forasteros. En ésta veremos cómo también a nuestro Pueblo le llegaba la hora de las clases de educación para adultos; así como el paso de carruajes deterioraba la plazuela de Ereaga.

La educación para adultos empezaba a tomar cuerpo en octubre de 1879. La responsable de tomar la decisión fue la Junta Local de Primera enseñanza. La petición al consistorio la encabezaron Dña. Antonia Triana, Dña. Carmen de Cortina y Dña. María de Berreteaga. El 1 de octubre de 1879 el Ayuntamiento acordaba: “...Conceder el local de la escuela de niñas de Algorta para que puedan establecer en ella clases dominicales de enseñanza para jóvenes adultas...”

El día 5 de octubre era señalado para recibir en el Ayuntamiento a una junta de vecinos de Las Arenas. Partía la misma de una petición realizada el 23 de septiembre por D. Ezequiel de Aguirre.

Y seguíamos a primeros de octubre de 1879, cuando el párroco de San Nicolás de Bari de Algorta recordaba al consistorio su deseo de que el Ayuntamiento cumpliera con: “...«lo acordado en la sesión del 26 de junio de aquel año, relativo a la colocación de tres vidrieras de Santos en las ventanas de la nave de esta iglesia»...” El consistorio parece que deseaba abaratar el coste por lo que solicitó al párroco: “...«que valore cuanto podría costar colocar tres vidrieras separadas con Santos o colocar tres con flores de diferentes colores»...”

El paso de carros por la plazuela recientemente construida de Ereaga era otro de los asuntos que preocupaba a nuestros ediles. Su deterioro era debido a que los carros transitaban indiscriminadamente a lo largo de toda la vía, provocando socavones, que poco a poco hacían intransitable dicho camino: “...«se observa que los carros destrozan completamente la plazuela construida últimamente en la playa de Ereaga, a causa de no hallarse el camino expresamente señalado para el paso de carros»...”Así tomaron la decisión de: “...«que en línea con el antiguo camino de carros, se fije con mojones un camino suficiente para que puedan pasar por él, en el trayecto de la plazuela, todos los carros que bajan a la playa»...” Para poder acometer las reparaciones, de los socavones, que las llantas de los carros ocasionaban en el camino, establecieron una multa de 10 reales para los que no siguieran el camino indicado. No era ese el único tramo que se veía dañado por los carros, por lo que decidieron prohibir el paso de dichos carruajes por los paseos de todos los caminos o carreteras, que al parecer también eran invadidos por los conductores de los carros, penalizando a estos con multa de 2 pesetas.

Algunos propietarios de la calle San Nicolás de Algorta vertían las aguas sucias de sus viviendas a la vía pública, haciendo caso omiso a lo ordenado por el Ayuntamiento para que se injertaran al caño maestro municipal, previo pago de 734 reales. El consistorio acordó darles 48 horas para ejecutar dicha acometida, en caso contrario les sería impuesta una multa de diez pesetas a cada uno. Algunas de aquellas aguas provenían de la casa llamada “Peruchena”.


Los costes de las actuaciones de bandas musicales en el municipio, en las fiestas del verano de 1879, hacían recapacitar al consistorio sobre la necesidad de la creación de una banda municipal, compuesta por músicos locales. Para ello se pensó en la persona de D. Idelfonso Arrola, consiguiéndose el siguiente acuerdo “...D. Idelfonso Arrola se compromete y obliga a que en el Pueblo funcione una banda de música tomando a su cargo la enseñanza, para la próxima primavera. En número de 20 individuos cuando menos y preservar dicho número de músicos para el futuro, al precio que se estipule…” La compra de los instrumentos corría a cargo del consistorio, y las faltas por mal uso a cargo de Arrola. La primera compra del instrumental se realizó en un comercio de Bilbao de propiedad de D. José Pablo Calvo, en ella se incluían seis instrumentos Alemanes y los restantes de fabricación Francesa. Para el sostenimiento y enseñanza de la banda se gratificó al organizador con 1.000 reales al año.

Después de años apartados del resto de los mortales, los fallecidos no católicos iban a tener un tratamiento post mortem junto a sus vecinos en octubre de 1879. En las actas del 23 de octubre de ese año se recogía un oficio del párroco de San Nicolás solicitando: “...«la construcción de un local para enterrorio de las personas que no pertenezcan a la religión católica»...” Algunas normas del Código de Derecho Canónico señalaban como dejados de sepultura eclesiástica a quienes no hubieran dado alguna señal de arrepentimiento, a Apóstatas, integrantes de sectas heréticas o cismáticas, masones y similares. Excomulgados. Suicidas. Duelistas. Los que hicieran quemar su cadáver o los pecadores públicos. Casi al final de su vida efectiva, en junio de 1884, intervenía nuevamente sobre la necesidad de su construcción el primer edil de Getxo D. Eladio de Sustatxa quien hizo ver que: “...según las leyes vigentes, se debía destinar también “un lugar independiente y digno para enterramiento de los no católicos...” El cementerio de San Nicolás fue clausurado en 1907, si bien, ya desde 1885 se prohibió el acceso a los familiares, debido al deterioro del mismo.

En octubre de 1879 los vecinos de Las Arenas solicitaban al consistorio que se nombrara un medico para atender al barrio y se nombraba la Junta de Sanidad Municipal para el periodo de 1879 a 1881.

La Escuela de Náutica de Algorta que nació al albur del Decreto del 8 de julio de 1787, su fecha de creación no se puede fijar hasta el 28 de abril de 1868, fecha en la que el Ayuntamiento de Getxo abrió un expediente para la transformación de la Ermita de San Nicolás de Bari de Algorta en Escuela de Náutica. El 6 noviembre de 1879 daba un nuevo paso para garantizar los derechos de la Cofradía de Mareantes y del propio Ayuntamiento: “...con asistencia del Ayuntamientos y apoderados de la Cofradía D. Mariano de Arana y D. José Julián de Mandaluniz, se establece una condición en la escritura que se va a otorgar ante el Notario D. Ricardo de Vildosola, vecino de Portugalete. Si desapareciese la Escuela de Náutica por fuerza mayor, o mediante los preceptos que establezca una Ley, sin culpa y contra la voluntad del Ayuntamiento, este quedará obligado a establecer en seguida una escuela superior o de segunda enseñanza para comercio. Si por cualquier concepto imprevisto fuera indispensable esta escuela contra la voluntad del Municipio, queda obligado este sin pretexto alguno a pagar a la Cofradía 10.000 reales al año, en consideración a los derechos que tiene adquiridos en virtud de la escritura de 1842; quedando esta anulada y sin valor alguno...” Se establecía en aquellas condiciones que el dinero anual, debía de ser invertido en mejoras del puerto o en cualquiera que la Cofradía estimase.

El camino de la Plazuela de Las Arenas a Algorta aparecía reflejado en un plano del 10 de edificación aprobado por Real Orden del 10 de diciembre de 1864.


En ese mes y año, el Tamborilero seguía siendo un personaje importante en el Pueblo, y era nombrado de forma oficial por el consistorio. El día 16 de noviembre de 1879 tomaba posesión de su cargo D. José María de Garaizabal.

El 27 de noviembre se daba autorización a D. Juan Ramón de Menchaca para construir un calero, para fabricar cal, al Nordeste de la cantera de Arnabar (era una zona situada en el límite de Berango, en la zona de Askorri).

Por aquellos días las aportaciones municipales para “Culto y Clero”, que se hacían a la iglesia local, según decían los curas y beneficiarios de la Anteiglesia de Getxo: “...Se venían utilizando para la redención de los mozos...”


En la próxima entrada veremos algunos aconteceres de la “Escuela de Niñas Pobres” de San Martín y cómo algunos filántropos como D. Francisca de Abaroa, abrían a sus expensas un hospital frente al actual Ayuntamiento.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XX-

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En la anterior entrada veíamos cómo a nuestro Pueblo le llegaba la hora de las clases de educación para adultos. Cómo el paso de carruajes deterioraba la plazuela de Ereaga. Y cómo en los carnavales, la banda municipal se preparaba para salir de estudiantina por el pueblo, para obtener algunos recursos que sirvieran para aliviar sus gastos. En esta veremos como se premiaba a los niños de las escuelas municipales y como algunos filántropos de Algorta creaban un hospital cerca de San Ignacio.

Y los premios para los niños y niñas de las escuelas municipales aparecían en nuestro municipio de la mano de nuestros ediles: “...«se compraron diversos objetos por un valor de 129 pesetas, a fin de que sean premiados los niños de ambos sexos, de las cuatro escuelas públicas que sostiene este Ayuntamiento»...” También era premiadas las niñas pobres de la Fundación Andrés Cortina y Piñaga, aunque no parece que las 50 pesetas que se dedicaron a dicha fundación agradaron a los responsables de la misma, ya que protestaron ante el Ayuntamiento !Probablemente por considerar que de alguna forma, al separar los premios del resto de las escuelas se les estaba discriminando!.

El estado de los caminos de nueva construcción preocupaba a nuestros ediles en diciembre de 1879. Por ello procedieron a prohibir el tránsito por el camino peatonal de Ereaga de: “...«todo ganado vacuno, caballar, asnal y de cerda»...”Pero no era la única sujeta a prohibición, ya que también se prohibía: “…«el paso de todos los carros y carretillas , aunque fueran de mano, por las aceras de la calle San Nicolás»...”

En diciembre de 1879 D. Francisco Ciriaco de Menchaca, profesor de arquitectura, firmaba un escrito referido a la Escuela de Náutica del Puerto Viejo de Algorta, en el que se decía: “...«Habiendo acordado la Ilustre Corporación Municipal de la Anteiglesia de Guecho, el habilitar y poner el Edificio de la Escuela de Náutica de su jurisdicción de modo que pueda, con la decencia necesaria hacer los estudios de Pilotaje para la dirección de buques en la mar»...” En ella se guardaba, en un lugar prominente, en un armario, los instrumentos de Pilotaje.

El 18 de diciembre de ese año, los mozos del municipio que habían servido en las milicias Liberales, se veían compensados: “...«el Ayuntamiento quedó enterado de las disposiciones superiores, que aparecen insertadas en el Boletín Oficial del día 13, sobre la exención que rige sobre mozos quintos y marinos, de los hijos de los que con las armas defendieron, en la última guerra civil, los intereses del Rey legitimo de la Nación»…”


Terminaba el año 1879 con noticias sobre la beneficencia, la cual ayudaba a los más pobres, a través de algunos de esos filántropos como D. Francisca de Abaroa, que abrió a sus expensas un hospital frente al actual Ayuntamiento, cuyas llaves entregaron sus testamentarios D. Mariano de Arana y D. Luciano de Alday al Consistorio el 24 de diciembre de 1878. Cuando nuestro pueblo contaba con los siguientes habitantes por barrio:

Getxo (Andra Mari) contaba con 780 habitantes.

Algorta contaba con 1564 habitantes.

Las Arenas tan solo tenía 157 habitantes.

Empezaba 1880con noticias de prohibiciones, ahora eran las tabernas y sus horarios de cierre las llamadas a penalización: “...«Teniendo en cuenta algunas quejas obtenidas a consecuencia de la deshora en que cierran por la noche las tabernas y casas de bebidas de esta Anteiglesia, y considerando los males y disgustos que pueden producir…, este Ayuntamiento acuerda se publiquen y coloquen en sitios acostumbrados los bandos ordenando queden desiertas de toda gente extraña a la familia que ocupan todas las tabernas y casas de bebidas de esta jurisdicción a las nueve de la noche»...” Las penalizaciones más fuertes recaían sobre los dueños de las casas de bebidas, que eran multados con 5 pesetas, a los usuarios se les multaba con 1 peseta.


En Algorta algunas obras finalizaban su construcción: La rampa y paredón del Puerto de Algorta el 19 de enero de 1880, habían sido realizadas por D. Gregorio de Bengoa. Así como las de la calle de San Nicolás y su caño, que ejecutó D. Teodoro Uztueta; obras que se realizaron frente a la casa Bartoloena, frente a Jardingana, que habían consistido entre otras cosas en la colocación de unas verjas para protección del caño. También finalizaban las obras de construcción de la fuente de la campa de Santa María, cuyo artífice fue D. Ignacio Echeandía; obra por al que hubo que indemnizar con 8 pesetas de maíz al inquilino de la heredad D. José Antonio de Cortina. Y finalmente las de la fuente de Sarri, cuya obra fue realizada por D. Sebastián de Aguirremota.

Las obras del tranvía ya empezaban a avanzar hacia Algorta desde el lugar desierto que entonces era la Avanzada (el triángulo). El Ayuntamiento aprobaba el trazado del tranvía hasta la Plaza de Santucu (Alango), el 19 de enero de 1880. Los trazados fueron presentados por el ingeniero D. Laureano Gómez Santa María.

La venta de carnes frescas, que al parecer en verano incomodaban a los vecinos de Algorta, fue uno de los temas que tuvo que abordar el consistorio, ya que un vecino D. Ángel Barcena, solicitaba la venta de las mismas en una caseta de madera que iba a colocar en Mantequena (una tejavana situada en la entonces calle Carreras al Castillo, actual Erementariena). Era a finales de enero de 1880, y el Ayuntamiento acordaba: “...«conceder permiso solo hasta el 31 de mayo próximo, debiendo desaparecer y dejar aquel lugar como estaba al principio, para evitar que se convierta en un foco de insectos que incomoden y molesten a los vecinos»...”

El 5 de febrero de 1880 el consistorio trataba sobre la solicitud de la Compañía del Tranvía, para llevar la vía del tranvía hasta Amesti, dejando el tema sobre la mesa para tratar ese asunto en una Junta Municipal, que se iba a celebrar el día 7, y a la que iban a asistir la Asamblea de Vocales Asociados. En marzo de 1880 ya se preveía la llegada del tranvía a Algorta.


Y como ya estaban próximos los carnavales, D. Idelfonso Arrola músico mayor de la banda solicitaba: “...«que la banda salga de estudiantina por carnavales para obtener algunos recursos que sirvan para aliviar los gastos sufridos en establecer dicha banda»...” Sin embargo, le era denegado realizar un baile que habían solicitado por carecer de local propio.

De cara al próximo verano el consistorio veía la necesidad, por la afluencia de veraneantes, realizar un muelle que permitiera pasar desde Ereaga hasta el Puerto de Algorta, por lo que encargó un estudio económico al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca.

El 4 de marzo de 1880 el Ayuntamiento acordaba que se guardara en la Secretaría Municipal un cuaderno o libro titulado “Colección de los informes y documentos más interesantes que constan en las actas del Ayuntamiento Invicta Villa de Bilbao”. En el se recogía el periodo administrativo comprendido entre abril de 1877 y el 30 de junio de 1879 (Bilbao 1877-Librería de la viuda de Delmas, correo 4).

El 18 de marzo de ese mismo año por algunas quejas de vecinos y por otra presentada por los cortadores de Bilbao sobre los inconvenientes que provocaba la celebración de las ferias de ganado de Las Arenas, que se venían celebrando el segundo y cuarto domingo de mes: “...«la celebración a horas impropias de las ferias de ganado, se celebre a horas más propias para poder verificar las compras y ventas...” Por lo que el consistorio decidía: “...teniendo presente las quejas presentadas por algunos vecinos, que desde el próximo abril en adelante, se celebren las ferias de ganado solamente el segundo y cuarto jueves de mes, desde la una de la tarde en adelante»...” Publicaron aquel acuerdo en el Noticiero Bilbaino.


En la próxima entrada veremos cómo con la llegada de la Semana Santa, el Ayuntamiento se preparaba para organizar el desfile de la procesión. Cómo naufragaba en la Galea la lancha del practico de la Cofradía de Algorta D. Eustaquio Encera. Y cómo los veraneantes acudían en tropel a nuestras afamadas playas.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XXI-

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En esta entrada veremos cómo con la llegada de la Semana Santa el Ayuntamiento se preparaba para organizar el desfile de la procesión. Cómo naufragaba en la Galea la lancha del práctico de la Cofradía de Algorta D. Eustaquio Encera. Y cómo los veraneantes acudían en tropel a nuestras afamadas playas.

Y ya estábamos en la puertas de la Semana Santa, el Ayuntamiento previsor organizaba el desfile de la procesión: “...«para darle toda solemnidad a la procesión que tendrá lugar en la parroquia de San Nicolás los días 25 y 26 de marzo de 1880, acuerda se oficie al director de la banda de música tenga a bien asistir con ella, como compensación se ofrecerá un refresco, tanto a estos como a los portadores de la imagen de Nuestro Señor Jesucristo. Se oficie asimismo al sargento de carabineros a quien se ruega tenga la bondad de asistir con su fuerza, a la procesión a fin de establecer el orden»...”

El 6 de abril de 1880 naufragaba en la Galea la lancha del práctico de la Cofradía de Algorta D. Eustaquio Encera. Su tripulación salvó la vida según decían: “...milagrosamente, ordenando el Ayuntamiento se le paguen 200 reales a fin de mitigar su desgracia...” El Noticiero Bilbaíno también recogía la noticia el día 7 de ese mes: “...«Ayer tarde había naufragado una lancha tripulada por 15 nombres a la vista de Algorta»...”Al día siguiente aparecía en el mismo diario: “...«sobre la suerte que cupo anteayer a los tripulantes de dos lanchas de práctico de Santurce y Algorta, afortunadamente no ha habido que lamentar ninguna desgracia; la lancha de Algorta llevaba a bordo 10 hombres, el vapor Ingles que la remolcaba salvó a todos los tripulantes»...”

Los veraneantes acudían en tropel a nuestras afamadas playas, y el consistorio a mediados de abril ya pensaba en facilitarles la localización de las mismas, sobre todo la de más incipiente acceso, la de Ereaga en Algorta: “...«para que sepan los forasteros cuando lleguen al pueblo los caminos que conducen a la playa de mar de Ereaga, sería conveniente colocar dos rótulos, en los dos extremos del nuevo camino, uno en la Plazuela de Carnicería y otro en el callejón junto a la casa llamada de Lazurtegui, en Las Arenas»...” La propia prensa ya anunciaba: “…«!Para los que gusten veranear y tomar baños en Algorta! En dicho pueblo encontrarán este verano los forasteros que asistan todas las comodidades que son de desear, porque con las muchas obras de mejoras ejecutadas se ha completado todo lo que le faltaba a su hermosa playa de mar, la mejor sin rival del mar Cantábrico. Dicho pueblo es muy pintoresco, elevado y limpio, cuyas casas muchas de ellas nuevas, con jardines y huertos, están blanqueadas y pintadas con todo esmero, para recibir huéspedes, cuentan con fondas, un casino nuevo con café y billares, han sido construidos dos caminos espaciosos, y cómodos para bajar a la playa»...”

El 26 de abril de 1880 se recibía un oficio del Jefe de Estadística de la Diputación General, en el se solicitaba al Ayuntamiento de Getxo: “...«La remisión de la relación de medidas agrarias y cuadras, con sus equivalencias en medidas métricas, más utilizadas en la población»…” Esta medida venía a complementar la del 21 de julio de 1860 elaborada por dicha Diputación, que venía a declarar obligatorio el uso del sistema métrico decimal.


En esas mismas fechas, abril de 1880, se expropiaban terrenos para la colocación de las vías del Tranvía, desde un punto al que llamaban “La Carnicería”, que debía estar en la casa Benguria, y que correspondía al numero 57 de la calle Mayor (Actual Avd. Basagoiti), hasta la zona de Amesti.

Los ingresos municipales seguían siendo más bien escasos, salían de la recaudación de arbitrios, consistían básicamente en vinos y licores, abacería (aceite, vinagre, bacalao), carnes y materiales de construcción (piedra de las canteras municipales).

En mayo de 1880 la Compañía del Tranvía solicitaba y obtenía el permiso, par la instalación de un aljibe con una fuente en la Plazuela de Las Arenas (actual Bizkaiko Zubia) para el servicio público y poder regar las vías del tranvía, además de dicha plaza.

Una de las tradiciones que en Algorta se repetía en 1880, era la procesión del Corpus Christi, que ese año se iba a celebrar el 27 de mayo. Recordar el recorrido que realizaba en esas fechas. Tenía la salida desde la Parroquia de San Nikolas, iba por Altamira hasta la Plazuela de Jardingana, bajando por la calle San Nikolás hasta el Etxetxu, allí la cofradía de Mareantes instalaba un pequeño altar, donde celebraban el acto religioso; desde allí subía nuevamente por Aretxondo hasta la Parroquia. Los actos religiosos y la procesión iban encabezados por la banda de música dirigida por D. Idelfonso Arrola y la fuerza de carabineros al mando de su sargento, que iba con el uniforme de gala. Previamente el consistorio instaba a encalar todas las viviendas del recorrido: “...«El Ayuntamiento recomienda a los vecinos del trayecto que ha de recorrer la procesión, blanquear y decorar de la mejor manera posible todos los frontis de las casas y balcones»...” Durante la procesión se dispararon cohetes, cuyo valor fue de 108 reales.


Y como el verano y los veraneantes se hallaban próximos, a comienzos de junio el consistorio en junio de 1880 decidía: “...«Publicar en el diario de Madrid “La Correspondencia de España”, las obras y mejoras hechas por este Ayuntamiento en la población, a fin de que sea un estimulo a las muchas personas que traten de asistir a los baños de mar»...” En aquel verano insertaron 10 veces dicho anuncio. Y para amenizar las tardes de festivos acordaron: “...«Hacer un convenio con la Banda que dirige D. Idelfonso Arrola para las funciones religiosas y festejos, para que sirva de atractivo a la gente forastera que acude en verano. En julio y agosto, para que toquen desde las cinco de la tarde hasta el anochecer, y en septiembre desde la cuatro. También tendrán que tocar en los bailes de noche que disponga el Ayuntamiento en la romerías de Algorta y Guecho, desde la nueve hasta las doce de la noche; y en las dos romerías de Las Arenas por la tarde. La banda también asistirá a las funciones religiosas de Viernes Santo, Corpus Cristi, así como a las funciones de San Nicolás y Nuestra Señora de Agosto. La banda que asista a los actos contará al menos con 20 miembros»...” También acordaron tocar en el paseo de la Avanzada el día 24 de junio. Para reforzar el instrumental de dicha banda acordaron adquirir un bajo. Los músicos percibían al año 5 reales por sus actuaciones. En la Plazuela de Las Arenas, a petición de la compañía del Tranvía, se colocaron faroles para el alumbrado y urinarios.


Las romerías de Algorta que se habían venido celebrando en la campa del Castillo, un espacio a decir de las actas algo reducido, veían impedida su celebración en aquel espacio, por las trincheras y zanjas que el ejército había realizado para prácticas de tiro con cañón, por lo que el consistorio solicitó a la autoridad militar: “...«demoler aquellas trincheras o parapetos»…”

Un pequeño conflicto se desató el Algorta a principio de julio de 1880, el causante del mismo: “...«las prendas y joyas de Nuestra Señora de la Concepción»...” El cura párroco de San Nicolás de Bari y el Obispo reclamaban la entrega de las mismas, que algún vecino, al parecer, tenía en su casa. Objetos que fueron reclamados por el consistorio ya que el vecino tenedor se negaba a entregarlas.


En la próxima entrada veremos cómo la lactancia para niños de pecho era una de las ayudas municipales; y cómo ya cercanas las fiestas de San Nicolás, el Ayuntamiento las preparaba con diligencia.

ESTE GOBIERNO PONE EN PELIGRO LAS PENSIONES

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Y los jubilados,cada vez más cabreados, salen a la calle para reivindicar unas pensiones justas, que no pierdan su poder adquisitivo, que permitan vivir con dignidad, que puedan calentar sus hogares y comprar las medicinas que por su edad necesitan.


Las calles cada día están más llenas de íra colectiva, nos roban y no contentos con ello se ríen de nuestros derechos y del bienestar de nuestra familias. Es este un aviso a navegantes, que no piensen que tienen el voto garantizado, cuando el hambre y el frío entran en los hogares, nada esta asegurado, un puñado de votos pueden cambiar las relaciones de poder.


Que vayan pensando que hasta los tontos útiles, cuando su bolsillo y el de sus hijos esta en peligro, reaccionan.


Los jubilados de Getxo también hemos formado parte de la pancarta, junto a todos los de las márgenes de la ría, y otras zonas de Bizkaia, la marea de jubilados que cubrían las calles desde el Ayuntamiento de Bilbao hasta Moyua así lo acreditaba esta mañana. 


No será esta la última movilización, están jugando con el bienestar de nuestras familias, el hartazgo cada día es mayor y las elecciones cada vez están más cerca. No piensen los poderosos que esta vez si pierde su marca azul, les salvará su marca naranja, ya sabemos que ambas son parte de la misma moneda, y no van a engañarnos.


CAPOTANDO SOBRE EREAGA

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Aprovechando una fotografía del diario bilbaíno “El Liberal” de 1928, traigo a estas paginas un hecho acontecido en aquellas fechas, que atrajo la atención de cientos de vecinos de Algorta y barrios limítrofes. Es una entrada corta cuyo objetivo, es simplemente recrear un hecho ocurrido en una de nuestras playas.

Pero antes recordar que los espectáculos, las evoluciones aéreas y sus accidentes fueron una constante durante la primera mitad del Siglo XIX, en todo nuestro litoral. Algunos de aquellos acontecimientos ya he ido recogiendo en las entradas de mi Blog.

En “Alas rotas -II-” del viernes 19 de septiembre del 2014, donde recogía el accidente a aviación acontecido un 3 de Julio de 1951 al piloto Manuel del Rio y Periko Madariaga, a quienes un fuerte golpe de viento hizo que la avioneta en la que viajaban, diera con sus ruedas sobre el tejado de una de las casas del Puerto Viejo, de la calle Aretxondo, el edificio denominado “Juanena”. En la entrada “Aeroplanos bajo el Puente Bizkaia”, del viernes 5 de diciembre del mismo año, en la que describía como Jean Louis Conneau, conocido bajo el seudónimo de André Beaumont, en septiembre de 1912 realizó una exhibición con su “aerohidroplano” partiendo desde la playa de Las Arenas y sobrevolando todo el Abra y la ría, finalizando con el paso por debajo del Puente Bizkaia.

Este capotaje sobre la playa de Ereaga, aconteció el 13 junio de 1928. Hacía tiempo, al decir de la prensa, que algunos adinerados vecinos, habían adquirido una avioneta (un biplano pequeño de un solo motor) para su divertimento. El día de la entrega de dicha aeronave, un piloto militar amigo de uno de ellos se ofreció a acompañar a uno de sus jóvenes propietarios. Ese día una avioneta “avro” pilotada por D. Luis Pardo, quien viajaba desde Madrid en Compañía del joven Marques de Zuya, despegaba desde el aeropuerto de Getafe (Madrid) con destino a Getxo.

Tras un descanso para almorzar y cargar combustible en el campo de Gamonal (Burgos), salieron destino a Erega. Horas antes numeroso público poblaba la playa de Erega, esperando la llegada del pequeño biplano. Desde los tiempos de Poire no se había contemplado un acontecimiento similar en Bizkaia, protagonizado por un aeroplano. En el centro de la playa se había colocado una bandera blanca para avisar al piloto de la dirección del viento. El aparato apareció por encima de la casa de D. Horacio Echevarrieta.

Al llegar al Abra, eran las seis de la tarde, en el momento en que hacía su presencia la avioneta, una galerna desato toda su furia. El aeroplano aterrizó en medio de grandes bandazos en la playa. Cuando ya había tomado contacto con la arena y la aeronave se deslizaba con menor marcha, una fuerte racha de viento la hizo capotar, quedando los pasajeros boca abajo dentro de la carlinga. El biplano quedó destrozado por completo; la hélice y el ala inferior izquierda, fueron las que más sufrieron con el impacto. En esta ocasión los pasajeros resultaron ilesos. En la fotografía inferior se puede ver al piloto de la avioneta.


Rápidamente los vecinos de Algorta llegaron raudos para observar el aparatoso percance. Algunos de sus amigos que les esperaban en el Club Marítimo del Abra, acudieron a la playa, entre ellos estaban el Alcalde de Portugalete, D. Jesús Chapa, hermano de uno de los condueños de la avioneta. Otro de los que acudieron fue el Teniente de Alcalde de Getxo Sr. Artolozaga.

En cualquiera de los casos la multitud congregada sobre la arena de la playa, casi no dejaba ver la avioneta. Tras ella podía apreciarse el Balneario de Igeretxe. La maltrecha avioneta fue llevada al garaje Eguia de La Arenas, para ser preparada para llevar a reparar a Madrid.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XXII-

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En la anterior entrada veíamos cómo con la llegada de la Semana Santa, el Ayuntamiento se preparaba para organizar el desfile de la procesión. Cómo naufragaba en la Galea la lancha del práctico de la Cofradía de Algorta D. Eustaquio Encera. Y cómo los veraneantes acudían en tropel a nuestras afamadas playas. En esta seguiremos viendo cómo la lactancia para niños de pecho era una de las ayudas municipales; y cómo ya cercanas las fiestas de San Nicolás, el Ayuntamiento las preparaba con diligencia.

La lactancia para niños de pecho, cuyas madres por diferentes motivos no pudieran amamantarlos, era otro de los motivos de solicitud municipal. En este caso se trataba de un niño de de tres días cuya madre había fallecido, y careciendo el padre de recursos para criar a dicho pequeño, solicitaba ayuda al consistorio. En general las ayudas eran para periodos de lactancia de 15 meses, y el Ayuntamiento decía en julio de 1880: “...teniendo en cuenta la costumbre que ha sido observada en iguales casos, se conceda la lactancia de dicho niño por 15 meses, por la cantidad de 825 reales de vellón pagaderos trimestralmente...” Y en esos menesteres, también el consistorio se cubría y trataba de ahorrar, ya que decía a continuación: “...y si muriese antes el citado niño, lo que correspondiera...” Las ayudas solicitadas para otros casos, como cuando por enfermedad algunas vecinas no podían trabajar, eran rechazadas, y sin embargo, eso no sucedía con los militares destacados en el Castillo, ya que según un acuerdo del 27 de junio de 1879, en vigor en aquellas fechas, los artilleros destacados en dicha batería tenían derecho a los suministro por parte del municipio de camas, carbón y aceite.


A finales de julio de 1880, varios vecinos de Algorta, encabezados por D. Pedro José de Urquijo, solicitaban al consistorio: “...que el tranvía sin detenerse en Amesti, continúe por el camino peatil hasta la Plaza de San Nicolás, hasta llegar junto a la iglesia…” El Ayuntamiento acordó que dicho transporte llegara hasta el punto denominado Altamira de acuerdo con la escritura firmada con la compañía del tranvía.

La playa de Las Arenas, una de las más grandes de Getxo, en su día tenía algo más de un kilómetro de longitud. Era en julio de 1880 una de las más solicitadas del municipio, hasta el extremo de que en ese mes, el vecino de Bilbao D. Anselmo Pascual solicitó la colocación en dicha playa de 500 sillas, licencia que se concedió para esa temporada de baños.


Y como se acercaban las fiestas de San Nicolás, el Ayuntamiento ordenó el día 29 de julio de 1880: “...Aproximándose los días de celebración de romerías de Algorta, el 11 de agosto, y encontrándose imposibilitada para dicho fin la Plaza de San Nicolas, con piedras y otros escombros, por las obras del nuevo Ayuntamiento, a fin de que se puedan celebrara en la misma, según costumbre, las diversiones públicas, se limpie la misma por dentro y fuera, y se arregle el empedrado que se halla bajo ella…” Finalmente, las fiestas de Algorta (San Ignacio y San Nicolás) y las de Getxo (Andra Mari), fiestas llamadas votivas, se celebraron con gran profusión de actos lúdicos, algunos que se han mantenido a través del tiempo, como la cucaña, y como no las deseadas romerías, que en San Ignacio se celebraron en la campa del mismo nombre.

En esa misma fecha, como se hallaba la linea del tranvía en condiciones de realizar la puesta en marcha entre la Avanzada y el lugar próximo a Algorta conocido como “La Carnicería”, acordaba el consistorio: “...autorizar a la empresa para que, sin prejuicio de continuar los trabajos hasta el termino designado en contrato, ponga en marcha la explotación de la línea hasta la carnicería...”

En Algorta y Getxo, en 1880, la influencia de la iglesia se dejaba sentir en las relaciones con los ciudadanos y los poderes públicos. En agosto de ese año el párroco de San Nicolás de Bari, en nombre de los cabildos de Algorta, Getxo y Berango, invitaba a que los ciudadanos y Ayuntamiento formaran parte de una peregrinación, que pensaban en breves fechas al Santuario de Nuestra Señora de Begoña. Y como lo de pedir era algo innato a la iglesia solicitaban al consistorio: “...en nombre de la junta de los tres cabildos, se facilite alguna ayuda de los fondos municipales, para alivio de personas pobres que desean participar en la peregrinación, pero no disponen de medios para costearse el gasto del viaje...” El consistorio con cargo al capitulo de beneficencia donaba 100 reales de vellón como ayuda. En esas mismas fechas D. Cándido de Zugazagoitia abría una nueva farmacia en Algorta.

En agosto de 1880 para poder ser elegido candidato a Diputado Provincial había que tener algún titulo que acreditase la capacidad del postulante. Entre los que deseaban optar a dicha plaza se encontraba D. José Ramón de Aqueche: “...quien solicitaba al consistorio ser incluido para las elecciones de Diputados Provinciales y Concejales, en clase de capacidad como Perito Mercantil. Así mismo se incluya a D. Santiago Echevarria y a D. Ramón de Barandica como pilotos...”

El tranvía de Bilbao a Algorta realizaba parada en la Avanzada para permitir que el empleado municipal, responsable del cobro de arbitrios, pudiera subir en la misma, y cobrar a las baserritarras que acudían a los mercados locales. En dicho punto, la Avanzada, disponían de una caseta para el resguardo del empleado y la caballería, que era utilizada para subir la cuesta.


Llegaba septiembre de 1880 y con el las horas de oscuridad aumentaban, los consumos de los líquidos que alimentaban los escasos faroles existentes en el Pueblo se disparaban, la mayor parte de ellos situados en calles céntricas de Algorta (Tetuán, actual Avd. Basagoiti) y alguno en Las Arenas (Plazuela, actual Bizkaiko Zubia). El consistorio acordó controlar el gasto de un único farol, para hacer una estimación del líquido necesario para toda la temporada. El responsable (el farolero) fue D. Francisco Lapresa, quien provisto de esparto para limpieza de los cristales, mecha y petróleo, era quien los mantenía encendidos. Encendido que tanto en Algorta como en Las Arenas duraba 3 horas. El combustible que se consumía era de 180 litros en Algorta y 60 litros en Las Arenas. En ese año se adquirieron 20 faroles nuevos cuyo importe supuso a las arcas municipales 4.241 reales.

La nueva Casa Consistorial de la Plaza de San Nicolás iba a ver finalizada su construcción, se estaba retejando, el 14 de octubre de 1880 por lo que el Ayuntamiento, para completar su fachada determinó que: “...el rematante de las obras D. Domingo de Aurrecoechea, coloque en la parte superior de la fachada, un escudo de armas de Vizcaya dibujado en piedra y con las palabras «Casa Consistorial Año 1881»…” En él se incluían a ambos lados los atributos del comercio y navegación.

El 22 de ese mismo mes, el consistorio ordenaba a la Comisión permanente de la Policía Urbana y Rural que se practicaran todas las diligencias necesarias para obtener todos los planos y datos sobre terrenos que habían sido vendidos en los arenales.

El 19 de octubre de 1880 se recibían las obras del Camino de Erega, que había realizado el rematante D. Gregorio de Bengoa. En esa misma fecha, era declarado por la Diputación como camino de primera clase, el proyectado que iba desde Plencia hasta la taberna del Ángel.

No todos los adelantos que se instalaban a fin de hacer la vida más cómoda a algunos vecinos, eran bien recibidos por el Ayuntamiento. Fue el caso de un “Potrero” (aparato para herrar animales) que en diciembre de 1880 se instaló en una fachada de la vía pública de Las Arenas, probablemente, por requerimiento de algún vecino a quien disgustaba el servicio y los herradores, tuvo que ser retirado.

Terminaba el año con un exhorto al rematante de vinos y licores para que tuviera siempre existencias en la taberna de Ángel.

Entre los años 1850 y 1880 parecía que la población se había dormido, ya que en la primera fecha Getxo contaba con 2.079 habitantes y en la segunda tan solo había crecido hasta llegar a los 2.807 habitantes. No llegaría a los 5.442 hasta finales de ese siglo.

En la próxima entrada veremos empezar el año 1881, bajo la presidencia de D. José Ramón de Arecheta, con una noticia referida al Barco del Pasaje. Y cómo la viruela hacía acto de presencia en el Puerto de Algorta.


ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XXIII-

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En la anterior entrada veíamos cómo la lactancia para niños de pecho era una de las ayudas municipales; y cómo, ya cercanas las fiestas de San Nicolás, el Ayuntamiento las preparaba con diligencia. Con esta daremos entrada al año 1881.

Año 1881. Empezaba bajo la presidencia de D. José Ramón de Arecheta. Con una noticia referida al Barco del Pasaje, al parecer de acuerdo con lo convenido, el barquero se negaba a transportar a personas que no fueran de los tres pueblos contratantes Getxo, Leioa y Berango, pero al parecer el contrato no impedía que personas ajenas a esto pueblos, pudieran utilizar el barco o lancha para realizar el pasaje de la ría. Por lo que los tres Ayuntamientos decidieron: “...que considerando que la ría tiene el carácter de ser libre el paso, no es justo que a ninguna persona se le impida el paso en la barca. El Ayuntamiento acuerda autorizar y autoriza al rematante que siempre que en su barca o lancha tenga sitio, después de embarcar a los de los referidos pueblos, pueda pasar a cualquier persona extraña a ellos, cobrándoles el pasaje...”

A mediados de enero de 1881 la viruela hacía acto de presencia en el Puerto. Definía el consistorio al barrio de pescadores como: “...Uno de los más poblados de esta Anteiglesia...” Se referían a la densidad de población. Con un afectado: un pequeño. Decidieron poner dos personas en el exterior de la vivienda para controlar que: “...nadie salga de la misma ni entre ningún extraño...” Para finales del mes la enfermedad ya se extendía por todo el municipio y el Ayuntamiento convocaba una reunión en sus locales a la Junta de Sanidad Municipal. El miedo se extendía entre la población hasta el extremo de que incluso en las escuelas, por orden municipal, no eran admitidos los niños que habían pasado la citada enfermedad, salvo que el medico local certificara que había pasado el peligro de contagio.


A comienzos de febrero, el día 3, y a pesar de la temida enfermedad, el consistorio autorizaba la postulación de Santa Águeda: “...queriendo acatar una costumbre que viene celebrándose desde tiempos inmemoriales, autoriza a que se pida por las calles la limosna que se llama de Santa Águeda en la noche de mañana...”

El ahorro en combustible para los faroles también era algo que el consistorio tenia en cuenta. Para ello recurría a las fases de la luna para aprovechar la luminosidad de la misma: “...el encargado del encendido de los faroles de calle, solo deje encenderlos los días de cuarto creciente de la luna hasta el de la llena y uno o dos más, apagando lo siguientes a dicha luna, cuando ésta aclare los puntos de los faroles...” El encargado de la limpieza de los mismos era el Sr. Lapresa, con sus propios trapos. Debía mantener los cristales diáfanos para que aquella tenue luz iluminara nuestras somnolientas y mortecinas calles de escasos y dispersos faroles.

Los juegos de los pequeños, al igual que los de hoy en día, eran algo que los adultos no soportaban, porque con sus pequeñas travesuras dañaban enseres municipales y parroquiales: “...se haga saber al maestro de la escuela pública de Algorta, tenga a bien adoptar las medidas que estén a su alcance para evitar que sus discípulos hagan daño,. Varias veces se les ha visto con sus gorras y piedras en la mano, lanzándolas contra los cristales de las escuelas y sacristía, así como sobre el tejado de dichas escuelas...” !Si los cristales hablaran, cuántas historias de pequeñas batallas, dejarían nombres de los antes y hoy adultos “inquisidores”!


La hidrofobia y las mordeduras de los perros infectados por esa enfermedad era otra de las preocupaciones de nuestros ediles en febrero de 1881. Se habían producido ataques de perros enfermos en poblaciones cercanas como Plentzia y Gorliz. Por ello el Ayuntamiento de Getxo se anticipó para prevenir la enfermedad: “...Adoptar las medidas conducentes a prevenir la enfermedad. Para ello se acuerda: Fijar anuncios en los parajes acostumbrados, ordenando a todos los dueños de perros que los mantengan atados en sus casas, colocarles bozales bien fijados...” Adoptaron también medidas muy expeditivas: “...que publicada sea la orden todo perro que se encuentre suelto y sin bozal sea sacrificado por los empleados municipales...”

A finales de febrero de 1881 se produjeron los amojonamientos de los limites de Getxo con Leioa, debido a que esas señales con forma tronco-piramidal no estaban visibles, y los lindes eran difíciles de precisar. El responsable por el Ayuntamiento de Getxo de llevarlas a cabo, fue el maestro de obras (Arquitecto) D.Francisco Ciriaco de Menchaca. Se requirió al consistorio de Leioa que acudiera: “...el Alcalde o una comisión a un lugar frente al salchichero de la localidad, a fin de comenzar las operaciones trayendo un perito de su confianza...”

A principio de ese año el Ayuntamiento ordenaba derribar las paredes de la casa en ruinas de las hermanas Sustacha, edificio que tenía por nombre “Quinquena” (Kinkena) Estaba situado en la calle Tánger (actual Avd. Basagoiti), cerca de la Escuela de Náutica.


Las relaciones entre los vecinos y la alcaldía no siempre eran buenas. A veces las órdenes ejecutorias, muchas de ellas consecuencia del Bando de buen Gobierno aprobado meses antes, provocaban situaciones, que vistas desde otro contexto, creaban situaciones chirenes. Fue el caso de una vecina de Algorta, que al recibir un oficio del Ayuntamiento, que le fue entregado por el alguacil, según relataba el diario de sesiones: “...Habiendo entregado el alguacil, ante testigos, el oficio, dicha señora le contesto: «se lo devuelva al Alcalde para limpiar el trasero. Luego tiró a tierra el oficio, para más enseguida se levantó haciendo con la mano un ademán escandaloso. Dijo que lo ponga sobre el fandango de una viuda de la casa Maurosa de Urduliz, y volvió a arrojarlo al suelo»...” Decidió el consistorio presentar denuncia y se le impuso una multa, los viajes a Bilbao de nuestros ediles para declarar en el juicio, supusieron para las arcas municipales la cantidad de 120 reales.

En esos días las multas derivadas del “Bando de buen Gobierno eran cuantiosas. Hasta los músicos de la banda fueron castigados con una. Se trataba de los miembros de la banda (D. Ignacio Abascal, D. José Luis Bilbao, D. Antonio Elustondo, D. Leonardo Zarraga y D. Dontao Llona), por lo que durante unos días no sonó la música en Algorta. Incluso la casa de algún concejal llegó a ver apedreados los cristales de su vivienda, a decir del mismo: “...seguro que por haber procurado en días anteriores que se cumpliera el Bando de buen Gobierno...”

El día 10 de marzo de 1881, el rematante de la nueva Casa Consistorial de la plaza de San Nicolás solicitaba al Ayuntamiento que se realizara la medición, por estar concluidas las obras. Dicha recepción quedó pendiente de la aprobación de obras del Gobernador Civil.


El 24 de marzo de 1881 se trataba en el Ayuntamiento dar autorización a la vecina del Puerto Dña. Francisca de Incera para la apertura de una pulpería, en la calle del Puerto de Algorta.

En la sesión municipal de esa fecha se trató también sobre la nueva iglesia que se iba a erigir en “Alanguetas” (se referían a la de San Ignacio) se acordaba: “...dirigirse al Sr. Obispo de Vitoria, en súplica de que lo recaudado durante el año actual en esta Anteiglesia por Bula, sea destinado a continuar las obras de la citada iglesia, que se hallan paralizadas por falta de fondos...”

En la próxima entrada veremos cómo el juego de pelota en el frontón de la Casa Consistorial de San Nicolás de Algorta veía peligrar su continuidad. Y cómo los socios del Casino Algorteño veían necesario instalar un buzón para recoger y enviar su correspondencia.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -XXIV-

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En la anterior entrada veíamos cómo daba comienzo el año 1881, y cómo arreciaban los problemas con el barquero de la ría; también cómo el alumbrado público era otro de los asuntos que preocupaba a nuestros ediles. En esta seguiremos con otros aconteceres de aquellos días.

A principios de abril de 1881, el juego de pelota en el frontón de la Casa Consistorial de San Nicolás de Algorta veía peligrar su continuidad. El Consistorio decía: “...a fin de evitar algunos abusos y falta de respeto a los divinos oficios, que puedan resultar del juego de la pelota, construida en el piso bajo de la Casa Consistorial, lugar destinado a mercado o plaza en los días lluviosos. Acuerda este Ayuntamiento: «Se fije un Bando prohibiendo terminantemente jugar a la pelota en dicho local mientras se están celebrando los divinos oficios»...”!No parece que al prelado de San Nicolás le gustara mucho el juego de la pelota, o quizá no viera con buenos ojos la falta de asistencia de aquellos deportistas a sus funciones!. Si embargo, el Ayuntamiento, quizá haciendo obediencia de las recomendaciones del cura, avisaba con un oficio a los maestros y maestras de las escuelas de Algorta: “...que espera concurran con los niños de las escuelas a la procesión del Viernes Santo...”

El 23 abril de aquel año, el puente de Larrañazubi presentaba un estado lastimoso, por lo que los vecinos de Baserri solicitaron al consistorio, se rehabilitara dicho puente ya que era esencial para las comunicaciones de dicho barrio con el resto del municipio. El Ayuntamiento encargó al maestro de obras que valorara la construcción del mismo con madera y piedra.

La hidrofobia volvía a traer de cabeza a nuestros vecinos, mientras que en febrero el Ayuntamiento había decido retirar los bozales a los perros por la ausencia de signos de hidrofobia en los alrededores. Nuevamente en abril volvían los rumores de la amenaza hidrófoba. El Ayuntamiento acordaba: “...«se publique por medio de tamboril y anuncio al público, que todos los perros sean amarrados o recogidos por los dueños en sus casas, de día y noche, y el que se encuentre en la calle, con bozal o sin el, sea matado por los alguaciles, desde mañana a las diez en adelante, proporcionado escopetas y munición por cuenta del Ayuntamiento»...” No obstante uno de los regidores, el Sr. Berasaluce, trató de poner cordura a aquella decisión, aunque sin lograrlo, su propuesta era: “...«en lugar de matarlos en la calle sean recogidos, los que así se encuentren, con lazos u otros medios, y llevados a una perrera, y sacrificados si no aparecieran sus dueños»...” La obsesión por la enfermedad hacía que de un mes a otro cambiaran las condiciones. En mayo volvía el tamborilero a hacer sonar su atabal, anunciando que los perros quedaban en libertad para andar por las calles. Aunque más tarde, en junio, la aparición de un can desconocido con síntomas de rabia, volvería a levantar las alarmas.


Los socios del Casino Algorteño veían necesario instalar un buzón para recoger y enviar su correspondencia, por ello el Presidente de la entidad solicitaba al Ayuntamiento el día 28 de abril de 1881 la instalación de uno en su fachada. El consistorio accedía a las pretensiones a condición de que estuviera bien protegido y abierto día y noche para todo el público. No todos los ediles estuvieron de acuerdo. D. Feliciano de Ansoleaga cuestionaba la iniciativa, ya que la distancia que separaba el Casino de la llamada “Casa Carnicería” (parada del tranvía) era de escasos metros, y en ella existía otro buzón. A pesar de que acordaron suprimir el buzón de la carnicería, pocos días más tarde cambiaban de parecer y dejaban los dos.

El 30 de abril dimitía el músico mayor (director) de la que en las actas llamaban Banda o Charanga, D. Idelfonso Arrola, Era nombrado director de la misma, de forma provisional hasta que se nombrara otro, al músico y sacristán de la parroquia de San Nicolás D. Juan Bautista Larrazabal.

Era el mes de mayo de 1881 cuando se trataba de la situación de la calle que recibía el nombre de “Peligro” en el Puerto. La descripción que realizaban de la misma daba razón al nombre: “...«está en muy mal estado y es muy peligrosa, sobre todo por la noche, el poco tránsito de persona por la Calle Peligro, desde el punto junto a la casa Padrena hasta encontrarse con la calle Tánger (actual Avd. Basagoiti), cerca de Mugaburu Nueva»...” decidían arreglar dicha calle en un plazo breve de tiempo. Obra que saldría a remate en julio de aquel año.


El Consistorio creía llegado el momento de que el tranvía llegara hasta el Casino Algorteño, y comisionaba el 12 de mayo a los concejales Sres. Beeretega y Ansoleaga para realizar las gestiones a fin de que gestionaran ante la Compañía del Tranvía dicho objetivo.

A finales de mayo, los baños de mar venían a ocupar el tiempo a nuestras autoridades locales, ya que de dicha actividad dependía una parte importante del presupuesto municipal. Ordenaban la calle que iba desde la ermita de Santa Ana hasta el muelle de la playa, dividiendo en 16 lotes de sesenta pies de fondo el espacio que quedaba desde el callejón próximo al muelle hasta el pretil del mismo, para la colocación de las casetas de baños de mar.

Se publica en el Boletín Oficial de Vizcaya del 4 de junio de 1881, una noticia referida a la emigración de: “...«jóvenes del bello sexo a las Américas y otras sobre perros atacados de hidrofobia»...” El consistorio decidía colocar anuncios en los lugares de siempre y enviar una copia a la Parroquia de San Nicolás para que la publicitara el párroco.

El día primero de julio de 1881 se nombraba nuevo Alcalde en la figura de D. Manuel de Zalduondo; y como tenientes de Alcalde a D. Jose Ramón de Ansoleaga y D. Evencio de Cortina.

A principios de julio de 1881 se establecían las condiciones para los responsables de la Alhóndiga de Las Arenas: “...«El administrador de arbitrios de vinos, aguardientes y demás licores o bebidas de esta Anteiglesia, lo hará bajo las siguientes condiciones: 1ª Será responsable de todas las cantidades que reciba en la alhóndiga, tanto de vinos y licores como de las demás bebidas sujetas al pago de derechos. 2ª Tendrá obligación de conducirlas a las tabernas o casas de venta en todo el municipio y cantidades que le sean pedidas. 3ª Podrá expenderlas al menudeo en cantidades que no pasen de un azumbre de vino y aguardiente y botellas de licores. 4ª Se fija como precio máximo de venta 5 reales por cantara de vino, un real en cada azumbre de aguardiente y medio real por botella de licores. 5ª Será obligación del administrador de la alhóndiga, presentar diariamente al Regidor D. Ángel Zavala los recibos que acrediten la venta. 6ª Será también obligación del administrador de la alhóndiga, tomar nota de los chacolíes que se hallen a la venta, quedando prohibido al administrador tener a la venta chacolíes en la alhóndiga»...” 


Aquel año la administración de la Alhóndiga quedo al cargo del ayuntamiento por no haberse presentado nadie que cubriera las dos terceras partes de la base de puja establecida. Por ello decidieron que para evitar los abusos que se estaban produciendo en la introducción de bebidas y precios, que lesionaban los intereses municipales: “...«en el vino común solo se podrá introducir en el pueblo, cada vez, la cantidad de cinco cántaras siendo en pellejo, y seis cuando se introduzcan en barriles; en aguardiente un azumbre; en licores solamente seis botellas cada vez y en cerveza un barril o cuatro docenas de botellas»…” Días más tarde el consistorio, tras rebajar las condiciones del arbitrio, veía presentar dos propuestas para hacerse cargo de la Alhóndiga Municipal de Las Arenas. Los solicitantes fueron D. José María Ordeñana y D. Idelfonso Arrola, quedando este último seleccionado para la administración de aquel local de bebidas.

En la próxima entrada veremos cómo en la taberna del Ángel, además de vender chacolíes se empezaba a negociar con tabacos; y como surgía un conflicto por culpa de los bancos de la iglesia de San Nikolas de Bari de Algorta.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XXV-

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En la anterior entrada veíamos cómo el juego de pelota en el frontón de la Casa Consistorial de San Nicolás de Algorta, veía peligrar su continuidad; y los socios del Casino Algorteño veían necesario instalar un buzón para recoger y enviar su correspondencia. En ésta seguiremos desgranando los aconteceres de aquellos días de 1881.

La taberna del Ángel fue otra de las concesiones que se realizaron en aquellos días. La adjudicataria fue la viuda Dña. Juana de Ibarra. Y por primera vez, teniendo en cuenta su condición de viuda, se le arrendó sin renta. Los vinos y licores le eran servidos por el propio Ayuntamiento previo pago, siendo la ganancia de la venta a beneficio de la misma; se le autorizaba la venta de chacolies en la taberna; también se le permitía establecer un estanco en la misma, pero sin que el consistorio interviniera en la concesión.

El 7 de julio de 1881 se nombraban los Alcades de barrio de Las Arenas y Santa María, quedando mentados para el cargo D. Juan Domingo de Echevarria por Las Arenas y D. Gervasio de Vidaurrazaga por Santa María.

Y como la iglesia, las fiestas y aquella Alcaldía, por los hábitos de la época, parecían inseparables, poco antes de llegar las fiestas de Algorta, el Alcalde de Getxo, contactaba con el capellán de Las Arenas para que le facilitara un buen predicador para la festividad de San Nicolás de Bari de Algorta. En esta parroquia parece que el lugar que venía siendo reservado al Ayuntamiento no era del agrado, o de suficiente dignidad, para nuestros ediles, por lo que crearon una comisión que negociara, un sitio más acorde dentro de la iglesia.

Preocupados el consistorio y gobernador, a primeros de julio de 1881, por el orden, la vigilancia de playas y el contrabando de bebidas, decidieron contratar a tres vigilantes. Nombramientos que recayeron en las figuras de un carabinero licenciado, otro jubilado de la misma arma y un tercero licenciado del ejercito, enseguida constataron la poca robustez y fortaleza física de las personas elegidas por su edad, ya que iban a tener que soportar largas vigilias nocturnas, sobre todo durante las gélidas noches del invierno. Para soportar aquellas largas vigilias se les proveyó de un traje adecuado y gorra que indicase su dignidad, también se le dotó de armamento para sus rondas nocturnas, comprándoles tres revólveres con sus respectivos cinturones y fundas de cuero. Pero sobre todo en el pensamiento de los ediles se encontraba el contrabando de bebidas, que dañaba seriamente a las arcas municipales. Ya que no pagaban los arbitrios. Para facilitar la vigilancia en el barrio de Las Arenas colocaron nuevos faroles, que facilitaran la visión nocturna de aquellos vigilantes. Y aprovechando que el verdadero objetivo era la cobranza de los arbitrios, negociaron con la compañía del tranvía, que el cobrador de dichos impuestos, pudiera viajar en el tranvía controlando los trasiegos de vinos y aguardientes, en el trayecto que iba desde el Balneario de los Aguire (Las Arenas) hasta la casa del Sr. Careaga (La Avanzada).

Y como la economía apretaba a la corporación, ya que los ingresos municipales seguían siendo más bien escasos, y salían de la recaudación de arbitrios, que consistían básicamente en vinos y licores, abacería (aceite, vinagre, bacalao), carnes y materiales de construcción (piedra de las canteras municipales). Hicieron hincapié en las “cedulas personales”, que como decía en mi entrada del 16 de noviembre del 2017: “...«cada vecino tenía una, eran de diferentes clases, dependiendo de la riqueza contributiva y económica de sus propietarios...»” Y eran las que realmente permitía cubrir las necesidades económicas del Ayuntamiento.

Para dar un pequeño respiro a tantos asuntos económicos, comentar un acontecimiento, de los tira y afloja de las mujeres de Algorta con los hombres, por preservar algunas parcelas de poder. Lo indicaba el conflicto por los bancos de la iglesia de San Nikolas, en 1881. Al parecer eran estas quienes ocupaban todos los bancos de la iglesia, a decir de lo escrito en las actas de ese año: “...las mujeres habían invadido todos los bancos de la Iglesia...” Obviamente algunos hombres, de cierto predicamento en el Consistorio, acudieron al Alcalde pidiendo su intervención ante el Párroco, el Ayuntamiento se posicionó a favor de estos, enviando un exhorto al responsable eclesiástico diciendo: “...excitamos su celo para a fin de impedir este abuso, deberán de colocarse letreros en los bancos de la iglesia, que digan !Para hombres, !Para mujeres!...” En ese mismo año se desmantelaban las troneras y parapetos de la campa del Castillo.

A mediados de julio de 1881, el Puerto Viejo de Algorta, era uno de los lugares en los que se fabricaba yeso, material que ya era utilizado desde los tiempos de Catón en la antigua Roma. Dicho material era usado en nuestro pueblo para varias aplicaciones. Se utilizaba dicho mortero para la confección de masas simples, para la ejecución de tabiques, enlucido de interiores, pero también para mejorar las tierras de cultivo como abono y desalinizador. El fabricante era un vecino de dicho barrio D. Martín de Arispe. Y por aquello de aparentar, el consistorio para iluminar de blanco las casas decidía que: “...«como una medida de higiene y ornato público se excite el buen celo de los vecinos para que proceda a blanquear las fachadas que den frente a la calle o vías públicas»...”

Y como ya era la hora de las fiestas del Pueblo: “...«las de Santa Ana, San Ignacio, San Nicolás y Nuestra Señora (Andra Mari), se creó una comisión para que confeccionara el calendario festivo para el mayor lucimiento, tanto de las funciones religiosas como de festejos y bailes nocturnos. Durante la romería se correrán cuatro toros ensogados, siendo tres de ellos por cuenta del rematante de carnes frescas, y el cuarto será sorteado el día 26 de julio, por la tarde, en la romería del campo de la ermita de Santa Ana. La aparición de aquellos toros iba a ser sorteada para el resto de fiestas: Las de los día de San Ignacio y San Nicolás se iban a celebrar en la playa de Ereaga, la primera a las cuatro de la tarde y la segunda a las nueve de la mañana; la de Andra Mari en la campa de la iglesia; todos los toros se iban a correr embolados...»” De los refrescos y cervezas, durante las fiestas del Puerto, se encargó el vecino de Bilbao D. Simón de Orbea. Por otro lado, se nombraba como Alcalde del barrio del Puerto Viejo a D. Manuel Ignacio Ugarte. Los fuegos de artificio fueron otros de los protagonistas de aquellas fiestas, hasta el extremo que muchos vecinos felicitaron al Ayuntamiento, por la vistosidad de los mismos.


Las fiestas en su vertiente religiosa eran un lugar de conflicto entre las mujeres y hombres asistentes. De los tira y afloja de las mujeres de Algorta con los hombres dan cuenta lo recogido en las actas municipales de mediados de julio de 1881, ya que algunos hombres, de cierto predicamento en el Consistorio, acudieron al Alcalde pidiendo su intervención ante el Párroco, para preservar algunas de sus parcelas de poder: “...«se acordaba excitar el buen celo del señor cura de la parroquia de San Nicolás, pues a pesar de que se habían colocado bancos en sitios destinados a los hombres, las mujeres habían invadido todos los bancos de la Iglesia»...” El Ayuntamiento se posicionó a favor de estos, enviando un exhorto al responsable eclesiástico diciendo: “...«excitamos su celo para a fin de impedir este abuso, deberán de colocarse letreros en los bancos de la iglesia, que digan !Para hombres, !Para mujeres!»...” Como si fuera un símbolo para acabar con esa guerra incruenta, en esas mismas fechas se desmantelaban las troneras y parapetos de la campa del Castillo.

Y como era menester, el consistorio de Getxo veía hecha realidad su situación de preeminencia en la Iglesia de San Nicolas de Bari de Algorta. El 21 de julio de 1881 se realizaban las obras de reforma del presbiterio de la iglesia: “...«el maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca, dirigía las obras de la reforma del presbiterio, a fin de poder colocar en él a la Corporación Municipal en las festividades y actos religiosos. Y ejecutar las obras lo más tardar para el próximo día 11 de agosto, festividad del patrón de la parroquia»…” El reloj de la torre era cuidado por el alguacil D. Juan Antonio Miragaray, por lo que recibía 200 reales anuales, trabajo que venía realizando desde 1878.

En esa misma fecha se decidía realizar la explanación del trazado del tranvía, hasta llegar al nuevo Casino o Amesti.

En la próxima entrada veremos cómo, con el fin de atraer visitantes al barrio de Algorta, el consistorio decidía que se celebraran dos ferias de ganado mensualmente en la campa denominada de Alango; y cómo en agosto de 1881 se celebraron las regatas internacionales de vela en el Abra.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XXVI-

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En la anterior entrada íbamos desgranando los aconteceres de aquellos días de 1881. En ésta veremos cómo el contrabando de vinos, licores y aguardientes iba en aumento y dañaba a las mermadas arcas municipales; y cómo las procesiones y su transcurrir a veces causaba algunas discrepancias entre vecinos.

En agosto de 1881, con el fin de atraer visitantes al barrio de Algorta, el consistorio decidía que «Se celebren dos ferias de ganado mensualmente en la campa denominada de Alango, señalando para su celebración los primeros y terceros domingos de cada mes, desde las dos de la tarde hasta la puesta de sol. La noticia se publicó en el diario “El Noticiero Bilbaíno”»

Durante el mes de agosto, con motivo de las fiestas locales, el horario de bares y tabernas se relajó, permitiendo cerrar a estos establecimientos a las once de la noche.

El contrabando de vinos, licores y aguardientes iba en aumento, y dañaba a las mermadas arcas municipales, por lo que a mediados de agosto de 1881, el consistorio decidía: «Con el fin de perseguir por todos los medios, el contrabando de vinos, licores y aguardientes sujetos al pago de derechos, autoriza a todos los vecinos para que puedan vigilar y aprehender todos los artículos que se pretenda introducir fraudulentamente en este Pueblo, abonando al aprehensor la mitad del genero capturado, abonando igual cantidad a los denunciantes»

Las relaciones entre la iglesia, a las que dedicaban importantes ayudas económicas, y el Ayuntamiento no parecían transcurrir con fluidez, ya que en esos días el consistorio señalaba al párroco de San Nicolás: “...«El desagrado con que se vio que el día 11 del actual, que antes de colocarse el Ayuntamiento en su banco de dicha iglesia, había empezado la celebración de la misa mayor, además de la falta de cortesía del subordinado y los monaguillos, que al cantarse el Evangelio se sentaron de espaldas al banco que ocupaba el Ayuntamiento»...” Por lo que decidieron: “...«Encararse con el cura de la parroquia de San Nicolás, encargando a los Sres Ansoleaga e Inchaurtieta que arreglaran el asunto de los bancos y algunos otros negocios relacionados con la Iglesia»...”


El 23 de agosto de 1881 se celebraron las regatas internacionales de vela en el Abra. La competición era para embarcaciones de menos de once metros de eslora y también para botes de cuatro remos y un timonel. Se desarrollaron en la desembocadura de la ria. El gentío en Las Arenas era incalculable, decía la prensa, solamente de Bilbao se trasladaron miles de personas a Las Arenas, en tranvía, coches de plaza y particulares.

Los intentos de ahorrar en impuestos llegaban a personas de toda condición, tal era el caso del administrador de las casetas de baños de la afamada Galería de “Baños de Mar Bilbaínos” D. Enrique Gómez y Riera, que en agosto de 1881, solicitaba se le eximiera del pago de 10 céntimos que venía abonando al consistorio. Petición que obviamente fue desestimada por el pleno del Ayuntamiento.

Comenzaba septiembre de 1881 con obras en uno de los lugares más alejados de la población, en la zona de Baserri, en Larrañazubi. El puente de dicho barrio se encontraba en una situación calamitosa, por lo que el consistorio decidió rehacerlo para que los vecinos pudieran acceder al resto de los barrios del municipio sin dificultad.

El vino era uno de los artículos que parece eran más demandados en el pueblo, ya que los decomisos por introducirlo de forma ilegal para evitar impuestos, así lo acreditaban en esas fechas. Unas veces era un pellejo de vino blanco que trató de introducir en Las Arenas el vecino de Bilbao D. Francisco Maguregui, en un vagón: “...«el pellejo llegó en un vagón, sin rellenar las formalidades debidas, y además nadie se hizo cargo del mismo»...” Otras se trataba de cántaras de vino de Mudela que el vecino de Las Arenas D. Marcos Zamacona trató de pasar y solicitaba: “...«se le devuelvan 13 cántaras de vino que le han sido decomisadas»...” Las retenciones también afectaban a los aguardientes; en este caso a los introducidos por dos vecinos de Getxo Dña. Julia de Cortina Oriosolo y D. Ramón de Basagoiti, aunque no parece que dicha bebida tuviera mucha graduación para ser considerada aguardiente, ya que tan solo tenían 16º y 16,5º.

Los cerdos y su matanza era otra de las cosas que, por salubridad y ornato público, preocupaba a los representantes de los vecinos de Getxo. Pero a decir de las actas del 7 se de septiembre de 1881, sobre todo lo hacía en Algorta: “...«Se da cuenta de una comunicación de la Junta de Sanidad de esta localidad, se ordena a los dueños de los cortijos de cerdos, que trasladen las puertas de dichos cortijos, a parajes que no den a la vía pública, en seguida de que sean matados los cerdos. Esta orden solamente será aplicable a los cortijos situados en las calles San Nicolás, cuesta de San Ignacio, Tánger (hoy Ribera), Puerto, Calleja, Arechondo, Peligro, Tetuán (hoy Avda. Basagoiti) y Carretera; sin que el municipio crea necesario extender esta orden al resto del Pueblo»...” Incluso se pasó por las casas anunciando aquella orden, que parece que situaba la cría de cochinos y la falta de ornato, solamente en ése área de Algorta.

A veces, la forma de pedir a las altas instancias de la administración no carecía de ingenio. En septiembre de ese mismo año, el consistorio solicitaba fuera instalado un estanco en la Venta del Ángel de Getxo (Andra Mari): “...«la barriada de Santa María de Guecho de esta Anteiglesia, que consta de 150 vecinos por lo menos, carece de un estanco, teniendo que concurrir sus vecinos al barrio de Algorta, situado a 1,5 kilómetros por lo menos, por lo que se hace indispensable establecer un estanco en dicho barrio. Porque además de ser beneficioso a los vecinos, redundará en buena tajada para el Estado, porque cuanto mas cómoda sea la compra del genero que en el se expende, tanto mayor será el consumo»...” Esa petición iba dirigida al Jefe de la Administración Económica del Estado.


Las procesiones y su transcurrir, a veces causaban algunas discrepancias entre vecinos, presbíteros y Ayuntamiento. La de la llamada “Procesión del Rosario” que se estableció en Algorta, en la iglesia de San Nicolás, por primera vez en 1880, causaba algún malestar por su recorrido, mientras que el cura de San Nicolas solicitaba: “...«El próximo día 2 de octubre se celebra la procesión de la Santísima Virgen con procesión y rosario por los lugares que viene siendo costumbre»...” El consistorio respondía: “...«Con el fin plausible de evitar en el vecindario toda desavenencia que conmotivo de la carrera, que recorrerá la procesión pudiera ocurrir, teniendo en cuenta que la misma se estableció por primera vez en 1880, y que se dirigía saliendo de la Iglesia de San Nicolás, Altamira, siguiendo por la calle San Nicolás a la de Arechondo, y volviendo por esta hacía la Iglesia. Que en el presente año transcurra saliendo desde la Iglesia, por la calle Tetuán hasta un punto próximo al nuevo Casino, donde dando la vuelta por la carretera vuelva a la expresada Iglesia, y que en los próximos años, mientras no se establezca otra procesión, además de las tres que están en uso, alterne cada año la procesión del rosario por ambos recorridos que quedan demarcados»…” La procesión transcurrió por el recorrido indicado por el consistorio la tarde del domingo 2 de octubre de 1881 con asistencia del Alcalde D. Manuel de Zalduondo.

En la próxima entrada veremos cómo un grupo importante de vecinos se unía en torno a la reivindicación de que se construyera el camino que enlazaba San Martín con la carretera provincial que iba hasta Urduliz; y cómo se recepcionaban las obras de la nueva Casa Consistorial de San Nikolás.

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO19 EN GETXO -XXVII-

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En la anterior entrada veíamos cómo el contrabando de vinos, licores y aguardiente iba en aumento y dañaba a las mermadas arcas municipales; y cómo las procesiones y su transcurrir a veces causaba algunas discrepancias entre vecinos.

En octubre de 1881, un grupo importante de vecinos, unidos en torno a la reivindicación de que se construyera el camino que enlazaba San Martín con la carretera provincial que iba hasta Urduliz, solicitaba al Ayuntamiento: “...«Se construya por el Ayuntamiento el trozo de carretera desde el punto llamado San Martín al Ángel, pero que antes la Diputación lo haga desde Urduliz al punto llamado el Ángel»...” El ayuntamiento añadía: “...«Haciendo saber los derechos que sobre esta carretera asisten a este Pueblo, teniendo siempre presentes los grandes sacrificios que se han hecho para construir a costa de este Ayuntamiento la carretera existente, desde el referido punto de San Martín hasta empalmar con la del Gobierno en el Muelle de Las Arenas»...” Consultaron con tres abogados para garantizar que la decisión que iban a tomar, en su día beneficiara al municipio.

El 13 de octubre de 1881, el Ayuntamiento, previa aceptación del Gobernador Provincial, recepcionaba las obras de la nueva Casa Consistorial de san Nicolás: “…«Acto continuo pasó el Ayuntamiento con la asistencia del secretario municipal a la nueva Casa Consistorial, y una vez instalado en la misma, certificó que la misma se halla de acuerdo a los planos y condiciones, y puede este Ayuntamiento recibirla con las formalidades debidas. A continuación indicó el Alcalde que la mesa colocada en el Salón Mayor, pasara al lado opuesto del mismo, y que se separara del resto con un enverjado o barandillado de madera, por delante del local de la presidencia. Así mismo acordaron que mientras el Ayuntamiento no disponga de otra cosa, queden independientes esta nueva Casa Consistorial y el Juzgado, destinándose el antiguo salón de sesiones a oficinas de dicho Juzgado»...”

Los haberes de la Fundación Cortina, que habían sido depositados en cien obligaciones de primera serie del ferrocarril de Tudela a Bilbao, depositadas en el Banco Bilbao, y que fueron depositadas por Dña. Rogelia de Cortina y D. Luciano de Alday el día 24 de marzo de 1879, habían vencido a primeros de aquel mes, y fueron depositadas en el Banco, autorizaba el Ayuntamiento retirar los intereses de las mismas, para atender las necesidades de la Escuela de Niñas Pobres.


Era mediados de octubre y el alumbrado público volvía a primera línea de las necesidades municipales. La persona que se iba a hacer cargo del mismo era D. Saturnino Cruz de Azcorra. El Ayuntamiento convino con dicho rematante lo siguiente: “...«desde el día de mañana 14 de octubre de 1881: El combustible o esencia mineral para el alumbrado, que tiene en existencia el Ayuntamiento, será tomado por el rematante, y será abonado cuando reciba el importe del primer trimestre, debiendo poner una fianza del 5%»...” Pero el fuerte viento de aquel otoño, en la noche del 20 de octubre, acabaría dejando todos los cristales de la farolas rotos, parecía que hubiera pasado una banda de jovenzuelos alborotada.

Finalizaba octubre de 1881. Una nueva amenaza en forma de enfermedad se cernía sobre nuestros vecinos, la temida Viruela. El consistorio, con el fin de cortar su propagación por nuestro Pueblo, tomaba medidas, iniciando una campaña de vacunación para niños y de revacunación para mayores. La vacuna la trajo desde Bilbao D. Antonio San Martín.

Era noviembre de 1881 cuando se le concedía al Cartero, que administraba la valija municipal, el permiso para abrir la valija en el salón del Casino Algorteño: “...«Como lugar muchísimo más decente y seguro que el que antes se abría»...” Solo que surgió un pequeño problema, el cartero oficial cayó enfermo y le suplió el peatón D. Antonio San Martín: “...«quien desde el primer día comenzó a abrir la valija en su propia casa»...” Cosa que a decir de lo descrito en las actas municipales:“...«causó un gran malestar entre algunos sectores del vecindario, por lo impropio que es el que la valija sea abierta en la casa del referido peatón»...” El primer teniente de Alcalde había preguntado al cartero suplente que:“...«¿Con quién había contado para tomar tal determinación?, a lo que el referido peatón contestó de una manera impropia diciendo que ¡continuaría abriéndola en su propia casa!»...” El primer teniente de Alcalde, puesto que iba a otros asuntos del municipio a la Capital, aprovechó para informar de esta circunstancia al Administrador de Correos Provincial, quien dio orden de que dicha correspondencia, desde aquel mismo día, se abriera en el Salón del Casino. La función del correo peatón era la de recoger y llevar la valija a los vecinos, llevándola a pie hasta Bilbao. Pocos años más tarde, en 1884, una carta remitida desde Algorta al “Noticiero Bilbaino” decía:“...«que debe emplear en el trayecto de cuatro a cinco horas (se entiende, a pie)»...” Un poco más tarde, en 1886, la pieza del salón del Casino Algorteño, actual bar, tomaba forma gracias a alguna sugerencia de D. Vicente Arana, colaborador habitual de “El Noticiero Bilbaino”, que entre las recomendaciones que realizaba para el barrio de Algorta incluía el 21 de agosto de ese año: “...«trasformar en despacho de refrescos la pieza inmediata al salón de baile del Casino algorteño…, Mejorar el servicio postal entre Bilbao y Algorta»…”


El 7 de diciembre de 1881 se solicitaba autorización para instalar un horno de pan en la casa Tatoena de Algorta.

A mediados de noviembre de 1881 el fraude y la introducción fraudulenta de bebidas espiritosas eran causa de la intervención municipal. Tanto que fueron la causa de la destitución de uno de los vigilantes municipales: “...«Por haber colaborado en la introducción fraudulenta de media pipa de caña, y nombrando un nuevo vigilante D. Francisco Lapresa, a quien se le aumentaron hasta 10 reales el sueldo»...”

A mediados de diciembre de 1881, parece que el tema del fraude en el pago de impuestos de bebidas era alarmante, a decir de la decisión que tomaron el día 22 de dicho mes: “...«la compra de dos revólveres para proveer de ellos a dos vigilantes, para que no se haga fraude a los fondos municipales, con la introducción de vinos y aguardientes, sin pago de los derechos correspondientes»…” Los revólveres fueron comprados en el establecimiento bilbaíno de D. Bonifacio Galdasoro. Se pagó por ellos 172 reales.

Cuando ya estaba a punto de finalizar el año, el 24 de diciembre de 1881, siguiendo la tónica de los meses pasados, y quizá con motivo de las fechas navideñas, la introducción fraudulenta por la noche, lo que dificultaba su localización, de bebidas como el vino, era un goteo constante. Esto preocupaba a nuestros ediles, ya que quienes cometían aquellos actos dificultaban lo que verdaderamente preocupaba a nuestros mandatarios, el cobro de los impuestos municipales.

Y aunque ya quedaba lejos la última guerra, que había terminado el 29 de febrero de 1876, las demandas de pagos de suministros de guerra seguían llegando: “...«Una carta de D. Baldomero Burreros, vecino de Madrid, referente a suministros hechos a las tropas del Gobierno por este municipio, durante la última guerra»...” No se supo si algunas de aquellas demandas respondían a suministros realizados, o formaban parte de la picaresca de algunos de los que se beneficiaron de aquellos hechos bélicos. Pero lo que si se sabe es que nuestro municipio contestó: “...«que ninguna razón ni datos se encuentra en las oficinas de la Comisaría de Guerra, de la Diputación de esta Provincia, sobre dichos suministros, por lo que no procede dicho pago»...”

La seguridad de nuestros prácticos volvía a estar en la palestra, y se recordaba las disposiciones contenidas en el Boletín Oficial de la Provincia, que exigían la utilización de chalecos salvavidas, a quienes se dedicaban a la actividad del practicaje.

En la próxima entrada veremos cómo se exigía a los médicos y farmacéuticos, que se hicieran cargo de la atención de las familias pobres; y cómo algunas obras del municipio iban concluyendo, entre ellas el Puente de Larrañazubi.

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